Zubeldia

“Vayámonos a tomar algo y me sentaré a tu lado, charlaremos, nos haremos amigos. Invítame a un besamanos y probablemente no vaya. Rechazo ejercer de espectador en la vida; prefiero mantenerme ajeno, tranquilo, supongo que encaramado sobre una atalaya de arrogancia absurda. Me propuse huir del bullicio idiota, del rebaño, de las risotadas, y pienso conseguirlo. Elijo no tener miedo de no recibir lo que reciben los demás porque yo quiero un poco más”

Lo bueno de las etapas nulas, con poco que discutir, es que suponen un descanso mental para los que tenemos que contar cada día de Vuelta como si fuera importante. Lo malo es que, aunque lo ocurrido sea irrelevante, seguimos teniendo que rellenar páginas y minutos. Lo peor es que a veces estas jornadas vienen acompañadas de largos traslados que se hacen insufribles. Víctor y yo hemos emprendido una partida con el Melilla en el Football Manager de mi iPad para tener algo que hacer y que hablar en esas largas horas de nada que hacer y nada que hablar.

Vuelta a España. Etapa 13. Coín – Tomares. Durante unas horas he sentido que no estaba en la Vuelta. Dormir en mi casa, y en la de Víctor; pasar por Graná, por Málaga, por Sevilla; saludar a tantos amigos de dentro y fuera del ciclismo… Durante este tipo de viajes suelo soñar con escapar, con irme a vivir a China o a Estados Unidos; algún lugar donde el ciclismo profesional no tenga impacto alguno en la vida diaria. Este par de días, en cambio, no he sentido tal ansia. La vida es bella tal y como está. La Vuelta se está pasando demasiado rápido.

La etapa de Tomares se hizo más complicada de lo que parecía sobre el papel. El camino hasta esta localidad del extrarradio sevillano, emocionada con la visita de la Vuelta hasta el punto de regalar a cada periodista unas tortas de aceite de Inés Rosales de esas que tenía mi padre en el almacén de nuestra zapatería, era sencillo. Sin embargo, la parte final resultaba intrincada por la profusión de rotondas y repechos. En una primera semana hubieran llegado 100 ciclistas en el pelotón; esta vez, en cambio, sólo lo hicieron treinta; y eso perjudicó a corredores como David de la Cruz que, sin comerlo ni beberlo, se vieron cortados en una teórica llegada al sprint.

Juanjo Lobato ha cruzado la meta de Tomares roto, exhausto, por fuera y por dentro. Al contrario que la mayoría del pelotón, que se ha desentendido de la contienda de motu propio por no tener nada que ganar y ha concluido soltando y en bandada, Lobato ha llegado en tierra de nadie y en solitario. Veía cómo respiraba, esforzado, bañado en sudor y en decepción, y sólo podía compadecerme. Según me ha contado, estos días ha sufrido de diarrea; por eso no ha podido pelear por la victoria en una meta perfecta para él. Encima estaban aquí un montón de aficionados suyos, personas de su Trebujena natal, que está a solamente una hora de Sevilla. Teniendo en cuenta que dos autobuses viajaron desde este pueblo hasta París https://franreyesf.es/2013/07/17/en-paris-con-mi-novia/ cuando Lobato terminó su primer Tour de Francia, es un trayecto breve. Me apena que no haya podido ofrecerles una victoria que hubiera cerrado con éxito un año muy complicado.

En la versión ñusléter de #LaVueltaTiesa figura aquí un ‘bonus track’, un párrafo de cotilleo, que esta vez versa sobre Louis Meintjes. Pincha en este párrafo para leerla. Si quieres, dentro de ese enlace puedes pinchar arriba y realizar #LaSuscripsió. Así recibirás en tu correo electrónico la entrega del día cada mañana a las 7:30, chispa más o menos.

Algo mejor que leer… Gemma Herrero, ex periodista de Marca que ejerce ahora de freelance para diversos medios de comunicación, ha publicado un post bastante chulo en Fot-li Pou sobre las personas poco importantes.

Anuncio publicitario

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s