Majestad, miseria o frialdad

Fabian Cancellara pide relevo con el codo una, dos veces, y Peter Sagan no le rebasa. Hace un gesto con la mano, quizá no furioso pero sí ostensible, y el eslovaco no responde a su ademán. ‘Espartaco’ culebrea, el ‘Bicho’ se esconde… No le importa que llegue a rueda del dúo Edvald Boasson Hagen, prodigio nórdico al cual jibarizó hace tiempo; parecía que EBH iba a ser la sensación de la década, pero hace tiempo que la presentación de sus cualidades brutas en una Vuelta a Gran Bretaña quedó apocada por la irrupción de Sagan en una París-Niza. Hoy, como en esa odiosa comparación, el noruego de Sky pareció un peldaño por debajo del superclase de Liquigas.

500 metros a meta, Cancellara deja de cuidar el tino. Cadel Evans ha acercado al grupo de favoritos pensando en Philippe Gilbert (hoy se ha parecido al de 2011), y su magnífico ataque en el falso llano posterior al durísimo repecho que separó el grano de la paja en Seraign (¡qué daño se puede hacer en los falsos llanos tras pendientes imposibles!), realizado con esa forma tan característica de no levantarse del sillín, puede quedar en nada. No le queda sino seguir tirando, de quien empalmó a duras penas y de quien le siguió sin temblar… Y éste, Sagan, le remacha en los últimos 100 metros, majestuoso; se yergue sobre la bicicleta, brazos en jarra primero, posado de culturista después, victoria en definitiva.

Pero, ¿hasta qué punto es honrosa, y majestuosa, una victoria conseguida desde la rueda de alguien que ha demostrado ser más fuerte que tú? Pensemos en un caso recordado en estos días que ha pasado el Tour de Francia en Bélgica: Johan Bruyneel ganándole a Miguel Indurain en Lieja, salida de la etapa de hoy, emergiendo desde su rueda en los últimos 50 metros tras kilómetros y kilómetros a rebufo. ¿No es en cierto modo oprobioso que una de las dos victorias conseguidas por el belga como ciclista en el Tour de Francia viniera a partir de lo rácano? O quizá hubo mérito en aguantar el ritmo del número uno del momento, y ser inteligente para no quemarse en su ayuda…

La cuestión es que la primera de las muchas victorias que probablemente conseguirá Peter Sagan a lo largo de su carrera ha venido de esa conducta, de esconder sus fuerzas y aprovechar las ajenas. Y, si bien se le puede adjudicar el adjetivo de miserable, también es aplicable un sustantivo distinto: frialdad, la cualidad de ser inteligente y mostrar colmillo en momentos de tensión. Ya lo dice Cancellara, que ha perdido al póker

Sagan ha exhibido frialdad en dos instantes clave subiendo el repecho decisivo de Seraign. Aparte del segundo, con Cancellara, hubo un primero a poco más de kilómetro y medio de meta, cuando cesó el esfuerzo de perseguir a Chavanel y Albasini en la parte más dura de la subida, reguló y entregó la papeleta de neutralizarles a Evans, Van den Broeck y un Cancellara que progresaba desde la vigésima posición del pelotón preparando su demarraje definitorio.

Así, polémicas gestuales aparte (la celebración, sobrada, no es habitual en un deporte abnegado como el ciclismo), parece indudable que la victoria de Sagan no merece ser denostada. No llegó por los cauces más estéticos o excitantes, no se convertirá en un ejemplo a seguir en términos de nobleza, pero demostró una inteligencia apreciable. Y también cualidades físicas, claro; para ser el ganador de etapa más joven en el Tour de Francia desde Lance Armstrong en 1993 hay que tener muchas, muchísimas piernas. No fue majestuosa, pero tampoco mísera; solamente fría.

Foto: Facebook Tour de Francia – ASO

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Boonen y Cancellara, de órdagos antes de Flandes

El pasado lunes, preguntado por el Tour de Flandes, el suizo Fabian Cancellara se descargaba de responsabilidad e iniciaba la tradicional guerra psicológica previa a cualquier gran carrera: «La presión que yo tenía el año pasado corresponde ahora a Tom Boonen«. Y explicaba. «Después de este fin de semana, con sus victorias en GP E3 Harelbeke y Gante – Wevelgem, él tiene cinco estrellas en la lista de favoritos«. E incluso se permitía el lujo de citar una conversación con el hombre cuyo rendimiento previsto en De Ronde parece más próximo a la decepción: «He hablado con Philippe Gilbert y sabemos que, estén al 90 o al 100%, los hombres a batir son los mismos: Omega Pharma – Quick Step».

No yerra ‘Espartaco’ adjudicándole presión, responsabilidad y vitola de favoritismo a la escuadra belga y su líder. Tom Boonen, ganador en dos ocasiones del Tour de Flandes, no rehuyó en la rueda de prensa de OPQS su rol de candidato número uno a la victoria, pero avisa de que la pelota no está en su tejado. «Yo no estoy obligado a descolgar a nadie, tengo confianza en mi esprint y puedo recurrir también a mi equipo«. Ahí están sus dos grandes puntos fuertes, quizá los diferenciales respecto de Cancellara. Los coequipiers del suizo en RadioShack-Nissan  (Bennati, Gallopin, Popovych) resultan sensiblemente inferiores al tremendo bloque de OPQS (Chavanel, Terpstra, Steegmans). En cuanto a la punta de velocidad, el propio Boonen se explica: «Quizá él [Cancellara] tenga un motor un poco más grande… Pero yo soy más rápido«.

Siguiendo con los órdagos, ‘Tommeke’ afirmó no tener por qué vigilar especialmente al campeón suizo: «Yo sólo corro para batirme a mí mismo«. Y ponía los nombres de otros dos candidatos sobre la mesa: «Espero mucho de Filippo Pozzato y Peter Sagan«. Sobre el talento eslovaco del Liquigas, Boonen apuntaba que «estará en el podio en los próximos tres o cuatro años; quizá pueda llegar lejos este mismo domingo«. Citaba incluso a su coequipier y reciente ganador de los Tres Días de la Panne Sylvain Chavanel: «Es uno de los mayores favoritos, por cuanto llega en buena forma y el trazado es bastante duro, acorde con sus características«. No concedía tantas opciones, sin embargo, a Edvald Boasson Hagen: «Si se llega al esprint habrá que vigilarle, pero no lo considero un favorito«.

No cabe duda: tanto Tom Boonen como su OPQS llegan muy crecidos a este Tour de Flandes. Apenas concluido marzo, el individuo lleva siete victorias y el colectivo 23. Una cifra poderosa, sobre todo comparada con la pareja de triunfos que ostenta su máximo rival Fabian Cancellara, que suponen también los dos únicos laureles en el haber de su RadioShack. Quizá sea por esta circunstancia que los belgas llegan con toda la expectación sobre sus espaldas, como rivales a batir para unos contrincantes que no tienen prácticamente nada que perder ante la inmensa superioridad belga.

Foto ©: Omega Pharma – Quick Step