Un Proyecto por el Ciclismo

«Eso es lo que yo quiero, que vayan a sesenta por hora y sin moverse». Servando Velarde sonríe con satisfacción al volante observando los perfectos relevos que dan sus corredores. A su derecha, en el asiento del copiloto, está Juan Emilio Gutiérrez ‘Richard’, ciclista paralímpico. El coche en el que viajamos es un Citröen C5, recién rotulado con las letras ‘Proyecto CIDi’.
Proyecto CIDi es un nuevo equipo ciclista amateur de base granadina capitaneado por Servando Velarde (ex director de Ávila Rojas), con Mikel Zabala (ex Director Técnico de la RFEC) como Coordinador Técnico. Ha nacido deprisa («apenas hemos tenido cuatro meses para montar la estructura») y con vocación de ser algo más que un grupo deportivo: un concepto. CIDi no es un nombre cualquiera, no es la razón social de ningún patrocinador; es el acrónimo de Ciclismo: Investigación, Desarrollo e Innovación. En esto se basará su trabajo.

Son las 10 de la mañana y es el último día de la semana de concentración que el equipo ha pasado en Almería. Los corredores se han colocado alrededor de un coche. Sobre el capó, Servando Velarde, «Servan», explica la estrategia de los abanicos con seis bolas de papel de aluminio que se van escorando a un flanco u otro en función de la dirección en que sople el hipotético viento, avanzando o retrocediendo según se estén dando los imaginarios relevos. Los ciclistas escuchan en silencio, responden a las apelaciones de Servan, realizan sus propias preguntas; no son corredores escuchando órdenes del director deportivo, sino alumnos atentos a la lección del profesor. Terminada la explicación, el preparador granadino encomienda la división de la plantilla en dos unidades equilibradas de seis ciclistas para practicar el abanico durante el entrenamiento a los dos ex profesionales con los que cuenta, José Luis Carrasco y Esteban Plaza. Ellos ejercen de líderes de un grupo humano con cuyos componentes llegan a tener hasta nueve años de diferencia en el caso de Carrasco.

El entrenamiento inicia. Richard, una persona extraordinaria que merecería un reportaje aparte, le indica a Servan la ruta a seguir. Éste, mientras tanto, no cesa de adelantar y dejar pasar a sus corredores, ordenando ejercicios y fijándose en los gestos de cada uno de ellos. Los ha hecho esprintar por parejas y algo no le ha gustado. Pone el coche en paralelo a Esteban Plaza. «¡Esteban! ¡Agárrate abajo del manillar! ¡Y la próxima vez esprintas con más ganas!». El ex corredor de Andalucía – Cajasur acepta las órdenes y se recompone apostillando: «Es que así no voy cómodo». Servan deja pasar al grupo, coloca al coche tras él y explica: «Aún habiendo llegado a estar en profesionales, a Esteban no le han corregido lo suficiente la posición, un aspecto básico a la hora de ofrecer la mínima resistencia al aire. Son pequeños detalles técnicos que hay que cuidar para rendir al máximo»

La tecnificación es, sin duda, el aspecto definitorio de Proyecto CIDi. Este equipo representa un concepto de ciclismo metodizado a todos los niveles, pionero en España y explotado por Cervélo en el panorama internacional. Será una estructura donde se aplicará y extraerá conocimiento gracias a la colaboración logística y económica de las marcas de materiales y, sobre todo, de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte (CCAFD) de la Universidad de Granada. En el primer caso, prestigiosas empresas como Specialized, Campagnolo ó Speedplay se han volcado con CIDi («cada bicicleta vale en conjunto casi 6000 euros, como las de un equipo profesional») en espera de ‘feedback’. En el segundo, la labor de Mikel Zabala como profesor en la citada Facultad propiciará que la escuadra sea objeto de estudio en las clases y destino de prácticas para un par de estudiantes cada año. «La investigación es un aspecto que en el ciclismo está relativamente poco desarrollado», puntualiza Servan. «El primero en aplicarla con cierta notoriedad fue Manolo Sáiz, y no se puede decir que hiciera una labor científica: jamás publicó los resultados de sus trabajos. Nosotros sí lo haremos a través de la Universidad de Granada».

La sesión de entrenamiento sigue desarrollándose. Servan llama a José Luis Carrasco para que se acerque al coche. Le transmite la orden: cuando haga sonar la bocina, los dos grupos de seis que se habían configurado antes deberán agruparse e intentar formar un abanico que corte al otro. Carrasco es, sin duda, el hombre de mayor jerarquía en el equipo. «Es un ciclista especial». Nacido en Jaén en 1982, su experiencia como profesional se resume en dos años en la estructura de Caisse d’Épargne – Illes Balears (2005-06) y otros dos en Andalucía – Cajasur (2007-08), durante los cuales consiguió entre otros resultados una victoria en la etapa final de la Volta a Catalunya de 2008. «Ha ganado donde otros ya quisieran. Hay pocos corredores con su calidad y su cabeza; no en vano, este mes ha acabado los últimos exámenes de la Licenciatura de Biología. Quiere volver a profesionales y, si Dios quiere, lo hará con nosotros».

Carrasco será el jefe de filas del equipo este año, un 2010 donde Proyecto CIDi no tiene un objetivo deportivo definido pero sí un calendario que incluye lo más granado del panorama aficionado español. «En principio correremos la Copa de España completa, empezando este fin de semana en Don Benito. Aparte estaremos en Maestrazgo, León, Palencia, Cartagena, Salamanca… e intentaremos tomar la salida en el Circuito Montañés. Siempre que he estado ahí, dirigiendo a Ávila Rojas, mi equipo ha dado una buena imagen; espero que lo valoren y podamos estar allí, con los mejores».

Servan hace sonar la bocina; los corredores empiezan a configurar el abanico. En este primer intento el ejercicio resulta un desastre. De inmediato los grupos se dividen, cada corredor acaba esprintando por su cuenta y el director, enfadado, presiona la bocina de nuevo para ordenarles detenerse. Mientras recuperan el resuello, Servan transmite a Carrasco la orden de ejecutar relevos en filas de tres. En ellos, los ciclistas avanzan por la columna central y retroceden por las laterales, debiendo estar muy atentos para apartarse y meterse en los relevos en una tarea técnicamente intrincada. «Mientras no están haciendo trabajo físico, deben hacer trabajo técnico. Hay que aprovechar cada momento de la concentración». Y vaya si la aprovecharon; sin ir más lejos el miércoles subieron Velefique, Bacares y Calar Alto. Toda una experiencia para los corredores.

Se oye de nuevo la bocina. En el segundo intento, el ejercicio de los abanicos sí sale bien. «Mirad, los de Plaza ha cortado a los de Carrasco», comenta Servan sonriendo. Es entonces cuando uno de los benjamines del equipo, Juan Carlos Ramírez (1991, Albolote), comienza a sufrir dificultades; hace amago de vomitar sobre la bicicleta y, finalmente, se detiene en el arcén entre arcadas. El Citröen C5 se detiene, Richard y Servan se bajan rápidamente a ayudar al chaval. «Se ve que algo de la comida me ha caído mal», se excusa éste. Le ofrecen la posibilidad de bajarse de la bici, pero él elige continuar y completar el entreno; una vez en el hotel, nada más sacar las calas del pedal, se derrumbaría. Pero, antes, realiza un acto de coraje encomiable. «Va a ser un gran ciclista», reflexiona en voz alta Servan. Y, como él, lo será el rápido bastetano Simón Maestra. Y Miguel Ángel Lucena. Y el pundonoroso Juan Abenhamar Gallego. Y así podríamos citar a cada uno de los componentes de la plantilla.

El Proyecto CIDi no es ni más ni menos que esto: un proyecto. El futuro representado en unos corredores y en una manera de trabajar. Planean dar el salto a la categoría profesional en 2011. Cuentan con apoyos que permiten a los gestores expresar esta aspiración en voz alta. Pero, sobre todo, cuentan con el apoyo de la ilusión, con una base. Con ganas de trabajar por y para el ciclismo.
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