La bicicleta requiere una dosis de valentía. Cuando uno es pequeño y acaba de aprender a montar, tarde o temprano se le acaba planteando el dilema de si tirarse o no por una cuesta abajo de apariencia indómita, perlada de piedras de entre las cuales surgen matojos, arraigados de manera incomprensible en una tierra sin firmeza. Cosas del momento, acabas recorriendo la cuesta abajo: puede que termines besando el suelo, raspado y dolorido, o que salgas airoso y orgulloso del reto que acabas de afrontar y superar. De un modo similar, aquel que lleva ya muchos años sabiendo montar en la bicicleta, que incluso ha sido profesional de máxima categoría, puede que se le plantee el dilema de embarcarse en un periplo por países lejanos cuyos nombres evocan atlas; una oportunidad de vivir a través del ciclismo. Así piensa Óscar Pujol. «¿Cuándo voy a ir a Irán, o a Corea, si no es por esto?»
Junto al cántabro Vidal Celis, Pujol firmó el viernes con el conjunto continental iraní Azad University. Se trata de la escuadra en la cual infló su bagaje de puntos en los últimos años Amir Zargari, ahora corredor de AG2R. La gestiona el propio Zargari, con ayuda de su entorno, y concluyó la temporada pasada en segunda posición del UCI Asia Tour por equipos, un detalle que no es baladí por cuanto le proporciona invitación de manera automática a cualquier carrera del circuito continental asiático.
El cómo han llegado los dos españoles al Azad es más bien un quién. Ambos, Celis y Pujol, deben la oportunidad al malayo Yong Li Ng. Se trata de un viejo conocido del pelotón español (pasó dos temporadas en el Würth, filial sub23 del Liberty de Manolo Sáiz) que ha sabido labrarse una buena carrera deportiva hasta acumular siete años de experiencia profesional en escuadras de diverso pelaje. Este invierno la desaparición de LeTua, equipo continental donde llevaba militando tres años, le obligó a buscar nuevos horizontes allende. Los encontró en el Azad de Zargari, donde desempeña un rol que va un poquito más allá del mero ciclista.
Ng se llevó consigo a los hermanos Niño, con quienes mantenía relación de LeTua, y decidió recurrir a dos españoles para cerrar la plantilla de la escuadra. Primero se acordó de Vidal Celis, también coequipier suyo en LeTua en 2011: «Hace una semana, Ng se puso en contacto conmigo y acepté su propuesta«, cuenta el cántabro. El malayo tenía buen recuerdo de Celis, por cuanto su balance la pasada campaña fue escaso «por una lesión de rótula que fastidió la segunda parte de la temporada«, pero bastante positivo. «Gané dos etapas en la Jelajah Malaysia (2.2)«, relata el ex corredor de Footon-Servetto, «y no me llevé la general porque los corredores del Tabriz [Sohrabi, Eibegger, Askari…] pusieron toda la carne en el asador en la última etapa. Rompieron la carrera, a mi equipo e incluso a mí mismo«. De cualquier manera, las referencias eran buenas y propiciaron que Celis obtuviera un hueco con la escuadra iraní, con la cual debutará en la Vuelta a Corea (22 a 29 de abril) para continuar en con las rondas de Japón (20 a 27 de mayo) y Singkarak (Indonesia, 4 a 10 de junio), todas ellas de categoría 2.2.
El fichaje de Pujol, por otra parte, se gestó gracias a las referencias dadas a Ng por el benefactor Marcelino Pacheco, alma máter del blog Sprint Especial y el Proyecto Ciclista Solidario. El malayo, convencido de las cualidades del vallisoletano, se puso en contacto con él a través de Facebook. En poco menos de una semana, el ex corredor de Cervélo y Omega Pharma ya está registrado en la UCI en las filas del conjunto persa y dispuesto a debutar junto a Celis en Corea, para después continuar con la Vuelta a Azerbaijan (Irán, 2.2, 11 a 16 de mayo). «Será una buena oportunidad para dejarme ver, intentar llamar la atención de las escuadras europeas y hacer valer la buenísima pretemporada que he realizado«, afirma esperanzado Pujol. Y si no servirá para, por lo menos, vivir una apreciable aventura gracias a la bicicleta.
Foto: Laurie Beyler – oscarpujol.com