Goss triunfa en una San Remo de las largas

Milán – San Remo siempre está rodeada de un halo especial. Es el primer plato ciclista de la temporada: lo anterior, enero, febrero, medio marzo, son meros entremeses a la espera del suculento Poggio, una subida que junto a su bajada culminada en el Lungomare Italo Calvino configura cada año quince minutos a guardar en la videoteca del buen aficionado al ciclismo.
Los quince minutos en los cuales suelen decidirse las ocho horas de Milán – San Remo fueron, por una vez, insuficientes para resumir todos los momentos para la historia que nos brindó esta 102ª edición de Milán – San Remo, probablemente la mejor de lo que llevamos de siglo. Se ha dejado sentir que el ciclismo actual no es tan unidireccional como en la pasada década; está lleno de alternativas por cuanto la máxima de “los mejores equipos en las mejores carreras” ya no es lo excepcional sino lo habitual. Buena muestra de ello es esta San Remo donde cada uno de los ocho corredores que se jugaron el triunfo pertencen a una escuadra distinta.
Contrariamente a lo acostumbrado en la Classiccisma, la carrera de verdad inició a casi cien kilómetros de meta; la fuga lejana no murió al pie de la Cipressa, sino recién terminado el descenso de Le Manié, la segunda subida de mayor entidad de la carrera tras el Turchino. Y no fue tanto por la dureza intrínseca del repecho, sino por las circunstancias que lo rodearon: una montonera en su inicio detuvo a medio pelotón, incluyendo al favorito Thor Hushovd, y un asfalto húmedo en el descenso eliminó a Freire y el equipo Rabobank al completo, que como ya conté en la previa está pagando ciertos problemas con las cubiertas de sus ruedas.
La carrera estaba ya servida: esta Milán – San Remo iba a ser de las largas. La cincuentena de hombres que había quedado por delante distanció al resto propulsada por el colmillo Leopard Trek de Cancellara y Bennati. Tomaron el relevo Omega Pharma (Gilbert, Greipel), Katusha (Pozzatto) y BMC (Ballan) para desesperación del conglomerado de escuadras que buscaba la fusión del pelotón.
La distancia entre ambos grupos se mantuvo entre uno y dos minutos hasta el pie de la Cipressa, momento en el cual el pelotón trasero fue dinamitado por un Scarponi superlativo, probablemente el hombre más fuerte del día. Impresionó el momento en el cual el corredor de Lampre encendía la mecha y sacaba de punto progresivamente a quienes viajaban a su rueda, impotentes ante una ‘grinta’ que llevaba al blu-fucsia a trazar las curvas de la subida como si de un descenso se tratara. Finalmente, Scarponi culminó su exhibición el llano previo al Poggio, reintegrándose en un grupo delantero cuyos componentes saludaron su machada con admiración.
El segundo ataque para el recuerdo del día llegó en pleno Poggio. Cuatro corredores se habían marchado por delante y tomado medio minuto de ventaja ante el pasmo general de unos favoritos indecisos: Van Avermaet (BMC), O’Grady (Leopard), Chainel y Offredo (FDJ). Vincenzo Nibali decidió tomar cartas en el asunto, en principio buscando ayudar a su coequipier Peter Sagan; dio un primer tirón y cesó al no encontrar a su rueda al eslovaco. Después vino un segundo demarraje; éste no se interrumpió hasta coronada la subida. Nibali, en una demostración de clase, rebasó a todos los fugados excepto a un Van Avermaet crecido que encaró la bajada hacia San Remo con quince segundos sobre ‘lo Squalo’ y un grupo de favoritos en el cual Cancellara, encendido, tomó la responsabilidad.
En apenas un par de kilómetros, el belga vio finalizada su aventura. Apenas restaban tres mil metros, de inclinación favorable, y ocho superclases cuyas escuadras habían trabajado todo el día en espera de este momento histórico. Ballan, Cancellara, Gilbert, Goss, Nibali, el valiente Offredo, Pozzatto y el inconmensurable Scarponi. Los estacazos se sucedieron: cada ataque fue neutralizado y respondido en tres minutos de ciclismo ofensivo, sin horizonte más allá del Lungomare.
A 300 metros de meta Scarponi probó buscando la sorpresa, pero halló rápidamente la respuesta de un Gilbert cuya táctica era similar, Goss y Cancellara. En un esprint de pura fuerza, con todos abiertos cara al aire a falta de casi 150 metros, el australiano de HTC se llevó el gato al agua. Esta mañana había tuiteado su desayuno: “Pasta, cereales y un poco de café… ¡Espero que me lleven a la meta!”. En realidad, lo han llevado directamente a la historia y le han asegurado un puesto como líder del futuro GreenEdge. Es la justa recompensa por ganar una San Remo de las largas, que va a durar lo que duran las leyendas.
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Taylor Phinney, la gran promesa americana

Pedigrí es la mejor palabra para definir a Taylor Phinney (1990, Colorado). Nació en el seno de una familia ciclista, hijo de dos ex corredores, Davis Phinney y Connie Carpenter, ambos medallistas olímpicos. El chico sólo podía ser ciclista, claro. Y sólo podía ser bueno, siendo ahora mismo la mayor promesa del ciclismo estadounidense.
Taylor causó sensación en los Juegos Olímipicos de Pekín 2008, donde se colocó séptimo en la prueba de persecución en pista con sólo dieciocho primaveras; en los Mundiales del año siguiente directamente ganó. Un talento descomunal alcanzado gracias, en primer lugar, a un talento natural excepcional; y, en segundo, a la dedicación de su padre Davis Phinney, que se volcó en la formación de su hijo y, por cierto, sufre ahora de un temprano párkinson con sólo cincuenta años de edad.

A pesar de lo prolífico de su carrera en los velódromos, no sólo de pista ha vivido Taylor. El chico de Colorado también ha exhibido su magnífica planta (1’93 metros) en el ciclismo en ruta, con idénticos y deslumbrantes resultados como la París-Roubaix sub23 ó la impresionante colecta de cuatro etapas (de siete posibles) y la general final del Olympia’s Tour holandés, una de las pruebas más prestigiosas del calendario .2. Más recientemente, Phinney se llevó el prólogo del Tour del Porvenir, gran objetivo de su temporada en el cual tuvo que claudicar a causa de una tremenda caída. Y, sobre todo, consiguió el entorchado de campeón de su país contra el reloj, derrotando por trece centésimas al consagradísimo Levi Leipheimer. Un éxito asombroso que no hace sino subir las expectativas en torno a él.
Ya antes levantó muchísima expectación su debut como stagiaire este agosto en el RadioShack de Lance Armstrong. Tras año y medio desarrollándose en el prodigioso filial continental de éste, Trek – Livestrong, había curiosidad por ver a Taylor compitiendo en el máximo nivel. Sólo tuvo una carrera para ello, la Vuelta a Dinamarca, y su actuación fue anónima.
Durante unas semanas, Phinney ha sido motivo de controversia. El motivo: su futuro. No quedaba claro hacia dónde se orientaba. La lógica dictaba que ficharía por RadioShack, que le había albergado en su estructura durante dos campañas e incluso ofrecido un ensayo del máximo nivel como stagiaire. Pero esa lógica, digamos, primitiva, no funciona demasiado con Taylor, que ya rompiera su acuerdo (que no contrato) con el filial amateur de Garmin para unirse al a priori más poderoso Trek – Livestrong. Las opciones se abrían, más aún cuando en los mentideros se supo que su relación con Lance Armstrong, teórico padrino, apenas existía.
El ciclista de Colorado acabó por rechazar al mayor equipo de su país, en lo que Bruyneel calificó en su blog como “una decisión difícil”, porque no le podía ofrecer más que un año de contrato, 2011. Eso fue un factor diferencial: Phinney no quería quedarse sin equipo de nivel en 2012, año olímpico, y prefería firmar por dos campañas con algún otro de los equipos ProTour que no cesaban de proponerle jugosas ofertas a este talento, apenas un adolescente que se ha mostrado capaz de todo.
Se desató la especulación. Phinney reconoció tener ofertas de BMC y el Luxembourg Team de los Schleck y se dio por hecho que era el equipo de John Lelangue quien le había firmado su primer contrato de élite. El propio ciclista lo desmintió vía Twitter el 3 de Septiembre; veinte días después, hizo el tweet inverso para anunciar su fichaje por BMC.
Ayer por la tarde (noche en España) tuvo lugar la teleconferencia que hizo las veces de rueda de prensa de presentación de Taylor Phinney con sus nuevos colores. En ella el corredor americano reconoció que había pesado mucho en su decisión la estabilidad, los grandes campeones de quienes podría aprender (Ballan, Evans, su colega Hincapie) y la posibilidad de preparar el ómnium de los Juegos Olímpicos de 2012 con la máxima tranquilidad posible. Parece, pues, que a la mayor promesa del ciclismo estadounidense le quedan un par de campañas donde priorizará en su preparación los velódromos por encima de la ruta.
La pregunta que muchos aficionados nos hacemos es hasta dónde podrá llegar Taylor Phinney en la disciplina reina del ciclismo. Su padre ganó dos etapas en el Tour de Francia; ése es su pedigrí. Sin embargo, el jovencísimo talento afincado en Lucca parece destinado a superar a su progenitor. Como prologuista asombra, gracias a su pasado como persecucionista; como contrarrelojista de larga distancia, después de hacerse con el campeonato de su país, parece estar listo para medirse a quien sea necesario. Sus cualidades de velocista, heredadas también de la pista, están fuera de toda duda.
Pero el verdadero objetivo, para él y para la gente del mundillo norteamericano, es el asalto a las clásicas del norte. Su triunfo en la París – Roubaix sub 23 de 2009 le hace acreedor a la mayor de las glorias en ese tipo de carreras. A él le motiva correr en el Infierno del Norte, en principio para ayudar a George Hincapie; luego, para ayudar a los fanáticos del pedal norteamericanos a seguir algo más que el Tour. Oriente como oriente su carrera, está claro que el futuro del ciclismo americano está en manos de Taylor Phinney.

La Vuelta deja fuera a RadioShack

A mediodía de ayer, la organización de la Vuelta a España remitía una nota de prensa con veintidós equipos y una nota al pie informando de su decisión respecto de la lista de invitados a la gran ronda española. Y con ello se desataba la guerra dialéctica.
Las escuadras que tomarán parte en la Vuelta serán, según los deseos de Unipublic, las dieciséis que firmaron el llamado ‘Acuerdo de Londres’ hace dos años (básicamente, los ProTour de 2008 que siguen en las carreteras) y seis que son directamente invitadas por la organización: los ProTour Sky, Katusha y Garmin y los profesionales Cervélo, Andalucía – Cajasur y Xacobeo – Galicia. Una selección, según declara Javier Guillén [máximo ejecutivo de la Vuelta a España] en As llevada a cabo en base a «criterios estrictamente deportivos», que deja fuera de la carrera a la gran sensación de su pasada edición de la gran ronda española, Vacansoleil, al BMC de Cadel Evans y a uno de los indiscutibles mejores equipos del mundo, RadioShack.
Es en el seno de esta última estructura donde se ha hecho notar más el descontento y la indignación con Unipublic. La primera reacción fue de Johan Bruyneel, que en su Twitter anunció recién conocida la noticia que haría comentarios «interesantes y picantes». Más tarde, emitió un comunicado donde se mostró «no sólo sorprendido, sino perplejo. Pensé que se trataba de un error y llamé a Javier Guillén para que me diera explicaciones. Me dijo que no ofrecíamos un equipo suficientemente bueno y no me lo podía creer. Sólo con Leipheimer, Klöden, Horner y Brajkovic llevábamos a cuatro potenciales ganadores de la Vuelta. Era nuestro otro objetivo del año junto al Tour, por eso (y porque debíamos correr la Vuelta a California) no corrimos el Giro de Italia».
Si tomamos lo que dice Bruyneel como cierto, realmente la razón no está con Unipublic. Leipheimer, Klöden, Horner y Brajkovic parecen corredores de entidad suficiente como para garantizar la invitación del que, por otra parte, es el octavo equipo del mundo según el Ránking UCI y el quinto según CQ Ránking. Ahora bien, no parece que esa fuera efectivamente la alineación que RadioShack planeaba disponer en la gran ronda española.
Según algunas fuentes y declaraciones de Chechu Rubiera a Biciciclismo, ésta incluía a Janez Brajkovic, Chris Horner, Geert Steegmans y el bloque ibérico del equipo conformado por el propio Rubiera (que con la decisión de Unipublic no estará en el estreno en competición de la cima que lleva su nombre, también conocida como Coto Bello), Zubeldia, Irízar, Machado y Paulinho. Pero no por Leipheimer y Klöden, que de cumplir un calendario formado por Tour y Vuelta acabarían la temporada con 80 días de competición, una cifra a todas luces excesiva para ciclistas de 37 y 35 años respectivamente.
Así, no parece que Bruyneel las tenga todas consigo; pero lo mismo se puede decir de Javier Guillén. El valor deportivo del ‘nueve’ preseleccionado por RadioShack es enorme más allá de las ausencias de sus cabezas de cartel, empezando por el heptacampeón del Tour Lance Armstrong. No puede ser que sea el factor decisivo para esta no invitación a la Vuelta. Más bien puede que lo sea la nota al pie a la cual hacíamos referencia al principio, que establece que «Unipublic se reserva la posibilidad de modificar esta lista si circunstancias importantes así lo aconsejaran, teniendo siempre muy presentes las responsabilidades éticas de los participantes y su calidad deportiva», y la intención sea presionar a RadioShack para que mejor aún más su propuesta.
O quizá, como señala en algunos mentideros, sea un castigo al equipo americano por lo que pueda haber de cierto en las declaraciones de Landis. O por las posturas contrarias a las sostenidas por las grandes autoridades que Bruyneel y Armstrong han adoptado en asuntos de trascendencia para el futuro del ciclismo. Un ciclismo que Bruyneel afirma «estar dispuesto a hacer todo lo posible para profesionalizar» en un pequeño ataque de megalomanía.
En Vacansoleil, en cambio, la decisión de Unipublic de dejarles fuera de la Vuelta en favor de equipos de menor calidad como Garmin o cuyo desprecio por el calendario español ha sido manifiesto como Sky ha sido acogida con resignación. Su mánager Dan Luijkx ha declarado que «es lamentable que no podamos hacer ninguna gran vuelta en 2010 después de lo bien y rápido que anduvo todo en 2009… Esperamos que estas peleas entre organizadores y equipos se acaben cuando llegue el nuevo sistema en 2011. Estamos tristes, pero tenemos que centrarnos en las muchas citas grandes que nos quedan en estos meses». Evita así las polémicas el gerente del conjunto holandés, que revolucionó varias veces la gran ronda española el año pasado con su actitud combativa, y se pone en manos del sistema de invitaciones previsto para la próxima campaña, basado en méritos deportivos y no en económicos o, directamente, subjetivos.
El tercer agraviado significativo por la no invitación a la Vuelta a España, BMC, se lo toma con aún mayor filosofía y, sobre todo, con realismo. Y es que no posee plantilla ni estructura suficiente para afrontar las tres grandes rondas esta temporada, hecho que se hubiera consumado de haber estado presentes en la salida de Sevilla. «Nuestros planes pasaban por competir en un ‘grande’, el Giro de Italia», explica ufano el mánager Jim Ochowicz, «y eventualmente una segunda, el Tour de Francia. Pero hacer la Vuelta, en 2010, no era posible».
Por lo que respecta a los equipos a los que se ha otorgado una invitación, las reacciones de alegría han sido mucho más tibias. Andalucía, cuya viablidad depende en gran medida de estar presente en la gran ronda española, expresaba su agradecimiento a través de su jefe de filas José Ángel Gómez Marchante. Xacobeo, por su parte, afirmaba que su objetivo será mejorar en la Vuelta de 2010 lo hecho en la de 2009, para lo cual contará con el liderazgo de Ezequiel Mosquera y el respaldo de buenos elementos como David García Dapena, Gustavo César o Rodrigo García. Dave Brailsford, mánager de Sky, hablaba de un «voto de confianza de Unipublic», mientras Katusha, Garmin y Cervélo aún no han realizado ninguna declaración al respecto. Los primeros están dentro por la predilección de Javier Guillén por su líder Joaquín Rodríguez; los segundos, por Tyler Farrar; los terceros, por Carlos Sastre. Ahora bien, no se sabe si por su presencia en el ‘nueve’ de la Vuelta o por su poder fáctico…

* Agradecimiento a Daniel Sánchez por su traducción de las declaraciones de Dan Luijkx

La "ruleta holandesa" del Giro de Italia

Rara vez los tres primeros días de una gran vuelta marcan tantas diferencias. La incursión del Giro de Italia en carreteras holandesas va a ser recordada durante muchos años, como sucediera con la Vuelta a España de la pasada temporada, por dos factores. El primero, la ingente cantidad de un público, el neerlandés, ávido de ver a los mejores ciclistas del mundo compitiendo en su país algunos días más aparte de los de la Amstel Gold Race y el ENECO Tour. El segundo, las constantes caídas provocadas por lo ratonero de las carreteras elegidas por la organización. Este último hecho ha sumido al pelotón entre el caos y la indignación. No cesan de levantarse voces críticas en su seno, como las de Pablo Lastras («Estas carreteras holandesas no son las adecuadas para disputar carreras») o Bradley Wiggins («Hay demasiadas señales e isletas en la calzada»).
Pero en el tema de las caídas hay, además, un segundo punto al cual quizá no se da el relieve pertinente; es una cuestión de orden interno, casi imperceptible para el aficionado. La señala Lastras: «con la globalización del ciclismo, han llegado muchos ciclistas al pelotón sin el oficio ni el respeto necesario». El abulense viene a poner de manifiesto cómo la mundialización ha traído consigo a corredores que no llegan a foguearse adecuadamente en el calendario europeo, el de las emboscadas y las rutas traicioneras, antes de enfrentarse a las carreras de alto nivel, aquellas donde a la dificultad del trazado se le suman una gran cantidad de rivales para ganar la posición en el pelotón y una velocidad endiablada.
No es cuestión de eurocentrismo, de «racismo» ciclista. También se queja de ello un ‘aussie’ como Cadel Evans, perjudicado por las caídas hasta el punto de perder el liderato en la segunda etapa: «cuando ves a ciclistas que se estrellan en carreteras completamente rectas, te preguntas si es que no saben montar en bicicleta, si no saben concentrarse o qué». O el americano Cristian Vandevelde, que se fracturó la clavícula en el mismo parcial y comenta con resignación: «un tipo frenó delante de mí y me encontré con su rueda delantera». Espectáculos como las decenas de caídas que tuvieron lugar en la segunda etapa [aquí enlace: http://www.youtube.com/watch?v=SM2VmLZKuaY ] podrían reducirse de contar los recién llegados al calendario europeo con algo más de experiencia en las, por lo general, complicadas rutas de las carreras del Viejo Continente.
En el terreno eminentemente deportivo, estos tres días de competición del Giro de Italia en los Países Bajos han venido a confirmar la mayoría de pronósticos y generar algunas sorpresas. En la contrarreloj inaugural, la victoria de Bradley Wiggins (Sky) hizo pensar que tal vez el británico decidiera tomarse en serio la lucha por la ‘maglia rosa’, sensación disipada de inmediato con los 37 segundos y 4 minutos cedidos en las dos siguientes jornadas.
Por otra parte, Brent Bookwalter (BMC) sorprendía a propios y extraños con un segundo puesto en el prólogo que ponía en duda el pronóstico general de que Cadel Evans apenas contaría con ayuda de su equipo en esta ‘corsa rosa’. De nuevo, la realidad vino a desmentir la sensación: en la segunda etapa en línea, el australiano se vio solo durante los kilómetros decisivos, cediendo casi un minuto debido a una caída y la ausencia total de sus coequipiers. A tenor de la gran condición física exhibida por Evans en el prólogo y en su lucha contra el viento y el pelotón de esos agónicos últimos metros camino de Middelburg, quizá sea el más fuerte de los aspirantes a la victoria final… pero también el más desprotegido.
No está tan fuerte Carlos Sastre. El hombre de Cervélo no tiene golpe de pedal, apenas lleva (¡contando el Giro!) una decena de días de competición y eso se nota. El Giro es largo, sí; pero el tiempo perdido en estos primeros compases de la prueba se echará de menos (o de más) conforme avance la carrera. Ya ha cedido en total 1’40» respecto del líder Alexandre Vinokourov, una barbaridad para quien busca una buena actuación en la general.
Los más sólidos entre los candidatos a la ‘maglia rosa’ son el actual portador Alexandre Vinokourov y los Liquigas Ivan Basso y Vincenzo Nibali. Respecto del primero, se le percibe atento, siempre en cabeza del pelotón y bien acompañado por los Tiralongo, Jufré o Grivko. En su contra juega su prematuro pico de forma, alcanzado en la Lieja – Bastogne – Lieja y que previsiblemente se disipará antes de la decisiva tercera semana del Giro. En cuanto a los segundos, Basso y Nibali, las vibraciones transmitidas por ambos son inmejorables. El varesino, sólido, sólo se ha dejado los 18 segundos del prólogo. Lo ‘Squalo’, por su parte, está situado en la general a apenas 5″ del liderato, lo que habida cuenta de la fortaleza de Liquigas podría vestirlo de rosa tras la CRE de mañana miércoles. Y a partir de ahí, quién sabe. Ya ganó Contador el Giro de 2008 viniendo de la playa…
Por último, cabe reseñar las pocas conclusiones que se pueden extraer de las ‘volatas’ que han resuelto los dos parciales en línea de este Giro que no ha hecho sino empezar. Tyler Farrar se mostró imperial en la primera etapa, mientras Wouter Weylandt supo nadar y guardar la ropa de la mejor manera posible en la segunda, ejerciendo adecuadamente su condición de punta de lanza del por lo demás flojo ‘nueve’ de Quick Step para esta edición de la gran ronda italiana. La decepción ha sido, sin duda, André Greipel. ‘Hulk’ tiene sobre sus espaldas la presión de demostrar a Mark Cavendish que es igual o mejor que él, después de los desaires lanzados públicamente por el velocista británico. Ha contado con dos ocasiones en las cuales su equipo, HTC – Columbia, ha trabajado impecablemente a su favor. En ambas su lanzador Matthew Goss ha sido más fuerte que él, quedando Greipel lejos de la victoria y transmitiendo una debilidad, cuanto menos, sorprendente.

Un clásico Giro para fondistas (y II)

7 de Mayo, Arueda.com

La nómina de aspirantes al triunfo en este Giro d’Italia tiene, en general, un poco menos de caché que en años pretéritos. Esta temporada, la mayor parte de líderes del pelotón mundial han apostado por preparar a conciencia un Tour de Francia que se presiente espectacular y con una veintena de candidatos a un puesto entre los cinco primeros. En el Giro el plantel no será tan extenso, pero seguramente deparará una competencia fenomenal toda vez que la mayoría de candidatos están cortados por el mismo patrón: son escaladores y fondistas que han enfocado su planificación sobre un Giro en el cual esperan salir victoriosos de la lucha en las cimas alpinas.
De entre todos los favoritos en la lucha por la ‘maglia rosa’, el número uno es Cadel Evans. El australiano, actual campeón del mundo, deberá actuar con audacia para imponerse en un Giro en el cual seguramente será el hombre más fuerte. No sólo tendrá que superar a sus rivales en los mano a mano, sino que lidiará con el hándicap que supone la debilidad de su equipo, un BMC que seguramente quedará retratado en la CRE. A estos contras se suma la escasez de kilómetros contrarreloj; no se antoja que una crono quebrada, una cronoescalada y un prólogo sean suficientes para conseguir una ventaja que permita a Evans ceder tiempo en montaña. El australiano también deberá rendir cuando la carretera pique hacia arriba. Y, sobre todo, estar atento a las ofensivas lejanas que le plantearan los bloques más fuertes en caso de que tome la ‘maglia rosa’ que ya vistiera en su única participación en el Giro, en 2002.
Precisamente a uno de los bloques más fuertes pertenece el segundo máximo contendiente de esta edición de la ‘corsa rosa’, el redimido Ivan Basso. El varesino encabeza a un Liquigas que en este Giro intentará no repetir la tónica de su presencia en carreras grandes esta temporada, presentando la alineación de mayor nivel medio para bloquear la carrera… y no siendo capaz de rematar con un hombre de calidad diferencial. Para ello contará con Basso, que contará con gregarios de lujo como Szmyd ó un Nibali que entra en el ‘nueve’ a última hora por la baja de Franco Pellizotti, relacionado con el dopaje por el polémico pasaporte biológico de la UCI. Ojo también entre los ‘verdes’ con Robert Kiserlovski, potente escalador que llega en buen momento tras imponerse en el Giro dell’Apenino y es, según una frase lapidaria de su ex director Giuseppe Martinelli, el «futuro ganador del Giro 2011».
La gran opción española la constituye uno de los ciclistas más sólidos del pelotón mundial, Carlos Sastre. El abulense de Cervélo llega a la ‘corsa rosa’ con el aval de veinte grandes vueltas completadas a lo largo de su carrera, el triunfo en el Tour de Francia 2008… y sólo ocho días de competición en su haber, un descanso necesario tras su cargado 2009 que sin embargo le hace llegar «con dudas sobre mi estado físico» a la salida de Rotterdam. Son, sin embargo, muchos años sobre la bicicleta y mucha calidad como para descartar de inicio al abulense de Cervélo, que de inicio se conformaría con una «plaza de podio». Quizá un objetivo por debajo de sus posibilidades, toda vez que el recorrido le viene como anillo al dedo.
Mucho más polémicos que Sastre son los dos hombres que cierran el repóker de grandes aspirantes a la ‘maglia rosa’. Alexandre Vinokourov, de cuyas cavilaciones hablamos la semana pasada [aquí enlace al artículo: http://www.arueda.com/competicion/reportajes/vinokourov-contra-la-memoria-del-ciclismo.html ], llega en un gran estado de forma al Giro tras imponerse en la Lieja – Bastogne – Lieja y cuenta con un equipo decente para la ocasión, con dos buenos gregarios como Josep Jufré y Paolo Tiralongo dispuestos a dejarse la piel por su causa. Las dudas vienen suscitadas por cómo afrontará tres semanas consecutivas de competición después de casi tres años parado. Por otro lado está Bradley Wiggins, controvertido fichaje de Sky este verano, que en este Giro puede certificar que su llegada al Olimpo ciclista en el pasado Tour de Francia no fue fruto de la casualidad. La incógnita es si viene a la ‘corsa rosa’ para disputar el triunfo o sólo para sumar kilómetros de preparación de cara a la gran ronda francesa.
El recuento de contendientes por la general del Giro no se acaba aquí. Y es que, al lado de estos colosos, habrá otros hombres de proporciones más comunes pero igualmente prestos para dar batalla. Michele Scarponi lidera al siempre combativo bloque de Androni-Diquigiovanni, con un ojo puesto en el top10 y otro en aprovechar sus condiciones de ‘passista’ para echar al zurrón victorias de etapa. Otro tanto hará Stefano Garzelli defendiendo los colores de Acqua e Sapone, en su caso buscando repetir entorchado con la ‘maglia verde’ que distingue al mejor escalador. En su equipo está uno de los máximos aspirantes a dar la campanada en la general, el jovencísmo Francesco Masciarelli, que llega algo corto de forma a pesar de su victoria en febrero en el emblemático Mont Faron del Tour del Mediterráneo. Otro joven ‘outsider’ es Domenico Pozzovivo, que llega en una condición inmejorable tras ganar en otra cima emblemática como Alpe di Pampeago en el Giro del Trentino. Pozzovivo lidera a Colnago-CSF, tercera escuadra italiana invitada por RCS y coja tras la baja por problemas con la cocaína de su esprinter Mattia Gavazzi.
Punto y aparte es el equipo Lampre. Giuseppe Saroni suele acudir siempre a la ‘corsa rosa’ con un líder de garantías que le permita aspirar a las primeras posiciones de la general. En esta ocasión no será así. Su baza más sólida son las ‘volatas’ de Allesandro Petacchi, que a buen seguro conseguirá más de una victoria en llegadas masivas; sus escaladores, Damiano Cunego y Gilberto Simoni, no parecen capaces de asaltar el podio final, sito esta vez en Verona. Mientras Cunego, ganador del Giro 2004, renuncia de plano a esta posibilidad porque cree aprovechar mejor sus posibilidades luchando por triunfos parciales, ‘Gibo’ está ya bastante lejos de sus mejores días e incluso vacilaba en su determinación de correr esta edición del Giro, la última de su carrera, por considerar su estado físico insuficiente. Demasiadas dudas para asegurar que los ‘blu-fucsia’ puedan hacer algo bueno…
En cuanto a la participación española, hay más opciones para los primeros puestos en la general aparte del ya mencionado Sastre. Liderando a Omega Pharma – Lotto estará el madrileño Dani Moreno, que afronta por primera vez desde sus tiempos en Relax una gran vuelta como jefe de filas. A pesar de ser un gran corredor y decente fondista, caben dudas de si asimilará bien los largos puertos de montaña italianos. Por otra parte, el talaverano David Arroyo ya ha figurado alguna vez en el top10 de la ‘corsa rosa’ y llega a Rotterdam dispuesto a repetir. Juega en su contra el potente ‘nueve’ de su equipo, Caisse d’Épargne, con una baza casi infalible en Marzio Brusheghin (3º del Giro 2008) y una posible sorpresa positiva en el colombiano Rigoberto Urán. Si uno de estos hombres consigue rendir a gran nivel, posiblemente Arroyo se vea obligado a aparcar el liderazgo y ejercer de gregario. También tomará parte en el Giro el equipo de Matxin, Footon-Servetto, con Eros Capecchi como mejor opción de lucimiento.
Llega un año más el Giro d’Italia, que se plantea igual de espectacular e intenso como siempre, con el habitual espíritu combativo de sus participantes italianos y la presencia de grandes estrellas del pelotón mundial. El espectáculo, clásico espectáculo, está servido.

¿Por qué Evans no levanta los brazos cuando gana?

Cuando una persona tiene miedo a algo, normalmente no es capaz de dominarlo. Suele ser al revés. Es el miedo quien domina a quien lo sufre, conduciéndole a actuar como no desearía. La única manera que tiene la persona de superar ese terror que le atenaza es afrontarlo, encararlo y demostrarse a sí mismo que no tiene por qué depender a él.
Cadel Evans ha padecido miedo a perder desde su paso por el traumático T-Mobile de 2004, aquel que teniendo en plantilla a Botero, Ullrich, Klöden, Vinokourov, Savoldelli y él mismo se vio afectado por una plaga de lesiones increíble. Ese equipo no sólo fue el de los contratiempos físicos, sino también el de los complejos. Aún con las magníficas balas de que disponía en la recámara, el conjunto rosa fue incapaz de inquietar a Lance Armstrong en su camino hacia el sexto Tour consecutivo. De inicio no pudo contar con tres de sus puntales por las lesiones; su líder, Jan Ullrich, estaba acomplejado después de su derrota ante el superclase tejano en la Grande Boucle del año anterior; el segundo espada, Andreas Klöden, tenía complejo de eterna promesa; un baluarte sólido como Botero tenía complejo de inferioridad por sentirse cola de león entre tanta estrella; incluso el hasta entonces infalible Erik Zabel se veía superado por otros esprinters como McEwen ó Boonen.
T-Mobile era un equipo repleto de traumas, todos distintos y repartidos entre los distintos componentes del equipo. A Cadel Evans le tocó el miedo a perder, el miedo al ridículo en los escenarios grandes. Miedo a no dar la talla en las citas importantes, en mostrarse demasiado ansioso y caer por sus propios errores. Su estrategia para evitar todo esto fue la inacción, la mejor manera de no cometer ningún error ni ningún acierto. Siempre que pudo, Evans se mantuvo a rueda, sin intentar ofensivas que no pidiera estrictamente el guión de la carrera y consiguiendo sus victorias de relieve en las contrarrelojes, donde no le quedaba más remedio que salir de su parapeto y enfrentarse al resto de competidores uno contra uno.
La temporada pasada, después de casi tres años de rondar victorias de cierto calado sin conseguir ninguna, algo hizo ‘clic’ en el ciclista australiano. Hasta 2009, su escasa combatividad había pasado casi inadvertida en el marco de la era de ciclismo sin carisma que ahora toca a su fin y entonces acababa de rebasar su apogeo. Pero una serie de actuaciones que rozaron lo patético le convirtieron en objeto de cierto escarnio dentro de un sector del ambiente ciclista. Un Dauphiné donde se dejó arrebatar la victoria a manos de Valverde, un Tour decepcionante; hasta llegar a la Vuelta, donde no consiguió ventaja cuando pudo y un pinchazo en Sierra Nevada dio al traste con sus aspiraciones de ganar sin levantarse del sillín.
Aquel día, en la montaña granadina, a Evans le cambiaron los esquemas. Era necesario ser más valiente, como lo había sido en los días desesperados de Julio donde intentó compensar su mala actuación con fugas de salida. Si con su actitud pasiva era bueno, con una actitud más atrevida podría ser grande. El día que Evans constató esto en los Campeonatos del Mundo. Allí, en Mendrisio, saltó a un movimiento de ‘Purito’ Rodríguez y Kolobnev y después realizó un ataque sagaz, a contrapié para sus rivales, en un falso llano. Ninguno de sus rivales fue capaz de seguirle, y el ciclista australiano pudo entrar en meta relajado, celebrando y sin levantar los brazos…
Ése es el único tic que le queda a Cadel Evans de su trauma adquirido en T-Mobile. Por alguna razón, entra en meta sin levantar los brazos, en un gesto que puede llegar a ser tan característico como el ‘pistolero’ de Contador, el botellín de Purito o las fanfarronadas de Cavendish. No se deja llevar por el júbilo, ya sea en el incomparable marco de Mendrisio o en un apretado esprint de la Semana Coppi-Bartali; no se yergue sobre la bicicleta. Hay que retrotraerse a la etapa de la Semana Internacional que se llevó en 2008 para verle alzarse en meta. Tal vez tiene miedo de pecar de confiado y que alguien le supere en el último golpe de riñón, de que le suceda lo mismo que a su entonces compañero Zabel con Freire en la Milán – San Remo de 2004
La evolución de Evans, de un año a otro, queda patente si comparamos las Flecha Valona de 2009 y 2010. La campaña pasada, su impericia para los cambios de ritmo le hacía convertir cada ataque en un acto desesperado que precedía a la derrota más frustrante; hoy, el australiano se ha manejado sin ansiedad, aguantado el ritmo de Contador e Igor Antón (cuyos respectivos ‘rushes’ finales fueron excelentes e insuficientes, en sintonía con el trabajo de sus equipos) para después remachar cuando era necesario.
El día de hoy parece haber sido la confirmación de un necesario cambio de tendencia para el australiano. Aún es preceptivo esperar un par de grandes citas más para dilucidar si definitivamente el actual portador del maillot arcoiris se ha convertido en el campeón que su talento prometía y su actitud negaba. Por lo pronto, parece que lo ha conseguido; ahora, con el peso de un equipo hecho a su medida -BMC- sobre las espaldas, Cadel Evans ha dado el último paso hacia su madurez como ciclista. Ha perdido el miedo a perder.

Los invitados a la fiesta del Tour de Francia

El diario deportivo L’Equipe ha anunciado en su edición de hoy los nombres de los 22 equipos que tomarán parte en el Tour de Francia 2010, que se disputará entre el 3 y el 25 de Julio. En principio, la lista no contiene grandes sorpresas: a las dieciséis escuadras cuya presencia estaba garantizada por el acuerdo que en su día sellaron las formaciones ProTour de 2008 y los organizadores de las grandes vueltas se han unido los seis equipos de nuevo cuño de mayor nivel deportivo: Cervélo, Garmin, BMC, Katusha, Sky y Radioshack.
La controversia nace, por un lado, del hecho de que se queda fuera un equipo profesional francés de gran progresión como Saur – Sojasun, que cuenta en plantilla con grandes exponentes del ciclismo galo como Jimmy Casper o Jonathan Hivert. Y por otro de que la salida de la gran ronda francesa se situará en Rotterdam (Países Bajos), lo cual hacía casi preceptivo la presencia de algún equipo neerlandés que se añadiera a Rabobank, como Skil ó Vacansoleil. Ambas estructuras, de hecho, llevan años haciendo méritos para recibir la invitación de la empresa ASO para la gran fiesta anual del ciclismo en este 2010.
Decepción para Vacansoleil…
Para Vacansoleil, la noticia ha sido un auténtico jarro de agua fría, habida cuenta de los precedentes que hacían probable su participación en el próximo Tour: sus actuaciones en carreras relacionadas con ASO como la Vuelta a España (donde fueron uno de los equipos más combativos) ó el Tour de Qatar disputado en Febrero (donde se llevó la general con Wouter Mol) eran, junto al fichaje de dos de los estandartes del ciclismo francés como son los hermanos Brice y Romain Feillu, un gran aval deportivo. Además, el patrocinio que la marca Vacansoleil aportó a la pasada París-Niza suponía un enorme guiño económico e institucional.
La reacción del mánager Hilaire Van der Schueren en Sporza ha ido en la línea del desencanto: «obviamente, estoy muy decepcionado». Y apunta denodadamente contra la presencia de ciertos equipos cuya plaza estaba garantizada por pacto: «ASO comparte opinión conmigo, sin la norma de que los 16 ProTour que sobreviven de 2008 tengan plaza en la carrera automáticamente habría espacio para nosotros. Hay equipos cuyo nivel es menor que el nuestro, como Footon, que está lleno de jóvenes». En este caso, el director neerlandés dispara donde más duele: la presencia en el Tour de una escuadra deportivamente débil que, para más inri, fue vetada de la carrera en el pasado por los problemas de dopaje de sus antiguos ciclistas estrella Riccardo Ricco’ y Leonardo Piepoli. «Al menos somos el primer equipo reserva», se resigna Van Der Schueren.
… y para Skil – Shimano
En el caso de Skil, la estructura dirigida por Iwan Spekenbrink llegó incluso a participar en el Tour de Francia del año pasado, donde tuvo una suerte desigual: su combatividad, en especial durante las primeras etapas, no llegó a refrendarse con resultados en la línea de meta. A pesar de todo, el sabor de boca dejado por la escuadra antiguamente radicada en Japón fue bueno. Este invierno, con objeto de ganarse los favores de ASO, se consolidó una colonia francesa relativamente extensa en el equipo, con cinco corredores galos en plantilla. Sin embargo, no ha sido suficiente para convencer a los organizadores del Tour de Francia.
Al contrario de las reacciones del seno de Vacansoleil, que iban por la senda de la indignación, las de los hombres de Skil se acercaban más a la resignación. «En secreto esperas buenas noticias», declaró el mánager Iwan Spekenbrink a De Telegraaf, «pero sabíamos que había buenísimos candidatos como Radioshack, Sky ó BMC. Ciertamente no puedo decir que no entienda la elección de equipos hecha por ASO». El corredor Koen De Kort se expresa en su blog en la misma línea: «se veía venir, pero no deja de ser una decepción», comienza. «Sin embargo, comprendo la decisión de ASO de dar las wild-card a quienes las han recibido».
Los seis invitados
No es demasiado aventurado afirmar que dejar fuera a cualquiera de los seis equipos a los que se han otorgado a las invitaciones hubiera constituido un pequeño sacrilegio deportivo. La presencia del recién nacido Team Sky resulta indiscutible toda vez que cuenta con la mayor estructura de entre todos los equipos profesionales, además de con la gran promesa del ciclismo mundial (Edvald Boasson Hagen) y la gran sorpresa del Tour del año pasado (Bradley Wiggins). Radioshack posee un gran nivel medio y, por encima de todo, al heptacampeón Lance Armstrong. Garmin ha demostrado en sus dos participaciones en la gran ronda francesa una solidez sobrada que, seguramente, tendrá continuidad este año.
Ofrecían algo más de dudas Cervélo, Katusha y BMC. En los canadienses, la intención de Carlos Sastre (ganador del Tour 2008) de centrarse en disputar el Giro de Italia parecía una suerte de anticipación a la no inclusión del equipo entre los elegidos por ASO; sin embargo, han pesado otros nombres como Thor Hushvod y Heinrich Haussler, ambos ganadores de etapa en la edición del año pasado e incluso maillot verde de la regularidad en el caso del noruego. Para Katusha, su pobre nivel en el Tour de 2009, sin presencia en la general y con una única victoria de etapa a cargo de Serguei Ivanov, parecía un hándicap importante. Parece haberles redimido ante ASO su notable principio de año, con Joaquim Rodríguez, Robbie Mc Ewen y Filippo Pozzato a muy buen nivel.
Por último está BMC. La escuadra de base suiza recibe su invitación con alegría, seguramente porque se sabían en el alero toda vez que sus grandes estrellas, Cadel Evans y Alessandro Ballan, parecían convencidas de que no iban a estar en el Tour y dispuestas a darlo todo en el Giro de Italia. Han pesado para la decisión de ASO, por encima de todos, dos hechos: sus excelentes relaciones con el staff del equipo (Jim Ochowicz, mánager de BMC, ejercía el mismo cargo en 7-Eleven, primer equipo americano en correr el Tour; John Lelangue, director deportivo, trabajó durante años para ASO) y la presencia en la formación de Cadel Evans, podio en dos ocasiones en la gran ronda francesa y actual campeón del mundo de fondo en carretera. La duda, como en el caso de Sastre, es si el australiano dará el ancho en la ‘Grande Boucle’ después de darlo todo en la ‘corsa rosa’.
En definitiva, la lista de invitados a la fiesta del Tour de Francia ha sido la que dictaba la lógica. Se echa de menos únicamente la presencia de algún equipo holandés acompañando a Rabobank en la salida de Rotterdam. Para ello, tal vez, hubiera hecho falta un poco más de valentía en el seno de ASO: atreverse a dejar fuera a escuadras cuyo nivel esté en duda, como BMC o Katusha, para poner en liza a otras cuyo rendimiento será con toda seguridad bueno aunque no se traduzca en buenos resultados en la meta, como hubiera sido el caso de Vacansoleil, Skil o Saur. De cualquier manera, el espectáculo en las carreteras francesas este mes de Julio está servido… y garantizado.

Pocos trajes y muchos trapos

En una decisión ciertamente sorprendente por inusual, los organizadores de la clásica A Través de Flandes han retirado su invitación al equipo BMC para otorgársela a Xacobeo. El motivo: BMC iba a «faltar el respeto» alineando su «tercera formación» en la prueba belga. Dejando aparte que este no es ni más ni menos que el tira y afloja normal entre organizadores y escuadras (sólo que hecho público) y que la solución es cuanto menos llamativa y no parece resolver nada (Xacobeo no está hecho para esta clase de carreras, y mediáticamente es nulo Mosquera aparte), esta anécdota deja al descubierto una situación que hasta ahora había pasado inadvertida: BMC carece casi totalmente de fondo de armario y no puede lucir buenas galas cada día.
Nacido en 2007 con una base americana, la llegada al cargo de mánager de John Lelangue en 2008, merced a las relaciones que mantenía con la marca de bicicletas patrocinadora desde la época de Phonak, dio un tono distinto al equipo BMC. Su estatus ascendió en todos los sentidos. Administrativamente pasaron de la categoría continental a la profesional; a los ojos del ciclismo, abandonaron la calificación de equipo formado para los critériums, típico en Estados Unidos, para adquirir la de estructura seria y en crecimiento. En base a eso actuaron: ayudados por los contactos de Lelangue en ASO, empresa organizadora del Tour de Francia donde el suizo trabajó antes de embarcarse en el proyecto de Phonak, no sólo actuaron como una formación modesta sino que además dispusieron de carreras al máximo nivel (Vuelta a Suiza, Tour de Romandía, París-Roubaix) donde demostrar y demostrarse que aún les quedaba mucho camino por recorrer para llegar a la élite.
Sin embargo, este invierno los rectores de la escuadra suiza optaron por hacer ese camino no ya a pasos agigantados, sino a grandes zancadas. Corriendo. La comunión de intereses con George Hincapie, el año pasado corredor de Columbia y enfrascado en la promoción de su marca de ropa Hincapie Sports, precipitaron el crecimiento de BMC. Con la aspiración de alcanzar la posición de Pro Tour fáctico que posee Cervélo, se realizaron fichajes de campanillas como los del propio Hincapie, Karsten Kroon, Marcus Burghardt, el campeón del mundo saliente Alesandro Ballan y el vigente arcoiris Cadel Evans. Una cuarteta de miedo para las clásicas y un líder sólido para las grandes vueltas.
Sin embargo, no hubo nada más. Lelangue e Hincapie hicieron una preciosa fachada pero dejaron la casa hueca. A la pobre base del año anterior (el veterano Moos, el joven croner Brent Bookwalter, el polivalente Jeff Louder y los prometedores suizos Wyss, Frei y Kohler) apenas se le añadieron unos cuantos bisoños como los sprinters John Murphy, Simon Zahner y Alexander Kristoff, los indefinidos Michael Schar y Steve Morabito y un ‘passista’ consagrado con gran margen de progresión como Mauro Santambrogio, que dejó Lampre enfrentado con las vacas sagradas de la escuadra ‘blufucsia’. Muy poca base para una torre que se presumía muy alta.
En estos días en que se especula con la lista de invitados del Tour de Francia, cabe preguntarse hasta qué punto hay que contar con BMC como posible participante en la ‘grande boucle’. Toda vez que parece confirmado que estará presente en todas las grandes clásicas y en el Giro de Italia, carrera en la que ha prometido centrarse su líder Cadel Evans, ¿qué puede ofrecer el joven equipo suizo? Hay por delante dieciséis conjuntos con la presencia garantizada de antemano gracias a un contrato que seguramente ASO desearía no haber firmado, súper estructuras de reciente creación e imprescindibles como RadioShack, Sky, Garmin, Katusha y Cervélo… más algunos ‘outsiders’ vistos con buenos ojos por la familia Amaury y beneficiados por su nacionalidad como Saur-Sojasun (francés), Vacansoleil y Skil (holandeses, punto a favor saliendo la ‘grande boucle’ desde el país de los tulipanes)… No parece haber sitio en el Tour de Francia para una escuadra que se asemeja a un armario con unos pocos trajes elegantes colgados y varios, demasiados, cajones llenos de trapos.

Responderán las piedras

El pavés es, para una parte significativa del mundo del ciclismo, el terreno más espectacular para el deporte de la bicicleta. Resulta un poco aventurado afirmar esto, aunque sí podríamos asegurar que se trata de la especialidad más emotiva. La tremenda instantánea del corredor que embarrado hasta las cejas cruza la línea de meta del velódromo de Roubaix al límite de la extenuación es indudablemente más emocionante que la ligereza transmitida por el escalador puro bailando sobre cuestas del diez por ciento o la perfecta frialdad del contrarrelojista que se acopla en su ‘cabra’ y despliega su potencia mientras ofrece la mínima resistencia al viento.

En el adoquín, estas sensaciones se diluyen: no hay lugar para la ligereza, la potencia o la aerodinámica. En el adoquín sólo hay lugar para el sufrimiento, para el rostro desencajado y sucio, para las caídas injustas que arruinan grandes exhibiciones y para las diferencias brutales en terreno completamente llano. Y, si hay mal tiempo… si hay mal tiempo todo se amplifica, el deporte pasa a un segundo plano porque su lugar preminente lo toma la épica. La dificultad añadida casi imposibilitan la táctica y la técnica: sólo quedan la fuerza y el dolor de piernas… sólo queda ejercer de héroes…
Para muchos aficionados y corredores la temporada inicia el sábado de la última semana de febrero. Este día acoge la Omloop Het Vok, ahora llamada Omloop Het Nieuwsblad tras asimilar al tabloide Het Volk su compañero de conglomerado mediático Het Nieuwsblad: es la primera carrera de pavés del año.

Se alza el telón de la temporada de piedras y, en esta ocasión, el teatro ciclista no tiene guión. No existe un rival a batir que sea temido unánimemente, aunque los resultados del año pasado postulan al bloque de Quick Step como tal. No en vano, la escuadra belga cuenta con los ganadores de los dos Monumentos de pavés de 2009: Stijn Devolder, que se hizo con su segundo Tour de Flandes consecutivo y va en busca del tercero; y Tom Boonen, que en Roubaix se anotó también su segunda victoria seguida. Tras ellos, un segundo espada temible como Sylvain Chavanel y un grupo de gregarios capaces de lo mejor como Kevin Hulsmans, Kevin Van Impe, Wouter Weylandt o el español Carlos Barredo.
Frente a ellos, dudas. Tales como saber si Fabian Cancellara llegará en buenas condiciones a estas carreras, en contrapartida al lamentable estado de forma mostrado por la locomotora suiza el año pasado. Ver qué tal se desenvuelve el sensacional Boasson Hagen en el pavés donde ya ganó Gante – Wegelvem, si tomará los galones de líder en Sky o se los cederá al experimentado Juan Antonio Flecha, que quizá se encuentre ante una de sus últimas temporadas para optar a la victoria en Roubaix. Calibrar cuál es el potencial real de BMC, cuya cuarteta con el ex campeón mundial Ballan, Hincapie, Burghardt y Kroon puede ser el azote del resto de candidatos a todo. Y lo mismo podríamos decir de Cervélo, que en la pasada campaña tuvo un papel destacado con Thor Hushovd y Heinrich Haussler con el único remate del triunfo del noruego en la propia Het Nieuwsblad. Será interesante ver también la labor del inconsistente Maaskant con Van Summeren a su lado en Garmin, lo acertado o no de la fe ciega de Bjarne Riis en Matti Breschel, la necesaria redención del Omega Pharma – Lotto de Gilbert y Hoste tras sus desafortunadas actuaciones de 2009, si Pozzato conseguirá al fin el Monumento de pavés que su calidad merece…
Muchas, muchísimas preguntas. Muchísima emoción en este período de un curso ciclista 2010 que se presume incierto y sorprendente en general. Una parte de estas incertidumbres, sorpresas y preguntas… las determinarán y responderán las piedras en estos dos meses de ciclismo. Épico ciclismo…

Foto: Cyclingnews

Los equipos anglosajones, protagonistas del mercado

Arueda.com

El día 1 de septiembre, según las normas de la UCI, los ciclistas pueden empezar a negociar con otros equipos. Es por ello que, en ese día, un torrente de información sobre compromisos, avenencias y, en definitiva, fichajes, salen a la luz.

Si el mercado de fichajes del año pasado tuvo como protagonista a Cervélo y Katusha, esta temporada ha sido el turno para cuatro equipos cuyo denominador común es su lengua: inglés. Cuatro estructuras, una inglesa y tres estadounidenses; dos de nueva creación, dos en fase de crecimiento. Se trata de Sky, RadioShack, Garmin y BMC. Cuatro escuadras cuyos movimientos en el mercado van dirigidos, como no podría ser de otra forma, a establecerse en la élite del ciclismo mundial. Una élite donde países tradicionalmente ajenos tienen cada vez una mayor representación gracias a grandes inversiones de dinero que, generalmente, son gestionadas de manera cuando menos eficaz.

BMC, ¿un nuevo Cervélo?

De licencia suiza y patrocinador también suizo, cuando hablamos del BMC Racing Team estamos refiriéndonos a un equipo prácticamente americano. En principio creada por la marca de bicicletas BMC con objeto de introducirse en el mercado estadounidense, la estructura controlada por el ex mánager de US Postal Jim Ochowicz y dirigida en la carretera por el ex Phonak John Lelangue ha decidido dar un salto de calidad para formar parte de la primera fila del ciclismo mundial.

Sin embargo, no lo hará a través de la adquisición de una licencia Pro Tour, sino siguiendo el modelo de Cervélo: reunir una gran plantilla que seduzca a los organizadores para que cuenten con ellos en sus carreras. Y, por supuesto, disponer de un buen ramillete de contactos dentro del mundillo, algo de lo que Lelangue y Ochowicz pueden alardear sin rubor. Más aún viendo cómo con una plantilla mediocre ha corrido este año pruebas tan prestigiosas como París – Roubaix.

El primer refuerzo de relumbrón del conjunto suizo ha sido nada más y nada menos que el vigente campeón del mundo Allessandro Ballan. El corredor italiano deja Lampre, donde ha estado desde su salto a profesionales en 2004, motivado por la posibilidad de «aprender inglés y ver mundo»; dicho sin paños calientes, desea cambiar de aires porque su relación con Beppe Saronni, mánager de Lampre, no es la mejor. Otra incorporación destacada hecha por BMC ha sido la de George Hincapie, reciente campeón de Estados Unidos de fondo en carretera y antiguo amigo de Ochowicz que posiblemente pasará a ser director de la escuadra cuando se retire.

BMC se ha reforzado además con un hombre de gran nivel para las clásicas de las Árdenas, el holandés de Saxo Bank Kastern Kroon. Y ha fichado al joven especialista en pavés Marcus Burghardt, también del Team Columbia como Hincapie. Sin embargo, a pesar de las incorporaciones citadas y de las de las promesas suizas Morabito, Schär y Zahner, aún queda mucho por fichar si quiere construir un bloque decente. Sobre todo, teniendo en cuenta que la plantilla de este año era muy mala, pudiendo rescatarse para la alta competición apenas al americano Jeff Louder y a jóvenes suizos como Thomas Frei, Danilo Wyss ó Matthias Frank.

Garmin intenta solventar sus carencias

Señalado por muchos como uno de los equipos más débiles del Pro Tour, el conjunto Garmin – Slipstream ha salido desde el principio al mercado para intentar cubrir esa debilidad. Capitaneado por el sprinter Tyler Farrar y los vueltómanos Christian Vandevelde y Bradley Wiggins (sobre este último, ya veremos más adelante, hay rumores), el bloque de Garmin está formado esencialmente por contrarrelojistas. Ello deja al equipo algo huérfano en la montaña ó las clásicas, terreno este último donde sólo Martijn Maaskant parece apto para brillar.

La receta de los refuerzos, así, parecía clara. Escaladores y clasicómanos. Para lo primero, se ha firmado al sorprendente sueco Frederik Kessiakoff (Fuji) y al holandés Michael Kreder (Rabobank III), que también posee una apreciable punta de velocidad. En lo relativo a clasicómanos, los elegidos han sido el sudafricano Robert Hunter (Barloworld), que apurará los últimos estertores de su carrera, y el belga Johan Van Summeren, abnegado gregario en Silence que tendrá en Garmin la ocasión de brillar individualmente. Otro fichaje del conjunto dirigido por Jonathan Vaughters ha sido el prometedor contrarrelojista y sprinter australiano Jack Bobridge (AIS), mientras que una posible incorporación es la del actual ciclista de Cofidis Bingen Fernández… como director deportivo.

Lance Armstrong, el reclamo de RadioShack

También al otro lado del Atlántico ha nacido como una práctica escisión de Astaná el Team RadioShack, nueva estructura conformada alrededor del siete veces ganador del Tour Lance Armstrong. El tejano llevará consigo, como parte del staff técnico, a su antiguo gregario José Azevedo y a su eterno director y guía Johan Bruyneel, que finalmente conseguirá librarse del contrato que tenía firmado con Astaná por mor de un pacto suscrito con la federación kazaja, según el cual la participación de Alexandre Vinokourov en la Vuelta en las filas de Astaná traía aparejada la rescisión del contrato de Bruyneel.

El equipo, que contará con un presupuesto millonario suministrado por la cadena de tiendas de electrodomésticos RadioShack y la marca de bicicletas Trek, ya posee una plantilla base. En ella, siete de los ocho confirmados pertenecen actualmente a la disciplina de Astaná: el factótum Lance Armstrong, Leipheimer, Brajkovic, Rast, Vaiktus, Paulinho y el asturiano Chechu Rubiera. De fuera viene únicamente, de momento, Sébastian Rosseler (Quick Step). En cuanto a rumores, la estructura conocida como ‘The Shack’ ha generado un ciento, habiéndose relacionado con ella a otros Astaná como Klöden ó Popovych y a otros buenos ciclistas como Geert Steegmans.

La nueva superestructura británica

2010 verá el nacimiento de otra superestructura además de RadioShack, pero ésta sí a este lado del Atlántico. Se trata del Team Sky, patrocinado por la poderosa multinacional de televisión por satélite y dirigido por Dave Brailsford, el hombre que ha llevado al ciclismo en pista inglés a su actual posición hegemónica dentro del panorama mundial. Sky ha puesto a disposición de Brailsford un presupuesto millonario con un único objetivo a medio plazo: ganar el Tour con un ciclista británico. Para ello se ha querido contar con Bradley Wiggins, que sin embargo parece haberse visto obligado a rechazar la oferta al no poder desligarse de su actual contrato con Garmin.

Siendo también prácticamente imposible la contratación del gran sprinter de la Isla de Man Mark Cavendish, contratado por Columbia hasta 2011, Sky ha realizado hasta ahora únicamente incorporaciones de perfil medio. Barloworld ha sido su gran vivero, y de ahí llegarán Steve Cummings, John-Lee Augustyn, Geraint Thomas y el keniano Chris Froome. Además, Brailsford ha firmado a Chris Sutton (Garmin), que tendrá a su padre Shane en calidad de director de equipo, al rodador Matthew Hayman (Rabobank), al todoterreno Simon Gerrans (Cervélo) y a un sprinter de corto recorrido aunque buenos resultados como Greg Henderson (Columbia). No parece suficiente para que el equipo pueda correr el Tour el año que viene…

… Pero es ingenuo pensar que esta será la línea de incorporaciones de Sky para completar la plantilla de 25 hombres con la que, en principio, quiere contar el equipo. Quedan por venir los mejores. Para empezar, se habla de Kurt-Asle Arvesen (Saxo Bank), Serge Pauwels (Cervélo) ó Thomas Lökvist (Columbia) como posibles incorporaciones. Pero también del clasicómano de piedras por excelencia del panorama español, Juan Antonio Flecha (Rabobank)… y de todo un proyecto de dominador mundial del terreno que él elija como el noruego Edvald Boasson Hagen (Columbia).

Mientras tanto, en España…

En territorio nacional, las novedades llegan con cuentagotas. Caisse d’Épargne es el único equipo que se ha movido en el mercado, quizá porque es el único que tiene el patrocinio garantizado y, por tanto, puede moverse. Ha realizado tres incorporaciones prestigiosas que se antojan, sin embargo, poco rentables. El italiano Marzio Brusheghin (Lampre) y el francés Christophe Moreau (Agritubel) llegan al conjunto bancario en la parte final de su carrera, prácticamente con el único objetivo de hacer equipo y contentar a los patrocinadores, si bien podrían realizar funciones destacadas en determinados momentos de la temporada. Por su parte, el escalador colombiano Juan Mauricio Soler arriba de Barloworld con el objetivo de recuperar el nivel que diera en el Tour de 2007; es un fichaje que, por desgracia, recuerda mucho a aquel fracaso con José Rujano. Estos tres hombres compensan las bajas de Charteau, Marlon Pérez y Joaquín Rodríguez, que se marcha a Katusha.

Pero no ha sido esta la última noticia que ha dado Caisse d’Épargne. También se ha anunciado la creación de un equipo continental a partir del actual conjunto amateur Caja Rural que hará las veces de filial de Caisse y contará con destacados amateurs como Rubén Martínez ó Rubén García. Y, por otro lado, se comenta en el mundillo que el año que viene puede ver la luz en España una estructura que, aunque afincada lejos del ProTour, poseerá una organización impresionante y podría marcar un ejemplo de cómo debe ser una escuadra de primer nivel. Mantengámonos atentos…