El Pencas, en la cuerda floja

Uno de los grandes emblemas del Caisse d’Epargné, Pablo Lastras, a punto de ser licenciado por el equipo navarro, a pesar de su palmarés y de haberse adjudicado recientemente una etapa en el Eneco Tour.

Nacido hace 31 años en San Martín de Valdeiglesias, Pablo ‘Pencas’ Lastras puede presumir, al menos, de dos cosas en su carrera deportiva: de tener victorias en las tres grandes vueltas y de ser el segundo ciclista que más años lleva en la estructura Abarca Sports (Banesto, Illes Balears, Caisse d’Epargné) solamente tras el sempiterno Chente García Acosta.

El motivo de que Unzué y Echavarrí confíen así en Pablo es bien claro: a él más que a nadie le hace justicia la expresión “esforzado de la ruta”. Con solo 21 años ya empezó a formar parte de la estructura del equipo, con un contrato de “stagiaire”. Lastras hizo entonces gala de su instinto para la victoria e inauguró su palmarés en octubre, en el tristemente desaparecido Memorial Galera.
Lo que parecía el inicio de una prometedora carrera pudo verse truncado en 1998 por un grave accidente con su mountain bike en invierno. Su cadera sufrió una fractura que le alejó de las carreteras un año entero. Las consecuencias del accidente pudieron ser aún más graves si Pablo no hubiera estado (bien) acompañado por algún que otro ciclista profesional.
En los años siguientes, Pablo volvió a la senda de la victoria. Tres victorias en Portugal en dos años daban fe de su calidad. Incluso un segundo lugar en la última etapa de Dauphiné Liberé. Y ya con 25 años dio el salto definitivo con su victoria de etapa en el Giro. Una escapada numerosa, un final de potencia y táctica, un ataque a tres kilómetros de meta, victoria en Gorizia. El Pencas se daba a conocer a nivel internacional. Ese mismo año, Lastras repitió victoria en el Galera. La confianza de Unzué y Echavarrí en él fue en aumento. Lastras se graduó en la Vuelta a España: dos etapas entraron en su zurrón.
La primera victoria, en Córdoba, fue un paño caliente para su equipo, Ibanesto.com, que vivió en esa misma etapa una crisis tristemente memorable: un abanico dejó cortado a Paco Mancebo. Como no podía ser de otra manera, todos sus compañeros de escuadra se quedaron para ayudarle. Era el líder, claro. Pero Mancebo no estuvo a la altura de la situación, y se bajó de la bici en el momento en que se empezaba a emprender la caza. El cabreo de muchos de sus coequipiers fue notable; Chente García Acosta, capo del equipo, fue uno de los que peor reaccionó. Y no era para menos, la verdad.
La segunda victoria, en Villalba, no fue sino un nuevo refuerzo para la situación del equipo. Nuevo y definitivo; tras él, llegaron dos nuevas victorias para el grupo a cargo de Chente García Acosta y del bejarano Santi Blanco. En la general, el mejor fue Lastras 17º. No cabe duda de que Pablo fue básico para la reconstrucción de la escuadra en esa Vuelta a España.
En 2003, el tándem navarro que gobierna el grupo deportivo más longevo del pelotón español siguió confiando en Lastras, esta vez también para el Tour. Pablo respondió, y junto a Flecha dio dos victorias importantísimas al equipo en Francia. El triunfo de Lastras, en Saint Maixent l’École, no fue tan memorable como el del “arquero”, pero si fue bastante trascendente. Encima de todo, una fuga “bidón” le dio la general de la Vuelta a Burgos, completando así un año para enmarcar.
Al año siguiente empezó la cuesta abajo. Pablo no dio nunca la talla en las clásicas, y esa temporada no fue una excepción. Sin retos reales como escapista (con victorias en las tres grandes, a poco más se puede aspirar), Lastras trató de explotar una hipotética faceta de escalador y vueltómano. No salieron las cosas; ser décimo en la Vuelta a Cataluña y sexto en el Naranco no era suficiente y Pablo lo sabía. Así que al año siguiente volvió a la faceta de hombre-fuga. La etapa reina de la Vuelta a Suiza y una destacadísima Vuelta a España: hasta cinco veces entre los diez primeros de la etapa y vigésimo en la general atestiguaron lo acertado del cambio de mentalidad.
El año pasado, Pablo volvió a centrarse en las clásicas. Elección negativa. No entró ni siquiera entre los quince primeros de ninguna clásica, siendo su mejor puesto un 17º en la Clásica de San Sebastián. Aparte, cuarto en la Clásica de los Puertos y la Copa Japón, resultados que no compensaban su año, un año malo.
Este año, Pablo Lastras no había hecho nada hasta conseguir la victoria en la sexta etapa del Eneco Tour el pasado martes 28 de agosto. No compitió en el Tour; se centró en las nuevamente fallidas clásicas, y no tendrá oportunidad de redimirse en la Vuelta a España. Parece que el afrancesamiento del equipo no puede esperar mucho más y, por lo pronto, ya está nominado para abandonar el Caisse d’Epargnea al año que viene. Él y cuatro más (Markov, Sebastien Portal y los “sospechosos” Rubén Plaza y Tino Zaballa –triste situación–).
Sin embargo, creo que por ser buque insignia, tener sólo 31 años y un palmarés tan importante como el que acabáis de leer, Pablo ‘Pencas’ Lastras se merece una nueva oportunidad. Una oportunidad para volver al Giro, para batallar en la Vuelta, para olvidarse de las clásicas y de las facetas vueltómanas que le han hecho perder hasta tres años de carrera ciclista. De ser, en definitiva, Pablo Lastras, escapista consumado, como ha demostrado recientemente en el Eneco Tour.
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