Javi Moreno (1984, Jaén) tiene de estado en Whatsapp tres emoticonos: una pareja cogida de la mano, un corazón y un bebé. “Sí, voy a ser padre”, dice; y ríe. El bebé se llamará Javier, y nacerá en septiembre. “¡En plena Vuelta a España!”. Buenas noticias.
Hay veces que la vida recompensa todo el trabajo de golpe, obsequiando a bocajarro las satisfacciones merecidas. Quizá ése sea el sentido de los cuarenta días en el desierto, esos que sirven para superar tentaciones y ayudan a forjarse un carácter, unos objetivos, una forma de actuar; un karma. Así siente el jienense que le ha sucedido: “Después de todo el trabajo realizado estos años, veo que empiezo a obtener resultados y satisfacciones”. La última, el pasado domingo con la victoria en la general de la Vuelta a Castilla y León.
La travesía hacia el World Tour
Javi Moreno pasó seis años en la base del ciclismo profesional español antes de poder saltar al UCI World Tour. Grupo Nicolás Mateos, 2006, fue “un año malo”. Extremadura, 2007, fue algo mejor por cuanto estrenó su palmarés con una etapa en la Vuelta a Madrid. Después vino un trienio con Andalucía, el equipo de su tierra, iniciado con un ilusionante 21º lugar en la Vuelta a España, torcido con una estremecedora caída en la Volta a Catalunya de 2009 y cerrado con un 2010 de buenos puestos y sensación desigual.
Por eso, porque no terminaba de “sentirse valorado”, Moreno decidió escapar de la escuadra de Antonio Cabello para firmar por Caja Rural, que se interesó por hacerse con sus servicios conscientes de su calidad innata. De ellos guarda “muy buenos recuerdos”, y no es para menos. Pusieron la escuadra a su servicio en la que hasta ahora era la mejor carrera de su vida deportiva, una Vuelta a Asturias 2011 en la cual demostró poderío ganando el final en alto del Acebo y aguantando los embites de un Tino Zaballa encendido en Naranco con la inestimable ayuda de su entonces y ahora compañero José Herrada, inconmensurable, “el más fuerte de aquel día, sin duda”.
La recompensa de la élite
Tras aquella exhibición, muestra de su mejor versión, solo cabían las buenas noticias. Éstas llegaron en invierno de aquel año, con el fichaje por Movistar. Allí el jienense ha encontrado sus expectativas colmadas, “todo lo que se puede pedir. Es otro nivel, no falta de nada. Además me he adaptado muy bien al equipo, a su filosofía”.
Su primera carrera con la escuadra telefónica, buenas noticias, fue el Tour Down Under. En la quinta etapa de la carrera, con final en Willunga Hill, exhibió sus cualidades siendo el último hombre de Alejandro Valverde en su camino hacia la primera victoria tras año y medio de ostracismo. Ahí se ganó la confianza del murciano. ¿Qué siente al ver el vídeo de la carrera, esas prestaciones tan buenas? “buf, No sé… Me veo tan apretado…” Y ríe. “Pero fue un día de esos en los que todos sale bien”. El comentarista de la televisión australiana, ante su gesto de esfuerzo desmesurado, no pudo evitar exclamar: “He is killing himself!”.
Una primera apoteosis en Castilla y León
Moreno conoció la gloria colectiva varias veces más, siempre junto al ciclista murciano, en Andalucía, París-Niza y Amorebieta. Este fin de semana, en la Vuelta a Castilla y León, le tocó saborear la individual, el triunfo propio. Moreno supo filtrarse en el corte de 15 corredores que se jugó la victoria en la segunda etapa; al día siguiente, en la durísima jornada de montaña con salida y llegada en Segovia y tránsito por puertos emblemáticos de la Sierra madrileña como Morcuera, Navafría y Navacerrada, descabalgó al líder Luis León Sánchez con la inestimable ayuda de sus compañeros de Movistar.
¿Cómo se llevó a cabo el asalto a la carrera? “De inicio, varios compañeros entraron en la fuga grande del día. Después, en el último puerto del día (Navacerrada), Juanjo Cobo puso un ritmo fortísimo en el grupo donde estaba junto a Luis León para seleccionarlo. Cuando Cobo se abrió, ataqué y me llevé a Urtasun y Luisle a rueda; mantuve el ritmo hasta que Luisle se descolgó. En esas cacé a Arroyo, que se había dejado ir de la fuga y me hizo de puente hasta ella. Una vez allí relevamos a tope para distanciar a Luis León, que terminó reventando”. Superado el escollo del líder Luis León, tocaba rematar la faena distanciando a Guillaume Levarlet y Pablo Urtasun, que también viajaban en el grupo delantero y le llevaban unos segundos de ventaja. “Esprinté pensando únicamente en ganar la etapa”. No pudo; se la llevó Yelko Gómez. Pero la fortuna sonrió al jienense: sus dos rivales, francés y navarro, sufrieron un percance en el esprint que les costó cuatro segundos.
Escuchando su relato, la táctica suena intrincada y avezada. ¿Estaba planteada así de inicio? “Sí. Cuando José Luis Arrieta [director deportivo de Movistar] nos la explicó en el autobús, me pareció una barbaridad, muy difícil de llevar a cabo”. Pero se consumó. Después de una victoria tan épica, ¿qué hace un corredor? “Subir al podio”, responde; y ríe. En realidad, en aquel momento lloró. Fue una victoria importante, tanto para él (“me satisface”) como para su escuadra (“era una carrera especial, queríamos ganarla para dedicársela a Xavi Tondo y dimos un recital”).
Castilla y León supone la primera apoteosis para Javi Moreno con los colores de Movistar. Tocará intentar refrendarla en Rioja, Asturias y Madrid, próximas citas del calendario español donde el jienense estará presente. Después no llegará el Tour (“en el equipo hay una jerarquía; Eusebio Unzué confía en un bloque que lleva años asentado, y es algo que respeto profundamente”), pero sí la Vuelta. Durante la disputa de ésta nacerá su crío. Parece que este año Javi Moreno va a recibir muchas buenas noticias.
Foto: Rafa Gómez / Ciclismo a Fondo