Artículo publicado originalmente en Zona Matxin
Ayer, a las 12.00, José Vicente Toribio (1985, Socuéllamos) tomó el avión desde Madrid hasta Tokio, con escala de dos horas en Moscú. Es prácticamente un día entero de viaje que ha concluido hace unas pocas horas. ¿Apetece? «Tengo ganas de ir allí para competir», dice, «llevo sin participar en una carrera desde los Nacionales, que no me salieron bien. Pero por otra parte da un poco de pereza por lo que supone: alejarse de la familia, la novia, los amigos, el pueblo, las carreteras de siempre…»
Toribio hizo este mismo trayecto de avión en abril para pasar algo más de dos meses allende. Japón, «el origen del sol», le brindó un rayo de esperanza, un milagro salvador, cuando era uno más de los quince corredores de Andalucía que se quedaba en la estacada por la tardía desaparición de Andalucía. A través de Marcelino Pacheco, autor del blog Sprint Especial, surgió la posibilidad de fichar por el Team Ukyo, equipo continental nipón donde, hasta ahora, triunfa.
Japón llegó hasta Toribio en abril, bien entrada la temporada, pero no pilló al manchego desprevenido. «Llevo entrenando cuatro meses como si estuviese compitiendo», dijo. «Ahora toca demostrar en la carretera esos meses duros de entreno sin un objetivo claro». Y lo hizo de inmediato, ganando su primera carrera, la Ibuyama Driveway Hill Climb.
Las ‘hill climb’ son el formato de carrera emblemático del circuito nipón. Se trata de carreras que el pelotón inicia al pie de un puerto en cuya cima se sitúa la meta. Una decena de kilómetros de pura adrenalina, «descontrolados», que no se le dan mal a Toribio: aparte de la victoria en Ibuyama, fue segundo en otra y ganó la más emblemática, la del Monte Fuji. Todo esto le vale para ser líder de la J-Cup, el circuito competitivo profesional japonés compuesto por pruebas ajenas a la UCI. ¿Fácil? «Para nada. Ganar no es fácil en ningún sitio, y aquí hay cierto nivel». Hay en el pelotón varios corredores exWorldTour, y europeos como Damien Monier (Bridgestone-Anchor, escalador exCofidis) o Marius Wiesiak (Matrix, rodador exMiche) que rivalizan directamente con Toribio.
El manchego, sin embargo, cuenta con una ventaja añadida a su buen nivel deportivo, esas tres Vueltas a España que lleva en las piernas: su equipo, Team Ukyo, es probablemente el más fuerte de Japón. Está sostenido por el antiguo piloto de Fórmula 1 Ukyo Katayama («Es un gran aficionado y viene a casi todas las carreras; unas veces dentro del staff, y otras como si fuera un espectador más») y tiene, en palabras de Toribio, «cosas de ProTeam y cosas que mejorar». «Por ejemplo: todos los corredores vivimos en una escuela rehabilitada como residencia deportiva, aunque normalmente no entrenamos juntos sino que cada uno lleva su propia planificación. Hacemos también muchas concentraciones, y eso son dinámicas que favorecen el trabajo colectivo. Sin embargo, en las carreras la táctica no la decide el director, sino que la consensuamos los ciclistas».
Team Ukyo tiene la ambición de «hacer la mayor parte del UCI AsiaTour la próxima temporada y venir a correr a Europa en un máximo de tres años». En su plantilla figura Yukihiro Doi, vigente campeón de Japón y exArgos, entre otros grandes nombres de su país. Y también Antonio Cabello Baena (1990, Córdoba), que ha fichado para este final de campaña por mediación de Toribio. «Me pidieron que recomendara a un español joven, de confianza, y pensé de inmediato en él». En su acto va implícito un agradecimiento hacia el padre de Cabello Baena, Antonio Cabello, regente del Andalucía que le dio la oportunidad de volver a profesionales en 2009 tras un periplo en Burgos Monumental.
Con compañía patria, éxito presente y buenas perspectivas de futuro, Toribio es feliz en Japón, lo cual hace que deje la puerta abierta a regresar a la escena europea con algún pero. «Soy consciente de que he dado un salto de calidad. En el Tour de Kumano no me veía inferior a los Nippo o los Fantini. En una Vuelta a España, por ejemplo, creo que podría estar luchando por victorias de etapa a partir de escapadas. Y creo que todo suma, y mis actuales resultados terminarán por llamar la atención en Europa. Sin embargo, aquí me siento valorado. Estaría dispuesto a pasar mi vida deportiva en este país». Toribio es feliz en Japón. Y eso es lo más importante.