Por fin ha empezado la Vuelta. Han sido necesarias nueve etapas de finta para llegar al primer choque de sables real entre los favoritos. No me malinterpretéis: las nueve etapas vividas hasta ahora han sido duras. El terreno ha sido ondulado, hasta cierto punto intrincado, y no ha dejado lugar al descanso. Los esfuerzos explosivos al final de cada etapa son un castigo importante, aunque breve.

La razón de que las etapas vividas hasta hoy me hayan parecido finta es que, a mi juicio, el tipo de recorrido distorsiona bastante el resultado. El rendimiento sobre cinco ó diez minutos es bastante distinto al de esfuerzos largos. Para muestra, la pasada Dauphiné: Contador ganó la cronoescalada inicial y después se demostró más débil que Froome o incluso Bardet en la alta montaña. Hasta que no llega el primer gran puerto no sabemos quiénes son de verdad los más fuertes.

Vuelta a España. Etapa 10. Lugones – Lagos de Covadonga. Después de varios bufets a base de empanada y embutidos, hoy ha tocado el segundo almuerzo sólido de lo que llevamos de vuelta: fabada.

Hoy me ha gustado muchísimo Alberto Contador. Ha atacado buscando distanciar a Chris Froome y Nairo Quintana le ha remachado de inmediato, demoledor, para demostrarle que sus piernas estaban uno o dos puntos por encima. Aun así, Contador no se ha achantado sino que ha persistido en el esfuerzo hasta reventar. Y lo ha hecho transmitiendo en todo momento sus sensaciones porque tiene un pedaleo profundamente elocuente que expresa con franqueza los momentos de fuerza y los de flaqueza.

Si nos dejamos llevar por las sensaciones (y el resultado) de hoy, Contador es el tercer o cuarto ciclista más fuerte de la Vuelta. No obstante, creo que acabará más arriba en ese ránking subjetivo. El gran peligro para sus opciones de subir al segundo o el primer cajón del podio de Madrid es que Chris Froome y Nairo Quintana se tomen la Vuelta como algo personal, como el duelo mano a mano que no tuvieron en el pasado Tour de Francia. Eso subiría su nivel y podría poner el listón demasiado alto para el pinteño.

Todos hemos flipado hoy con Chris Froome: su forma de quedarse al principio, su remontada a ritmo frenético, su éxito al sujetar la pérdida en medio minuto. No obstante, a mí me ha impresionado más si cabe Omar Fraile. La subida a Lagos de Covadonga que ha rubricado, dejándose cazar en primera instancia para después escalar al ritmo de los mejores, ha sido una auténtica barbaridad sólo al alcance de los privilegiados. Podemos interpretarla como una corroboración de lo que ya sabemos sobre él: que es un ciclista de días muy buenos. El siguiente paso será verlo realizar varios días buenos consecutivos.

Hablando de días muy buenos: Rubén Fernández. Qué trabajo tan excelente para Nairo y Valverde; qué forma de dejar el grupo en siete-nueve hombres. Su estado de forma es un arma de doble filo para sus líderes. Por un lado tienen un gregario poderoso; por otro, una apisonadora que puede aplastarles con sus piernas y su ímpetu. Ya en San Andrés de Teixidó me contaron que Valverde le echó una pequeña bulla en meta por haberle sacado de punto con su ritmo. Hoy, de nuevo, ‘Bala’ ha sufrido con el paso impuesto por Fernández. Supongo que tendrá que aprender. El oficio de gregario es mucho más complejo de lo que parece.

Hablando de gregarios: me ha llamado la atención cómo Leopold König no ha dado ni una pedalada por Froome en la subida final. El anglokeniano ha resistido e iniciado la remontada con David López y Peter Kennaugh. Después, ya encendido y en solitario, ha rebasado al grupo de König sin hacer además de recurrir a su coequipier. Me pregunto si tendrá algo que ver con lo sucedido el hecho de que el checo deja Sky a final de esta temporada para fichar por, dicen, Bora.

Último punto antes de terminar: sigo confiando en Samuel Sánchez para la victoria final.