«Política de mafiosos»

Artículo publicado originalmente en Zona Matxin

Hasta ahora, en esta campaña electoral mis oponentes han utilizado mentiras, sobornos, intentado extorsión y compra de votos, tratado de cazarme con cámaras ocultas y micrófonos, empleado intereses comerciales para amenazar con la bancarrota a federaciones nacionales si no retiraban mi nominación y realizado tretas legales para evitar que ustedes tuvieran la oportunidad de votar por mí o contra mí. Eso no es democracia. Eso es política de mafiosos

Pat McQuaid, en una carta a las federaciones nacionales

Lo divertido de las elecciones a la presidencia de la UCI es lo obvio que son los movimientos de los contendientes, que se delatan a cada paso en sus intrigas. El ciclismo es un mundo muy pequeño cuyo juego se desarrolla en un tablero mundial, por lo que cada movimiento es notable; hay tan poco dinero que se cuenta cada céntimo. Por todo esto, que la parte del staff de RadioShack más cercana a Bruyneel y Armstrong esté firmando para la próxima temporada con Katusha, el equipo de Igor Makarov por otra parte adepto a revolucionar su cuadro técnico cada invierno, se puede interpretar como un hecho más para apoyar la evidencia de que el lobby americano y el ruso cooperan en esta campaña bajo la bandera de Brian Cookson.

Anteriores entregas del seguimiento de las elecciones de la UCI
I. La corrupción
II. Un blog contra la gente de Cookson
III. Sin Suiza

Antes de entrar en materia y ponernos al día, conviene hacer una pequeña recapitulación de lo que hemos visto y sabido hasta ahora. Hay dos candidatos a ocupar la presidencia de la UCI. A un lado, el aspirante Brian Cookson, presidente de la federación británica de ciclismo, apoyado notablemente por el lobby de Europa del Este encabezado por Igor Makarov, las figuras del ciclismo estadounidense, con Mike Plant, Steve Johnson y otros presuntos adláteres de Lance Armstrong, y las principales federaciones europeas. Al otro, el actual máximo mandatario Pat McQuaid, cuyo principal sustento son federaciones periféricas al tradicional centro del ciclismo mundial como las africanas o las asiáticas. Las elecciones se celebran el próximo 27 de septiembre en Florencia (Zona Matxin estará ahí para contarlo), y por lo pronto McQuaid cuenta con los votos de Asia (9), África (7) y parte de América (hasta 9), mientras Cookson sólo tiene seguros los de Oceanía (3), parte de Europa (hasta 14) y mínimo 2 de América. En otras palabras: McQuaid tiene más papeletas de ganar que Cookson.

El 51.1 sigue coleando

Gran parte del debate de estas elecciones ha orbitado en torno a la nominación de Pat McQuaid como candidato a presidente. De acuerdo con el artículo 51.1, esta nominación debe otorgarla «la federación del candidato»; como ya explicamos, McQuaid la buscó en su Irlanda natal, no la consiguió; en Suiza, y tampoco; propuso un cambio retroactivo de las normas electorales, y le generó demasiados problemas; y ahora por fin tiene su nominación a través de las federaciones de Marruecos y Tailandia.

Para conseguir esto, el actual presidente de la UCI ha tenido que hacer una interpretación torticera del 51.1: ahora, «la federación del candidato» no es la suya de toda la vida, sino cualquiera de la cual el candidato sea miembro, aunque sólo sea desde unas semanas antes como sucede en este caso. Esta relectura ad hoc ha hallado contestación por parte de cinco federaciones que han solicitado a la UCI que la someta al juicio del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS); que éste la evalúe y decida si es adecuada. Estas cinco federaciones no son neutrales, sino Rusia (presidida por Makarov), Canadá (ya anunció que apoyaba a Cookson), Estados Unidos (cuyo CEO es Steve Johnson), Finlandia (muy combativa en las reuniones de la confederación europea, como Noruega) y Argelia (una de las pocas voces críticas con McQuaid en África).

Aunque el TAS dijo estar dispuesto a emitir un dictamen urgente antes de las elecciones, la respuesta de la UCI a esta petición ha sido un no rotundo. Lo pronunció el pasado viernes el Comité Ejecutivo de la UCI, que dejó la posible interpretación en manos del Congreso de la UCI haciendo énfasis en que «sólo 5 de las 178 federaciones nacionales del mundo» habían pedido una intervención del TAS. McQuaid, miembro del Comité Ejecutivo en tanto que presidente de la UCI, no estuvo presente en la votación: se encontraba viajando a Buenos Aires para presenciar la elección de Tokio como sede de los JJOO de 2020. Ahora, el grupo de federaciones amenaza con acciones legales.

… Y luego está «el Dossier»

Mientras McQuaid torea las trabas legislativas, el bando de Cookson ha dado un impulso a su principal maniobra de propaganda de agitación: «el Dossier». Se trata de un documento de 54 páginas confeccionado por dos investigadores internacionales a petición de Igor Makarov y blandido por Mike Plant en una reunión del Comité Directivo de la UCI el pasado mes de junio. En él figuran presuntos hechos execrables, probados o probables, de Pat McQuaid y su predecesor Hein Verbruggen en sus mandatos como presidentes de la UCI.

Este Dossier iba a ser entregado al Comité Ético de la UCI, pero Plant se retractó de sus intenciones porque éste «no es independiente». No ha llegado, por tanto, a las instancias pertinentes; pero sí ha sido conveniente filtrado a la prensa. Concretamente, Velonews ha podido acceder a un resumen de sus 54 páginas y publicarlo.

El Dossier se puede consultar aquí. Entre los 12 presuntos hechos que apunta, destacan cinco: que McQuaid intentó pactar un soborno con Contador para no revelar su positivo de 2010; que se confabuló con un equipo para ocultar sus impagos y evitar las consecuencias de estos; que junto a Verbruggen ayudó a Armstrong a encubrir su dopaje y volver al WorldTour en 2009 sin cumplir las normas del pasaporte biológico; que solicitó a «un conocido dueño de un equipo WorldTour» la suma de 250.000 € a cambio de «promover el ciclismo en su país»; y que Global Cycling Promotions, la empresa privada de organización de carreras controlada por los actuales mandatarios de la UCI, tiene asuntos financieros turbios.

A raíz de esto, Brian Cookson ha sido rápido pidiendo que se investiguen los hechos antes de las elecciones. McQuaid, por su parte ha salido al paso con contundencia clamando que todo es falso e infundado y enviando una carta a todas las federaciones nacionales en la cual acusa al bando de Cookson de numerosos delitos y cuyo párrafo más demoledor encabeza este artículo.

En el ámbito estrictamente electoral, McQuaid sigue intentando asustar con la posibilidad de que el ciclismo pierda peso en el movimiento olímpico si Cookson sale elegido; también ha hecho propuestas concretas, como limitar la cantidad de días de competición de cada ciclista a 80 por temporada o exigir una titulación específica a médicos, directores y preparadores de los equipos WorldTour y que haya uno de cada uno por cada siete ciclistas. Cookson, por su parte, publicó un plan de crecimiento comercial de 10 puntos algo vacío de contenido.

¿La conclusión? La de siempre: no hay santos y pecadores, buenos y malos, en esta contienda. Y sí muchas motivaciones espúreas, y ansia de poder, y revancha, y dinero.

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