Caisse d’Épargne
Caja Rural, un soplo de aire fresco
De proezas y resurrecciones en el Morredero
"Puedo hacer una gran labor como gregario"

El brillo convertido en mate

Caisse d’Épargne, un año más a por las Grandes
Primera parte: 4 de Enero, Arueda.com
Segunda parte: 5 de Enero, Arueda.com

Un digno final para una carrera marcada
¿Óscar Pereiro a Xacobeo?
Arueda.com
Fuera del ambiente ciclista no se recuerda como era el Pereiro de antes de aquel Tour. Dentro… es difícil recordarlo. Parecen dos corredores diferentes. El Pereiro pre2006 era un corredor combativo, sin nada que perder, capaz de ganarse la vida compitiendo en el modesto Porta da Ravessa. De embarcarse a la aventura en Phonak de la mano de Álvaro Pino para clasificarse undécimo en el loquísimo Giro’02. De acumular fugas y más fugas en el Tour’05 hasta conseguir una victoria; y, de remate, cazar otra fuga más para colocarse décimo en la general final. Ése era Pereiro.
Precisamente, fue siendo él mismo como se arruinó. En el Tour de 2006 partía de colíder de Caisse d’Épargne junto a Alejandro Valverde. El murciano fue eliminado por una caída a las primeras de cambio, él era jefe de filas único y falló en Beret. Casi veinticinco minutos de desventaja le animaron para filtrarse en una fuga camino de Montélimar junto a Chavanel, Voigt, Quinziato y Grivko. Lo recuerdo como si fuera ayer, cómo Grivko atacó y se desfondó a unos treinta kilómetros de meta. Acabó perdiendo seis minutos. Después Voigt hizo uno de sus demoledores demarrajes, Óscar se fue con él. Victoria para el alemán, el español esperaba nervioso en meta junto al locutor de TVE (¿era Carceller?). La ventaja necesaria para alcanzar el maillot amarillo, algo más de 28:30, se había superado en referencias intermedias pero parecía imposible en meta por cuanto el pelotón aceleraba en preparación del sprint por los puntos del maillot verde. Finalmente fue posible, Pereiro se puso líder con minuto y medio sobre un Landis cuyo Phonak decidió no perseguir para dejarle el trabajo de controlar la carrera al Caisse d’Épargne.
Con lo que no contaba Landis era con Pereiro aguantando como un jabato. Tampoco con el brutal petardazo que el propio americano iba a dar en La Toissure. Aquello le desquició. Al día siguiente, en una de las últimas burradas del ciclismo de los pinchazos y en una de las etapas más bonitas que se han visto en el Tour en los últimos años, Landis le dio la vuelta a la carrera con una exhibición camino de Morzine y pasando el durísmo Joux Plane. Él sólo reventó la fuga del día, reventó al pelotón que le perseguía, reventó todo. En la última crono acabó de consumar su remontada. Reventó dos carreras cuando dio positivo por testosterona. La primera, el Tour de Francia de 2006. La segunda, la carrera deportiva de Óscar Pereiro.
Los meses siguientes fueron de incertidumbre, de desmotivación, de agobio. El gallego estaba acorralado por el positivo de Landis, que le convertía en ganador legal del Tour, y por la negativa de ASO ha reconocerle este mérito. Se convirtió en un hombre mediático, y cada entrevista era lo mismo: ¿Cómo te sientes? ¿Cuándo te dan el Tour? ¿Qué injusto todo, verdad? Extenuante. A partir de entonces, Pereiro fue una sombra.
Aunque 2007 no fuera del todo un mal año, su décimo lugar en el Tour supo a poco al aficionado no especializado aunque fuera lógico para aquel que conociera el desempeño normal del gallego. 2008, sin presión por contar con el curioso paraguas de la decepción y con el escudo de un Valverde dispuesto a centrar los focos en la gran ronda francesa, parecía su temporada para la resurrección. Lo estaba siendo. Óscar lo reconocía, volvía a disfrutar sobre la bici y a ser él mismo. Atacaba, se fugaba, volvía a ser un corredor combativo que, por ejemplo, mostraba una faceta olvidada: gran descendedor. Mejor descendedor que escalador, de hecho. Y fue en una bajada donde todo volvió al suspense: en el Col d’Agnello, una caída escalofriante por un terraplén, de carretera a carretera. Todos los corredores de Caisse d’Épargne arremolinados en torno a él, Chente García Acosta pensaba que había muerto. No. Se había quedado afectado, rotos algunos huesos. Pero había salvado la vida.
Si humanamente había sido un mazazo, más aún lo había sido desde el punto de vista deportivo. La caída fue otro antes y otro después. Porque antes era difícil motivarse, pero después resultaba imposible. Se dudaba incluso de la continuidad de Pereiro en el pelotón este 2009. Sin embargo, el talentoso corredor gallego decidió intentar cumplir su contrato, y lo hizo funcionarialmente. Provocó un divorcio en el seno de su equipo. No se veía bien de cara al Tour, intentó forzar, pero camino de Envalira claudicó. Unzué, disconforme, manifestó meses después en El Mundo Deportivo que «debería haberme liado a hostias con él», una afirmación exagerada que sin embargo dice mucho. A Pereiro ya no se le quiere deportivamente en la formación bancaria, que le ha enseñado la puerta de salida. Ya habla de ella como si de un ex equipo fuera, a pesar de que dentro haya dejado «grandes amigos» gracias a su carácter extrovertido.
Pero ese no es final para un corredor tan brillante como él. Óscar no se debe conformar con retirarse en silencio, en salir por el arrastre en lugar de por la puerta grande. Aún tiene ofertas, de todos aquellos que saben que su problema no está tanto en las piernas sino en la cabeza, que es al fin y al cabo la que gira los pedales. Liquigas se ha interesado por él; incluso el Radioshack de Lance Armstrong. Pero su lugar está lejos de esos destinos internacionales en los que lleva, al fin y al cabo, tanto tiempo. Sería igual de difícil motivarse. Su destino está más abajo, en un lugar donde recibir el cariño que merece. En Xacobeo.
Los últimos días han estado llenos de rumores. Todos van en la misma dirección. Óscar quiere irse a Xacobeo, que necesitaría un nuevo patrocinador para asumir su ficha. El corredor está dispuesto a poner de su parte, a bajar su caché e incluso a no cobrar. Pino no le haría ascos si así fuera; no hay que olvidar que fue el preparador gallego quien fichó a Óscar para el equipo Phonak en 2002, consciente de sus posibilidades. Su rol en la carretera no sería tanto el de líder, ése es para Mosquera, sino el de ciclista libre que pueda aprovechar sus buenos días para destacar. Incluso, por qué no, Pereiro se puede adaptar al papel de gregario como ya ha hecho en varias ocasiones.
Más importante que su rol en la carretera sería su rol fuera de ella. Pereiro es una de esas personas nacidas para ser estrella, para presentar programas de televisión y ser, en definitiva, famoso. Un gancho mediático. El hombre capaz de amarrar la continuidad del patrocinio por parte de las autoridades gallegas al equipo Xacobeo: el cambio de gobierno lo ha puesto en duda. Y más aún con el asunto del Dr. Beltrán, médico que entró a trabajar en Xacobeo mediada la Vuelta y resultó estar implicado lateralmente en los positivos de Héctor Guerra, Nuno Ribeiro e Isidro Nozal en Portugal. Que Óscar estuviera en Xacobeo amarraría el futuro de la estructura gallega.
En los últimos días, Pereiro se ha reunido con el nuevo Secretario Xeral do Deporte de la Xunta de Galicia para tratar su incorporación al equipo Xacobeo. Para tratar la continuidad del equipo. Para hacerle un último favor al ciclismo gallego. Para hacerle un último favor a su mentor Álvaro Pino, para hacerse un favor y terminar con la cabeza bien alta su vida deportiva antes de empezar su vida en la fama más hedonista. Para darle un digno final a una carrera marcada.
Los equipos anglosajones, protagonistas del mercado
Si el mercado de fichajes del año pasado tuvo como protagonista a Cervélo y Katusha, esta temporada ha sido el turno para cuatro equipos cuyo denominador común es su lengua: inglés. Cuatro estructuras, una inglesa y tres estadounidenses; dos de nueva creación, dos en fase de crecimiento. Se trata de Sky, RadioShack, Garmin y BMC. Cuatro escuadras cuyos movimientos en el mercado van dirigidos, como no podría ser de otra forma, a establecerse en la élite del ciclismo mundial. Una élite donde países tradicionalmente ajenos tienen cada vez una mayor representación gracias a grandes inversiones de dinero que, generalmente, son gestionadas de manera cuando menos eficaz.
BMC, ¿un nuevo Cervélo?
De licencia suiza y patrocinador también suizo, cuando hablamos del BMC Racing Team estamos refiriéndonos a un equipo prácticamente americano. En principio creada por la marca de bicicletas BMC con objeto de introducirse en el mercado estadounidense, la estructura controlada por el ex mánager de US Postal Jim Ochowicz y dirigida en la carretera por el ex Phonak John Lelangue ha decidido dar un salto de calidad para formar parte de la primera fila del ciclismo mundial.
Sin embargo, no lo hará a través de la adquisición de una licencia Pro Tour, sino siguiendo el modelo de Cervélo: reunir una gran plantilla que seduzca a los organizadores para que cuenten con ellos en sus carreras. Y, por supuesto, disponer de un buen ramillete de contactos dentro del mundillo, algo de lo que Lelangue y Ochowicz pueden alardear sin rubor. Más aún viendo cómo con una plantilla mediocre ha corrido este año pruebas tan prestigiosas como París – Roubaix.
El primer refuerzo de relumbrón del conjunto suizo ha sido nada más y nada menos que el vigente campeón del mundo Allessandro Ballan. El corredor italiano deja Lampre, donde ha estado desde su salto a profesionales en 2004, motivado por la posibilidad de «aprender inglés y ver mundo»; dicho sin paños calientes, desea cambiar de aires porque su relación con Beppe Saronni, mánager de Lampre, no es la mejor. Otra incorporación destacada hecha por BMC ha sido la de George Hincapie, reciente campeón de Estados Unidos de fondo en carretera y antiguo amigo de Ochowicz que posiblemente pasará a ser director de la escuadra cuando se retire.
BMC se ha reforzado además con un hombre de gran nivel para las clásicas de las Árdenas, el holandés de Saxo Bank Kastern Kroon. Y ha fichado al joven especialista en pavés Marcus Burghardt, también del Team Columbia como Hincapie. Sin embargo, a pesar de las incorporaciones citadas y de las de las promesas suizas Morabito, Schär y Zahner, aún queda mucho por fichar si quiere construir un bloque decente. Sobre todo, teniendo en cuenta que la plantilla de este año era muy mala, pudiendo rescatarse para la alta competición apenas al americano Jeff Louder y a jóvenes suizos como Thomas Frei, Danilo Wyss ó Matthias Frank.
Garmin intenta solventar sus carencias
Señalado por muchos como uno de los equipos más débiles del Pro Tour, el conjunto Garmin – Slipstream ha salido desde el principio al mercado para intentar cubrir esa debilidad. Capitaneado por el sprinter Tyler Farrar y los vueltómanos Christian Vandevelde y Bradley Wiggins (sobre este último, ya veremos más adelante, hay rumores), el bloque de Garmin está formado esencialmente por contrarrelojistas. Ello deja al equipo algo huérfano en la montaña ó las clásicas, terreno este último donde sólo Martijn Maaskant parece apto para brillar.
La receta de los refuerzos, así, parecía clara. Escaladores y clasicómanos. Para lo primero, se ha firmado al sorprendente sueco Frederik Kessiakoff (Fuji) y al holandés Michael Kreder (Rabobank III), que también posee una apreciable punta de velocidad. En lo relativo a clasicómanos, los elegidos han sido el sudafricano Robert Hunter (Barloworld), que apurará los últimos estertores de su carrera, y el belga Johan Van Summeren, abnegado gregario en Silence que tendrá en Garmin la ocasión de brillar individualmente. Otro fichaje del conjunto dirigido por Jonathan Vaughters ha sido el prometedor contrarrelojista y sprinter australiano Jack Bobridge (AIS), mientras que una posible incorporación es la del actual ciclista de Cofidis Bingen Fernández… como director deportivo.
Lance Armstrong, el reclamo de RadioShack
También al otro lado del Atlántico ha nacido como una práctica escisión de Astaná el Team RadioShack, nueva estructura conformada alrededor del siete veces ganador del Tour Lance Armstrong. El tejano llevará consigo, como parte del staff técnico, a su antiguo gregario José Azevedo y a su eterno director y guía Johan Bruyneel, que finalmente conseguirá librarse del contrato que tenía firmado con Astaná por mor de un pacto suscrito con la federación kazaja, según el cual la participación de Alexandre Vinokourov en la Vuelta en las filas de Astaná traía aparejada la rescisión del contrato de Bruyneel.
El equipo, que contará con un presupuesto millonario suministrado por la cadena de tiendas de electrodomésticos RadioShack y la marca de bicicletas Trek, ya posee una plantilla base. En ella, siete de los ocho confirmados pertenecen actualmente a la disciplina de Astaná: el factótum Lance Armstrong, Leipheimer, Brajkovic, Rast, Vaiktus, Paulinho y el asturiano Chechu Rubiera. De fuera viene únicamente, de momento, Sébastian Rosseler (Quick Step). En cuanto a rumores, la estructura conocida como ‘The Shack’ ha generado un ciento, habiéndose relacionado con ella a otros Astaná como Klöden ó Popovych y a otros buenos ciclistas como Geert Steegmans.
La nueva superestructura británica
2010 verá el nacimiento de otra superestructura además de RadioShack, pero ésta sí a este lado del Atlántico. Se trata del Team Sky, patrocinado por la poderosa multinacional de televisión por satélite y dirigido por Dave Brailsford, el hombre que ha llevado al ciclismo en pista inglés a su actual posición hegemónica dentro del panorama mundial. Sky ha puesto a disposición de Brailsford un presupuesto millonario con un único objetivo a medio plazo: ganar el Tour con un ciclista británico. Para ello se ha querido contar con Bradley Wiggins, que sin embargo parece haberse visto obligado a rechazar la oferta al no poder desligarse de su actual contrato con Garmin.
Siendo también prácticamente imposible la contratación del gran sprinter de la Isla de Man Mark Cavendish, contratado por Columbia hasta 2011, Sky ha realizado hasta ahora únicamente incorporaciones de perfil medio. Barloworld ha sido su gran vivero, y de ahí llegarán Steve Cummings, John-Lee Augustyn, Geraint Thomas y el keniano Chris Froome. Además, Brailsford ha firmado a Chris Sutton (Garmin), que tendrá a su padre Shane en calidad de director de equipo, al rodador Matthew Hayman (Rabobank), al todoterreno Simon Gerrans (Cervélo) y a un sprinter de corto recorrido aunque buenos resultados como Greg Henderson (Columbia). No parece suficiente para que el equipo pueda correr el Tour el año que viene…
… Pero es ingenuo pensar que esta será la línea de incorporaciones de Sky para completar la plantilla de 25 hombres con la que, en principio, quiere contar el equipo. Quedan por venir los mejores. Para empezar, se habla de Kurt-Asle Arvesen (Saxo Bank), Serge Pauwels (Cervélo) ó Thomas Lökvist (Columbia) como posibles incorporaciones. Pero también del clasicómano de piedras por excelencia del panorama español, Juan Antonio Flecha (Rabobank)… y de todo un proyecto de dominador mundial del terreno que él elija como el noruego Edvald Boasson Hagen (Columbia).
Mientras tanto, en España…
En territorio nacional, las novedades llegan con cuentagotas. Caisse d’Épargne es el único equipo que se ha movido en el mercado, quizá porque es el único que tiene el patrocinio garantizado y, por tanto, puede moverse. Ha realizado tres incorporaciones prestigiosas que se antojan, sin embargo, poco rentables. El italiano Marzio Brusheghin (Lampre) y el francés Christophe Moreau (Agritubel) llegan al conjunto bancario en la parte final de su carrera, prácticamente con el único objetivo de hacer equipo y contentar a los patrocinadores, si bien podrían realizar funciones destacadas en determinados momentos de la temporada. Por su parte, el escalador colombiano Juan Mauricio Soler arriba de Barloworld con el objetivo de recuperar el nivel que diera en el Tour de 2007; es un fichaje que, por desgracia, recuerda mucho a aquel fracaso con José Rujano. Estos tres hombres compensan las bajas de Charteau, Marlon Pérez y Joaquín Rodríguez, que se marcha a Katusha.
Pero no ha sido esta la última noticia que ha dado Caisse d’Épargne. También se ha anunciado la creación de un equipo continental a partir del actual conjunto amateur Caja Rural que hará las veces de filial de Caisse y contará con destacados amateurs como Rubén Martínez ó Rubén García. Y, por otro lado, se comenta en el mundillo que el año que viene puede ver la luz en España una estructura que, aunque afincada lejos del ProTour, poseerá una organización impresionante y podría marcar un ejemplo de cómo debe ser una escuadra de primer nivel. Mantengámonos atentos…
Las opciones españolas para esta Vuelta
El equipo que más fuerte llega a la línea de salida de Assen es, sin duda, Caisse d’Épargne. La campaña del fiscal antidopaje del CONI (Cómite Olímpico Italiano) Ettore Torri contra Alejandro Valverde ha acabado con una esperpéntica sanción al ciclista murciano que le impide competir en territorio italiano, lo cual obligó a Valverde a renunciar al Tour (que transcurría ¡60 kilómetros! por territorio transalpino) y centrar sus esfuerzos en la Vuelta, ocasión propicia para desmentir a todos aquellos que dudan de su capacidad para competir por la victoria en una gran vuelta. Para conseguirlo, deberá mostrar una mayor solidez en montaña y afianzar sus progresos en contrarreloj. La aproximación, con victoria en la Vuelta a Burgos, ha sido inmejorable.
A su alrededor, Eusebio Unzué ha dispuesto a toda la artillería pesada. Joaquín Rodríguez, ya firmado por Katusha para el año que viene, será el apoyo número uno del murciano en la montaña e incluso podría tomar el liderato del equipo en caso de fallo de éste. Dani Moreno, David López, Fran Pérez y Xabi Zandio deberán también estar ahí en la montaña, mientras que en el llano serán Vasil Kyrienka, Chente García Acosta e Imanol Erviti quienes tendrá que estar cerca de Valverde.
Euskaltel, por su parte, también llega necesitado de una revindicación para su gran estrella Samuel Sánchez… y para el propio equipo, después de que los positivos de Iñigo Landaluze y, sobre todo, Mikel Astarloza dieran al traste con su buena imagen. Centrándonos en el corredor asturiano, todo parece dispuesto para que llegue en su mejor momento de forma: prácticamente no ha aparecido en toda la temporada, si dejamos aparte la Vuelta al País Vasco y su victorioso GP de Llodio. Portador anecdótico del dorsal uno ante la ausencia de Contador, le falta solidez en montaña y contrarreloj para considerarlo un favorito número uno, pero su fe y su habitual ‘punch’ en la tercera semana le confieren alguna ventaja respecto a sus rivales. Junto a él, un bloque con Igor Antón de hombre libre y Txurruka y Egoi Martínez como principales gregarios.
Aunque, si hablamos de equipos necesitados, el número uno es Fuji – Servetto. El apestado, aquel al que todos dan de lado por los positivos de Piepoli y Ricco’ cuando aún se llamaba Saunier Duval. Esta temporada ha sido muy difícil, con la escuadra en permanente vigilia para competir allá donde les dejaran. Los resultados, en estas condiciones, han sido malos. En esta Vuelta debe justificar, más que ninguno, el año entero de patrocinio. Para ello acude con los mejores: el irregular Juanjo Cobo como teórico líder (aunque con molestias físicas), mientras por detrás hay tres extranjeros capaces de lo mejor e incluso de colarse en el podio final de Madrid. Se trata del italiano Eros Capecchi, el croata Robert Kiserlovski y el sueco Frederik Kessiakoff, recientemente contratado por Garmin. Otros nombres destacados del nueve son el prometedor Beñat Intxausti y el ‘niño prodigio’ Arkaitz Durán.
Con respecto a los tres equipos de segunda división, dos llegan con las mejores galas… y otro no. Este es Andalucía – Cajasur, una escuadra perseguida por el infortunio en su camino para la Vuelta. Contaba con cuatro líderes a principio de año: Xavi Tondo, Javi Moreno, Ángel Vicioso y José Antonio Redondo. Moreno y Vicioso han sufrido sendas caídas y se han visto obligados a renunciar; Redondo dio positivo en junio y salió por la puerta de atrás merecidamente después de no dar ni una cuarta parte de lo que ha recibido. Sólo queda en pie Xavi Tondo, que parte con opciones serias de hacer entre los diez primeros tras un año sensacional y exitoso que quizá le pase factura con el paso de los días. Tras él, un bloque combativo aunque poco cualificado donde destaca Antonio Piedra, buen escalador y reciente ganador de etapa en la Volta a Portugal.
Por su parte, Contentpolis-AMPO sí llega con todo a esta Vuelta. Sólo faltan, de entre sus mejores hombres, el lesionado José Herrada y Javier Etxarri. El resto, está: desde el trío de sprinters formado por Gaztañaga, Pacheco y Benítez, hasta combativos como Palomares ó Manuel Vázquez que podrían obtener un triunfo de etapa. Precisamente el propio Vázquez ó Julián Sánchez Pimienta pueden ser buenas opciones para un puesto entre los diez primeros de la general, aunque ésta parece más bien una meta lejana para el equipo dirigido por José Manuel López. Un punto de interés alrededor de esta escuadra será también el rendimiento en cronos del joven Sergio Domínguez, a priori prometedor en este terreno.
Por último, Xacobeo – Galicia Calidad y una sola palabra: Mosquera. El ciclista de Teo llega a la salida pensando en mejorar su actuación del año pasado, cuando acabó cuarto e incluso peleó de tú a tú con el todopoderoso Alberto Contador. Viene, como dijo en una entrevista que publicamos aquí [enlace!], «aspirando al podio». Sin duda, podrá; más aún, teniendo a su alrededor un bloque potente con Gustavo César ó Gustavo Domínguez, más opciones de victoria encarnadas en los siempre incisivos David García Dapena, Eduard Vorganov y David Herrero.
Luis León revindica a los equipos españoles
Sin embargo, no todo ha sido hoy lucha por la etapa. Contra todo pronóstico, la batalla por la clasificación general se ha librado hoy también, en un perfil no demasiado propicio para ello. Hay muchos corredores con aspiraciones y ganas de revindicarse; unos porque ven que se acaban sus mejores años, como Evans, y otros porque están deseando que esos años maravillosos lleguen cuando antes y ponen ambiciosamente las tinajas antes que los olivos, como Andy Schleck. Eso, claro está, favorece el movimiento.
Los favoritos atacaron desde el inicio
Precisamente estos dos hombres han sido los dos grandes protagonistas del inicio de la etapa. Se subía el Port d’Envalira de salida, un coloso andorrano cuyas pronunciadas pendientes se suavizan con un asfalto excelente. Ahí se planteó una gran batalla, superlativa, con ataques y contraataques de muy diverso género en los cuales se mostró muy activo el equipo Euskaltel con elementos como Txurruka, Verdugo ó el ayer escapado Egoi Martínez.
La cosa tomó otra cariz cuando, transcurridos diez kilómetros de subida, el grupo de fugados empezó a engordar peligrosamente ante la incapacidad del AG2R del líder Nocentini para controlar la carrera. Casi cuarenta ciclistas por delante y, filtrados entre ellos, tres de los favoritos al podio e incluso a la victoria final: Andreas Klöden (Astaná), Andy Schleck (Saxo Bank) y Cadel Evans (Silence). La presencia de estos dos últimos puso nervioso al Astaná de Armstrong y Contador, que a pesar de haber filtrado al citado Klöden tomó el mando y acabó formando una escabechina en el pelotón para neutralizar a gran parte de los fugados…
La cabalgada de Cadel Evans
… Pero no a todos. El aussie Cadel Evans quedó por delante, acompañado de Egoi Martínez, Christophe Kern (Cofidis), David Zabriskie (Garmin), el compañero del líder Vladimir Efimkin y un Sandy Casar (Française des Jeux) que se mantuvo con unos metros de ventaja respecto del grupo durante la ascensión para asegurarse los puntos para la clasificación de la montaña. Estos fugados coronaron Envalira con alrededor de un minuto respecto del gran grupo tirado por Astaná y, durante el descenso, recibieron a otros cuatro integrantes: el hasta ayer maillot amarillo Fabian Cancellara (Saxo Bank), Thor Hushovd (Cervélo), Juan Antonio Flecha (Rabobank) y George Hincapie (Columbia).
Este nuevo grupo de diez hombres sí era muy peligroso, y Astaná lo comprendió de inmediato. Puso una marcha más e, instantes después de acabar la bajada, consiguió neutralizar a Egoi, Kern, Zabriskie y, sobre todo, Evans, que se dejaba ir en vista de que su presencia resultaba incómoda para los grandes favoritos y su batalla, sin más ayudas, estaba perdida de antemano.
La fuga ganadora se fraguó antes de Porte
Así las cosas, quedaba en cabeza de carrera un grupo de seis buenísimos ciclistas, poderosos rodadores capaces de hacer camino en el llano… pero algo limitados en la montaña. Para solventar esto último, desde atrás llegaron cuatro nuevos elementos para la fuga: Luis León Sánchez (Caisse d’Épargne), Mikel Astarloza (Euskaltel), Sebastian Rosseler (Quick Step) y Mikkhail Ignatiev (Katusha). Este último, muy nervioso, fue incluso un problema para el grupo de escapados: demarraba constantemente, rompiendo el ritmo, si bien hay que decir en su favor que era el primero a la hora de dar relevos duros.
Cuando se enfrentó a las rampas del Col de Porte, el grupo de diez se empezó a desmembrar. La respetable pendiente, los cambios de ritmo forzados por Ignatiev, los tirones buscando la selección de Luis León; todo en conjunto resultó en una situación demasiado dura para Hincapie y Cancellara, que cedieron a las primeras de cambio. Algo parecido sucedió en el siguiente puerto, el difícil Agnés, donde ya sólo quedaron Luis León, Astarloza y Efimkin en cabeza, con Sandy Casar coronando a unos pocos segundos que limaría en el descenso para reintegrarse al grupo.
Andy Schleck, batallador en el grupo
En el pelotón, mientras tanto, el paso lo marcaba AG2R. Cómodos, los hombres de Vincent Lavenu se metieron en el papel de gregarios para un Rinaldo Nocentini cuyo liderato se antoja efímero y rentable para el conjunto de la marca de seguros. Hasta alrededor de cuatro minutos de ventaja dejaron a la cabeza de carrera, mientras notaban como el pelotón se iba haciendo más y más grande hasta llegar casi al centenar de unidades. Parecía que la carrera ya había acabado para los favoritos, que habría que esperar hasta el paso de mañana por el Tourmalet para ver de nuevo a los grandes pelear por la general…
Pero no. Saxo Bank planteó de nuevo batalla. Arrebató la cabeza del grupo a AG2R e impuso un ritmo altísimo con Arvesen y Sörensen entre otros, para terminar con un ataque del campeón de Luxemburgo Andy Schleck. Ataque estéril. Rápidamente saltaron a su rueda cuatro Astaná para certificar el dominio incontestable que el equipo de Bruyneel ejerce sobre la carrera. Tras ellos, el resto de favoritos con mayor o menor dificultad. Sólo había sufrido de verdad con este ataque el líder Nocentini, que guiado por Goubert intentaba regular para volver con los mejores antes de acabar el puerto. Lo consiguió, toda vez que los de Riis cejaron en su intento de dinamitar la carrera. Quizá mañana, piensan, sea otro día.
La resolución de la etapa, vibrante
A las puertas de Saint-Girons llegó el grupo de cuatro escapados con una ventaja oscilante entre los dos minutos y el minuto y medio. Era lo de menos: ya sólo interesaba el triunfo. Ninguno de los cuatro tiene un interés real por la general. Sin embargo, lejos de especular, el grupo prosiguió su marcha hacia meta a un ritmo elevado. Rompió las hostilidades Mikel Astarloza con un ataque tartamudo que claudicó pronto y fue respondido por Vladimir Efimkin, más fresco que sus compañeros de escapada al estar exento de pasar a los relevos por estar su equipo tirando por detrás.
El ataque de Efimkin, a tres kilómetros de meta, estuvo cerca de ser el decisivo. El ruso mantuvo el paso y desafió a Casar, Luis León y Astarloza a atraparlo. Si podían. Parecía que no, Luis León incluso hacía gestos con la cabeza: “no, no, no”. Era demasiado, parecía demasiado. Efimkin iba raudo, tenía tres segundos de ventaja que parecían insalvables para los otros tres; hacía falta un tirón de verdad que los enjugaran. Lo tuvo que dar Luis León, que quizá sacrificaba con él sus últimas fuerzas. Parecía que sí.
A 300 metros de la meta, Luis León rebasaba a Efimkin con Casar a rueda y Astarloza algo más retrasado. El francés se apresuró a remacharle entonces, no cayó en que cometía un error al dar por muerto a Luisle, que cogió su rebufo y esperó cincuenta metros, lo justo, para lanzar el sprint y birlarle el triunfo de etapa, que a la postre pasó a ser el segundo del murciano en un Tour de Francia. Astarloza llegó tercero. El grupo entró en meta a 1’54”, encabezado por un Rojas que ganó el sprint y alzó los brazos para señalar al marcador electrónico que reflejaba la victoria de su compañero de equipo y paisano. La primera victoria de un español en este Tour, la primera de los equipos españoles que hoy han dejado bien a las claras que, aunque sin candidatos al maillot amarillo, no han venido a la gran ronda francesa a ser comparsas.