La generación de 1984-86, en el ciclismo español, carece de grandes campeones. No es una cuestión de calidad, sino de evolución. La hornada de los últimos hijos de Indurain, de aquellos chavales que se emocionaban viendo las pedaladas estivales del navarro y después salían a matarse con la bicicleta por las calles del pueblo, se ha encontrado con un problema estructural a la hora de desarrollar su talento. En la época en la cual debían pasar a profesionales (2006-08) había gran profusión de equipos en España, pero muy precarios en recursos y calendario: era difícil destacar entre las docenas. Después, cuando les tocaba consolidarse (2009-11), se encontraron con que había menos equipos y los que quedaban eran igualmente pobres, por lo que sólo quienes ya habían llegado al WorldTour podían expresar plena y confortablemente su potencial.
Inicio descartado para este artículo sobre Javi Moreno en Zona Matxin