Tercer pico de forma

Hace cinco días, en una noche como esta, me encontraba contemplando la luna llena en un mirador cerca de Calahonda invitado por un vagabundo francés. No ha sido lo más raro que me ha sucedido en estas semanas. Las horas previas y posteriores a la luna de Calahonda fueron bastante alucinantes y las recorrí con el plato grande emocional, exprimiendo las últimas gotas de energía que me quedaban en el espíritu. Después viví tres días exhausto hasta que el viernes por la noche escribí bajo la luna, que empezaba a menguar. Ayer sábado me bebí tres cervezas en la playa y, por fin, me sentí libre. Ya vuelvo a ser capaz de amar (?)

El otro día, da igual cuándo, paseaba con un colega por Graná. Acababa de dejarlo con su novia, que se marchaba de vuelta a Suiza. Intentamos reconstruir cómo estábamos nueve meses antes y nos dimos cuenta de que habíamos pasado por mil estadíos distintos desde octubre hasta ahora. Tenemos la concepción equivocada de que la vida cambia de repente, a chasquidos, cuando en realidad evoluciona paulatina, fluyendo. Aunque sigo teniendo la misma bicicleta, el mismo teléfono, las mismas patillas y el mismo déficit de empatía, en este curso me he desarrollado un montón. Y tú, también.

Han sido dos meses preciosos, con curro y desenfreno a partes casi iguales. Como siempre, empiezo agradeciendo su sostén económico y vital a Ciclismo a Fondo, Arueda.com y Cyclingnews, que se ha sumado últimamente al combo. También a Trek Factory Racing, Giant-Alpecin y la Federación Murciana de Ciclismo su confianza para permitirme desarrollar mi trabajo, que es también mi pasión. Me gustaría nombrar a todos los amigos que me han acompañado en este tiempo, pero odiaría hacer una lista y dejar fuera, sin cariño, a alguien que lo merezca. Sí que brindo por los colegas de Twitter. En estos dos últimos meses he vuelto a disfrutarlo y a encontrar el buen rollo, sin profesionalidad, que echaba de menos en él. Merci beaucoup.
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Segundo pico de forma

Mi vida como periodista de ciclismo es complicada. Está chulo vivir de informar sobre el deporte que más me gusta; me encanta ganarme el pan (y el arroz) escribiendo. Sin embargo, todos los días termino reventado: por tener que producir a destajo, por las horas de teléfono, por tanto desplazamiento, por el quebradero de cabeza de las facturas que se eternizan… y por los viajes, claro, que prácticamente me impiden tener un día verdaderamente libre a la semana y, hablando claro, me joden la vida social. Tengo suerte de tener unos amigos magníficos, pero para tener pareja pasar la mitad de los días fuera de casa y la otra mitad dentro currando a marchas forzadas es devastador.

Camino de Alba de Tormes, meta de la primera etapa de la Vuelta a Castilla y León, venía reflexionando en torno a todo esto. Y me dije a mí mismo: «No tengo ganas de estar aquí. No quiero estar aquí. Yo quiero estar en Granada. Con mi bici, y mis colegas, y una tarde de sol en el Triunfo leyendo, y planes para una noche de cerveza». Entonces sonó el teléfono y era Marca, para encargarme páginas sobre la carrera que después salieron en la edición regional del periódico. Se me quitaron los deseos de evasión.

Ha sido un mes fantástico. Desde que cogí el coche alquilado para ir a currar en el rodaje malagueño de Dare2b hasta que el pasado jueves a mediodía entregué, por fin, las últimas páginas del mes para Ciclismo a Fondo. Antes de relatarlo quiero agradecer a Arueda.com, la Selección Española sub23, Lointek Team y los mentados Dare2b, Marca y Ciclismo a Fondo haber hecho posible todos estos viajes y que mi nutrición durante y entre los mismos haya sido correcta – nutrirse bien es importante para sobrevivir. También corresponde dar gracias a muchos individuos particulares que han sido claves por obra u omisión. A todos los quiero con locura, incluso a los más cabrones. Soy puro amor.
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