“Alejandro Valverde es mi candidato sorpresa a la victoria en el Tour de Francia. Nunca pierde minutadas y encima gana segundos de bonificación en cada meta. Por otro lado, no veo dónde pueden distanciarle. Las cronos son cortas y no podrán meterle mucho tiempo; además, es lo suficientemente fuerte para sobrevivir a cualquier ataque en los finales en alto”. Este era el análisis de Lance Armstrong en el episodio 0 de Stages, el podcast diario que grabará durante el Tour de Francia.
Se emitió ayer y ya ha quedado desfasado esta tarde, a las 18:17, por un giro del destino; cruel, inescrutable, inevitable por imprevisible. Una raya mojada en la carretera mandó a Valverde al suelo, y como él a media decena de ciclistas más, y le eliminó del Tour de Francia y prácticamente de la temporada, inutilizando de un plumazo varios meses preparándose con mimo para una segunda mitad de año que, vista la primera, prometía ser extraordinaria.
Tour de Francia. Etapa 1. Dusseldorf (CRI). Como periodista vuestro que soy, os debo una explicación. Un medio de comunicación para el que iba a trabajar durante el Tour me recortó a última hora, lo cual es una putada para mi bolsillo y una alegría para mi salud mental. Está bien disponer de tiempo libre: para descansar, para alumbrar ideas nuevas, para escribir este blog que, si Zeus quiere, se convertirá en un experimento a lo largo de estas tres semanas. A pasarlo bien, ¡qué remedio!
Miremos la parte buena, el reverso. En su ocaso, Alejandro Valverde va a encarar un reto sin precedentes en su carrera deportiva: recuperarse de una grave lesión y volver a ser un campeón. Será una nueva forma de probar su valía, un hito más para su talla histórica. Con la información publicada ahora mismo, veo complicado que compita en la Vuelta a España y no me sorprendería que pasara el resto de la temporada en el dique seco – que es, de hecho, lo que apunta Movistar Team en su último comunicado. Esa imagen ganando el Trofeo Serra de Tramuntana, por ejemplo, sería casi tan gloriosa como aquella de Willunga tras sus dos años de sanción – el «He is killing himself» del comentarista sobre el esfuerzo de Javi Moreno todavía me pone los pelos de punta.
En el otro lado de la balanza, Geraint Thomas. El galés sufrió una tragedia en el Giro d’Italia, hace apenas mes y medio, con aquella dichosa moto parada en el arcén que le borró de la pelea por la ‘maglia rosa’. Gracias a eso se retiró pronto de una carrera exigentísima; gracias a eso, en parte, hoy ha conseguido una de las victorias de su vida, un maillot amarillo que realza su valor como ciclista y uno de los momentos más emocionantes de su vida deportiva. Una desgracia es sólo un anverso al cual, casi siempre y a veces con el paso del tiempo, se le puede encontrar un reverso positivo. Después de todo, los caminos del señor son inescrutables.
Algo mejor que leer: Esta entrevista a tres con los mánager de Ag2r (Vincent Lavenu), Direct Energie (Jean-René Bernaudeau) y FDJ (Marc Madiot) publicada esta semana por Le Parisien.