Concluye la primera parte del Tour, esa cuya tónica de nervios ha adelgazado indeseablemente el pelotón de favoritos para la general, y las escuadras cuyas miras estaban puestas en esta parte de la carrera rinden cuentas y hacen balance. Quick Step se retira entre silencio taurino, mientras Vacansoleil recibe aplausos de simpatía y Katusha pitos de decepción alentados por el positivo [cuando menos atípico, similar al de Mosquera] de Kolobnev. HTC cuenta tres trofeos conseguidos por su primer espada Cavendish; Garmin aún paladea su excelente inicio. Pero si hay un triunfador, al menos por mérito, ése es Omega Pharma.

Digamos que la dinámica de un equipo ciclista como grupo humano se maneja en tres planos: circunstancias estructurales, convivencia y carrera. Omega Pharma tenía las tres en contra al inicio de este Tour de Francia. La anunciada escisión de la escuadra, circunstancia estructural, perjudicaba seriamente a una convivencia ya de por sí difícil por el ego del superclase Philippe Gilbert y la obligación de compatibilizar su inmenso talento deportivo en carrera con el de otros dos líderes como Jurgen Van den Broeck y André Greipel.
Es por ello que el comportamiento de la escuadra farmacéutica se antojaba impredecible. El inmenso estado de forma de Gilbert podía ser un obstáculo para el rendimiento de sus coequipiers, que trabajaron religiosa y satisfactoriamente en su victoria en el Mont des Alouettes: la victoria une. Sin embargo, en los días siguientes la ambición egoísta y desmesurada del valón bajó la eficiencia del conjunto y provocó malestar en Greipel: la derrota divide. El alemán no entendía cómo un coequipier suyo podía plantear la ‘volata’ a su aire en lugar de intentar ayudarle a derrotar a su archirrival Mark Cavendish, tal y como establecían las directrices del ‘staff’. A resultas de ello, ‘Hulk’ y su fiel gregario Marcel Sieberg solían circular ajenos a la defensa del maillot amarillo portado por Gilbert realizada por el resto de equipiers de Omega Pharma. Luego fue Van den Broeck el agraviado, ilógicamente neutralizado en el Mûr de Bretagne por Gilbert cuando su tímido acelerón tenía visos, si no de campeonar, sí de prosperar. Estas visicitudes llegaron a trascender al público, que percibió el viciado ambiente que se vivía en una escuadra a punto de partirse definitivamente a pesar de que Gilbert anunciara su intención de trabajar para Greipel…
Pero, si las derrotas suelen dividir al grupo humano, las dificultades comunes tienden a unirlo. Eso sucedió en el seno de Omega Pharma. A la desgraciada y temprana retirada del voluntarioso Jurgen Van de Walle se unieron en la novena etapa los percances de otro gregario como Frederik Willems y, sobre todo, de Van den Broeck, referencia de la escuadra de cara a la general y con gran arrastre entre sus compañeros por un carácter y unas dotes de liderazgo trabajadas en el psicólogo. Fue el ‘clic’ que necesitaba el grupo humano para reactivar su espíritu. Sólo quedaban seis corredores de gris, rojo y verde en carrera y había un amarillo por defender. En pos del mismo tiraron del pelotón buscando neutralizar la fuga que finalmente llegó a meta para aupar a Voeckler a la primera posición de la general.

La siguiente etapa, la décima, supuso una inflexión para el espíritu del mermado grupo de Omega Pharma. Ese día supieron conjugar la inconmensurable ambición de Gilbert con las opciones de Greipel. Aprovecharon una cota cercana a meta para endurecer la carrera y lanzar al valón, deseoso de protagonismo y victoria, por delante. Ello provocó el desgaste de los bloques del resto de velocistas, mientras Greipel viajaba cómodo junto a Sieberg y Roelandts, aprovechando además su inapreciado talento para la subida, superior al de muchos de sus competidores. Una vez neutralizado el insistente Gilbert, ‘Hulk’ jugó sus bazas en el esprint saliendo de la rueda de Cavendish y consiguiendo una victoria de valor triple por cuanto significaba un triunfo revindicativo de su capacidad de brillar en grandes escenarios, una revancha ante un viejo enemigo y también una redención para Omega Pharma, que vio a su egocéntrico líder celebrar puño en alto la victoria de su compañero e incluso realizar unas declaraciones para certificar el cambio de dinámica vivido en el seno de la escuadra. Las circunstancias estructurales seguían siendo contrarias, pero al menos carrera y convivencia parecen haber mejorado sensiblemente.
A partir de hoy, con la llegada del terreno montañoso, el papel de Omega Pharma en el Tour de Francia será seguramente algo más opaco aunque Philippe Gilbert anuncia su intención de mantenerse involucrado en carrera para ver hasta dónde puede llegar disputando la general, buscando quizá cumplir los augurios de Lucien Van Impe y Bernard Hinault cuando le definían este invierno como “capaz de ganar una gran vuelta”. La asunción generalizada, sin embargo, es un cambio de protagonistas radical desde este bloque de Pirineos a iniciar este jueves con el final en alto en Luz Ardiden (previo paso por el Tourmalet), continuando el viernes con la subida al Aubisque y terminando el sábado con la temible etapa de Plateau de Beille (con cinco puertos más por el camino).
Cómo van a transcurrir estos días es una incógnita de difícil resolución. Cadel Evans y los hermanos Schleck parten en principio con ventaja respecto del resto de grandes favoritos y planean su táctica como una defensa de su posición. El magullado Alberto Contador, cuya rodilla ha llegado a alentar rumores de retirada, parece destinado a moverse mientras un Samuel Sánchez persistente en la discreción promete ayuda al superclase madrileño y los italianos Iván Basso y Damiano Cunego se antojan igualmente discretos pero no tan deseosos de ceder sus pedaladas al pinteño. Más enigmático es el rendimiento de Robert Gesink y Andreas Klöden, mermados por las caídas pero bien colocados en la clasificación y con dos españoles (Luis León Sánchez y Haimar Zubeldia) prestos para tomar sus galones en caso de que sus problemas físicos les obliguen a cederlos. Desde hoy, los Pirineos desatarán la verdadera lucha por la general y enterrarán historias de la primera semana como el mérito de Omega Pharma.