Cinco Revelaciones de la Vuelta a España

Peter Velits El mejor de los gemelos Velits es la gran sorpresa de lo que llevamos de Vuelta. Tras años madurando en el plácido pelotón alemán, dio el salto este invierno a HTC-Columbia en busca de una mejor base para madurar, un entorno más favorable y un poco más de presión; todo lo que echaba de menos en un Team Milram donde todo esto brillaba por su ausencia. Gracias a ese salto, se ha encontrado en una escuadra donde le piden algo más que meterse en los esprints y llegar hasta donde pueda en la montaña. Eso le ha beneficiado, y la gran muestra es esta Vuelta donde, con sólo tres etapas decisivas por disputar, está situado cuarto en la general, aunque algo lejos del podio. A Velits se le ve sólido en montaña e incisivo en las llegadas en cuesta; además, no parece que vaya a acusar la tercera semana toda vez que ya ha terminado dos Tour y ambos los ha acabado al alza. La duda es hasta dónde llegará en la contrarreloj de Peñafiel, que puede ser un auténtico hueso para un ciclista de sólo 25 años.
Tejay Van Garderen El compañero de Velits llegaba con cierto cartel tras ser tercero en la Dauphiné Liberé y segundo en la exigente Vuelta a Turquía. Prometía situarse entre los quince primeros a poco que la carrera le viniera de cara y está cumpliendo las expectativas con una actuación aún más sobria que la de su compañero Velits. Ocho etapas entre los veinticinco primeros son un gran bagaje para un chico de apenas 22 años cuyo motor seguramente irá a menos con el transcurso de la carrera. Sin embargo, encontrarse undécimo a falta de seis etapas para el final no es una mala carta de presentación para el hombre que debe llevar junto a Andrew Talansky y Taylor Phinney la bandera del ciclismo yanqui por Europa en la segunda mitad de la recién iniciada década.
Nicolas Roche El irlandés ya fue la revelación de la Vuelta 2008 y en esta edición ha sido una de las progresiones más notables. Se ha mostrado más consistente que nunca en su carrera, pecando incluso de opacidad toda vez que no ha llegado a darle de verdad el viento en la cara. Sin embargo, debe ser un regocijo para sus directores verle solvente en montaña, regular al máximo, sexto en la general con opciones notables de colocarse entre los cinco primeros. Todo ello con un Tour de Francia en las piernas, lo que para algunos es motivo de sobra para renunciar a la gran ronda española…
Gonzalo Rabuñal Uno de los gregarios más notables de la prueba. Con solo 26 años y dos grandes en las piernas, el ciclista de Arteixo se ha convertido en una pieza clave en las numerosas ofensivas de Xacobeo – Galicia en la montaña de esta Vuelta a España. Rabuñal es un buen escalador y decente contrarrelojista, a pesar de que sus resultados individuales apenas lo atestigüen (la clasificación de la montaña de la Vuelta al País Vasco es lo mejor de su palmarés), y sobre todo está dotado de un pundonor incomensurable que le convierte en un gran trabajador. Es el relevo natural de Ezequiel Mosquera, a cuya sombra crecerá un par de años más, cuando el de Teo deje la bicicleta.
Mikel Nieve Hablando de gregarios, la labor del alavés en favor de Igor Antón ha sido superlativa, contrapuesta a la dejación de funciones de un ominoso Beñat Intxausti que se retirara hoy. Tanto en llano como en montaña ha sido capaz de estar en todo momento junto al gran protagonista de la carrera… hasta su caída, cuando Nieve asumió los galones de líder como ha demostrado el trabajo desempeñado por Txurruka en Lagos. Situado decimosexto tras días de vaciarse por Antón, está por ver su rendimiento sin tener que estar pendiente de nadie en una Vuelta que supone su debut en una grande.
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A Igor Antón se le debe una Vuelta

Es difícil aseverar cuál fue el detalle que provocó que Igor Antón se fuera al suelo a unos diez kilómetros de meta hoy camino de Peña Cabarga tras toparse en su trayectoria con su compañero Egoi Martínez, que le conducía por el interior del pelotón y acababa de caer al suelo. Xavi Tondo, ciclista de Cervélo que hoy llevaba una senyera en el sillín para conmemorar la Diada, contaba en meta que había “dos troncos” en el tramo de carretera donde cayó el vizcaíno. Puede ser el motivo, un bandazo de Egoi provocado directa o indirectamente por los troncos. Esa fue la chispa que prendió la mecha que acabó con Antón en el suelo, esa persona que colocó los troncos en el suelo, esa organización que no los advirtió en la calzada o que, aún peor, los advirtió y no los retiró.

Igor Antón se levantó del asfalto ensangrentado, con el cullote de su equipo y el maillot rojo diseñado por Custo destrozados. Rasguños por toda su piel, dolor en todo el cuerpo, el codo directamente roto y la mente embotada. El ciclista de Galdákano estaba totalmente ausente, con esa cara de pasmo propia de quien acaba de sufrir la mayor de las desgracias sin saber ni cómo. Ese rostro de sorpresa delataba a una cabeza que movía el resto del cuerpo sin reparar en que éste apenas se tenía en pie, que respondía a las apelaciones de quienes se movían a su alrededor con frases cortas, serio. Poco elocuente porque cualquier parlamento de más de diez segundos que hubiera hecho en ese momento habría acabado en llanto.
Durante unos kilómetros, la marcha de la Vuelta se convirtió en una elegía. Gran parte del pelotón se había enterado de la caída de Igor (el ganador de la etapa, Joaquín Rodríguez, confesó en meta que él no) y se quedó en stand-by hasta que Liquigas, escuadra del nuevo líder Nibali, metió ritmo pensando en distanciarle, por si se levantaba y volvía a la bicicleta. El resto, la mayoría, pensaban en cómo de desgraciado era Igor.
En la Vuelta de 2008 ya le sucedió algo parecido. Se cayó camino del Angliru, en un día al que llegaba con una sensaciones inmejorables y mientras su Euskaltel tiraba a toda máquina del pelotón. Hoy era líder y su escuadra llevaba toda la etapa en cabeza. Entre medias, un año negro en lo personal, cáncer de su ama incluido. Esta campaña había vuelto a sacar la cabeza, del hoyo particular y del anonimato deportivo, empezando por un día superlativo en el Morredero y siguiendo con buenas actuaciones en el calendario, mayormente de segundo nivel, que afrontó. Y como colofón esta Vuelta donde se mostró en todo momento en punta, entre los mejores en todas las jornadas incluyendo dos victorias de etapa impresionantes en Valdepeñas y Pal. Igor Antón se había metido en el gusto de la afición, que le coreaba y comenzaba a identificarle como un escalador de primerísimo nivel. Parecía destinado al triunfo en la general final…
La edición 2010 de la Vuelta a España está siendo muy buena. Prolija en detalles, genera debate, tiene un abanico de favoritos relativamente amplio y de cierto prestigio. Por encima de todo, es espectacular gracias a unos recorridos acertados (especialmente durante la primera semana) y a la actitud de unos ciclistas que, esta vez sí, parecen dispuestos a revindicarse y hacerse grandes en esta Vuelta. Sólo le faltaba el puntito de leyenda para pasar a la historia del ciclismo, y ese se lo ha dado un Igor Antón que, con su gran desempeño previo y su tremenda desgracia, se ha convertido en el absoluto protagonista y ganador moral de la carrera. Ahora da la sensación de que se le debe una Vuelta. Veremos si el Ciclismo, a veces tan mal pagador, salda la deuda.

Edición Según comenta Egoi Martínez en su blog, fue Igor quien se cayó delante de él y no al revés

Las claves del nuevo Garmin – Cervélo

El ciclismo es el deporte endémico por excelencia. Lo que pasa en su alto nivel sin ser visto como algo extraordinario ocurre muy raramente en el resto del deporte profesional, llámese fútbol, baloncesto o motociclismo. Es lo que sucede, por ejemplo, con las fusiones de equipos.
Cada año hay rumores de posibles fusiones dentro del pelotón. Estructuras que andan cortas de dinero pueden unir fuerzas, siempre que sus condiciones económicas y administrativas se lo permitan, para continuar en las carreteras una temporada más o incluso formar un proyecto estable a corto plazo. Fue el caso este abril del modesto Heraklion – Kastro – Murcia, que juntó a la estructura de Contentpolis (con Francisco Mancebo en sus filas) con el modesto Heraklion griego, formado por pistards del país heleno. El experimento, exitoso, parece llamado a tener continuidad en el futuro.
Históricamente, a un nivel muy superior, son paradigmáticas las fusiones que acabaron construyendo el gigantesco Mapei de finales de los 90 (primero con CLAS, luego con GB-MG), un equipo que aún hoy sobrevive como Quick Step. Hace relativamente poco, el conjunto Saeco juntó su estructura con la de Lampre para dar lugar al conjunto homónimo liderado esta temporada por Damiano Cunego. También Domo, formación belga de nivel medio-alto, unió sus destinos con el histórico Lotto en 2002 para sentar las bases del actual Omega Pharma-Lotto.

La marcha de la supuesta fusión
Es por ello que, cuando los rumores sobre una posible fusión entre Garmin y Cervélo arreciaron, basándose en la falta de liquidez del equipo sustentado por la marca de bicicletas suiza, nadie se sorprendió. Todo pareció encaminarse cuando se anunció que el conjunto Garmin cerraba una “exitosa relación” de cuatro años con su suministradora de máquinas Felt para pasar a usar las fabricadas por Gerard Vroomen y Phil White.
“Se ha presentado una ocasión de dar un salto más rápido de lo previsto. Todo encajaba, no teníamos mucha gente bajo contrato para el año que viene, y era posible realizar la fusión”, respondía sonriendo el director de Garmin-Transitions Johnny Weltz a preguntas de Arueda durante las primeras etapas de la Vuelta a España. La fusión parecía un hecho. Como parte de ella llegaban en principio Roger Hammond, Heinrich Haussler, Thor Hushovd y Andreas Klier; más adelante se confirmarían las llegadas de Daniel Lloyd, Gabriel Rasch (amigo íntimo de Hushovd) y Brett Lancaster, iniciador del rumor de fusión al anunciar en su twitter que iba a empezar a “buscar casa en Girona”, centro de operaciones del equipo Garmin.

Una maniobra para no asumir las obligaciones de Cervélo
Las principales fuentes de información del mundillo ciclista hablaban de fusión, medios afines a la escuadra de Jonathan Vaughters también lo hacían. Incluso Johnny Weltz admitía hablar de fusión. Sin embargo, no se podía hablar de fusión propiamente dicha. Una fuente cercana a la negociación nos lo aclaraba: no había fusión mercantil, la empresa Cycling United Racing AG (razón social del conjunto Cervélo) cesaba su existencia y Slipstream Sports (Garmin) tomaba el patrocinio de la marca Cervélo y, si tenía interés por ello, intentaría fichar a corredores del próximamente difunto equipo suizo.
El por qué de este proceder, en lugar de juntar ambas sociedades en una sola creada ‘ad hoc’ o de que una absorbiera a otra, responde a motivos económicos. Hubiera supuesto a Garmin asumir los contratos de un total de doce ciclistas de Cervélo, cuya relación con Cycling United se extendía hasta diciembre de 2011; de esta manera, Slipstream Sports (y en definitiva el futuro Garmin – Cervélo) se lava las manos con respecto de esos doce corredores. A estos solo les queda esperar que les hagan un hueco en el nuevo bloque o denunciar a la estructura ante la UCI por incumplimiento de contrato, lo que daría lugar a la ejecución de los avales depositados ante la UCI por el equipo al inicio de temporada y a que el ciclista cobrara tres meses del año que no correrá en Cervélo, quedando eso sí libre para comprometerse con otra formación para 2011. En definitiva, se lleva a cabo una triquiñuela legal para evitar doce contratos económicamente indeseables.
¿Cuál es el futuro para todos los corredores que quedan libres de Cervélo? Aparte de los ya mencionados incorporados al futuro Garmin, el esprinter Theo Bos se ha comprometido con Rabobank. El potente Ignatas Konovalovas y el escalador Xavi Tondo, actual tercer clasificado de la Vuelta a España, han firmado con Movistar, equipo con el que se relaciona al vallisoletano Oscar Pujol. Por su parte Carlos Sastre, uno de los alma máter de Cervélo, fue el primero en cerrar su futuro uniendo sus destinos con Geox; siguió sus pasos el joven suizo Marcel Wyss y podrían hacer lo propio el director Álex Sans y el veterano Iñigo Cuesta, corredor que el director de Geox Joxean Fernández ‘Matxin’ ya reconoció en Arueda estar dispuesto a contratar. El resto de corredores aún libres son igualmente interesantes para cualquier escuadra ProTour; Cervélo era uno de los conjuntos de mayor nivel medio, como ejemplifican el catalán Xavi Florencio, Philip Deignan (relacionado con AG2R) o Stefan Denifl. En cuanto al staff, se da por hecho que parte de él podría incorporarse al Garmin – Cervélo femenino o quedarse en el masculino, que al ver aumentada su plantilla necesitará refuerzos en la parte técnica.

El gran potencial del Garmin – Cervélo
Y es que Garmin – Cervélo aumentará considerablemente su plantilla en cantidad y calidad con este movimiento. A los siete ciclistas ya citados procedentes de Cervélo se unirán en el plano de incorporaciones Christophe Le Mével de la Française des Jeux y el prometedor vueltómano yanqui Andrew Talansky. Pero es que la lista de fichajes de Cervélo podría ampliarse; Jonathan Vaughters aseguró en declaraciones a VeloNation que “llegaremos al máximo, a los treinta ciclistas en plantilla”, mientras que hay rumores de que el propio Vaughters está intentando liquidar contratos de algunos corredores de la base americana de la escuadra que no han acabado de colmar las expectativas para hacer hueco.
Todo para mejorar el nivel medio de un bloque que, en ese aspecto, ha dejado mucho que desear. Muestra de ello son las alineaciones de Garmin en las grandes vueltas de 2010: cuatro corredores (Julian Dean, Christian Vandevelde, Tyler Farrar y David Millar) han tomado la salida en las tres. “La base del equipo”, asiente Johnny Weltz, que sin embargo puntualiza: “Querían repetir en las cuatro grandes vueltas. Tenemos otros corredores más apropiados para las clásicas, mientras estos cuatro no llegan cascados y les viene bien correr las grandes”. Unos argumentos algo débiles para excusar lo que parece una impepinable demostración de falta de talento en la plantilla de Garmin para esta temporada.
El próximo año, en cambio, las cosas cambiarán. El propio Weltz lo deja claro: “Llega un paquete de corredores de clase mundial. El resultado será un bloque muy sólido”. Quizá en las grandes vueltas la vida siga igual, puesto que aparte de Le Mével ninguna incorporación se hará sentir inmediatamente en este tipo de pruebas. Sin embargo, en clásicas el potencial de la formación sí ganará enteros. “Ya no tendremos que poner todos los huevos en la misma cesta. Como sucede con Quick Step, tendremos muchas bazas que jugar”. Realmente, en las clásicas de pavés, el bloque formado por los recién llegados Hushovd, Haussler, Klier y Hammond sumados a hombres como Van Summeren, Maaskant, Millar o Farrar que ya este año se encontraban en las fials de Garmin será de respetar o incluso de temer. Un auténtico rival para el Quick Step que refería Weltz.
Todas estas son las claves del refuerzo realizado por Cervélo al conjunto Garmin, que dará lugar a una nueva super estructura que se suma a la de Sky, Katusha, Movistar o HTC – Columbia en el panorama del ciclismo mundial. La escuadra capitaneada por Jonathan Vaughters está destinada a ser protagonista en las clásicas y estar muy presente en las grandes vueltas, lo cual es sin duda una gran noticia e incluso un aliciente de cara al año que viene. El pero, sin embargo, viene por cómo para posibilitar esto se ha liquidado a un equipo que parecía tener un gran recorrido, que ha costado muchos desvelos… y que podría dejar a una docena de ciclistas con el futuro aparentemente resuelto hace menos de un mes en la calle, sin derecho siquiera a cobrar íntegros sus contratos gracias a una triquiñuela legal. Eso no fue lo que se filtró en los medios de comunicación al principio de las negociaciones.

Tras Xorret, Nibali es el rival a batir

La llegada a Xorret de Catí va camino de convertirse no ya en un seguro de éxito, sino en un clásico para la Vuelta a España. Su estrecha carretera y empinada pendiente siempre deparan imágenes espectaculares; su labor de rompehielos, siendo casi siempre la cima alicantina una de las primeras etapas en marcar diferencias en la general, le confiere un cariz atractivo de prueba de fuego para los implicados en la lucha por el maillot de líder. Con ello permite análisis y emana sensaciones útiles para aventurar el posible devenir de la Vuelta.
Precisamente en torno al maillot rojo que distingue al número uno de la general se ha desatado la única polémica de la jornada. Joaquín Rodríguez e Igor Antón se pasaron el día entero pugnando por el liderato de la carrera ante la segura caída a puestos traseros de Gilbert en la subida a Xorret. Empatados a tiempo catalán y vizcaíno, el corredor de Euskaltel se hacía con el codiciado rojo por puestómetro (suma de los puestos obtenidos por ambos corredores en la meta de las etapas disputadas) de llegar ambos juntos a meta.

Así, Rodríguez pasó el día entero buscando ese segundo que le permitiera adelantar al de Galdakano. Se metió en la lucha por el esprint especial de Onil, donde consiguió ser tercero y con ello un segundo menos para la general; pero una caída previa a la disputa de la bonificación hizo que los jueces decidieran anularla. Purito, incansable, luchó a brazo partido en Xorret de Catí por distanciar a Antón. Le resultó imposible, así que llegado el momento decidió jugarse la carta de esprintar en la meta, situada dos kilómetros después de la cima, e intentar picar tiempo. Pareció conseguirlo, Antón perdía rueda respecto de Nibali y él; pero en los últimos metros el italiano se dejó ir, hizo función de puente y evitó que Purito tomara ese segundo que le colocaría como líder.
En un primer momento, sin embargo, los jueces estimaron que sí había habido esa distancia y llamaron a Joaquín Rodríguez al podio. Cuando repararon en su error y estimaron que era Antón el nuevo portador del maillot rojo, el rebote de Joaquín Rodríguez fue curioso según reporta José Andrés Ezquerro (AS) en su Twitter. La pregunta es si merece la pena el rebote, toda vez que ahora tocan dos etapas de terreno quebrado, lo que significa desgaste para el equipo de líder. Un tributo a pagar elevado teniendo en cuenta que ser primero en la general a estas alturas de la prueba es algo circunstancial. Da lo mismo ser segundo, tercero o…
Cuarto. Cuarto en la general es Xavi Tondo, catalán del conjunto Cervélo que parece haber intercambiado roles con su a priori líder Carlos Sastre. En el transcurso de la etapa de hoy, el conjunto dirigido por Álex Sans ha portado el peso de la carrera a partir del Puerto de la Carrasqueta. En principio parecía un trabajo destinado a dinamitar el pelotón y minar a los rivales de un Sastre que necesitaba recortar los dos minutos de desventaja con que contaba en la general. Luego, en Xorret, el abulense se puso en cabeza a seleccionar definitivamente el grupo de favoritos y se vio claro que el principal beneficiario de la labor realizada durante la etapa no era el abulense sino Tondo.

Parece ser que Sastre ha admitido estar un peldaño por debajo del catalán en estos momentos y ha trabajado para él tanto en la subida al puerto alicantino como en la bajadadel mismo. El corredor de Valls llega más fresco a esta Vuelta, toda vez que no ha competido en junio y julio con la descarga que ello supone para sus piernas. En su contra juegan dos factores que precisamente acreditan a Sastre como contendiente en la general: adolece de consistencia en los momentos decisivos (como ha demostrado hoy cediendo unos segundos insignificantes pero sintomáticos en meta ante el esprint de Rodríguez y Nibali) y aún está por ver su capacidad de afrontar a tope la tercera semana de una grande, cita que no ha disputado a tope en toda su carrera deportiva.
Otro equipo que deberá replantearse su táctica una vez transcurridas las primeras etapas de la Vuelta es Caisse d’Épargne. Hoy ha colocado cinco corredores en el grupo de favoritos. Los hombres de Eusebio Unzué son líderes en la clasificación por escuadras y cuenta en sus filas con cinco ciclistas capaces de entrar en el top20 de la general… pero ninguno para el top5, por más que ‘il asino’ Marzio Brusheghin se halle situado en el quinto lugar provisional. Para brillar en la gran ronda española y aspirar al rojo, no quedará sino echar mano de una táctica valiente como la del glorioso día de L’Aquila, movimiento audaz que les permitió aupar al segundo cajón del Giro de Italia a David Arroyo. Avala esto el hecho de que en esta Vuelta lo más parecido a un bloque sólido para controlar la carrera es un Katusha que ya ha gastado bastantes balas en estos primeros compases de carrera, por lo cual es relativamente asequible dar un vuelco táctico. Lo que parece claro es que, sólo con la regularidad de sus mejores ciclistas, la escuadra navarra no puede aspirar sino a acumular hombres en el top10.
El capítulo de decepciones se abre con Denis Menchov. El ruso de Rabobank llega a la Vuelta acomodado, con la temporada justificada por su podio en el Tour y su futuro asegurado por un contrato con el equipo Geox. No tiene necesidad de apretar, ni de buscar los puestos de honor; eso genera una distensión que en días como hoy le lleva a ceder más de dos minutos en una subida de apenas cinco kilómetros. Tampoco han estado en el lugar adecuado Ezequiel Mosquera y Frank Schleck; el de hoy no era el terreno ideal para el gallego, mientras que el luxemburgués sencillamente no acaba de cogerle el punto a esta Vuelta.
Haciendo un análisis rápido, la primera fila de entre los aspirantes al cajón más alto del podio de Madrid han quedado reducidos a una terna formada por Joaquín Rodríguez, Igor Antón y Vincenzo Nibali, separados entre sí por dos exiguos segundos. De ellos, Antón es el que más y mejor se ha mostrado, toda vez que ya lleva un triunfo parcial (Valdepeñas) en el zurrón. Rodríguez, por su parte, parece fuerte y capaz de todo, pero esta por ver si acusará los esfuerzos del Tour en la parte final de la carrera.
En cuanto a Nibali, lo ‘Squalo’ no acaba de lucir pero esta ahí. Siempre con los mejores, a rueda de los favoritos, entre los seis primeros en todas las etapas decisivas de lo que llevamos de Vuelta. No parece sencillo distanciarlo en montaña, donde se muestra sólido al estilo de los grandes campeones; mientras en contrarreloj es flagrantemente superior a la pléyade de escaladores españoles que pudiera acosarle de tomar el rojo en la crono de Peñafiel. El italiano es, ahora mismo, el rival a batir en una Vuelta que ha iniciado ilusionante y, sobre todo, bonita.

Xavi Tondo: "Veo a Sastre ganando la Vuelta"

Hay en el pelotón muchos gregarios que podrían ser líderes. Xavier Tondo (1978, Valls) es uno de ellos. Escalador fuerte y abnegado, buen contrarrelojista, experimentado pero no exprimido. El catalán lleva ya ocho temporadas como profesional en los cuales ha pasado por siete equipos de los calados más diversos, desde la precariedad de Barbot o Catalunya – Ángel Mir a la exuberancia del Cervélo donde ahora mismo está encuadrado. Conoce lo malo y lo bueno porque, para él, “cada año ha sido diferente”.
Lo único que se ha mantenido constante durante la vida profesional de Xavi Tondo ha sido su entrega, fuera de toda duda. En algunas ocasiones, pocas, faltó suerte; fue el caso del año aciago de Relax, donde las lesiones no le dejaron lucir cuando la oportunidad parecía perfecta. Cuando el infortunio le ha respetado, Tondo siempre ha rendido a buen nivel. Rara vez se le ha escapado un año sin triunfos o actuaciones destacadas, acabando por erigirse siempre en referencia del equipo de turno.
En 2010, su enorme campaña con Andalucía-Cajasur le valió el pase al suizo Cervélo, donde ha sido uno de los mejores lugartenientes de Carlos Sastre. También ha encontrado momento para el lucimiento personal, eso sí, como sucediera en la París-Niza donde consiguió una etapa merced a una cabalgada majestuosa. En el Giro, la segunda gran vuelta de su vida, tuvo un papel brillante en los primeros diez días colándose en los puestos más altos de la general y la fuga de L’Aquila; luego acusó lo cargado de su calendario pre ‘corsa rosa’ y una enfermedad acabó de sepultar sus opciones de destacar. A la Vuelta acude con ánimo, con hambre de bicicleta como siempre, y con el convencimiento de ayudar lo máximo posible a su líder Carlos Sastre y buscar su oportunidad cuando sea posible.
¿En qué estado de forma te encuentras en este momento?
Es una incógnita, apenas he competido desde el Giro; sólo en Polonia, donde estuve únicamente cuatro etapas llanas y después me caí. Las sensaciones eran muy buenas, pero después de la caída he estado mucho tiempo entrenando en rodillo y me encuentro un poco raro. Llego bien, pero no sé exactamente cómo.
¿Notaste en la crono por equipos esa caída? ¿Pasaste miseria?
Al contrario, tuve un gran día, hice un buen trabajo e incluso me felicitaron mis compañeros. Pero la crono por equipos era un esfuerzo corto, de menos de un cuarto de hora… La Vuelta no se decide en un esfuerzo de quince minutos, sino en los de media hora que se hacen después de cinco horas sobre la bici. De todas maneras, me vino bien para coger moral.
¿Cuál va a ser tu papel en esta Vuelta?
Sin duda voy a estar supeditado a Carlos Sastre. Él nos ha expresado que está en el mejor momento de la temporada, tal y como él quería después del año de mala suerte que ha tenido. Las caídas del Giro le impidieron entrenar antes del Tour, ninguna de las carreras le salió como quiso y aquí sí que llega bien. Es un corredor fiable y creo que para mí es incluso es mejor para mí tenerle de líder, es un grande del cual puedo aprender. Aquí en la Vuelta me dejan libertad hasta que lleguen los momentos comprometidos, ya cuando Carlos me necesite lo daré todo para echarle una mano y que él intente ganar.
Como en el Giro, ¿no?
Claro, allí demostramos que podemos hacer muy buena pareja. En Italia estuvimos los dos entre los diez primeros hasta que me puse malo y nunca se sabe; un día se puede jugar una carta, otro otra… Pero eso sí, siempre dejando muy claro que Carlos es el líder.
Entonces le ves a capaz de llegar a lo máximo en esta Vuelta…
Sí, le veo ganando. De hecho la crono fue muy bien, empezamos con buen pie al contrario de lo que sucedió en el Giro
Cambiando de tema, el domingo por la mañana se confirmó tu fichaje por el equipo Movistar. ¿Qué esperas del salto al equipo de Unzué?
Como puse en mi Facebook, cuando empecé en el ciclismo fue por Perico e Indurain. La estructura ha continuado, ahora empieza una nueva andadura con un patrocinador que es prácticamente el mejor posible. Para mí, que tengo mucha ilusión por el ciclismo, esto es una pasada. El año que viene tendré oportunidades, cuando vuelva Valverde quizá las cosas sean diferentes pero eso de momento no me preocupa.
¿Te ha prometido Eusebio Unzué un rol de líder o te ha puesto en la segunda línea junto a Cobo, Rubén Plaza…?
Iremos viendo, depende de la temporada y las circunstancias. Cada año es diferente. Yo trabajaré cuando haya que trabajar e intentaré estar delante cuando me lo pidan. En ese sentido, me adaptaré.
Dices que cada año es diferente, y en tu caso eso se cumple al pie de la letra. En ocho años has estado en siete equipos diferentes.
Sí, pero bueno… ahora tengo un contrato de permanencia de 24 meses con Movistar [risas] Ahora sólo queda esperar que sea fructífero y estemos a gusto.

El imitador de Cavendish que Freire no conocía

En el tenderete donde algunos periodistas veíamos el final de la etapa de ayer en Marbella se tardó un poco en reaccionar cuando, en la ‘volata’ que ha decidio la carrera, una bala blanca adelantaba a un Mark Cavendish que se anotajaba imbatible. Sólo una vez el sorprendente protagonista alzaba los brazos se respondió: “¡Es Hutarovich!”
El bielorruso cruzó raudo la línea de meta. Se había guarecido tras las ruedas de Farrar y Cavendish, saliendo de ellas únicamente en los cien metros finales. Ello le valió poder lanzarse en velocidad punta encontrando nada más que lo justo el viento de cara que frenó a los mejores velocistas; los superó y, lanzado como iba, no pudo siquiera frenar en meta.
Sí que lo hizo Óscar Freire. El cántabro había llegado en el grueso del pelotón, sin intentar luchar por la victoria. Inquirido por un grupo de periodistas españoles, respondía sincero que no se había metido en el esprint por no estar en forma y para no arriesgar. Y, también, no haber “oído el nombre de Hutarovich en mi vida”. Tal vez porque el cántabro no es un enfermo de la bici, de parabólica y twitter; tal vez (seguramente sea el motivo principal) por el proverbial despiste que siempre lleva a cuestas. Porque alguna vez debe haber oído hablar del protagonista de hoy…
Yauheni Hutarovich (1984, Bielorrusia) no es un desconocido. No totalmente, al menos. Desde joven llamaba la atención en el calendario amateur francés, donde llegó como otros muchos corredores del este con objeto de crecer en una de las mecas del ciclismo. Era un velocista puro, de esos esprinters de viejo cuño que se quedaban hasta en los puentes, y buscaba una salida profesional que encontró en el Roubaix – Lille Metropole. Vistiendo ese maillot se hizo un hueco en el particular y endógamo calendario .1 del país vecino, consiguiendo alguna victoria y muchos puestos de honor.
Ello le valió su pase a Française des Jeux, equipo en el que a lo largo de los tres años ha ido evolucionando poco a poco. La escuadra dirigida por Marc Madiot es algo ruinosa, no consigue apenas resultados como se puede observar en los ránking, pero a cambio es una fábrica de buenos ciclistas que, como Gilbert, acaban por volar para pasar sus mejores años en otros equipos. Hutarovich ha ido dando pasos hasta explotar este verano, consiguiendo su primera victoria ProTour en la Vuelta a Polonia y, ayer, su primera victoria en una grande y presentación en el alto nivel en esta Vuelta a España.
¿Cómo llega hasta aquí Hutarovich? Sus piernas son columnas, su espalda ancha, su planta impresiona; es el velocista tipo. Eso, en realidad, es algo que comparten más o menos todos los de su calaña. La distinción entre unos y otros radica en secretos, intangibles, en el apoyo de su equipo, en una inteligencia superior, en un autoconocimiento máximo que le haga optimizar el uso de sus fuerzas. En el caso de Yauheni, según revela Cyclismag, el secreto es haber pasado horas analizando los esprints de su gran referente Mark Cavenidsh. Observándole ha aprendido a esprintar como un superclase y así sorprender a los que, como Freire, no le conocían.

El amanecer de la Vuelta

Después de varios años de cambio gradual, la Vuelta a España vuelve a suscitar gran interés dentro del mundo del ciclismo e incluso para el gran público.
A mediados de la década pasada, la Vuelta a España tocó fondo. La carrera no sólo estaba instalada en la más profunda endogamia (en la edición de 2004, sólo dos de los veinticinco primeros de la general final no eran españoles), sino que también acusaba graves problemas de dopaje como los que llevaron a la descalificación de Roberto Heras en 2005 habiendo sido ganador de la carrera y unos recorridos que no ayudaban al espectáculo deportivo. El resultado era el desinterés. Pudiera ser culpa de la tesitura general de un ciclismo que vivía a la sombra de Lance Armstrong, siendo todos los eventos que no contaban con el tejano una especie de segundos platos. Pero también sucedía que la gran ronda española, en pleno declive de los Franco y Sáenz de Trápaga y con Cordero ejerciendo de director general, no llegaba a proponer novedades llamativas, ni acciones para aumentar su prestigio. Estaba sumida en un círculo vicioso de mediocridad.
Tras la anodina edición de 2007, donde el aplastante dominio de Menchov se cimentó en un recorrido desastroso cuya clímax llegó en una crono en la autovía de Zaragoza, Unipublic (organizadora de la Vuelta) cambió de manos y pasó a ser propiedad del Grupo Antena 3 y, más adelante, ASO (propietaria del Tour de Francia).
Tres años después, por fortuna, la suerte de la prueba ha cambiado su signo poco a poco. La participación de las últimas ediciones ha tenido poco que ver con la de las precedentes, a veces por sucesos puntuales como sucediera con Contador y Valverde en sus respectivas Vueltas victoriosas. El recorrido, por su parte, también ha mejorado sensiblemente; se tienden a las emboscadas, a la distribución adecuada de la dureza para no dejar ristras de etapas a mitad o final de la carrera huérfanas de aliciente. Se podría decir que las últimas ediciones han sido el amanecer de la Vuelta, las del retorno de la ronda española al primer plano del ciclismo mundial y el panorama mediático nacional.
Un recorrido condicionado por la televisión
Entrando ya a la materia deportiva, la realidad es que el recorrido de la Vuelta 2010 es mejorable. Falta contrarreloj y dureza en la parte media de las etapas para castigar las piernas de los ciclistas, y eso es algo que quizá se haya visto condicionado por las retransmisiones televisivas. En primer lugar, las cronos no suelen ser plato de buen gusto para el público, que prefiere ver una carrera entre varios corredores antes que una lucha por el mejor tiempo. Y, en segundo, la cicatería mutua del Grupo Antena 3 y RTVE ha llevado a que la televisión pública recorte los medios destinados a la Vuelta (este año Carlos de Andrés y Perico Delgado retransmitirán desde el estudio) y conecte a partir de las cuatro de la tarde con la carrera, una circunstancia que aconseja a Unipublic que las cosas sucedan en la parte final de las etapas.
Las etapas montañosas de la gran ronda española este año, pues, tienden a concentrar sus puntos candentes en su parte final. Se tiende al unipuertismo, con jornadas que acaban directamente en alto sin ninguna dificultad previa reseñable. Es el caso de las llegadas de Pal (11ª etapa), Lagos de Covadonga (15ª) o el novedoso Peña Cabarga (14ª), que se afronta por primera vez en la Vuelta y promete emoción. Distintos serán los parciales de los también inéditos Cotobello (16ª) y Bola del Mundo (20ª), que tendrán antes pasos por San Lorenzo y Cobertoria en el caso de la cima asturiana y por Navacerrada (puerto matriz de la Bola) en el caso de la madrileña. La disciplina de la contrarreloj quedará liquidada con una CRE nocturna de 13km el primer día en Sevilla y una CRI de 46 km en Peñafiel a cuatro días del final. Poco…
De cualquier manera, hay muchas otras etapas interesantes en el recorrido de esta Vuelta, con emboscadas clásicas como la Cresta de Gallo (6ª etapa), Xorret de Catí (8ª) o Toledo (19ª) y otras novedosas como el puerto del León (3ª etapa), Valdepeñas (4ª), Alcoy (9ª) o, sobre todo, el Rat Penat de la décima etapa. Este santuario cicloturista, el Murciélago en catalán, es un puerto de primera categoría de unos cinco kilómetros, casi el 10% de pendiente y picos del 23% que los ciclistas deberán franquear camino de Vilanova i la Geltrú. Aunque se corona a unos treinta kilómetros de meta, después habrá un terreno incómodo que hará complicado que el pelotón vuelva a compactarse.
La participación nacional, buena aunque falten los mejores
Por lo que respecta al plantel de corredores presente en la salida de Sevilla, será muy bueno aunque estará algo opacado por la ausencia de las grandes estrellas nacionales Alejandro Valverde (vigente campeón, sancionado por dopaje), Samuel Sánchez y Alberto Contador. El caso de los dos últimos es llamativo, por cuanto han dado carpetazo a su temporada con sólo 58 y 51 días de competición respectivamente. La media en los ciclistas ProTour suele andar en torno a los 70, lo cual evidencia un cierto desinterés de asturiano y madrileño por la gran ronda española.
Sí estarán, en cambio, los otros cuatro estandartes que tiene en este momento el ciclismo nacional: Joaquín Rodríguez, Carlos Sastre, Luis León Sánchez y Óscar Freire. Los dos últimos han anunciado que correrán para preparar el Mundial, luchar por etapas y ayudar sus compañeros; Rodríguez y Sastre, en cambio, si vienen buscando algo más. El catalán de Katusha quiere confirmar que lo del Tour no fue flor de un día y codearse de nuevo con la élite en la clasificación general. El abulense, por su parte, llega a la Vuelta deseoso de revancha tras un Tour no demasiado satisfactorio ni en la carretera ni en el hotel; aquí estará acompañado por su guardia pretoriana (Florencio, Pujol, Cuesta, el outsider Tondo) y aspira al máximo posible.
En cuanto a los otros españoles en liza por la general, cabe destacar al dúo presentado por Euskaltel: Beñat Intxausti e Igor Antón. Si bien ambos llegan en buena forma y tienen cualidades similares, Igor Galdeano ha aclarado que el zornotzarra estará supeditado a Antón, que buscará consumar en 2010 lo que apuntó en 2008, cuando una caída le impidió estar en el podio de una Vuelta donde parecía el más fuerte en montaña. Caisse d’Épargne, por su parte, llega con la tranquilidad de su acuerdo de patrocinio con Movistar y varias apuestas posibles para luchar por el podio. Rubén Plaza realizó un gran Tour y ya fue quinto en la gran ronda española; David Arroyo, segundo en el Giro, está fresco y bien preparado pero ha confesado que la falta de dureza del recorrido no le viene bien. Y luego están el italiano Brusheghin, antiguo seguro de vida que lleva una mala racha, y el colombiano Urán, este año algo por debajo de sus expectativas pero excelente escalador y contrarrelojista.
El resto de opciones nacionales para la general de la Vuelta pasan mayormente por el ciclista de Xacobeo Ezequiel Mosquera, que llega en buena forma y espera asaltar de una vez el podio o, al menos, conseguir una victoria de etapa. Andalucía – Cajasur, por su parte, espera colar a Javi Moreno o Gómez Marchante en el ‘top ten’.
Varios extranjeros en disposición de llevarse el maillot rojo
Si buena es la participación nacional, no lo es menos la foránea. A los habituales esprinters y clasicómanos preparando el Mundial (Farrar, Petacchi, Cavendish, Bennati, Hushovd, Cancellara, Gilbert) se han sumado en esta edición de la Vuelta varios candidatos serios por la victoria de la general. Ya han pasado esos tiempos donde los corredores extranjeros miraban la Vuelta de reojo…
El primer foráneo a tener en cuenta es, por derecho propio, Denis Menchov. El corredor de Rabobank siempre ha tenido un especial cariño por la ronda española, la ha disputado varias veces y tiene dos en su palmarés (2005 por descalificación de Heras y 2007). Su fortaleza radica en su enorme solidez, mostrada este mismo verano con su podio en el Tour; su hándicap, que no tendrá presión al haber justificado ya esta temporada y asegurado la siguiente y eso puede generar dentro del ruso una relajación contraproducente.
Otro gran candidato será Vincenzo Nibali. ‘Lo Squalo’ es en este momento el mejor vueltómano de Italia. Se colocó tercero en el pasado Giro a pesar de no haberlo preparado y ser incluido a última hora por los problemas de Franco Pellizotti con el pasaporte biológico. Llega, además, en una gran condición física como refrendó en las semiclásicas italianas de agosto. A su lado tendrá al siempre potente equipo Liquigas, con un enorme bloque de gregarios encabezado por el checo Roman Kreuziger.
La terna de grandes favoritos extranjeros para la obtención del maillot rojo se cierra con Frank Schleck. El mayor de los hermanos luxemburgueses buscará resarcirse en carreteras españolas de lo acaecido este julio en las francesas, cuando una caída en el pavé le apartó de un Tour al que llegaba en plenitud de condiciones. En principio, vendrá a esta Vuelta para implicarse, al contrario de lo que sucediera con su hermano Andy y él el año pasado, cuando su presencia fue testimonial. El propio Andy tomará también la salida en Sevilla, pero parece que se limitará a apoyar a su hermano, prescindiendo de cualquier objetivo individual.
La lista de foráneos que podrían pelear por la general se completa con Andrei Kasheckin, kazajo enrolado en Lampre que fuera tercero en la Vuelta de 2006 antes de ser sancionado por dopaje; Vladimir Karpets, ruso de Katusha que cada vez parece más desengañado respecto de las vueltas de tres semanas y decidido a centrarse en las de una; el ex biker Jean Christophe Peraud, que se perdió el Tour por una infección y viene a por todas a la Vuelta; más el sueco Lövkist, el irlandés Roche y el francés Moncoutié para los triunfos parciales. Como posible sorpresa, mencionar al kazajo de Astaná Andrei Zeits, joven de gran talento que ya fuera 34º en el Giro de su debut (2009) con sólo 22 años y llega a la gran ronda española con el encargo de mostrarse en el alto nivel.
Ése es el planteamiento de una Vuelta ilusionante, esperada y que podría dar un gran espectáculo siguiendo la corriente de una temporada donde el ciclismo está volviendo a ser grande y deparar grandes y polémicas competiciones. La Vuelta 2010, aunque empezará de noche, podría representar un amanecer para el ciclismo español y mundial.

La Vuelta deja fuera a RadioShack

A mediodía de ayer, la organización de la Vuelta a España remitía una nota de prensa con veintidós equipos y una nota al pie informando de su decisión respecto de la lista de invitados a la gran ronda española. Y con ello se desataba la guerra dialéctica.
Las escuadras que tomarán parte en la Vuelta serán, según los deseos de Unipublic, las dieciséis que firmaron el llamado ‘Acuerdo de Londres’ hace dos años (básicamente, los ProTour de 2008 que siguen en las carreteras) y seis que son directamente invitadas por la organización: los ProTour Sky, Katusha y Garmin y los profesionales Cervélo, Andalucía – Cajasur y Xacobeo – Galicia. Una selección, según declara Javier Guillén [máximo ejecutivo de la Vuelta a España] en As llevada a cabo en base a «criterios estrictamente deportivos», que deja fuera de la carrera a la gran sensación de su pasada edición de la gran ronda española, Vacansoleil, al BMC de Cadel Evans y a uno de los indiscutibles mejores equipos del mundo, RadioShack.
Es en el seno de esta última estructura donde se ha hecho notar más el descontento y la indignación con Unipublic. La primera reacción fue de Johan Bruyneel, que en su Twitter anunció recién conocida la noticia que haría comentarios «interesantes y picantes». Más tarde, emitió un comunicado donde se mostró «no sólo sorprendido, sino perplejo. Pensé que se trataba de un error y llamé a Javier Guillén para que me diera explicaciones. Me dijo que no ofrecíamos un equipo suficientemente bueno y no me lo podía creer. Sólo con Leipheimer, Klöden, Horner y Brajkovic llevábamos a cuatro potenciales ganadores de la Vuelta. Era nuestro otro objetivo del año junto al Tour, por eso (y porque debíamos correr la Vuelta a California) no corrimos el Giro de Italia».
Si tomamos lo que dice Bruyneel como cierto, realmente la razón no está con Unipublic. Leipheimer, Klöden, Horner y Brajkovic parecen corredores de entidad suficiente como para garantizar la invitación del que, por otra parte, es el octavo equipo del mundo según el Ránking UCI y el quinto según CQ Ránking. Ahora bien, no parece que esa fuera efectivamente la alineación que RadioShack planeaba disponer en la gran ronda española.
Según algunas fuentes y declaraciones de Chechu Rubiera a Biciciclismo, ésta incluía a Janez Brajkovic, Chris Horner, Geert Steegmans y el bloque ibérico del equipo conformado por el propio Rubiera (que con la decisión de Unipublic no estará en el estreno en competición de la cima que lleva su nombre, también conocida como Coto Bello), Zubeldia, Irízar, Machado y Paulinho. Pero no por Leipheimer y Klöden, que de cumplir un calendario formado por Tour y Vuelta acabarían la temporada con 80 días de competición, una cifra a todas luces excesiva para ciclistas de 37 y 35 años respectivamente.
Así, no parece que Bruyneel las tenga todas consigo; pero lo mismo se puede decir de Javier Guillén. El valor deportivo del ‘nueve’ preseleccionado por RadioShack es enorme más allá de las ausencias de sus cabezas de cartel, empezando por el heptacampeón del Tour Lance Armstrong. No puede ser que sea el factor decisivo para esta no invitación a la Vuelta. Más bien puede que lo sea la nota al pie a la cual hacíamos referencia al principio, que establece que «Unipublic se reserva la posibilidad de modificar esta lista si circunstancias importantes así lo aconsejaran, teniendo siempre muy presentes las responsabilidades éticas de los participantes y su calidad deportiva», y la intención sea presionar a RadioShack para que mejor aún más su propuesta.
O quizá, como señala en algunos mentideros, sea un castigo al equipo americano por lo que pueda haber de cierto en las declaraciones de Landis. O por las posturas contrarias a las sostenidas por las grandes autoridades que Bruyneel y Armstrong han adoptado en asuntos de trascendencia para el futuro del ciclismo. Un ciclismo que Bruyneel afirma «estar dispuesto a hacer todo lo posible para profesionalizar» en un pequeño ataque de megalomanía.
En Vacansoleil, en cambio, la decisión de Unipublic de dejarles fuera de la Vuelta en favor de equipos de menor calidad como Garmin o cuyo desprecio por el calendario español ha sido manifiesto como Sky ha sido acogida con resignación. Su mánager Dan Luijkx ha declarado que «es lamentable que no podamos hacer ninguna gran vuelta en 2010 después de lo bien y rápido que anduvo todo en 2009… Esperamos que estas peleas entre organizadores y equipos se acaben cuando llegue el nuevo sistema en 2011. Estamos tristes, pero tenemos que centrarnos en las muchas citas grandes que nos quedan en estos meses». Evita así las polémicas el gerente del conjunto holandés, que revolucionó varias veces la gran ronda española el año pasado con su actitud combativa, y se pone en manos del sistema de invitaciones previsto para la próxima campaña, basado en méritos deportivos y no en económicos o, directamente, subjetivos.
El tercer agraviado significativo por la no invitación a la Vuelta a España, BMC, se lo toma con aún mayor filosofía y, sobre todo, con realismo. Y es que no posee plantilla ni estructura suficiente para afrontar las tres grandes rondas esta temporada, hecho que se hubiera consumado de haber estado presentes en la salida de Sevilla. «Nuestros planes pasaban por competir en un ‘grande’, el Giro de Italia», explica ufano el mánager Jim Ochowicz, «y eventualmente una segunda, el Tour de Francia. Pero hacer la Vuelta, en 2010, no era posible».
Por lo que respecta a los equipos a los que se ha otorgado una invitación, las reacciones de alegría han sido mucho más tibias. Andalucía, cuya viablidad depende en gran medida de estar presente en la gran ronda española, expresaba su agradecimiento a través de su jefe de filas José Ángel Gómez Marchante. Xacobeo, por su parte, afirmaba que su objetivo será mejorar en la Vuelta de 2010 lo hecho en la de 2009, para lo cual contará con el liderazgo de Ezequiel Mosquera y el respaldo de buenos elementos como David García Dapena, Gustavo César o Rodrigo García. Dave Brailsford, mánager de Sky, hablaba de un «voto de confianza de Unipublic», mientras Katusha, Garmin y Cervélo aún no han realizado ninguna declaración al respecto. Los primeros están dentro por la predilección de Javier Guillén por su líder Joaquín Rodríguez; los segundos, por Tyler Farrar; los terceros, por Carlos Sastre. Ahora bien, no se sabe si por su presencia en el ‘nueve’ de la Vuelta o por su poder fáctico…

* Agradecimiento a Daniel Sánchez por su traducción de las declaraciones de Dan Luijkx

La Vuelta sigue innovando

17 de Diciembre, Arueda.com

Hoy ha tenido lugar en el Palacio de Congresos de Sevilla la presentación recorrido de la 65ª edición de la Vuelta a España, que se disputará en los días del 28 de Agosto al 19 de Septiembre de 2010. La ruta está diseñada sin duda pensando en los escaladores. Para muestra, un dato: serán seis las llegadas en alto y sólo dos las contrarrelojes.
Los exiguos sesenta kilómetros contra el crono de la próxima Vuelta estarán repartidos en dos raciones. La primera son los quince kilómetros de la novedosa crono por equipos nocturna que dará inicio a la carrera en Sevilla; la segunda, cuarenta y cinco intensos kilómetros en modalidad individual tras un día de descanso en Peñafiel. Serán la 17ª etapa y, a buen seguro, acabarán de definir la general.
Pero, si algo va a ser definitivo y definitorio en esta Vuelta será la montaña. Los seis finales en alto marcarán el destino de una Vuelta con acento escalador. Los fuegos de artificio de las pendientes iniciarán en la 8ª etapa, con la clásica llegada a Xorret de Catí, y continuarán tres jornadas después con un perfil unipuerto y final en el Col de Pal: casi treinta kilómetros de ascenso continuo. La traca, sin embargo, llegará en las etapas 14, 15 y 16. Éstas conforman un tríptico temible por la Cornisa Cantábrica, con finales en el rescatado Peña Cabarga (donde no se llega desde 1979, con victoria de Zoetmelk), Lagos de Covadonga y el novedosísimo Cotobello, que vendrá precedido de dos ‘primeras’ de impresión como San Lorenzo y la Cobertoria. El fin de fiesta será la penúltima jornada, con llegada a la Bola del Mundo; o lo que es lo mismo, Navacerrada con un tramo extra inédito de gran pendiente y carretera de hormigón.
Las grandes novedades del recorrido han sido, sin duda, la CRE nocturna y los puertos inéditos. Entre estos destacan, amén de los mencionados Cotobello y Bola del Mundo, el sobrecogedor Rat Penat, santuario cicloturista catalán de corto kilometraje y enorme pendiente. Otra tendencia destacable en el diseño de esta Vuelta a España es la inclinación por los finales de etapa nerviosos, con pequeños repechos y emboscadas que obligarán a los favoritos a meterse en la pelea si no quieren quedar eliminados.
En general, el recorrido de la Vuelta deja un buen sabor de boca tanto a los componentes del mundillo ciclista como a los aficionados. Sólo se echan en falta más kilómetros contrarreloj y, en una época donde se reclama la humanización del ciclismo, una menor acumulación de esfuerzos. Rara vez conseguirá Unipublic la satisfacción unánime de todo el gremio del ciclismo; pero lo que no cabe duda es de que ha conseguido innovar, tal y como viene sucediendo desde la asunción del cargo de director por parte de Javier Guillén.

Declaraciones de los protagonistas

Alejandro Valverde Sin duda alguna, la gran sorpresa del recorrido es la Bola del Mundo, aunque seguramente la carrera ya llegará decidida a su disputa. Creo que la montaña está bien repartida y el recorrido me viene bien, pero seguro que la sucesión de los tres finales en alto en la Cornisa Cantábrica y la crono se hará muy dura. Mi presencia en la carrera no está descartada, de hecho la idea del equipo es que esté ahí. Si voy, intentaré aprovechar mis oportunidades para la victoria en etapas nerviosas, pero también conservaré un poco porque me he demostrado que es la manera de triunfar en la general.
Alberto Contador El recorrido es propicio para mí, y por tanto me hace plantearme mi participación. De todas maneras, no me quiero cargar de presión para con la Vuelta, ni tener el compromiso de estar en la salida como estandarte del ciclismo español. Me gustaría que hubiera en la ruta alguna crono más. Creo que las etapas decisivas serán los tres finales en alto y la crono consecutivos. Respecto a la Bola del Mundo, la gran dificultad será el firme de hormigón; preferiría que asfaltaran la subida.
Samuel Sánchez Casi todas las etapas tienen algo de dureza, no podremos despistarnos nunca porque el recorrido está plagado de encerronas. La jornada de Cotobello, con Cobertoria y San Lorenzo antes, es casi una etapa Tour donde se definirá la Vuelta. También la CRI de Peñafiel marcará muchas diferencias, más aún después del día de descanso; de aquí saldrá decidida la carrera. No descarto aún tomar parte en la Vuelta. Sólo tengo decidido mi calendario hasta el Tour de Francia, y la posibilidad de correr varios días en mi casa con una etapa mítica -Lagos- y otra inédita -Cotobello- me anima a competir aquí. Eso sí: si vengo a la Vuelta, vendré a por lo máximo.
Ezequiel Mosquera El recorrido me beneficia al ser para escaladores, aunque mis opciones dependen en gran parte de la participación que haya. Lo que más me ha sorprendido es Peña Cabarga y Rat Penat, pero la etapa reina será la de Cotobello. El espectáculo estará en la Bola del Mundo; sin embargo, allí la carrera llegará ya decidida.
Vladimir Karpets Es un recorrido distinto, más duro. No creo que se adapte a mis características, subidas tan empinadas como la Bola del Mundo no son buenas para mí. Aún así, vendré a la Vuelta como jefe de filas de Katusha e intentaré estar en la lucha por la general.

El perfecto final para la canción de Vanderbroucke

Si consideramos la muerte un buen final…
16 de Octubre, Arueda.com

Los genios son, muchas veces, canciones. Frank Vandenbroucke, el corredor con más clase desde Jalabert y hasta la aparición de Cancellara, es un genio y por tanto debe tener un tema musical que le vaya como anillo al dedo. Muchos le adjudicarían un blues. Yo le pondría ‘Cemetry Gates’, canción de ‘The Smiths’ de alegre melodía e inquietante letra, que dice en su inicio: «Un temible día soleado te espero en la puerta del cementerio».

La letra de la canción de Vandenbroucke es tan inquietante como la de ‘Cemetry Gates’, mientras que su melodía es si cabe más alegre. Era un corredor fino, casi un artista sobre la bicicleta. Su pedalear con el desarrollo justo para dar demostraciones de poder ha firmado etapas de antología. En España, casi siempre, recordamos la etapa de Ávila; de alguna manera, fue su obra maestra.

Situémonos en el tiempo. Vandenbroucke, VDB para los aficionados, vestía el maillot de Cofidis. Se corría la Vuelta a España de 1999, una de las ediciones más duras que se recuerdan, que a la postre engrosaría el palmarés de Jan Ullrich. VDB llevaba toda la carrera metido en la pomada de la general, defendiéndose con sus exiguas cualidades para la alta montaña para firmar un top15 y, de paso, preparar las clásicas de final de temporada y poder llevarse la general de la añorada Copa del Mundo. Sus ambiciones de cara a los puestos altos de la general se diluyeron ante la terrible competitividad y las inclemencias de un recorrido brutal. En los Rassos de Peguera pegó el petardazo definitivo, dejándose ir con el pelotón para llegar a más de veinte minutos de los primeros.

Ya sin la presión de la clasificación absoluta, o quizá presionado por su fallo, VDB decidió resarcirse. Lo hizo camino de Teruel, con una fuga típica de última semana de vuelta grande donde fue el más listo y el más fuerte para batir al sacrificado Jon Odriozola, que por aquel entonces vestía los colores de Banesto. La ventaja adquirida le permitió entrar de nuevo en la lucha por el simbólico top15 de la general; sin embargo, seguramente eso ya no le importaba. Frank Vandenbroucke era un genio, y una vez sin objetivo claro quería pedalear para disfrutar. También para demostrar que la suspensión interna de mes y medio que acababa de cumplir por su relación con el turbio Dr. Mabuse no iba a afectar a su rendimiento deportivo.

La máxima expresión de esto tuvo lugar tres días después. Se corría una etapa típica, El Escorial – Ávila: media montaña, llegada en el empinado pavés de las Murallas. El día previo, en otra etapa típica con final en el Alto de Abantos, Frank ya hizo de las suyas: sólo un despiste permitió a un fortísimo Roberto Laiseka llevarse la victoria en detrimento del belga. Ahora llegaba una nueva ocasión; Ávila es terreno abonado para el espectáculo. VDB decidió aprovechar esto cuanto antes, y a treinta kilómetros de meta realizó una escabechina. Pero no lo hizo en los dos puertos de primera que se subían aquella jornada, sino en el «flojo» Alto de Navalmoral de segunda categoría.

Allí encendió la máquina y descolgó a casi todos los integrantes de su grupo. Sólo le acompañaban, sufriendo, los cinco mejores de la general (Ullrich, Heras, Tonkov, Igor Galdeano, Chava Jiménez) y dos outsiders como Leonardo Piepoli y Mikel Zarrabeitia. A 500 metros para coronar, incluso, se permitió el lujo de apretar un poco más hasta poner tierra de por medio respecto de los favoritos. Se dejó después atrapar, dejó después que Zarrabeitia se marchara, dejó hacer en definitiva. Cuando Zarra llevaba veinte segundos de ventaja y sólo faltaban dos kilómetros para la meta, arrancó de nuevo. Nadie pudo seguirle, rebasó a Zarrabeitia antes de pasar por la pancarta del último kilómetro y, sobrado, celebró la victoria y la exhibición casi ochocientos metros. Aunque durante toda la Vuelta algunos medios e incluso integrantes del pelotón le criticaran por hacer un trabajo de equipo ilegítimo para Ullrich, todo quedó opacado por este tremendo acto de fuerza y valentía, por esta obra de arte impresionante. De videoteca.

El de Ávila era un Vandenbroucke genial, pero no menos lo era el de la Lieja de aquel mismo año 1999. En entrevistas previas a la carrera se permitió el lujo de anunciar que atacaría en la Côte de la Redoute y nadie podría seguirle. Efectivamente, lo probó en la citada cota; pero su ataque ganador se vio frustrado por la mayoría numérica del equipo Rabobank, que le reintegró al grupo de inmediato. No hubo problema, sólo tuvo que esperar hasta la Côte de Saint Nicolas. Ahí dio el segundo y definitivo hachazo; ni un Boogerd cercano a su cénit ni el por aquel entonces dominador Bartoli pudieron hacer nada.

Podríamos pasar líneas y líneas hablando de gestas de Vandenbroucke. De las auténticas exhibiciones que daba cada vez que se sentía inspirado, de cómo en su temporada de neoprofesional con sólo 20 años fue ya capaz de ganar una etapa del Tour del Mediterráneo. O esas cuatro etapas más la general que se llevó de botín en la Vuelta a Austria de 1996. Pero resulta imprescindible detenerse en la persona, en el Vandenbroucke que nos esperaba en la puerta del cementerio. En aquel genio sin control, talentoso e inestable a partes iguales.

En primer lugar, Frank demostró siempre un carácter arrollador. No sólo por su carisma, sino también por su determinación a la hora de tomar decisiones. Un ejemplo claro fue su cambio de equipo en 1995, dejando a su tío y director deportivo Jean-Luc atrás, yéndose de Lotto para recalar en Mapei. El mejor equipo del mundo para el mejor joven del mundo; por aquel entonces, la estructura dirigida por Giorgio Squinzi estaba recién nacida a partir de CLAS y se encontraba en crecimiento, a pesar de lo cual ya disponía de una plantilla más que interesante.

Fueron los cuatro años que se mantuvo allí, junto al primero de los dos que pasó en Cofidis, aquellos en los que dio un mayor rendimiento deportivo. Desde el affaire provocado por su relación con el Dr. Mabuse en 1999 nada volvió a ser igual; aquellas semanas apartado de la competición por la escuadra gala desestabilizaron su particular esquema mental. En invierno de ese año, de hecho, hizo un amago de dejar el equipo. Se quedó, completó una temporada mediocre y cambió de colores, pasando a Lampre. Allí, en lugar de mediocridad, indisciplina; no se presentaba a las carreras, pasaba de todo. Cavaba su tumba ciclista y personal.

A partir de allí, vida tortuosa en lo personal y en lo profesional. Arrepentimientos, falsas redenciones, nuevos pasos al cementerio en temibles días soleados. Ocho años y siete equipos: Domo, Quick Step, Fassa Bortolo, MrBookmaker – Unibet, Acqua e Sapone, Mitshubishi y Cinelli. Ocho años con pocos días buenos: el Tour de Flandes de 2003, donde fue segundo tras Van Petegem; su aceptable campaña de clásicas en Fassa Bortolo, donde no cumplió las expectativas. Ocho años que estuvieron repletos de tormenta, de entrenamientos sin completar y espantadas; pero también de preocupantes flirteos con el dopaje y la locura. Disparos al techo, chantajes emocionales, drogas de todo tipo. Vetado por los organizadores de las grandes carreras, Frank Vandenbroucke era ya sólo una sombra que de vez en cuando se materializaba para ilusionar a todos los aficionados con un posible retorno.


En los días previos a su trágica y misteriosa muerte senegalesa, de hecho, había anunciado una nueva vuelta a la competición. Apareció en el ambiente ciclista a raíz de los Campeonatos del Mundo, escenificando un acuerdo con su antiguo preparador físico Aldo Sassi para que le ayudara a ser el que fue. Había apuntado intenciones reales para ello, en otro temible día soleado, ganando una etapa de la modesta Boucle de l’Artois. Se decía, tal y como mencionó Carlos Arribas en El País, que tenía un acuerdo con Joxean Fernández ‘Matxin’ para el nuevo proyecto que el director vasco prepara a partir de Fuji – Servetto.

De nuevo, todo acabó un temible día soleado. Vandenbroucke pasó la noche con una mujer senegalesa en la habitación de una pensión, donde al parecer se administró una sobredosis de medicamentos. Era demasiado, al final cruzó la puerta del cementerio y nos dejó a todos un poco huérfanos del superclase al que aún esperábamos. Era el final perfecto, oscuro, para la vida de un genio como ha sido Frank Vandenbroucke. Siempre y cuando consideremos la muerte un buen final.