Juzgar

“No sabía que Mark Cavendish estaba detrás de mí. Venía por la derecha y desde atrás, muy rápido, y no tuve tiempo de reaccionar y virar a la izquierda. Chocó conmigo y se fue contra las vallas. Cuando me dijeron que se había caído, fui inmediatamente a su autobús a ver cómo estaba. Somos amigos y colegas. Caídas como estas no molan nunca. Espero que se recupere pronto”. No hace falta atribuir el relato.

Cómo son el Tour de Francia y la vida, que casi siempre se las arreglan para ser emocionantes. En el caso de la etapa de ayer, convirtieron al héroe de la víspera en villano y le sacrificaron en la pira de las caídas junto a otra gran estrella del pelotón. Aunque el análisis de la controversia se haya centrado en esos cinco segundos de furia, de culebreo evidente y codazo aparente, pienso que hay que entender la descalificación de Peter Sagan en un contexto más amplio. De kilómetros, de grupos, de presiones.

Tour de Francia. Etapa 4. Mondorf-les-Bains – Vittel. Os advierto que el telón de fondo es que juzgar no es nada sencillo, aunque se suela hacer alegremente y a la ligera. Soul Cycles, antiguo Funvic, equipo brasileño de categoría Profesional que ha coleccionado positivos como si fueran cromos de Panini, fue castigado a finales de mayo con una sanción de 35 días sin correr entre julio y agosto por tres casos de dopaje anunciados el año pasado y dos de este año. El contraanálisis de uno de estos últimos ha emitido resultado negativo. Esto refuerza mi convicción de que en los casos de dopaje, sucesos traumáticos para los deportistas, merece la pena respetar la presunción de inocencia antes de defenestrar.

Hablemos de kilómetros. Aunque el foco se haya centrado en ese instante decisivo y espectacular de la caída de Cavendish, lo cierto es que la conducta de Peter Sagan en los compases anteriores fue temeraria. A 1,5 kilómetros, intentando cazar la rueda de los Lotto-Soudal, provocó la caída de Jacopo Guarnieri y con ello una montonera. Después, compitiendo por la posición con Nacer Bouhanni, tuvo varios choques con el boxeador. Dijo el jurado para justificar su decisión de expulsar a Sagan que «puso en serio peligro a varios ciclistas». Me parece una apreciación inobjetable.

Ahora bien: el nerviosismo patológico con que discurrieron los kilómetros finales de la etapa de ayer no fue responsabilidad única de Sagan. El sprint ya estaba embarullado antes de la primera montonera y se convirtió en una pelea a navaja a partir de la misma. ‘Bad boys’ como Nacer Bouhanni ó Mark Cavendish tuvieron también conductas erráticas; incluso Arnaud Démare, percibido inmaculado gracias a su aura de buen chico y al impoluto maillot tricolor de campeón de Francia, ejecutó un sprint a todas luces peligroso.

Me da por pensar que Peter Sagan ha sido víctima de una decisión difícil de tomar y de explicar a raíz de una situación muy difícil de evaluar y juzgar. Ha dado motivos para descalificarle y para expulsarle. Sin embargo, pienso que las consecuencias de sus actos han estado influidas (o incluso mediadas) por la violencia de las imágenes de la caída final, por las fuertes críticas emitidas por coequipiers y colegas de Cavendish y por el escrutinio de los opinadores, que aplicaron presión y estaban dispuestos a envilecer la decisión del jurado fuera en el sentido que fuera.

Me ha sorprendido muchísimo el contraste entre la reacción de los técnicos de Dimension Data y la de Mark Cavendish. Rolf Aldag, responsable deportivo de la escuadra, fue muy expeditivo en sus declaraciones y tuiteó: «Hora de actuar, UCI. Esto no ha sido un incidente de carrera, sino violencia. Es difícil echar del Tour a un campeón del mundo, pero hay que hacerlo». El grito en el cielo. Mientras ‘Cav’, históricamente temperamental hasta un punto cuasi infantil, compareció ante un bosque de micrófonos expectantes con una tranquilidad envidiable y evitó juzgar a Sagan. Así se ahorró exaltarse, como sus directores, o tener que retractarse a posteriori, como tuvo que hacer André Greipel. La mejor manera de no equivocarse juzgando es, simplemente, no juzgar.

Algo mejor que leer… Ayer el Tour de Francia partía del pueblo de los Schleck, Mondorf-les-Bains. José Andrés Ezquerro y Dani Sánchez, enviados especiales de As a la carrera, aprovecharon para visitar la tienda de bicicletas que regenta Andy. Admiro la capacidad de síntesis de Ezquerro y cómo logra encontrar y trabajar historias ‘b’ a diario para sus páginas.

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Un comentario en “Juzgar

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