¿Os acordáis de Milinko Pantic? Era futbolista. Jugaba en el Atlético de Madrid. Le marcó tres goles al Barça en uno de aquellos míticos Barça-Atleti de cuando yo tenía tamagochi. Por temas de aliteración, cada vez que pienso «melancolía» se me cruza por la cabeza «Milinko Pantic».
Aun viviendo dentro de esta burbuja llamada ciclismo, somos humanos. En el caso de los periodistas, pasamos mucho rato en cierta soledad emocional. Tenemos que llevar la procesión por dentro mientras pensamos y reflexionamos en busca del enfoque, la frase y la palabra. «Mete esa melancolía dentro del texto», me ha dicho el colega Eugenio. «No siempre tenemos que mostrarnos bien en público», añadió Bemancio. El rollo es que, en este caso, sí. En una crónica todavía tengo posibilidad de reflejar mi estado de ánimo. En una pieza sobre potenciómetros para Cyclingtips lo máximo que puedo hacer es dar cuenta de mi escepticismo.
Vuelta a España. Etapa 11. Colunga – Peña Cabarga. Hoy he podido catar la comida más buena de lo que llevamos de carrera: una quesada autóctona de campeonato, sumada a un sobao gargantuesco. Si a esto le sumamos el almuerzo batracio y la cena elegante de ayer, el resultado es la sensación de estar bastante balboa. Estoy deseando que llegue Oropesa del Mar para poder hincharme de nadar mar adentro y saciar mi vigorexia.
El tema potenciómetros ha centrado gran parte de la atención de los periodistas en línea de salida. He escuchado muchas opiniones, casi todas en contra de que se prohiban. De todas las palabras que he oído, las más interesantes han venido de un técnico que he preferido no aludir en la pieza de Cyclingtips y que me ha hablado de cómo, en la pista, los potenciómetros se esconden bajo el sillín; también de que, por el tema del rebufo, la importancia del dato de la potencia en carretera es relativamente menor.
Aquí va mi opinión personal. Potenciómetro sí. Es un instrumento más que puede mejorar o empeorar el rendimiento según cómo se use. No estoy de acuerdo con que empobrezcan el espectáculo. La subida de Froome a los Lagos fue un auténtico show. Lo que empobrece el espectáculo es la posibilidad de imponer una tiranía con 3 ó 4 gregarios del nivel del líder. La única medida para paliar esto sería un tope salarial, algo que está muy lejos de ser instaurado en el ciclismo.
Hablando de compañeros: Leo König. Antes de la Vuelta hablaba con un colega sobre cuánto compromiso tendría para con la causa de Froome una vez su carrera deportiva parecía encarrilada por otro lado. En Lagos el anglokeniano no recurrió a él. Hoy ha realizado cierto curro, pero también actos desconcertantes como saltar a por Froome y Nairo en los compases finales. ¿Pretendería empalmar para birlarle la victoria a su líder? Es curioso, en verdad. Espero buscarlo mañana en la salida para hablar de La Vida.
Sí me ha molado la actitud de Tinkoff. El equipo se ha vaciado por evitar que la carrera se narcotizara de nuevo, que la victoria parcial quedara en manos de los fugados y etc. La ambición de Contador y los suyos es envidiable, aun cuando las piernas no acompañan al pinteño. Sigo pensando que tanto él como Samuel Sánchez tienen aún mucho que decir en esta Vuelta, aunque el paso de los días esté marcando un Nairo vs Froome. Las horas de la verdad, cuando la frescura de las piernas será clave, llegarán en Aubisque y Aitana.
No he subido hoy a la cima de Peña Cabarga. Primero, porque iba con vaqueros largos y hubiera muerto de calor; segundo, porque he llegado un tanto tarde para coger el autobús que llevó a la prensa a la cima; tercero y principal, porque tenía demasiado curro que resolver. No obstante, me hubiera encantado revivir en ese amasijo de antenas los bellos momentos del Cobo vs Froome de 2011. Cuanto más tiempo pasa menos claro tengo qué vivi objetivamente en aquella Vuelta; mientras tanto, en lo subjetivo, los recuerdos que conservo son cada vez más bellos. Y eso que, como bien dijo De la Morena, el cargo de jefe de prensa de Geox me quedaba como a un Cristo dos pistolas.
Pingback: Cobo | Ciclismo RnR