El estimable recorrido de Dauphiné

El Critérium du Dauphiné ha anunciado la ruta de su edición 2012. Ésta se caracterizará por una contrarreloj de 52 kilómetros, dos jornadas de alta montaña con el eterno Grand Colombière y el Joux Plane como platos fuertes y un único, postrero y exiguo final en alto en el modesto puerto de Châtel (3ª). Éste recorrido es interpretable en dos vías: en primer lugar, por su dureza, como una apuesta por dotar de valor propio a la carrera; en segundo, como un regreso a la tendencia de principio de siglo en la cual la contrarreloj tenía proporcionalmente más peso que la montaña.

Hubo una época, antes de su integración en la gigantesca ASO, en que esta prueba se llamaba Le Dauphiné Liberé en honor al periódico de la zona del Delfinado por la cual discurre y era conocida por ser la carrera en la cual Lance Armstrong estiraba las piernas pensando en su asalto al Tour de Francia. Para aferrarse al americano, garante de atención mediática, la ronda se amoldó a su preparación y perdió carisma y prestigio. En los últimos años, sin embargo, se ha apostado por volver a convertir Le Dauphiné en una carrera valiosa ‘per se’. Con este objeto se han venido programando recorridos duros como el de este año, en el cual los casi sesenta kilómetros de contrarreloj supondrán un exigente filtro, prácticamente infranqueable para quienes no acudan al cien por cien.

La prevalencia de la contrarreloj sobre la montaña es, precisamente, otro aspecto llamativo de la ruta del próximo Dauphiné. Esta será la edición de la ronda francesa con más kilómetros de crono de lo que llevamos de siglo. También la primera sin un final en alto en puerto de primera o superior desde 2004, cuando una cronoescalada al Mont Ventoux fue la única llegada en subida reseñable y sirvió a Iban Mayo para auparse a lo más alto del podio.  Esta característica contrasta notablemente con la ruta de la edición 2011, en la cual se programaron tres finales en puerto. El primero, en el tendido Les Gets, premió a Christophe Kern; el segundo y tercero tuvieron un desarrollo idéntico, con victoria para Joaquín Rodríguez, y no evitaron la victoria de un consumado rodador como Bradley Wiggins. Probablemente ASO haya percibido que tal acumulación de llegadas en alto era superflua y prácticamente contrarrestaba el espectáculo.

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