A Michael Matthews (1990, Camberra-Australia) le llaman sus compañeros ‘Bling’. No se refiere el mote a su velocidad o cualquier otra característica suya sobre la bicicleta, sino a una que le distingue fuera de ella: Michael es una persona coqueta, amante de adornar su cuerpo con distintos tatuajes y avalorios, como se puede ver en esta sesión de fotos junto al técnico de Cycling Australia (federación de ciclismo ‘aussie’) Shayne Bannan. Precisamente Bannan es su mentor, el hombre a cuyo amparo ha crecido Matthews desde que se incorporó a la formación continental Jayco-Skins, equipo de desarrollo de Cycling Australia para sus jóvenes promesas y embrión de la futura estructura de élite australiana que verá la luz en 2012.
Dos años ha pasado ‘Bling’ bajo la tutela de Bannan, siguiendo junto a la mayoría de sus compañeros de Jayco-Skins un programa donde se preparaban con mimo tanto la pista como la carretera. Los resultados en velódromo de Matthews, siempre en modalidades de resistencia, no fueron epatantes; en ruta, en cambio, su calidad y margen de progresión se hicieron evidentes desde el inicio. Un doble Campeonato de Oceanía sub23 (se impuso tanto en ruta y en contrarreloj con sólo 19 años) en 2009 precedieron a siete victorias en carreras .2 la pasada campaña; una temporada de ensueño coronada con un impresionante triunfo en el Campeonato del Mundo sub23 por delante del alemán John Degenkolb y el estadounidense Taylor Phinney. Una victoria que bien le valió el fichaje por todo un equipazo como Rabobank.
El punto fuerte de Michael Matthews, siguiendo el estereotipo del ciclista australiano, es la velocidad. Su calidad diferencial reside, sin embargo, en una consistencia sobresaliente que le permite aguantar con los mejores en carreras duras y jalonadas de repechos como su Mundial victorioso o el critérium de la Jayco Bay Cycling Classic en el cual se impuso ayer por delante de Simon Gerrans (Sky). El retrato de Matthews se completa con un carisma brillante, poco habitual en el ciclismo, gracias a su imagen y a su cercanía con los medios de comunicación.
La progresión esperable de Matthews es toda una incógnita, si bien su proyección es magnífica. Con sólo veinte años y varios kilates de talento, sólo la alta montaña parece suponer un límite para él, que por otra parte se ve menos capaz de lo aparente para las llegadas masivas. Por lo tanto, parece un proyecto de clasicómano de primer nivel. Tiene tiempo por delante para añadir algo de envergadura a sus 1’80 metros de estatura y parecerse a Tom Boonen, por sus características un buen referente para seguir la evolución de ‘Bling’.
Si definir por dónde pasa el futuro de Michael Matthews es complicado, indicar por dónde pasa su presente es, en cambio, bastante más sencillo. Tras las dos jornadas restantes de la Jayco Bay Cycling Classic y los Campeonatos de Australia en linea y contrarreloj, el Tour Down Under supondrá la primera prueba de fuego para Matthews en el profesionalismo. En él encontrará terreno abonado para su lucimiento, con varias llegadas picando hacia arriba como a él le gustan y terreno rompepiernas donde sacar partido a su buen momento de forma. Quizá la quinta etapa, con más dureza y tres subidas a la respetable tachuela de Willunga Hill, cercene sus aspiraciones de cara a la general. Pero es bastante probable que, en el Tour Down Under que dará el pistoletazo de salida a la temporada ciclista dentro de dos semanas, ‘Bling’ brille por primera vez a la altura de los mejores.