Vuelapluma

“Richie Porte es el ciclista que más Trofeos Carranza ha ganado” (Chorbo)

Sé que no es la frase más elegante para empezar una temporada, pero refleja un poco mi sentir ante el Tour Down Under o la Vuelta a San Juan. Son carreras que me inducen sensaciones pero no conclusiones; los amistosos de pretemporada, las camisetas sin dorsal como reflejo de unas jerarquías laxas en las que Patrick Bevin bate a Caleb Ewan al sprint y Valerio Conti o Winner Anacona se cuelan entre los cinco primeros de una contrarreloj. Para algunos puristas, la temporada empieza con la Het Volk (¿os acordáis de cuando la Omloop Het Nieuwsblad se llamaba así?). Para mí, que soy un eurocéntrico, las primeras pedaladas serias de la campaña se propinan en Mallorca.

Challenge de Mallorca. Trofeo 0. Granada. No he viajado este año a las Illes Balears. De hecho, no planeo cubrir demasiados días de competición profesionales. Un par de Volta a la Comunitat Valenciana; un par de Ruta del Sol; Campeonatos de España; quizás se cruce el cable y me acerque a Madrid o Aragón. Por lo demás, iré al Tour de Francia si ASO tiene a bien volver a contar conmigo y a la Vuelta a España si The Cycling Podcast hace lo propio. La razón: haré mucho calendario amateur con el Equipo Lizarte. Disfruto mucho trabajando con ellos, vivo el ciclismo de otra manera… Quiero trabajar y ver hasta dónde llegamos.

La temporada ciclista española se presenta un punto más emocionante que la anterior. La competitividad de la escena ProConti va a crecer por cuanto es muy probable que uno de los tres equipos que tenemos en esa categoría se quede fuera de la Vuelta 2020, y factible que se omita uno ya en 2019 para dar cabida a un segundo invitado extranjero. Euskadi-Murias, Caja Rural y Burgos BH necesitan demostrarse desde el primer kilómetro. El nacimiento de la Copa de España será un aliciente añadido, si bien diría que la inclusión de las pruebas World Tour desequilibra la contienda en favor de Movistar Team y Alejandro Valverde. Hubiera preferido un modelo tipo Italia, sólo con carreras del calendario continental; o incluso uno similar a Francia o Bélgica, donde sólo hay pruebas de un día. Y, sobre todo, mi deseo incumplido es que el primer ProConti de la clasificación por equipos reciba invitación directa a la Vuelta de la siguiente temporada para que la competición tenga un premio real, tangible y valioso.

Caja Rural – Seguros RGA ha acometido este invierno una renovación profunda. Josemi Fernández y Rubén Martínez, directores al compás de los tiempos, han tomado las riendas en la parte técnica. En la plantilla, diez bajas para liquidar la clase media de la plantilla y ocho altas que incluyen corredores de referencia. Chertnetski debería ser opción de victoria en cualquier carrera en la que participe; otro tanto se puede decir de Aberasturi y Malucelli en las ‘volatas’. Pero lo verdaderamente interesante, en mi opinión, será medir el crecimiento de Jonathan Lastra, Antonio Molina, Cristian Rodríguez y Julen Amezqueta. Los cuatro se encuentran en ese punto de la vida deportiva en el cual alzar los brazos les colocaría en otra dimensión. Los cuatro tienen potencial para lograrlo. Álex Aranburu es otra historia. Mi duda no es si ganará este año, sino en qué terreno brillará más.

Si hablamos de potencial, la plantilla de Euskadi-Murias es una pasada. Jon Odriozola repite en cada entrevista los nombres de Óscar Rodríguez, Barceló, Samitier y esa promesa silenciosa llamada Cyril Barthe; corredores de categoría superior que deben disfrutar esta temporada porque será muy difícil retenerlos este invierno, ya que en buena lógica recibirán la llamada del World Tour. Lo bueno: que más allá de las joyas engarzadas, el conjunto vasco tiene una columna vertebral sólida y que el fichaje de última hora de ‘Chupe’ López-Cózar y la continuidad de Enrique Sanz pueden compensar la salida de Aberasturi. Pero ojo: pese a que el nivel de la plantilla 2019 no tenga nada que envidiar a la 2018, lo más lógico es que los resultados sean menores. La temporada pasada fue perfecta, prácticamente inmaculada desde Yorkshire, y lo lógico es que aparezcan rivales y contratiempos que diezmen el balance. El listón (9 victorias, incluyendo la general de una ronda World Tour y una etapa de la Vuelta a España) está muy alto… Pero, para este equipo, es franqueable.

Burgos BH tiene el listón mucho más bajo. Toda la gracia que tuvo el conjunto de Odriozola en 2018 fue desgracia para Julio Andrés Izquierdo. Sin embargo, el cambio de tónica es posible. Estuve en la concentración del equipo el pasado fin de semana y me llevé buenas vibraciones: aunque no le permitan decidir los fichajes, las ideas de José Cabedo han tomado fuerza en la parcela deportiva. Tanto el nuevo segundo director, Santi Barranco (ex mánager de Seguros Bilbao), como el nuevo preparador físico, Alexis Gandía (ex ciclista amateur y licenciado en INEF), son personas de su confianza. Han quedado atrás los fichajes arriesgados: los 17 ciclistas de la plantilla seguirán siendo ciclistas en diciembre. De continuar sus meteóricas progresiones, Óscar Cabedo y Jose Neves pueden erigirse en revelaciones de la temporada. Ángel Madrazo y Diego Rubio son seguros de vida; Manuel Peñalver, una garantía de presencia en los sprints. Las tres semanas de concentración en Almuñécar, además, pueden hacer maravillas para conjuntar un equipo que el año pasado, a veces, no parecía serlo.

Ya puestos a repasar y pronosticar, toquemos la escena Continental. El proyecto Kometa continúa ganando cuerpo. Tuttobici publicó en diciembre que el Giro d’Italia 2020 podría salir de Hungría y, si fuera así, la marca de embutidos húngara que patrocina al equipo de Alberto Contador e Ivan Basso incrementaría su inversión para estar en la salida con su bloque de jóvenes promesas. En la plantilla de este año no hay, a priori, un Moschetti para inundar de imágenes victoriosas las redes sociales – Gazzoli podría serlo, pero su primera temporada UCI no fue alentadora. Sin embargo, sí hay un bloque equilibrado con un superclase llamado Juan Pedro López y varios ciclistas de enormes posibilidades para escoltarle en cualquier terreno. Y lo mejor, con Alejandro Ropero y Carlos García Pierna creciendo en el filial sub23 y las perspectivas de salto a ProConti, está por venir.

La Fundación Euskadi evoluciona más despacio, pero evoluciona. La baja de ‘Chupe’ les había dejado sin referencia; sin embargo, Sergio Higuita puede cubrir ese papel y ofrecer más de una alegría en los meses que correrá vestido de naranja. Dicen que está volando en los entrenamientos, que meterse entre los diez primeros en Andalucía no es una quimera. Los otros cuatro fichajes apuntalan o incluso incrementan el nivel medio. Con los que vienen del Equipo Lizarte no soy objetivo. En Unai Cuadrado y Jokin Aranburu veo dos buenos profesionales en potencia; en el filial Laboral Kutxa me llaman la atención dos talentos, Xabier Murgiondo y Unai Iríbar, que pueden ser extraordinarios. Antes de ellos, habrá que ver cómo evoluciona el bloque del año pasado. Será interesante, por ejemplo, comprobar la progresión de Txomin Juaristi, que el año pasado se marcó muchas actuaciones esperanzadoras.

Se ha quedado una buena noche para escribir a la ligera. Mejor ceso ya. Antes de terminar, me gustaría remarcar que todo lo escrito son opiniones a vuelapluma basadas en percepciones subjetivas. Valoradlas en su justa medida. Y, si tenéis alguna pregunta, enviadme un correo sin miedo.

Algo mejor que leer… Me vais a permitir el pecado de la autorreferencia: estoy recibiendo muy buenos comentarios por la entrevista con Juanjo Lobato que he publicado este mes en Ciclismo a Fondo, y creo que es un documento interesante por ser un retrato íntimo de un ciclista que ha estado a punto de perderse, o de ser perdido. Más interesante todavía es este reportaje en El País sobre Facebook y la publicidad que nos muestra. Conviene que leamos textos como éste para darnos cuenta de que, en las redes sociales, la mayoría del monte no es orégano sino arenas movedizas. Deberíamos reflexionar sobre cuántos datos nuestros ponemos en manos de las empresas tecnológicas y cómo esto nos hace transparentes, vulnerables y alienados.

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