¿Qué ha pasado en China?

Digamos que hace un montón de tiempo, en el Siglo XIV, China hizo suyo un archipiélago pequeñito que, en cinco islas y tres rocas, apenas superaba los siete kilómetros cuadrados de extensión; le puso Diaoyu. Tan baldío e inútil era que lo desatendieron, se convirtió en tierra de nadie y, a finales del siglo XIX, Japón le cambio el nombre a Senkaku y se lo anexionó sin decir nada ni oír protestas. Al final de la Segunda Guerra Mundial, y como parte de los acuerdos de paz que propiciaron que exista esa base militar de Okinawa donde nació Chris Horner, ese territorio pasó a manos de Estados Unidos, que en 1972 las devolvieron a Japón en cumplimiento de un tratado sucesivo.

Por aquel entonces la ONU ya había publicado un informe insinuando que las Senkaku podían tener grandes reservas energéticas, así que la República Popular de China (la grande, la China con mayúsculas) y la República de China (la pequeñita, considerada a sí misma heredera de las antiguas dinastías aunque más conocida por el nombre de su isla-territorio, Taiwán, o su capital, Taipéi) realizaron débiles protestas. La cosa no pasó a mayores porque el recuerdo de la Gran Guerra y la consustancial y sangrienta invasión de Manchuria realizada por Hiro Hito y los suyos estaba muy fresca. Además, por aquel entonces China se hallaba en pleno genocidio maoísta (o Revolución Cultural), un acontecimiento lo suficientemente grave para restar atención a los demás.

La crisis de las Islas Senkaku

Los tiras y aflojas en torno a las Islas Senkaku se han reavivado últimamente con la «regularización» de su propiedad, ya que aunque estaban bajo jurisdicción japonesa pertenecían a determinadas personas, y no al país, que invirtió 20,7 millones de euros en comprárselas a sus súbditos para añadir al Tesoro Nacional sus recursos energéticos, preciadísimos ahora que el país está en plena crisis posnuclear, además de su perímetro para pesca y las posibilidades geoestratégicas que aportan esos siete kilómetros cuadrados de piedras en mitad del Mar Este de China. Un proceso calificado de «farsa« por el próximo presidente del Partido Comunista Chino y futuro mandamás de la nación, Xi Yinping, y la agencia estatal de noticias Xinhua.

La polémica se desató en China; y con ella sucede como con todas las controversias del gigante asiático, que hay un telón oscuro y la sospecha de que todo el descontento popular es un artificio diseñado por el omnipotente y orwelliano gobierno del país. La cuestión es que hay barcos patrulleros de la República Popular rondando los islotes; también pesqueros de los aliados de la República taiwanesa, repelidos a manguerazos. Hay un embajador, el japonés en China, muerto en la puerta de su domicilio por un infarto (?). Se masca la tensión: Estados Unidos tiene el cuchillo preparado para partir y repartir en caso de conflicto porque tiene acuerdos de defensa con Japón, pero se ve obligado a envainarlo porque también hay una gran cantidad de su deuda soberana en manos de China y sus acreedores le piden que no se propase. Incluso China y Japón están obligados a guardarse el respeto, por mucho que les duelan los siete kilómetros cuadrados, porque sus relaciones comerciales bilaterales mueven 262.000 millones de euros cada año

Son muchos factores que llegan al pueblo chino resumidos en eslóganes simples para desencadenar una campaña xenófoba antijaponesa, destinada a generar tensión y presión en los vecinos y espoleada por la coincidencia en fechas con el aniversario de aquella invasión de Manchuria durante el siglo pasado. El resultado son postales esquizofrénicas, como las latas de oferta de un supermercado colocadas en forma de tanque; manifestaciones planeadas ante la embajada japonesa y el acoso a cualquier vestigio nipón, incluidos restaurantes, fábricas… o equipos ciclistas.

Taiji Nishitani (Aisan), ganador de una etapa de la Vuelta a China I. Foto: Sonoko Tanaka

Taiji Nishitani (Aisan), ganador de una etapa de la Vuelta a China I. Foto: Sonoko Tanaka

Y llegamos al ciclismo

En septiembre se han disputado en China dos carreras ciclistas: la Vuelta a China I y la Vuelta a China II. Nombres poco imaginativos para dos rondas por etapas llanas y nacidas benditas con la categoría .1 por obra y gracia de su organizador Global Cycling Promotions, la empresa creada por la UCI y sufragada con los fondos reservados del World Tour para organizar carreras en «nuevos mercados» y producir beneficios. La general de ambas pruebas se las llevaron Renegados del Christina Watches: la Vuelta a China I, disputada del 7 al 13 de septiembre, fue para Martin Pedersen; la Vuelta a China II, del 16 al 23, para Stefan Schumacher.

En la Vuelta a China I hubo presencia japonesa, con el Aisan Racing Team, que incluso triunfó en una etapa con Taiji Nishitani; pero en la Vuelta a China II… No. La escuadra nipona fue invitada a abandonar el ‘circo’ en el intermedio entre una ronda y otra para evitar posibles incidentes relacionados con la xenofobia rampante en aquellos días, a pesar de que según corredores presentes en la carrera ésta no afectó ni enreareció en ningún momento la competición. También una fotógrafa (Sonoko Tanaka, sus fotos ilustran este artículo) y un comisario de la UCI fueron enviados a su país.

El Tour de Pekín, la próxima polémica

Si bien lo acaecido en las rondas chinas .1 ha sido prácticamente inane, más allá del perjuicio directo al Aisan y el resto de expulsados de carrera, las consecuencias del racismo chino pueden ser muy trascendentes en la próxima prueba internacional que se disputará en su territorio. Ésta es el Tour de Pekín, programado del 9 al 13 de octubre como acto conclusivo del UCI World Tour. Allá donde se repartirán los últimos puntos de la temporada, que pueden inclinar la balanza y meter en primera división a uno u otro de los aspirantes a integrarla en 2013.

Global Cycling Promotions, también organizadora de esta competición, ya ha tomado su primera medida con respecto a «las circunstancias«, convenciendo a Argos-Shimano para que renuncie a participar en una carrera crucial a la cual le invitaron hace un mes. El motivo es la naturaleza de su coespónsor Shimano, radicado en Japón. La duda que suscita esta acción: ¿Qué sucederá con dos formaciones WorldTour con patrocinador nipón, Garmin-Sharp y RadioShack-Nissan? Si participan, quizá estén en riesgo y agraviarán a Argos-Shimano; si no, desvirtuarán completamente la carrera, pues estarán ausentes dos escuadras que deben presentarse por normativa.

Ya sabemos lo que ha pasado y está pasando en China, pero… ¿Qué pasará ahora?

Fotos: Sonoko Tanaka

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Os presento a Andrew

En todo gran escenario termina por destellar alguna estrella emergente. En estos primeros compases de Vuelta a España, de momento, podríamos considerar como gran sorpresa el tremendo dominio de John Degenkolb en los esprints: la potencia del alemán no era ningún secreto, pero su punta de velocidad sí era algo más desconocida y ha servido para batir a otros velocistas de futuro como Bouhanni, Viviani o Ben Swift una, dos y tres veces. También ha sido relevante la irrupción de Javier Chacón, neoprofesional y más combativo de la carrera hasta ahora. En la lucha por el premio gordo de la general, sin embargo, no ha habido una gran explosión como las de Froome o Cobo la pasada campaña: el ‘statu quo’ ha sido más o menos respetado. Pero sí han asomado dos nombres llamativos, ambos relegados hoy por los cortes de Alcañiz pero igualmente apreciables de cara al futuro: el colombiano Winner Anacona, de Lampre, y el objeto de esta pieza…

Andrew Talansky (1988, New York / Miami) no es un producto genuino de la factoría Slipstream, pero casi. No se ha formado en las categorías inferiores de la estructura patrocinada por Garmin; ni siquiera pasó por el filial, Chipotle. Sin embargo, tanto sus cualidades como su carácter son totalmente ‘argyle’. Si Vaughters dijo en su día que fichaba a Charly Wegelius como director deportivo por ser «quirky» (traducible como ‘excéntrico’), Talansky puede encajar en la definición a juzgar por lo que se desprende de sus diversas entrevistas: desde la pinta nerd a su gusto por la quiropraxis, o el ánimo de «vivir solo para tener mi propio espacio» que puso como pretexto para vivir en Lucca durante 2011, a lo cual tuvo que renunciar este año para establecerse en Girona como el grueso de Garmin-Sharp.

Aunque su apreciable carrera profesional indique lo contrario, Talansky no lleva más que seis años montando en bicicleta. Antes practicaba los típicos deportes escolares americanos, siendo su preferido la carrera a pie. Una lesión entrenando en 2007 le obligó a buscar otra disciplina, y eligió la bici; comenzó a disputar carreritas por su zona de Florida, destacó y le cazó un mánager, Todd Hancock, que le colocó en el Toshiba continental para que, con apenas un año de experiencia en competición sobre dos ruedas, hiciera sus primeros pinitos en pruebas profesionales.

En invierno el equipo cesó y, ante la perspectiva de no poder continuar progresando en su recién emprendida faceta, Talansky mandó su currículum y valores sanguíneos «a todos los equipos americanos y continentales extranjeros« que pudo. Suscitó el interés de uno, el peculiar Amore e Vita: «Me llamaron y dijeron: ‘¿Quieres venir a correr a Italia?’. Me sonó romántico y no tenía nada que perder, así que me fui tres meses allí«.

Fue su primera experiencia en Europa; algo mísera, pero suficiente para ilustrarle y convencerle de que la bicicleta era su destino. Tuvo incluso la oportunidad de presentarse en sociedad en el Philadelphia International Championship, una clásica de categoría 1.HC. Otra joven promesa norteamericana, Daniel Holloway, se lanzó en una fuga solitaria; Talansky, ni corto ni perezoso, se fue tras él. No logró contactarle: se acercaba en el repecho del circuito por el cual discurría la prueba, pero Holloway se lanzaba en el descenso y restablecía las diferencias.

No fue esta actuación lo decisivo en la progresión profesional de Talansky, sino un cambio en USA Cycling (la federación estadounidense de ciclismo). El mítico Noel Dejonckheere ejercía por aquel entonces de seleccionador sub23 y no le había convocado en ninguna ocasión pese a sus méritos; en invierno de 2009 se marchó a BMC, y su sucesor sí contó con él. Esta fue su plataforma para destacar, rubricar un contrato por tres años con Slipstream en verano y firmar un segundo puesto en el Tour del Porvenir en septiembre tras otro corredor que está aumentando su caché en esta Vuelta, Nairo Quintana.

Las dos temporadas transcurridas en Garmin han sido un buen campo de pruebas y evolución para Andrew Talansky. Ha marcado buenos resultados, con doce contrarrelojes concluidas entre los veinte primeros; concluyó la Vuelta a España en 2011 («Se me hizo bastante dura, pero fue un sufrimiento rentable«); subió al podio de una ronda WT, el Tour de RomandíaNo está mal terminar segundo tras el mejor vueltómano del mundo«) y, este mismo mes de agosto, ganó el Tour de l’Ain pese al acoso de Movistar.

Talansky se autorretrata como «un poco Wiggins«. Un contrarrelojista con cualidades para la escalada, con querencia por «subidas largas y de pendiente sostenida donde poder usar mis cualidades para los esfuerzos en solitario«. Un gran fondo físico y un espléndido futuro culminan el relato de sus cualidades. Él confía en ellas, y el ‘staff’ de Garmin también; como repite en varias entrevistas, «Vaughters no me fichó para hacer de aguador«.

Esta Vuelta a España puede ser la primera prueba de valor para el vueltómano de Florida. No tanto porque se lo haya pedido el equipo como porque se lo exige él mismo: «Quiero saber si soy capaz de mantener cierta consistencia en tres semanas, aunque me lo voy a tomar día a día«. Por lo pronto es 21º de la general a 2’48» del líder ‘Purito’ Rodríguez; dato muy interesante contando que 1’27» de su retraso provienen de la CRE inicial, donde medio Garmin-Sharp se fue al suelo. 33″ cayeron ayer en Alcañiz y 39″ en el Fuerte del Rapitán de Jaca; en Valdezcaray entró con los favoritos y en Arrate junto a los mejores mortales. Es complicado pronosticar cuán alto llegará, tanto en esta Vuelta como en el total de su carrera deportiva; pero, por si acaso, ya os lo he presentado.

Fotos: Velonews / Lynelamoureux

¡Que vienen los nuevos yanquis!

«Si no te crees el ciclismo, vende tu bicicleta»