Muchas veces uno no sabe cómo ejercer. Partiendo del hecho de que la objetividad es imposible porque cada persona vive los hechos desde una perspectiva distinta y es virtualmente imposible recogerlas todas, hay teorías que hablan del periodista como «fedatario de la realidad» (osease: un notario) y otras que dicen que es preceptivo tomar partido en el relato de los hechos.
Llega un punto en que uno se cansa de escuchar lecciones de deontología y concluye que es mejor seguir lo que le dicte el ánimo. Yo me he alegrado hoy cuando he visto a Rubén Fernández en cabeza del pelotón y he apretado el puño cuando le he visto cruzar la meta. No tengo una relación estrecha con él: el saludo, la conversación ligera y poco más. No obstante, me cae bien. Tiene una sencillez entrañable y hasta cierto punto carismática. Hoy estaba viviendo uno de los días más felices de su vida. Y yo, lo reconozco, me he alegrado por él.
Vuelta a España. Etapa 3: Marín – Mirador de Ézaro. Hoy pernocto en un Airbnb de Betanzos. Sospechamos que éste es un barrio chungo porque alrededor hay varios edificios derruidos y personajes de dudosa catadura. La señora que nos ha dado las llaves decía que el pueblo estaba en fiestas, pero no hay nada que lo indique salvo unas pocas luces descontextualizadas. La preciosa playa de Ézaro me ha dejado con el corazón partío. Espero bañarme mañana o pasado en Viveiro.
Esta mañana me he acercado a Lampre para ver si rascaba algo nuevo sobre el futuro del equipo. Me he acercado a un director que se estaba fumando un puro. «No sabemos nada. Nadie nos ha dicho nada. Ni Saronni, ni nadie. Ahora parece que hay algo con unos chinos y que los corredores que tienen contrato en vigor con el equipo se quedan aquí, osease que esta estructura debe tener algún tipo de futuro. En teoría nos dicen algo antes de este domingo. Pero bueno: pregúntale a ése, que sabrá más». Me lo ha dicho señalando a Brent Copeland, mánager general del equipo que la próxima temporada oficiará este mismo rol en Bahréin-Merida y que hoy llevaba una camisa blanca convenientemente neutra, de transición entre un cargo y otro.
«Hay unos inversores chinos, sí, pero aún no sabemos con qué presupuesto ni con qué intenciones. Se debería saber algo pronto». En este punto ha venido lo interesante. ¿Qué va a pasar con los corredores bajo contrato de Lampre, que en teoría se movían a Bahréin contigo? «Hay un acuerdo para que pasen a Bahréin». He ahí la discrepancia que indica hasta qué punto esta historia se encuentra en el aire.
Hoy he vivido uno de los momentos más perros de mi vida periodística. He realizado una entrevista; necesitaba el audio y, cosas de la vida y de la obsolescencia programada, el iPhone se ha reiniciado en el momento clave para que se perdiera sin guardarse. He tenido que buscar al protagonista en meta para repetirla. Se me caía la cara de la vergüenza. Mi suerte: que ha aceptado. Le estoy muy, muy agradecido. Odio ser pesado, y con él lo he sido muchísimo.
La otra gran putada del día (?) ha sido la caída del ‘Superman’ López. Astana venía aquí con un plan: que el colombiano disputara la general, tres semanas a piñón por las cuestas de España, poniendo a prueba su capacidad de recuperación y de concentración, a cual más importante de cara a convertirse en vueltómano. Esta caída le saca de carrera; más aún habiendo sufrido un daño tan aparatoso como la pérdida de tres dientes. Será un reto para Alexandre Shefer (sospecho que es el director titular de Astana aquí, ya que no he visto a Giuseppe Martinelli) mantener a López concentrado en clave general pese a todo.
Hablando de planes: Simon Pellaud. Ha estado escapado en solitario por delante de la misma escapada con un único objetivo: colocarse líder de la Montaña. El único problema fue que le cazaron antes de coronar el penúltimo puerto, frustrando así su objetivo. «Quiero destacar. Estando en el pelotón no lo voy a hacer seguro. Y necesito un contrato para el año que viene». Es uno de los damnificados del cese de IAM. Hoy ha demostrado cierto nivel y bastante arrojo. «Mañana volveré a fugarme, y pasado, y todos los días que pueda».
Dos horas después de acabada la etapa, algunos periodistas seguíamos en lo alto del Mirador de Ézaro. La razón era Alberto Contador. Estaba pasando el control antidopaje y había que esperar a su salida del mismo para preguntarle por el medio minuto que había cedido con sus máximos rivales. Mi impresión es que, pese a la obvia flaqueza mostrada, su carrera empezará en Lagos de Covadonga, cuando haya quitado la carbonilla de las piernas. No es mi favorito a la victoria (ése es Samuel Sánchez), pero sí creo que salvo desgracia estará en el podio de Madrid. Por cierto: me he marchado a las 19:30 y aún no había salido del control. Lo hizo 15 minutos más tarde.
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