Jericó sin trompetas

Cuando los israelíes huían de Egipto en pos de la conquista de la Tierra Prometida de Canaán (la cual, pese al derecho divino, sigue sin ser suya del todo), hallaron frente a sí el escollo de una ciudad maravillosa y fortificada, Jericó. Según el relato bíblico, los israelíes comandados por Josué procedieron a rodear en procesión bélico-religiosa los muros de la ciudad durante una semana, para al séptimo día hacer sonar una trompeta que derribó sus defensas y les permitió entrar en el asentamiento, matar a todos los pobladores con excepción de una prostituta y su familia y prenderle fuego por divino anatema. La realidad de este mito, inexacto como siempre en los libros sagrados (metáforas sin necesidad de quicio), es que en el tiempo histórico en cual lo sitúa la Biblia Jericó ya era una ciudad derruida

Hemos vivido un Tour de Francia bloqueado, obligado por Sky a discurrir sobre una línea marcada en un puro ejercicio de laboratorio por un entrenador de natación como se ha reiterado hasta la saciedad. Las murallas de Jericó estaban bien construidas, incluso resistieron la tensión de las esposas y el tempranero abandono de Kanstantin Siutsou cimentadas sobre las anchísimas espaldas de Eisel, Boasson Hagen y Knees, alicatadas con la solvencia de Michael Rogers y Richie Porte, rematadas con la sumisa rebeldía de Chris Froome y Mark Cavendish. Las alabanzas a Sky, una escuadra magnífica hasta el abuso de llevar siempre la carrera a mil para malestar de sus rivales, están justificadas. Las odas a Bradley Wiggins son obligatorias; para muestra, este reportaje del ‘leopardo’ Navarro Cueva y el ya clásico-legendario post biográfico de Cronoramia.

Se ha construido la historia mítica de Jericó, sí, pero subyace un rastro de insatisfacción por la ausencia de las trompetas. Nos quedamos con las ganas de saber cómo de honda podría haber sido la puñalada trapera de Robin a Batman; también sentimos la tristeza de cerciorarnos de que a Nibali, compañero en el podio del dúo británico, le falta un caballo en el motor (¡el que le sobra a Sagan!) para ser un superclase ganador. Incluso nos desconsuela el hundimiento de Evans, Leipheimer y Menchov, signo del fin de ciclo post Armstrong, y la mala suerte que ha acompañado a los corredores españoles.

Pese a todo, no podemos decir que haya sido un Tour malo, ni aburrido. Técnicamente ha sido excelso; tácticamente, rico; emocionalmente, sabroso. Ya que los israelíes no la han carbonizado, disfrutemos de Jericó: en el próximo Tour, con los judíos Contador y Andy Schleck presentes, habrá lugar para incendios.

Foto: ASO

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La tensión de las esposas

Decíamos hace un mes que la séptima etapa del Critérium du Dauphiné se convertiría en una etapa de culto por su profusión de detalles, su intensidad, el escenario, el asombro y la relativa novedad de casi todo lo acontecido. La undécima etapa del Tour de Francia, final en la Toussuire previo paso por Madeleine, Croix de Fer (la Cruz de Hierro, quizá el puerto de nombres más impresionante y poético) y Mollard, no va a la zaga.

Ha sido prolífica y espectacular: algo menos de 150 kilómetros, los 15 primeros llanos, y 5000 metros de desnivel que franquear; alrededor de cinco horas de batalla, emoción y alteraciones en un guión cuyas líneas preestablecidas sólo han sido respetadas por un bloque, Sky, y no durante toda la etapa. ASO parece haber dado con la tecla con ésta etapa y la del pasado domingo en Porrentruy: las jornadas con más puertos no deben ser largas para propiciar que se disputen con intensidad y no como un juego de mera eliminación y desgaste.

Existe un enemigo común llamado Sky, la armada del rey nadador, fría y efectiva en su determinación predeterminada. No se pusieron nerviosos cuando treinta corredores de gran nivel se marcharon Madeleine arriba, ni cuando Sagan y Oss esbozaron una aventura táctica, ni… No temblaron. Llevaron a cabo su trabajo con precisión y abnegación, correspondiendo la labor más brillante a un Michael Rogers soberbio, capaz de domesticar al pelotón en Croix de Fer y Mollard para que Batman y Robin sólo tuvieran que batirse en la Touissure.

Catherine Wiggins, esposa del líder Bradley Wiggins, ensalzó en su Twitter la labor de Rogers y Porte y levantó las suspicacias de Michele Cound, fotógrafa de ciclismo y novia de Chris Froome. Robin había cometido el error de demostrarse más fuerte que su Batman, de obligarle a ir con el ‘batgancho‘ en la innecesariamente ardua persecución de Nibali, que había cogido medio minuto y tenía (tiene) 2:30 perdidos; fue un momento de máxima tensión, solventado con un grito en el pinganillo. Hubo algún otro dime y direte, con Cathy aprobando un tuit que acusaba a Froome de provocar los titubeos del equipo y Michelle insinuando que Batman había fingido debilidad para dejar en evidencia a Robin. Sea como fuere, el mismo Fränk Schleck atestigua que Wiggins pidió a Froome que aminorara el ritmo; incluso el británico quitó hierro al asunto en rueda de prensa, achacando el asunto a un error de comunicación.

El keniano de nacimiento no fue el único que descosió las costuras de su líder. También lo hizo Tejay Van Garderen, quien rompió a Cadel Evans cuando éste probó fortuna en la Croix de Fer; un fallo de gregario joven y falto de mesura. El australiano cedió en meta algo menos de minuto y medio, una derrota más psicológica que cuantitativa. En trance similar se vio Vincenzo Nibali, cuyos ataques fueron explícitos pero no lo suficientemente convincentes como para rendir a Sky. Peor parado salieron Denis Menchov o Rein Täaramae, eliminados por completo.

La suerte que tenemos los aficionados al ciclismo es que Nibali, Evans y otros buenos corredores sin nada que perder como Van den Broeck o Pinot no claudicarán ante la fortaleza de Sky. Menos aún cuando se han visto fisuras, vulnerabilidad y desacuerdo. Quizá Froome y Wiggins estén reviviendo sus sensaciones de la pasada Vuelta, que perdieron por no intercambiar roles a tiempo. Quizá la tensión de las esposas también exista en el equipo, o se contagie.

Foto: Team Sky

«Un poco como Batman y Robin, ¿no?»

Pregunta un reportero a Bradley Wiggins. «Brad, Chris [Froome] y tú sois un poco como Batman y Robin, ¿no?«. Es fácil imaginar la chispa en los ojos del ‘mod’ y la sonrisa sarcástica antes de espetar una respuesta socarrona: «Sí. Yo soy Batman«.

La conversación, tuiteada por Julien Pretot (Reuters), refleja de manera irónica y aguda la situación que se vive en el seno de Sky. Wiggins y Froome son una buena pareja en cuanto a paridad de prestaciones; también en cuanto a la complementariedad de sus cualidades, siendo el nacido en Gante un contrarrelojista de naturaleza ‘pistard’ y el keniano un escalador ligero y espigado. Sin embargo, sus bazas no se van a jugar como si valieran lo mismo. La carta privilegiada será Wiggins.

Como ha indicado Shane Sutton en conferencia de prensa, el objetivo es ganar el Tour y da igual si es necesario sacrificar un puesto de podio. Brailsford se ha expresado en el mismo sentido, remarcando la necesidad de «sujetarse al plan«. Incluso el propio Froome, tras su victoria en la guerra de los treinta minutos, reconoció que aunque se viera capaz de ganar el Tour se supeditaría a Wiggins. La apuesta lógica, por situación en la general, galones devengados y probada solidez, es el ‘mod’; y con él se jugará aun a riesgo de que suceda lo de la pasada Vuelta a España, asumiendo el papel de Cobo corredores de superior enjundia como Cadel Evans o Vincenzo Nibali.

Análisis de los parciales de la CRI de Besançon

Análisis de los parciales de la CRI de Besançon

Ambos, italiano y australiano, parecen rivales respetables. Con capacidades a la altura de sus rivales británicos y con una actitud combativa, agresiva, fuera de toda duda. Incluso sus características, siendo su terreno ‘débil’ la crono y el predilecto alta montaña y descensos vertiginosos, son amenazadoras. Los Sky, por lo pronto, temen más a Evans: «Sé de lo que es capaz. Vi cómo ganó el año pasado y espero lucha en cada metro que recorramos hasta París«, dice Wiggins, nada confiado pese a que el ‘aussie’ cedió algo más de lo esperado en la CRI de Besançon, casi todo en el primer tercio como se puede ver en la tabla adjunta. Nibali, por su parte, insinúa veladamente que «Sky tendrá que trabajar mucho para conservar el amarillo» y dice no estar dispuesto a conformarse con un puesto de podio, a pesar de que éste sea su objetivo inicial. La cantidad de montaña restante hasta París, empezando por la etapa de hoy con paso por el coloso de la Grand Colombière, promete emociones fuertes.

Disfruta mientras puedas. Foto: extraída de Tumblr, quizá propiedad de Getty Images

Disfruta mientras puedas. Foto: extraída de Tumblr, quizá propiedad de Getty Images

El compromiso del resto de favoritos

«En realidad aún no hemos visto alta montaña«, dice Van den Broeck con lógica aplastante, y crecen las esperanzas de espectáculo. «Habrá una gran batalla«, afirma, y las expectativas se alzan. Más allá de Evans y Nibali, hay un grupo de corredores como el belga (necesitado de un resultado de calidad para convencerse de sus perspectivas) o Denis Menchov (en su última oportunidad de ganar el Tour, lo único que le interesa en 2012, y obligar a Holczer a ir de rodillas hasta Moscú) cuyas opciones de podio o brillo pasan por movimientos lejanos o, cuando menos, avezados. Hay también un factor nada despreciable: si Sky tiene dos hombres en el top10 (Wiggins, 1º; Froome, 3º), también BMC (Evans, 2º; Van Garderen, 8º) y RSNT (Zubeldia, 6º; Monfort, 7º) pueden decir lo mismo… Ergo las tácticas de equipo pueden jugar un rol importante a la hora de derrotar a Sky.

Zubeldia en mitad de RSNT

Hablando de bloques, toca referir a una presunta banda como RadioShack-Nissan-Trek donde, una vez descartado por lesión Samuel Sánchez y por maldición gitana Alejandro Valverde, se encuadra la principal baza española para la general: Haimar Zubeldia. El usurbildarra está, según se dice, en la forma física de su vida; lleva semanas de entrenamientos y preparación específica para construirla. También una buena hoja de resultados (ha terminado entre los diez primeros las tres rondas por etapas que ha disputado este año, incluyendo el exigente Critérium du Dauphiné) y un excelente compendio de sensaciones. En Besançon fue quizá el peor de los grandes favoritos, pero es como mínimo sintomático que fuera su mejor resultado en una CRI desde 2010. Tendríamos que remontarnos a Cap Découverte 2003 (el día que Armstrong fue doblegado por Ullrich) para encontrarle una clasificación más brillante en una prueba del género de más de 30 kilómetros. La única duda es cómo casará su excelente estado de forma con el ambiente caótico de un RSNT que también tiene en posición de privilegio a Monfort (7º), Gallopin (13º), Klöden (15º), Fränk Schleck (17º) y Chris Horner (23º). ¿Se plantearán jugar la baza del guipozcano?

Foto Principal: Team Sky / Scott Mitchell @modcyclingphoto

Especular es de humanos

En el ciclismo actual, una semana sin carreras es una semana de habladuría, rumores y mehandichoqués. Más si estamos en junio, han pasado el Giro y las clásicas, los primeros balances aparecen y los protagonistas no rehuyen exponer en público sus problemas y rencores.

Ejemplo paradigmático de esto es Miguel Madariaga, presidente de la Fundación Euskadi y vigente mánager del equipo Euskaltel, que el pasado jueves contó en Marca cómo el nerviosismo se había asentado en la escuadra durante el Giro por la incertidumbre ante un futuro que no depende de él. De paso, Madariaga dejó un nuevo capítulo en su guerra abierta contra los representantes de corredores (contra algunos más que contra otros, en realidad) llamándoles «buitres«; una concepto que intenta inculcar a todos los ciclistas que pasan por la Fundación, a quienes recomienda no tener mánager para no hacer las cosas difíciles. Queda la duda del altruismo de su consejo

Como siempre, por otra parte. ¿Es un acto de inocencia que Paolo Bettini recomiende a Nibali ir a la Vuelta y, una vez allí, no intentar ganar la general? Eso hizo, y desató la guerra: Vincenzo Nibali aseveró que Liquigas pasaba de la opinión de sus corredores, mientras la dirección técnica ‘verde’ comentó de una manera casi sarcástica que disfrutaría de un mes de concentración en altitud entre agosto y septiembre en Estados Unidos, destino al cual quiere encaminarlo Liquigas pensando por los intereses comerciales de la bicicletera Cannondale, que son lo suficientemente fuertes para apartar a Nibali de la gran ronda española pero no como para mantener actualizada la versión inglesa de su web. Quizá sea una cuestión de puntos, de esos que ha revelado hoy Cigesma.

Volviendo a Liquigas, sobre ellos versa hoy la ración de especulación de Gazzetta, baluarte de la rumorología del ‘mercato’ ciclista. La salida de Nibali a Astaná se da por hecha (la describieron con todo lujo de detalles, cena con Vinokourov incluida, el jueves): le acompañarían Vanotti, Agnoli y Szmyd, mientras Oss marcharía a BMC; continúan Basso y Sagan, y llegarían a la escuadra ‘verde’ De Marchi (Androni) y Brambilla (Colnago).

Perfilado el ‘roster’, quedaría por cerrar la financiación: Liquigas cesa el patrocinio este invierno, Ristora y Cannondale tienen contrato en vigor, pero aún no hay un primer espónsor. Éste podría ser Saxo Bank, que llegaría mediante fusión con la escuadra de Riis: tema complicado por la naturaleza de ambas estructuras, más aún si se pretende incluir en el trato a Contador y el fuerte patrocinio de Specialized. Se habló también de Geox, la firma que dejó tirados a Gianetti, ‘Matxin’ y Cobo el pasado mes de octubre; Venezuela, que estuvo a punto de recoger aquella escuadra que acababa de ganar una Vuelta a España, podría inyectar más dinero al Androni de Savio para subir al World Tour…

¡Basta! Suficiente por hoy. Los aficionados nos quedamos perplejos. ¡Cuánto combustible para nuestra imaginación en unos pocos días, en unos pocos párrafos! Tiene su punto, en verdad, por cuanto es en cierto modo entretenido elucubrar qué pasaría si Euskaltel bajara a Profesional y tuviera que dejar marchar a Samuel Sánchez para equilibrar el presupuesto; o cómo se repartirían el calendario Contador, Basso y Sagan; o imaginar esa cena en Milán con Nibali, el trascendente Vinokourov, el mánager Alex Carera y el ‘hombre de confianza’ de la empresa gasera Samruk Kazyna.

Pero no perdamos la perspectiva: la mayoría de estas informaciones suelen provenir de filtraciones interesadas que los emisores quieren hacer públicas por su juego, los periodistas publican (publicamos) porque son novedosas y los lectores degluten por atractivas. Mientras, la UCI se remite al 1 de Agosto, la fecha a partir de la cual se pueden hacer oficiales los traspasos de corredores. Por fortuna mañana inicia el Dauphiné. Rueden las bicis, que eso es lo que de verdad nos gusta.

17 días en el Teide

El Twitter de Ivan Basso no sólo sirve al lector para imaginarse cómo ha sido la fiesta de cumpleaños de su hija o cerciorarse de que su familia lo ama, como bien señaló Joan Seguidor. También permite hacer una reconstrucción de cuáles han sido, día a día, sus entrenamientos: así ha hecho Velochrono, recogiendo un testimonio sin precedentes, por exhaustivo, de cómo se fragua la forma física de cara a una gran vuelta.

Básicamente, la preparación del varesino de cara al próximo Giro de Italia anduvo bien sólo hasta finales de febrero, cuando una prematura retirada en el GP Lugano para no arriesgar las carreras de marzo evidenció que su estado de forma no era el esperado. Las participaciones posteriores en París-Niza y Volta a Catalunya se cerraron con sendas caídas que afectaron a la rodilla derecha, haciéndole perder un mes clave en su preparación de cara a la ‘corsa rosa’ y entrar en un «momento crítico» de inseguridad.

Borrón y cuenta nueva, la temporada 2012 de Basso empezó de nuevo el 25 de marzo. Ese día partió hacia Tenerife con otros cinco compañeros [a los cuales se sumaría posteriormente Cameron Wurf]: cuatro de sus gregarios para el próximo Giro (Szmyd, Capecchi, Agnoli y Salerno) y el hombre clave de su última maglia rosa, Vincenzo Nibali. Sobre el ‘Squalo’ dejó unas adecuadas declaraciones en el último número de Ciclismo a Fondo, interesantes por cuanto no dejan ver temor alguno por un posible solapamiento de intenciones: «Prefiero correr el Giro con él a mi lado. Juntos tendremos más opciones de derrotar a Scarponi«. También descartaba que una hipotética decisión del cuerpo técnico de Liquigas de incluir al siciliano en el ‘nueve’ de la gran ronda italiana fuera un signo de desconfianza por parte de sus superiores: «Sería para tener un bloque más fuerte, no por una falta de respeto hacia mí«.

Precisamente Nibali dio el mejor diagnóstico sobre el cómo y las consecuencias de la concentración canaria para la condición física de Basso: «Ha entrenado muy duro, como sólo el puede, y ha mejorado muchísimo«. Efectivamente, esos 17 días en el Teide, coincidiendo en el hotel con otro candidato a la ‘maglia rosa’ como Roman Kreuziger y el sólido Bradley Wiggins, sirvieron de mucho al varesino, que mostró otra cara en el Giro del Trentino. Allí trabajó con tino para su fiel gregario Sylvester Szmyd, que según CaF le deleita cada noche con 20 minutos de canto gregoriano. Esas buenas sensaciones las refrendó en el Tour de Romandía, donde a pesar de no lucir anduvo siempre en el grupo cabecero.

No se puede decir que la hoja de resultados previa a la cita rosa de Ivan Basso sea la mejor; ni siquiera es inspiradora. Pero tampoco lo fue en su anterior victoria en la gran ronda italiana, por lo que sería muy aventurado descartar sus opciones de conseguir un nuevo triunfo en la ‘corsa rosa’; el tercero, si añadimos el conseguido en mayo de 2006 en plena Operación Puerto. ¿Qué significaría para ti ganar este Giro?, le preguntaban en CaF. «No voy a cambiar. La gente me recodará por ser Ivan Basso, no por ganar dos o tres Giros. Lo importante es el carisma«.