Eddy Merckx realizó el pasado lunes unas declaraciones a Cyclingnews en las cuales analizaba las prestaciones y perspectivas de Tom Boonen. “No es el ciclista que fue. Ha tenido muchos problemas físicos y ya no es joven”, señaló el respetado Caníbal antes de realizar un diagnóstico sobre su futuro deportivo: “es una cuestión de motivación. Si se mentaliza quizá pueda ganar las Clásicas, pero será difícil que derrote a los velocistas”.
No erraba Merckx en sus consideraciones. Tom Boonen (1980, Mol – Bélgica) ha evolucionado tremendamente desde que, con apenas 21 años y encuadrado en US Postal, realizara una notable campaña de clásicas que culminó con su irrupción en el podio de la París – Roubaix, donde compartió honores con Johan Musseuw y Steffan Wesseman. Por aquel entonces, Boonen era un talento virgen, portador de la vitola de joven promesa destinada a dominar las carreras del norte en la siguiente década y aspirar al triunfo en el resto de pruebas donde se presentara merced a su brutal fuerza y excepcional planta. Hoy en día, el belga sigue siendo un superclase, percherón de enjundia, pero no es el tirano que apuntaba ser ni el ganador de otrora.
La clave de este cambio está en su evolución física. Siguiendo el patrón lógico en todo ciclista profesional, ‘Tommeke’ ha perdido con el paso del tiempo la punta de velocidad gracias a la cual consiguiera superar la decena de triunfos cinco años consecutivos (de 2004 a 2008) mientras ganaba paulatinamente en fondo y, sobre todo, experiencia.
Es una progresión que a muchos beneficia y otorga la posibilidad de conseguir más triunfos y de mayor enjundia, pero no ha sido el caso del belga. Boonen no ha sabido adaptar su forma de correr y ganar a sus nuevas cualidades. Ha seguido compitiendo de una manera bastante similar apoyado por la dirección deportiva de su equipo, que ha renunciado a incorporar velocistas de relumbrón en los últimos años para otorgar su confianza al oriundo de Mol. La situación no cambiará la próxima temporada con Omega Pharma – Quick Step. Apenas compartirá galones en las ‘volatas’ con Gerald Ciolek y Francesco Chicchi, hasta ahora un paso por detrás en jerarquía y rendimiento.
La otra circunstancia perjudicial estos últimos años para la evolución encarada por Tom Boonen fueron los constantes problemas físicos. El belga apenas pudo competir 44 días en 2010, el “año más duro de mi vida deportiva” en sus propias palabras, por diversas caídas y contratiempos. Esta temporada no fue mejor en ese aspecto: tuvo que renunciar a Tour de Francia, Vuelta a España y Mundial (los objetivos de su temporada, junto a las Clásicas del Norte) por caídas y las consiguientes lesiones.
A pesar de todo lo apuntado, su bagaje no deja de ser epatante. En las últimas dos temporadas, Tom Boonen ha conseguido seis victorias y se ha clasificado cuatro veces entre los cinco primeros de un Monumento. El belga sigue siendo un referente ineludible y favorito allá donde compite a poco que el recorrido no incluya montaña: uno de los mejores corredores de la actualidad. De la atención que preste a la evolución de sus cualidades y cómo se adapte a ello dependerá que se convierta, tal y como está destinado desde su juventud, en uno de los mejores de la historia.