Artículo publicado originalmente en Zona Matxin
En las últimas semanas, @victormmartin ha hablado aquí en torno al proyecto de reforma del ciclismo profesional cuyo último borrador se articuló en Florencia durante los pasados Mundiales. En pocas palabras: es un plan que delimita la élite del calendario ciclista de carretera masculino profesional a 160 días de competición y 24 equipos, sin posibilidad de permeabilidad significativa para las escuadras y carreras que queden fuera de él. Una maniobra de concentración del poder que, de ser aprobada en enero, dejaría la cúspide del ciclismo en las manos de unos pocos potentados.
Artículos de @victormmartin sobre la reforma:
1. El selecto club global de 24
2. La Tercera
Podéis descargar el borrador completo de la reforma en Cicloweb.it, el portal que lo publicó en primicia – Archivo PDF
El mecanismo para provocar esto es la creación de un techo de cristal que separa de forma efectiva la élite de lo que no es élite. Impermeabilidad: los conjuntos de Tercera no pueden acceder a las pruebas de Segunda y Primera más que a través de una exigua cuota de dos por cada prueba de un día. Mientras, los de Primera y Segunda sí pueden correr en pruebas HC de los circuitos continentales, pero al verse su plantilla reducida a 22 corredores no dispondrán de efectivos para hacerlo a menudo. Su representación en esta categoría se reducirá a los conjuntos filiales de que deberán disponer por norma, que posiblemente se vestirán y denominarán igual que sus ‘mayores’.
Los ‘outsiders’ lo tendrán difícil. Quien quiera acceder a las máximas categorías sólo podrá entrar, Comisión de Licencias mediante, en Segunda; ahí tendrá que demostrar durante una temporada su valía para tener la opción de acceder a Primera. El resultado de esto es que, quien se halle de inicio en posesión de una formación de Primera o Segunda, tendrá un tesoro que vender a los patrocinadores, una franquicia tipo NBA. Les resultará mucho más sencillo perpetuarse en el negocio. En los mentideros no se descarta incluso que exista un mecanismo de solidaridad para compensar y mantener a flote a las estructuras que no dispongan de liquidez durante una temporada concreta, si bien es algo que no se menciona en el borrador filtrado por Cicloweb.
Al igual que sucede con los equipos, el panorama de poder entre los organizadores parece abocado a la generación de una oligarquía. Como bien señaló en su blog la empresa de representación VeloFutur, si el borrador de calendario se aprueba tal y como está ASO y RCS van a quedarse con tres cuartas partes de los 109 días de competición que tendrá Primera en 2017. 57 serán para los franceses que gestionan Tour de Francia y Vuelta a España, entre otras; 29, para los italianos que se encargan de Giro, Tirreno, Milán-San Remo y Lombardía. Sólo quedarán fuera de su control 23 días, repartidos en siete pruebas de un día (Amstel Gold Race, Gante-Wevelgem, Vuelta a Flandes, Clásica de San Sebastián, Vattenfall Cyclassics y los Grandes Premios canadienses de Québec y Montreal) y tres rondas por etapas (Tour Down Under, Vuelta a Suiza y Vuelta a Pekín). En Segunda la nómina de organizadores será más diversa, con presencia de ASO y RCS pero cierto peso de Flanders Classics y otras entidades más modestas.
Sólo una carrera del actual UCI WorldTour desaparece de la élite en el nuevo proyecto de reforma: la Volta a Catalunya. Preguntado por este particular, el máximo responsable de la centenaria prueba catalana, Rubén Peris, se muestra cauto. «El nuevo calendario que se ha filtrado es un mero documento de trabajo, pendiente de matizar. Su objetivo es distribuir mejor los días de carrera, para evitar solapamientos y dotar a la competición ciclista de continuidad durante la temporada, pero aún hay mucho que avanzar a partir de él». Pero, ¿le preocupa un posible descenso o desaparición de la Volta? «Nadie me ha dicho que la Volta vaya a desaparecer de la élite. La Volta no va a desaparecer». Preguntado por si la clave de que no se cuente con la Volta puede estar en que no estuviera presente en la reunión de ‘stakeholders’, Peris asevera que él estuvo «en diversas reuniones donde también se esbozó la reforma», razona que «en una comisión no puede estar presente todo el mundo» y afirma tener «plena confianza» en dichos ‘stakeholders’.
Pese a las consideraciones de Peris y al hecho de que el borrador filtrado carece de oficialidad, resulta preocupante que la Volta no figure en él. Y salta a la vista, también, que los presentes en las reuniones de ‘stakeholders’ son los principales beneficiados de este borrador de reforma.
ASO tiene a tres hombres (sus dos representantes más Pescheux, que acudía en calidad de secretario de la Asociación Internacional de Organizadores) y pasa a controlar el 52% de Primera en 2017; RCS, con dos, se queda el 27%; Flanders Classics introduce en la élite tres pruebas más; GCP conserva la Vuelta a Pekín, y Arsenault las clásicas canadienses; sólo Chassot ve degradado el Tour de Romandía. Mientras los miembros de tres conjuntos WorldTour que representan a la AIGCP cierran su club de élite. ¿Y los corredores?
Entre los representantes de los ciclistas estaba el español ‘Pipe’ Gómez que, pese a que abandonó el grupo de discusión en mayo, cuando decidió alejarse del ciclismo en busca de «nuevos horizontes», aún puede ofrecer cierta perspectiva en torno a las pretensiones de los corredores. «Solicitamos una reestructuración del calendario para que hubiera menos días de competición, con límite de carga por ciclista, y estos se encontraran más repartidos por el mundo para llegar a nuevos mercados; que el dinero proveniente de los derechos de televisión repercutiera directamente en los corredores; y que se mejorara la gestión del sistema antidopaje para paliar el problema de imagen del ciclismo». Otra de sus peticiones fue «un planteamiento de futuro para las categorías inferiores», aunque reconoce que para ésta no hubo «respuesta concreta en su momento», si bien deja claro que el escenario pueden haber acaecido muchos cambios desde que él abandonó las negociaciones.
Visto que todos los presentes están contentos, queda un planteamiento por hacerse: ¿es bueno que un grupo cerrado de personas maneje la élite del ciclismo? En principio, no está bien: el ciclismo de competición se encontraría con una oligarquía en su cúspide y perdería ese carácter que permite que las personas accedan a la élite sin trabas si disponen de los recursos necesarios. Sin embargo, puede plantearse que, en una lógica de mercado, conviene que se cree un marco de concentración de poder, con un número limitado de actores globales. Además sería más fácil de vender publicitariamente; quizá incluso, con los estímulos adecuados, termine de involucrar a la industria de la bicicleta en el tinglado. Más allá: tal vez sea bueno dejar el deporte en manos de un grupo de personas que demuestren visión empresarial, para que no desaparezca jamás; y, en esos términos, ASO y RCS han demostrado ser los mejores profesionales y los que más han sabido cuidar de su producto y sus finanzas.
Qué frío da la maldita economía. Siendo demagogo, qué rabia cuando los sueños del chaval que quiere ser ciclista o el aficionado que vibra con las carreras se chocan contra ella, sus números, sus preceptos, su lenguaje y sus miserias.