Después de varios años de cambio gradual, la Vuelta a España vuelve a suscitar gran interés dentro del mundo del ciclismo e incluso para el gran público.
A mediados de la década pasada, la Vuelta a España tocó fondo. La carrera no sólo estaba instalada en la más profunda endogamia (en la edición de 2004, sólo dos de los veinticinco primeros de la general final no eran españoles), sino que también acusaba graves problemas de dopaje como los que llevaron a la descalificación de Roberto Heras en 2005 habiendo sido ganador de la carrera y unos recorridos que no ayudaban al espectáculo deportivo. El resultado era el desinterés. Pudiera ser culpa de la tesitura general de un ciclismo que vivía a la sombra de Lance Armstrong, siendo todos los eventos que no contaban con el tejano una especie de segundos platos. Pero también sucedía que la gran ronda española, en pleno declive de los Franco y Sáenz de Trápaga y con Cordero ejerciendo de director general, no llegaba a proponer novedades llamativas, ni acciones para aumentar su prestigio. Estaba sumida en un círculo vicioso de mediocridad.
Tras la anodina edición de 2007, donde el aplastante dominio de Menchov se cimentó en un recorrido desastroso cuya clímax llegó en una crono en la autovía de Zaragoza, Unipublic (organizadora de la Vuelta) cambió de manos y pasó a ser propiedad del Grupo Antena 3 y, más adelante, ASO (propietaria del Tour de Francia).
Tres años después, por fortuna, la suerte de la prueba ha cambiado su signo poco a poco. La participación de las últimas ediciones ha tenido poco que ver con la de las precedentes, a veces por sucesos puntuales como sucediera con Contador y Valverde en sus respectivas Vueltas victoriosas. El recorrido, por su parte, también ha mejorado sensiblemente; se tienden a las emboscadas, a la distribución adecuada de la dureza para no dejar ristras de etapas a mitad o final de la carrera huérfanas de aliciente. Se podría decir que las últimas ediciones han sido el amanecer de la Vuelta, las del retorno de la ronda española al primer plano del ciclismo mundial y el panorama mediático nacional.
Un recorrido condicionado por la televisión
Entrando ya a la materia deportiva, la realidad es que el recorrido de la Vuelta 2010 es mejorable. Falta contrarreloj y dureza en la parte media de las etapas para castigar las piernas de los ciclistas, y eso es algo que quizá se haya visto condicionado por las retransmisiones televisivas. En primer lugar, las cronos no suelen ser plato de buen gusto para el público, que prefiere ver una carrera entre varios corredores antes que una lucha por el mejor tiempo. Y, en segundo, la cicatería mutua del Grupo Antena 3 y RTVE ha llevado a que la televisión pública recorte los medios destinados a la Vuelta (este año Carlos de Andrés y Perico Delgado retransmitirán desde el estudio) y conecte a partir de las cuatro de la tarde con la carrera, una circunstancia que aconseja a Unipublic que las cosas sucedan en la parte final de las etapas.
Las etapas montañosas de la gran ronda española este año, pues, tienden a concentrar sus puntos candentes en su parte final. Se tiende al unipuertismo, con jornadas que acaban directamente en alto sin ninguna dificultad previa reseñable. Es el caso de las llegadas de Pal (11ª etapa), Lagos de Covadonga (15ª) o el novedoso Peña Cabarga (14ª), que se afronta por primera vez en la Vuelta y promete emoción. Distintos serán los parciales de los también inéditos Cotobello (16ª) y Bola del Mundo (20ª), que tendrán antes pasos por San Lorenzo y Cobertoria en el caso de la cima asturiana y por Navacerrada (puerto matriz de la Bola) en el caso de la madrileña. La disciplina de la contrarreloj quedará liquidada con una CRE nocturna de 13km el primer día en Sevilla y una CRI de 46 km en Peñafiel a cuatro días del final. Poco…
De cualquier manera, hay muchas otras etapas interesantes en el recorrido de esta Vuelta, con emboscadas clásicas como la Cresta de Gallo (6ª etapa), Xorret de Catí (8ª) o Toledo (19ª) y otras novedosas como el puerto del León (3ª etapa), Valdepeñas (4ª), Alcoy (9ª) o, sobre todo, el Rat Penat de la décima etapa. Este santuario cicloturista, el Murciélago en catalán, es un puerto de primera categoría de unos cinco kilómetros, casi el 10% de pendiente y picos del 23% que los ciclistas deberán franquear camino de Vilanova i la Geltrú. Aunque se corona a unos treinta kilómetros de meta, después habrá un terreno incómodo que hará complicado que el pelotón vuelva a compactarse.
La participación nacional, buena aunque falten los mejores
Por lo que respecta al plantel de corredores presente en la salida de Sevilla, será muy bueno aunque estará algo opacado por la ausencia de las grandes estrellas nacionales Alejandro Valverde (vigente campeón, sancionado por dopaje), Samuel Sánchez y Alberto Contador. El caso de los dos últimos es llamativo, por cuanto han dado carpetazo a su temporada con sólo 58 y 51 días de competición respectivamente. La media en los ciclistas ProTour suele andar en torno a los 70, lo cual evidencia un cierto desinterés de asturiano y madrileño por la gran ronda española.
Sí estarán, en cambio, los otros cuatro estandartes que tiene en este momento el ciclismo nacional: Joaquín Rodríguez, Carlos Sastre, Luis León Sánchez y Óscar Freire. Los dos últimos han anunciado que correrán para preparar el Mundial, luchar por etapas y ayudar sus compañeros; Rodríguez y Sastre, en cambio, si vienen buscando algo más. El catalán de Katusha quiere confirmar que lo del Tour no fue flor de un día y codearse de nuevo con la élite en la clasificación general. El abulense, por su parte, llega a la Vuelta deseoso de revancha tras un Tour no demasiado satisfactorio ni en la carretera ni en el hotel; aquí estará acompañado por su guardia pretoriana (Florencio, Pujol, Cuesta, el outsider Tondo) y aspira al máximo posible.
En cuanto a los otros españoles en liza por la general, cabe destacar al dúo presentado por Euskaltel: Beñat Intxausti e Igor Antón. Si bien ambos llegan en buena forma y tienen cualidades similares, Igor Galdeano ha aclarado que el zornotzarra estará supeditado a Antón, que buscará consumar en 2010 lo que apuntó en 2008, cuando una caída le impidió estar en el podio de una Vuelta donde parecía el más fuerte en montaña. Caisse d’Épargne, por su parte, llega con la tranquilidad de su acuerdo de patrocinio con Movistar y varias apuestas posibles para luchar por el podio. Rubén Plaza realizó un gran Tour y ya fue quinto en la gran ronda española; David Arroyo, segundo en el Giro, está fresco y bien preparado pero ha confesado que la falta de dureza del recorrido no le viene bien. Y luego están el italiano Brusheghin, antiguo seguro de vida que lleva una mala racha, y el colombiano Urán, este año algo por debajo de sus expectativas pero excelente escalador y contrarrelojista.
El resto de opciones nacionales para la general de la Vuelta pasan mayormente por el ciclista de Xacobeo Ezequiel Mosquera, que llega en buena forma y espera asaltar de una vez el podio o, al menos, conseguir una victoria de etapa. Andalucía – Cajasur, por su parte, espera colar a Javi Moreno o Gómez Marchante en el ‘top ten’.
Varios extranjeros en disposición de llevarse el maillot rojo
Si buena es la participación nacional, no lo es menos la foránea. A los habituales esprinters y clasicómanos preparando el Mundial (Farrar, Petacchi, Cavendish, Bennati, Hushovd, Cancellara, Gilbert) se han sumado en esta edición de la Vuelta varios candidatos serios por la victoria de la general. Ya han pasado esos tiempos donde los corredores extranjeros miraban la Vuelta de reojo…
El primer foráneo a tener en cuenta es, por derecho propio, Denis Menchov. El corredor de Rabobank siempre ha tenido un especial cariño por la ronda española, la ha disputado varias veces y tiene dos en su palmarés (2005 por descalificación de Heras y 2007). Su fortaleza radica en su enorme solidez, mostrada este mismo verano con su podio en el Tour; su hándicap, que no tendrá presión al haber justificado ya esta temporada y asegurado la siguiente y eso puede generar dentro del ruso una relajación contraproducente.
Otro gran candidato será Vincenzo Nibali. ‘Lo Squalo’ es en este momento el mejor vueltómano de Italia. Se colocó tercero en el pasado Giro a pesar de no haberlo preparado y ser incluido a última hora por los problemas de Franco Pellizotti con el pasaporte biológico. Llega, además, en una gran condición física como refrendó en las semiclásicas italianas de agosto. A su lado tendrá al siempre potente equipo Liquigas, con un enorme bloque de gregarios encabezado por el checo Roman Kreuziger.
La terna de grandes favoritos extranjeros para la obtención del maillot rojo se cierra con Frank Schleck. El mayor de los hermanos luxemburgueses buscará resarcirse en carreteras españolas de lo acaecido este julio en las francesas, cuando una caída en el pavé le apartó de un Tour al que llegaba en plenitud de condiciones. En principio, vendrá a esta Vuelta para implicarse, al contrario de lo que sucediera con su hermano Andy y él el año pasado, cuando su presencia fue testimonial. El propio Andy tomará también la salida en Sevilla, pero parece que se limitará a apoyar a su hermano, prescindiendo de cualquier objetivo individual.
La lista de foráneos que podrían pelear por la general se completa con Andrei Kasheckin, kazajo enrolado en Lampre que fuera tercero en la Vuelta de 2006 antes de ser sancionado por dopaje; Vladimir Karpets, ruso de Katusha que cada vez parece más desengañado respecto de las vueltas de tres semanas y decidido a centrarse en las de una; el ex biker Jean Christophe Peraud, que se perdió el Tour por una infección y viene a por todas a la Vuelta; más el sueco Lövkist, el irlandés Roche y el francés Moncoutié para los triunfos parciales. Como posible sorpresa, mencionar al kazajo de Astaná Andrei Zeits, joven de gran talento que ya fuera 34º en el Giro de su debut (2009) con sólo 22 años y llega a la gran ronda española con el encargo de mostrarse en el alto nivel.
Ése es el planteamiento de una Vuelta ilusionante, esperada y que podría dar un gran espectáculo siguiendo la corriente de una temporada donde el ciclismo está volviendo a ser grande y deparar grandes y polémicas competiciones. La Vuelta 2010, aunque empezará de noche, podría representar un amanecer para el ciclismo español y mundial.