La moneda

¡Qué triste ha sido el Giro de Italia!

Cruz. Una ‘corsa rosa’ descafeinada y mediocre. Los favoritos locales, habituales tiranos magníficos como Basso (decadente, mermando inútilmente a Liquigas) y Scarponi (romo y abandonado por su escuadra) no se comportaron como tales, pretendieron tomar las riendas pero, presos de sus limitaciones físcas, las dejaron sueltas para que se encabritaran la imaginación y las posibilidades de corredores de tercera fila en el escalafón de los vueltómanos.

Algo así confesó Hesjedal, noruego-canadiense que sólo se vio capaz de ganar el Giro a partir de Rocca di Cambio, cuando se vistió de ‘rosa’ sin exhibirse un ápice. Hesjedal: uno que había conseguido sólo tres victorias en sus diez años de carrera deportiva, de las cuales la más notoria era un final en alto de la Vuelta a España en Velefique, conseguida gracias a una agónica fuga donde su compañero de fatigas David García Dapena equivocó su esprint al confundir la pancarta de la Montaña con la meta.

A su vera en el podio estuvieron dos ciclistas carentes de la enjundia exigible para estas lides. A ‘Purito’ se le estuvo augurando el derrumbe durante dos semanas. Este no sucedió porque el catalán fue defensivo y se preocupó de revestir los cimientos de un puesto de podio que supo a poco porque quizá ésta sea, haya sido, su única ocasión para ganar una gran vuelta. Thomas De Gendt, por su parte, siguiendo una línea parecida, se escondió 19 días y apareció los dos últimos para aprovechar las dudas de los favoritos despanachados y una crono propicia. Tres favoritos sin pedigrí, de tres equipos que jamás habían tenido un hombre en el cajón de una ‘grande’, encaramados a un podio que debería ser sagrado pero estaba desnaturalizado por la ausencia de italianos por vez primera desde 1995…

… Y sin embargo, no es menos cierto que el pedigrí en el ciclismo no suele venir de nacimiento, sino que se adquiere a base de actuaciones de mérito, bien sea por inteligencia o por arrojo. De Gendt tiene de lo primero y de lo segundo; es capaz de aguardar y también de lanzarse a lo loco para regalarnos jornadas históricas como la de Stelvio, donde un ataque en el cemento final de una vertiente inédita del Mortirolo fue el pistoletazo de salida para un frenesí victorioso al que poco faltó para terminar en proeza épica. Tres cuartos de lo mismo se puede decir de un ‘Purito’ Rodríguez al cual pocos veían capaz de sobrevivir a la acumulación de esfuerzos tan brutal que plantea un Giro. El catalán no sólo subió al podio, sino que ganó dos etapas, compartió (?) otra con Rabottini, destronó a Cavendish en la Regularidad, despertó el alma chovinista y apasionada de la afición española e hizo gala de un estatus muchas veces refrendado y otras tantas ignorado: es uno de los cinco mejores ciclistas del mundo.

Hesjedal quizá no tenga una lista de méritos tan exhuberante como la del ciclista de Katusha, pero en este Giro ha demostrado que no es una casualidad ni un ‘sputnik’ destinado a retirarse en el anonimato. Fue la punta de lanza de turno de Garmin, un armario sin trajes ni trapos donde el nivel medio es la máxima virtud, e hizo valer el cálculo de la mente del mánager Jonathan Vaughters y sus delegados en Italia, Alan Peiper y Bingen Fernández. Casi naufraga camino del Stelvio, donde la guerra psicológica se volvió en su contra imponiéndole una ‘maglia rosa’ que no vestía; pero allí estuvieron Stetina y, sobre todo, Vandevelde para impulsarle a conquistar el Giro en la crono. Probablemente no vuelva a ganar otra gran vuelta, pero lo cierto es que con esta ya le vale para hacer historia.

Las posibilidades de estos tres esforzados de la ruta fueron transmutadas en realidades cuando se comprobó la aflicción de Scarponi y Basso. El varesino ejerció un patronazgo aparente, pero no lo concretó por pura impericia en el demarraje, síntoma inequívoco de un declive lógico (¡35 años!) y dramático para Liquigas, que tuvo una buena noticia en la emergencia de Damiano Caruso, heredero de la mirada del ‘killer’ Danilo Di Luca. ‘Scarpa’, por su parte, habló en el Stelvio pero no fue capaz de hacer callar al Giro. La ‘corsa rosa’ llegó encabritada a la crono de Milán porque nadie afirmó las riendas de sus contendientes, vueltómanos emergentes con ganas de poner lustre a su palmarés. Cara.

¡Qué emocionante ha sido el Giro de Italia!

Foto: This is Our Sport

Si os ha gustado este ejercicio de simetría, os recomiendo ‘El sueño de los héroes’, de Adolfo Bioy Casares

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Las cábalas ante la crono decisiva

Decían los organizadores del Giro que éste de 2012 era un recorrido equilibrado, pero las cuentas no salían. ¿Qué clase de equilibrio era ése, con nueve puertos de primera y apenas 40 kilómetros de contrarreloj individual?

El tiempo ha dado la razón a Acquarone y los suyos. Tras la espectacular gesta de De Gendt ayer camino del Stelvio, hay cuatro implicados en la lucha por el podio final de la ‘corsa rosa’: dos escaladores, como ‘Purito’ y Scarponi, y dos vueltómanos, Hesjedal y De Gendt, cuya calidad diferencial reside teóricamente en la contrarreloj. Ante sí tienen 30 kilómetros completamente llanos en Milán y alrededores para medir fuerzas, cualidades, y configurar definitivamente la clasificación general de un emocionante Giro de Italia.

¿Qué puede pasar?

Por el momento, como podéis ver al final del artículo, ‘Purito’ Rodríguez es líder con 31″ sobre Hesjedal, 1’51» sobre Scarponi y 2’18» sobre De Gendt. Traduciendo esta diferencia a referencia, el catalán puede permitirse ceder 4,5″ por kilómetro con el belga, menos de 4″ con el italiano y 1″ con el canadiense. Y, si bien la calidad como contrarrelojista de ‘Scarpa’ es escasa y promete descabalgarle del cajón para configurar el primer Giro sin italianos en el podio desde 1995, tanto De Gendt como Hesjedal son considerados como buenos rodadores

En el caso de Hesjedal, de momento, es una cuestión casi de mito, alimentado concienzudamente por el canadiense en los últimos días. En realidad, ha quedado entre los 20 primeros de una crono de más de 20 kilómetros encuadrada en el World Tour sólo en tres ocasiones en su dilatada vida deportiva. De Gendt, en cambio, ha realizado cinco prestaciones del género en cuatro años, además de haber rayado a gran nivel en otras citas contra el reloj. Curiosamente el belga no ha ganado ninguna crono en profesionales, mientras una de las tres victorias que luce el líder de Garmin en su palmarés llegó en el Campeonato de Canadá CRI 2007. ‘Purito’, por su parte, jamás ha ganado una crono ni se ha clasificado 20º o mejor en una de más de 20 kilómetros de categoría WorldTour.

Sin embargo, esta no es una contrarreloj al uso, sino la última de una gran vuelta; una especialidad en sí misma, por cuanto la capacidad de expresar el talento de rodador se subordina a las fuerzas necesarias para ello. Y, tres semanas después, éstas escasean. Ahí puede radicar la fortaleza de Scarponi, 9º y 16º en las cronos finales de los Giros de 2010 y 2011. También la de Thomas De Gendt, quien fue nada menos que 3º en la crono final de la única gran vuelta que había disputado hasta ahora, el Tour de Francia 2011.

Hesjedal y ‘Purito’, por su parte, tienen precedentes negativos en esta suerte. En el Tour 2010, donde ambos se jugaban una posición de privilegio en la general, realizaron sendos malos ejercicios en la crono de Pauillac, rara por cuanto fue alterada por el viento pero de resultados incontestablemente poco halagüeños. Hesjedal fue 51º, a 6’40» de Cancellara, peor incluso que Andy Schleck; ‘Purito’, desastroso, perdió más de diez minutos. Igualmente mal se desempeñaron tanto el catalán como el canadiense en otras ocasiones, si bien el corredor de Garmin sí cuenta con una actuación positiva con la crono final del Tour de Francia 2008 (11º).

Así las cosas, el pronóstico para esta crono final en Milán es cuando menos reservado. La sensación es que De Gendt es el más beneficiado por el terreno y está muy fuerte, más que sus rivales; pero también es quien parte con un mayor retraso, 2’18» con ‘Purito’ y 1’47» con Hesjedal, que quizá tenga complicado paliar. Por otra parte parece probable que el canadiense adelante al catalán. Y está por ver la calidad del ‘rush’ final del gris Scarponi… Il Grande Giro nos tendrá en el filo del asiento hasta el último segundo.

Edición 11:50 Por «razones de viabilidad», la contrarreloj de Milán ha sido recortada a 28,1 km. Enlace a la noticia en AS.

Clasificación General provisional

1. Joaquín Rodríguez (Katusha)
2. Ryder Hesjedal (Garmin) a 31″
3. Michele Scarponi (Lampre) a 1’51»
4. Thomas De Gendt (Vacansoleil) a 2’18»
5. Ivan Basso (Liquigas) a 3’18»
Clasificación completa

Foto: Koen Miseur – Flickr

¡Que hable Scarponi!

Entre la brillantez de ‘Purito’, la sorpresa de Hesjedal, el patronazgo de Basso y la exhuberancia de Pozzovivo se esconde, opaco, Michele Scarponi. Lleva todo el Giro gris a pesar de su atavío estridente, ese ‘blufucsia’ Lampre en la línea del canon de fósforo del ciclismo italiano inspirador del verde Liquigas, el flúor Farnese, el turquesa Colnago y la bandera venezolana de Androni.

Dicen los números que Scarponi marcha 4º en la general a 1’36” de la ‘maglia rosa’; lo cual indica, al menos, seria solidez. Conservador, el marchigiano no ha encendido aún su mecha, temoroso quizá de dar un petardazo como el de José Rujano, cuyos fuegos artificiales del Col de Joux le quemaron las alas de Cóndor antes de poder siquiera saborear el éter. Aquejado de fiebre, ahora vuela bajo, a 42 minutos en la general que aspiraba encabezar…

Pero estábamos con Scarponi, el único candidato a ganar el Giro que aún no se ha pronunciado más allá de un ataque romo en Rocca di Cambio (le superó Tiralongo, gregario que trece años después quiere hablar en primera persona para disgusto de Kreuziger y quebradero de cabeza de Astaná, la casa de los líos) y unos calambres al final del Passo Giau que por fortuna no le impidieron entrar con los mejores en la meta de Cortina d’Ampezzo.

En los momentos clave se ha encontrado desasistido por su equipo, Lampre, que de cara a este Giro le cortó la cabeza a Petacchi para que sólo él llevara corona. Quizá por eso, por celos de verse sin el símbolo regio, el príncipe Cunego ha orbitado excéntrico y sin dar una pedalada por ‘Scarpa’. Amparado en la juventud y los aires de futura estrella, Diego Ulissi corre un tanto a su bola. Przemyslaw Niemiec, valiosísimo el año pasado para su táctica conservadora, limitada por un pico de forma excesivo y desesperanzada por el dominio de Contador, está bastante por debajo de lo esperado.

A pesar de que leídos de esta manera los hechos apunten a silencio y duelo, aún queda posibilidad de algarabía en las piernas de Scarponi. Sus cualidades de fondista ligero deberían prevalecer en la etapa con final en Alpe di Pampeago; o, quizá, en las 48 herraduras del Stelvio, que espera frío y quizá nevado para ser el juez de la ‘corsa rosa’. Aunque de momento la apariencia diga mutismo, será difícil que Scarponi termine el Giro sin tomar la palabra.

Foto: BettiniPhoto – Lampre

El patrón del Giro

En Cortina d’Ampezzo ganó ‘Purito’ Rodríguez y no hubo diferencias entre los cuatro primeros de la general; apenas uno de los contendientes más destacados por la ‘maglia rosa’, Roman Kreuziger, cedió de manera significativa. Esos son los hechos, lo que se reflejará en las hojas estadísticas y trascenderá con el paso del tiempo, pero quizá sea lo menos importante. Contextualizando la etapa en el total de la vuelta, lo relevante han sido las sensaciones y las actitudes, que han hecho cristalizar lo que decíamos el lunes: Liquigas quiere hacer la carrera dura para jugárselo todo al fondo fisico de su líder Ivan Basso, el verdadero patrón del Giro de Italia.

Hoy los hombres de Roberto Amadio compusieron un monólogo que hubiera sido perfecto de no marrarse el penúltimo ‘sketch’, habitualmente el más brillante, de Sylvester Szmyd. Valerio Agnoli había dejado el pelotón en una treinta de ciclistas subiendo el Passo Duran; Damiano Caruso ejerció de ‘killer’ inconmensurable en Forcella Staulanza y Eros Capecchi por fin cubrió las expectativas rompiendo la baraja al inicio del Giau, último puerto de la jornada cuya bajada llevaría a los corredores hasta Cortina. El número del acalambrado Szmyd quedó vacante, obligando a Basso a asumir su carga y controlar a los cinco rivales que quedaron vivos durante diez kilómetros cuya pendiente rondaba los dobles dígitos.

Se vivió media hora de impás, batalla de nervios y miradas de reojo que no cambiaron prácticamente nada. Probablemente Basso ya había conseguido lo que buscaba, confirmarse como el patrón del Giro, constatar que su dominio crece progresivamente a medida que las jornadas pasan y las fuerzas se consumen, meter miedo de cara a Alpe di Pampeago y Stelvio. Con él viajaban dos invitados incómodos, el ‘rosa’ real y el ‘rosa’ in pectore. El primero, un ‘Purito’ sólido a pesar de la deserción desafortunada de sus coequipiers (Losada y Vicioso claudicaron pronto; Moreno fue con el gancho todo el día, pese a que limitó pérdidas en meta); el segundo, Ryder Hesjedal, augusto y confiado porque sus fuerzas y los 30 kilómetros de contrarreloj final le inspiran los mejores augurios. También estaba Michele Scarponi, cuyo juego conservador le mantiene en la partida pero sólo le ha permitido robar tiempo en una jornada, Rocca di Cambio. Rigoberto Urán y Domenico Pozzovivo completaban el sexteto de supervivientes tras la masacre de Liquigas.

Fue el corredor de Colnago, licenciado en Medicina, quien aplicó un tratamiento de choque a la modorra suspicaz en que se hallaba inmerso el grupo de privilegiados cambiando el ritmo en el último medio kilómetro de subida del Giau. De inmediato amputó a Scarponi, otro acalambrado, y a Urán, superado por las circunstancias. Ambos conectaron de nuevo en el descenso, pero dejaron patentes sus limitaciones.

Terminada la bajada, donde Hesjedal hizo un timido ataque cesado por miedo a dar con los huesos en el asfalto, llegaron los últimos kilómetros llanos y el esprint victorioso de ‘Purito’ Rodríguez, mucho más cerebral y maduro que de costumbre, que pudo franquear la meta en primer lugar y besar emotivamente un crespón negro para homenajear a su paisano Xavi Tondo, de cuya muerte se cumplía hoy un año. Los Movistar, últimos coequipiers del catalán, pueden ofrecerle la general por equipos, que prácticamente sentenciaron hoy gracias a la gran prestación de Intxausti, Pardilla y Brusheghin y el tremendo naufragio de Astaná, cuyos dos líderes (el polémico, Tiralongo, y el legítimo, Kreuziger) cedieron más tiempo del esperado. Mención de honor merecen los hombres de Euskaltel, muy ambiciosos tras el gran triunfo de Ion Izagirre ayer en Falzes, con Mikel Nieve afirmándose los galones con un ataque corajudo y una resistencia encomiable en la carnicería del Giau, donde poco le faltó para empalmar con el sexteto de privilegiados.

Foto: Liquigas Cannondale