El pavés es, para una parte significativa del mundo del ciclismo, el terreno más espectacular para el deporte de la bicicleta. Resulta un poco aventurado afirmar esto, aunque sí podríamos asegurar que se trata de la especialidad más emotiva. La tremenda instantánea del corredor que embarrado hasta las cejas cruza la línea de meta del velódromo de Roubaix al límite de la extenuación es indudablemente más emocionante que la ligereza transmitida por el escalador puro bailando sobre cuestas del diez por ciento o la perfecta frialdad del contrarrelojista que se acopla en su ‘cabra’ y despliega su potencia mientras ofrece la mínima resistencia al viento.

En el adoquín, estas sensaciones se diluyen: no hay lugar para la ligereza, la potencia o la aerodinámica. En el adoquín sólo hay lugar para el sufrimiento, para el rostro desencajado y sucio, para las caídas injustas que arruinan grandes exhibiciones y para las diferencias brutales en terreno completamente llano. Y, si hay mal tiempo… si hay mal tiempo todo se amplifica, el deporte pasa a un segundo plano porque su lugar preminente lo toma la épica. La dificultad añadida casi imposibilitan la táctica y la técnica: sólo quedan la fuerza y el dolor de piernas… sólo queda ejercer de héroes…
Para muchos aficionados y corredores la temporada inicia el sábado de la última semana de febrero. Este día acoge la Omloop Het Vok, ahora llamada Omloop Het Nieuwsblad tras asimilar al tabloide Het Volk su compañero de conglomerado mediático Het Nieuwsblad: es la primera carrera de pavés del año.
Se alza el telón de la temporada de piedras y, en esta ocasión, el teatro ciclista no tiene guión. No existe un rival a batir que sea temido unánimemente, aunque los resultados del año pasado postulan al bloque de Quick Step como tal. No en vano, la escuadra belga cuenta con los ganadores de los dos Monumentos de pavés de 2009: Stijn Devolder, que se hizo con su segundo Tour de Flandes consecutivo y va en busca del tercero; y Tom Boonen, que en Roubaix se anotó también su segunda victoria seguida. Tras ellos, un segundo espada temible como Sylvain Chavanel y un grupo de gregarios capaces de lo mejor como Kevin Hulsmans, Kevin Van Impe, Wouter Weylandt o el español Carlos Barredo.
Frente a ellos, dudas. Tales como saber si Fabian Cancellara llegará en buenas condiciones a estas carreras, en contrapartida al lamentable estado de forma mostrado por la locomotora suiza el año pasado. Ver qué tal se desenvuelve el sensacional Boasson Hagen en el pavés donde ya ganó Gante – Wegelvem, si tomará los galones de líder en Sky o se los cederá al experimentado Juan Antonio Flecha, que quizá se encuentre ante una de sus últimas temporadas para optar a la victoria en Roubaix. Calibrar cuál es el potencial real de BMC, cuya cuarteta con el ex campeón mundial Ballan, Hincapie, Burghardt y Kroon puede ser el azote del resto de candidatos a todo. Y lo mismo podríamos decir de Cervélo, que en la pasada campaña tuvo un papel destacado con Thor Hushovd y Heinrich Haussler con el único remate del triunfo del noruego en la propia Het Nieuwsblad. Será interesante ver también la labor del inconsistente Maaskant con Van Summeren a su lado en Garmin, lo acertado o no de la fe ciega de Bjarne Riis en Matti Breschel, la necesaria redención del Omega Pharma – Lotto de Gilbert y Hoste tras sus desafortunadas actuaciones de 2009, si Pozzato conseguirá al fin el Monumento de pavés que su calidad merece…
Muchas, muchísimas preguntas. Muchísima emoción en este período de un curso ciclista 2010 que se presume incierto y sorprendente en general. Una parte de estas incertidumbres, sorpresas y preguntas… las determinarán y responderán las piedras en estos dos meses de ciclismo. Épico ciclismo…
Foto: Cyclingnews