Horas

«No he visto nunca a una muchedumbre vociferar durante tanto tiempo. Aquella tarde, en medio de las tempestades que se levantaban a cada momento, hice una reflexión simplísima, pero que por su misma simplicidad tenía un extraordinario valor. Parecía que se iba a hundir el mundo, que iban a quemar la plaza, que íbamos a ser arrastrados y despedazados, no sé. Yo veía encresparse a la multitud y me acongojaba imaginando cómo terminaría aquello. En lo más impresionante del tumulto se me ocurrió: ‘Dentro de dos horas será de noche, y esto tiene que haber cesado. Se habrán muerto, nos habrán matado, lo que sea. Pero es indudable que dentro de dos horas todo estará tranquilo y silencioso. Es cuestión de esperar. Dos horas pasan pronto'» (Juan Belmonte, torero, en la biografía que escribió Manuel Chaves Nogales)

En mi caso son 24. Me queda un día de curro, un día de Tour de Francia; un día de consumo mediático desaforado, de escribir a tope, de tener medio ojo puesto en la Vuelta a León y otro medio en La Indurain, de rezar para que todo acabe como pienso que va a acabar con objeto de no tener que retocar los textos y los enfoques. 24 horas y seré libre de esta carrera tan grande y tan sofocante, tan excesiva y tan invasiva. 24 horas para que empiecen tres semanas de verano, o algo parecido, que pienso aprovechar para salir de fiesta y para pedalear en previsión de la Vuelta a España y de lo que vendrá después.

Tour de Francia. Etapa 19. Embrun – Salon-de-Provence. Me apetece brindar un agradecimiento público a mi padre por el viaje que se pegó conmigo en vísperas de la Volta a la Comunitat Valenciana. Hizo el sacrificio de venir desde mi pueblo, recogerme en Granada y llevarme hasta Alicante para que entrevistara a Nacer Bouhanni y Michal Kwiatkowski, ambos para Cyclingtips. Son, con perspectiva, las dos mejores piezas que he producido esta temporada, y las más interesantes de releer incluso unos meses después de escribirlas. No podría haberlas hecho sin él, que estuvo una hora remoloneando con el coche mal aparcado en la puerta de dos hoteles para después pegarse el viaje de vuelta hasta Penny Lane, cuatro horas que se nos pasaron sorprendentemente rápido. Tengo muchísima suerte de la familia y los amigos que me rodean.

Ya me leísteis ‘Dignidad’: ya sabíais que me iba a alegrar el día que Edvald Boasson Hagen consiguiera, por fin, el triunfo que merecía en este Tour de Francia. Pese al tamaño de sus patrocinadores, Dimension Data es un equipo pequeño dentro del World Tour cuya plantilla e incluso su presupuesto están hipotecados (demasiado) por Mark Cavendish. Necesita un contrapeso, una figura complementaria que les dote de impacto en un mercado distinto al anglosajón para abrir horizontes en espera de esa gran estrella africana que no es Merhawi Kudus ni será Louis Meintjes – quizá sí lo sea Ryan Gibbons, o incluso el joven eritreo Gebreigzabhier. Lo han intentado con escaladores colombianos, pero no ha surtido. Quizá un vueltómano del Viejo Continente sea la respuesta a sus plegarias. Lo malo: hay que pagarlo, y a día de hoy hay mucho dinero en el mercado buscando dueño.

Anyway, La resolución de Boasson Hagen fue fantástica. Era el más fuerte de la escapada, lo demostraba en cada relevo y por la responsabilidad que asumía, y sin embargo ganó con dos pillerías. La primera, la obvia: tomar una rotonda por el lado acertado mientras los demás seguían a la moto televisiva por el equivocado. La segunda, más sibilina: cuando llevaba una bicicleta de hueco con respecto de Nikias Arndt, ha culebreado. Esos metros en que el alemán quedó frente al aire mientras buscaba la estela de un corredor sensiblemente más fuerte fueron matadores para sus opciones y gloriosos para el noruego.

Si Kwiatkowski ha sido el MVP de este Tour de Francia, Nikias Arndt es sin duda el MIP. Hasta esta temporada había ejercido de sprinter tosco, de vatios, y más bien perdedor. Tengo muy frescas varias imágenes suyas: cómo le batieron los Topsport y Moreno Hofland en una Ruta del Sol; que su mayor victoria hasta ahora, la última etapa del Giro d’Italia 2016, la consiguió por descalificación de Nizzolo; que la otra, en el Critérium du Dauphiné, la consiguió con un extraño sprint sin levantarse del sillín. Este año, en cambio, ha mejorado dramáticamente su capacidad escaladora: lo demostró ganando la Cadel Evans y lo ha exhibido a lo largo de esta Grande Boucle en la cual ha trabajado eficazmente tanto para Barguil como para Matthews. Yo estaba convencido de que estrenaría su palmarés en rondas de tres semanas durante la pasada Vuelta; ahora pienso que lo hará en la próxima.

Ya que estamos con MIPs, hablemos del mejor ‘rookie’: Ellie Gesbert. Qué Tour de Francia se ha marcado el joven ciclista de Fortuneo-Oscaro, prácticamente un baluarte para un equipo muy limitado y muy combativo que ha dejado un buen sabor de boca en este mes de julio. Escalador, jovencísimo (22 años), ganó una etapa en el Tour del Porvenir de Marc Soler con una brutal escapada en solitario superando varios colosos alpinos tipo Madeleine. Cuando vi que le convocaban pensé lo mismo que con Guillaume Martin: el típico bisoño que corre diez días y se va para casa con alguna escapada y muchas experiencias útiles en el zurrón. Ambos han llegado mucho más lejos que eso, y mola.

Ya no queda mucho Tour, pero tenemos bastante ñusléter por delante. Pincha sobre este párrafo para realizar #LaSuscripsió y regocijarte con un par de sorpresas / movidas que habrá de aquí a la Vuelta. Y luego vendrá la propia Vuelta, claro, que será una movida en sí misma.

Penúltimo párrafo: una de hype. En los medios se ha especulado a lo largo del viernes con la posibilidad de que Rigoberto Urán burle a Chris Froome en la crono de hoy. Lo veo complicado: pese a Barolo, el colombiano tiene unos registros bastante inferiores al anglokeniano en lucha contra el reloj. Sin embargo, está bien generar cierta emoción en vísperas de la etapa conclusiva. Para mí hay otro ‘talking point’ si cabe más interesante: ¿inquietará Mikel Landa a Romain Bardet en la lucha por el último escalón del podio? Lo veo, también, complicado.

Último párrafo. La campaña de ‘publicity’ de Jonathan Vaughters ha arrojado su primera recompensa con el ‘partnership’ (acuerdo de colaboración) con Oath, el Yahoo de toda la vida reforzado con un montón de cabeceras relevantes y poseído por la poderosa empresa de telecomunicaciones Verizon. Me parece un socio estratégico interesante, puesto que garantiza una difusión que será muy atractiva para el resto de patrocinadores y también un alza en el perfil digital de Cannondale-Drapac, hasta ahora bastante diferenciado pero escaso de fuerza y flujo. La entrada de este tipo de empresas enriquece no sólo a los directamente interesados, sino a todo el ciclismo en general. El pelotón es un jardín en el cual necesitamos árboles: sanos, fuertes, y muchos.

Algo mejor que leer… Detrás de cada persona hay una historia. Aunque a veces cuesta descubrirla, incluso los individuos romos en su superficie tienen algo fuera de lo común en su interior o en su bagaje. A la luz de su perfil en Cycling Quotient, Nathan Brown es uno de los ciclistas más ordinarios que existen. Sin embargo, en el último año ha vivido una experiencia vital durísima a raíz de la afección cardíaca de su novia, aquí relatada por Bonnie Ford para ESPN. No os perdáis el cuento de cómo se conocieron, porque tiene su punto de ternura.

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