Agárrame ese Tinkov

Oleg Tinkov es un personaje, en el sentido más amplio de la palabra. Millonario porque, según él, supo crear un imperio de la nada, excorredor y patrocinador del Saxo Bank de Contador a través de su Tinkoff Bank. Está en el ciclismo para distraerse, cumpliendo lo dicho hace cuatro años, cuando dejó su Tinkoff Credit Systems en manos de Igor Makarov, el acaudalado dueño de Itera, para que lo convirtiera en Katusha. Aquella operación no fue un buen trago para el emprendedor ruso: acostumbrado a concluir triunfante de todos sus negocios, en esta ocasión le tocó salir por la puerta de atrás, fastidiado por cuanto dejaba la escuadra bajo la batuta de Andrei Tchmil, con quien no había congeniado durante el medio año que compartieron la capitanía de Tinkoff, y a quien describió, con razón a tenor de los resultados, como «un gran ciclista y un pobre director deportivo«. Se dice en los mentideros que su regreso de la mano de Riis es, más allá de un divertimento, una revancha contra Makarov y los suyos.

Oleg Tinkov junto a Alberto Contador. Foto: Astanafans

Oleg Tinkov junto a Alberto Contador. Foto: Astanafans

Por lo pronto, la segunda aventura ciclista de Tinkov ha encontrado una tremenda dificultad ante sí. Saxo-Tinkoff tiene complicada la licencia WorldTour por cuanto, salvo que la Comisión de Licencias dé una sorpresa en la evaluación de equipos con problemas éticos como Lampre o Astana, se juega la última plaza vacante en la primera división con Argos-Shimano. Y, para más inri, los organizadores de pruebas WorldTour han decidido dar prioridad en las invitaciones a los equipos enrolados en el Movimiento por un Ciclismo Creíble, que no puede admitir a Saxo-Tinkoff por la sanción de dos años que recibió su gran estrella Alberto Contador.

Así las cosas, la presencia del equipo en las grandes carreras, incluyendo las rondas de tres semanas, está peliaguda. Preguntado por el particular en una conferencia de prensa ofrecida para inaugurar una nueva sede de su banco en el centro de Moscú, Tinkov fue lenguaraz y descarado: «Alberto Contador es una superestrella, el mejor ciclista del mundo, y yo no puedo recordar los nombres de quien sea que tenga Argos-Shimano en su plantilla. Francamente, me resulta difícil imaginar un escenario en el que no nos den la licencia«. Tal cual. Las declaraciones, venenosas, hallaron respuesta en un tuit de Marcel Kittel, líder del Argos-Shimano: «¡Olé, Oleg! Bonita entrevista. [sic] Tienes razón: ¿para qué necesita el ciclismo credibilidad y normas?«.

Y aquí es donde encontramos al Tinkov más irreverente y provocador. Ni corto ni perezoso, respondió a Kittel y otros tuiteros que discutían el particular: «¿En serio creéis que mi equipo debería enfrentarse a Argos-Shimano para conseguir una licencia WorldTour?«. Y, de remate, un LOL [Laughing Out Loud, equivalente a ‘Me parto de risa’]. Y no había que rebuscar demasiado para encontrar alguna burrada más en el Twitter de Tinkov. A una aficionada que le preguntaba por noticias sobre el tema de la licencia, le contestó que sólo se las daría a cambio de sexo. A un desagradable ‘fake’ de Cipollini que le comparaba con un teleñeco mal bronceado, le invitó a «chupársela». Incluso tuvo tiempo de una alusión a Tyler Hamilton, que corriera en el primer Tinkoff.

Pero es que Oleg Tinkov es así de bizarro. Y no sólo para el ciclismo. Basta darse una vuelta por sus dos cuentas de Youtube. En la personal se exhiben joyas como el vídeo de arriba, pedaleando en rodillo sobre su Colnago vestido con el maillot de su antiguo equipo y celebrando un triunfo imaginario. Después podemos encontrarle nadando un largo en piscina cubierta o esquiando, una y dos veces. También cuelga ‘sketches’ propios de Muchachada Nui (¡qué pena no entender ruso!) y vídeos haciendo hablar a un colega para gustarse mientras tanto poniendo caras raras. Incluso avergüenza a su colega y también millonario Richard Branson, dueño de Virgin y el antiguo patrocinador del ciclismo australiano a través de Fly V, al que podemos ver bailando rusamente con las risas del propio Tinkov de fondo.

Su segundo canal, BizSekrety, es teóricamente más serio; de hecho, su último capítulo lo es, lamentablemente. Ofrece una serie de vídeos donde Oleg Tinkov y su subalterno Oleg Anisimov se entrevistan con distintas personalidades del mundo de los negocios para extraer sus trucos y secretos. Quizá debería parecerse a La Noche Abierta o El Loco de la Colina, pero termina siendo más similar a Manu a Manu, el programa de Bilbovisión donde a Iban Mayo le quitaron el EPO.

Las entrevistas de BizSekrety se caracterizan por la presencia del alcohol, ya sea materialmente o en espíritu, y porque la gente no cesa de tocarse la nariz en pantalla. Se hacen a personajes muy variopintos y en localizaciones muy distintas. A veces incluyen un ‘bonus track’, al final del vídeo, con Tinkov y Anasimov disertando en entornos extraños: aquí, por ejemplo, hablan subidos a una tortuga [a partir del minuto 40; desde el 42, Anasimov en apuros]. Hay entrevistas donde Tinkov, vestido de blanco impoluto, no logra aguantarse la risa en ningún momento. Otras las inicia de manera inenarrable, como este magnífico «Engelbert… Engelbert… Engelbert… What the fuck«. Una última bizarrada: esta entrevista con un chef, que Tinkov empieza en pose diligente y termina con los ojos cerrados y casi echado sobre la mesa después de pegarse un buen almuerzo y liquidar una botella de vino.

Este es Oleg Tinkov, y hay que quererlo tal y como es. Seguramente termine resultando cargante a lo largo de la temporada, con su excentricidad y su arrogancia. Pero ya tenemos suficientes personajes políticamente correctos en el mundo del ciclismo… Así que mejor que no nos lo agarren ni coarten.

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¿Qué ha pasado en China?

Digamos que hace un montón de tiempo, en el Siglo XIV, China hizo suyo un archipiélago pequeñito que, en cinco islas y tres rocas, apenas superaba los siete kilómetros cuadrados de extensión; le puso Diaoyu. Tan baldío e inútil era que lo desatendieron, se convirtió en tierra de nadie y, a finales del siglo XIX, Japón le cambio el nombre a Senkaku y se lo anexionó sin decir nada ni oír protestas. Al final de la Segunda Guerra Mundial, y como parte de los acuerdos de paz que propiciaron que exista esa base militar de Okinawa donde nació Chris Horner, ese territorio pasó a manos de Estados Unidos, que en 1972 las devolvieron a Japón en cumplimiento de un tratado sucesivo.

Por aquel entonces la ONU ya había publicado un informe insinuando que las Senkaku podían tener grandes reservas energéticas, así que la República Popular de China (la grande, la China con mayúsculas) y la República de China (la pequeñita, considerada a sí misma heredera de las antiguas dinastías aunque más conocida por el nombre de su isla-territorio, Taiwán, o su capital, Taipéi) realizaron débiles protestas. La cosa no pasó a mayores porque el recuerdo de la Gran Guerra y la consustancial y sangrienta invasión de Manchuria realizada por Hiro Hito y los suyos estaba muy fresca. Además, por aquel entonces China se hallaba en pleno genocidio maoísta (o Revolución Cultural), un acontecimiento lo suficientemente grave para restar atención a los demás.

La crisis de las Islas Senkaku

Los tiras y aflojas en torno a las Islas Senkaku se han reavivado últimamente con la «regularización» de su propiedad, ya que aunque estaban bajo jurisdicción japonesa pertenecían a determinadas personas, y no al país, que invirtió 20,7 millones de euros en comprárselas a sus súbditos para añadir al Tesoro Nacional sus recursos energéticos, preciadísimos ahora que el país está en plena crisis posnuclear, además de su perímetro para pesca y las posibilidades geoestratégicas que aportan esos siete kilómetros cuadrados de piedras en mitad del Mar Este de China. Un proceso calificado de «farsa« por el próximo presidente del Partido Comunista Chino y futuro mandamás de la nación, Xi Yinping, y la agencia estatal de noticias Xinhua.

La polémica se desató en China; y con ella sucede como con todas las controversias del gigante asiático, que hay un telón oscuro y la sospecha de que todo el descontento popular es un artificio diseñado por el omnipotente y orwelliano gobierno del país. La cuestión es que hay barcos patrulleros de la República Popular rondando los islotes; también pesqueros de los aliados de la República taiwanesa, repelidos a manguerazos. Hay un embajador, el japonés en China, muerto en la puerta de su domicilio por un infarto (?). Se masca la tensión: Estados Unidos tiene el cuchillo preparado para partir y repartir en caso de conflicto porque tiene acuerdos de defensa con Japón, pero se ve obligado a envainarlo porque también hay una gran cantidad de su deuda soberana en manos de China y sus acreedores le piden que no se propase. Incluso China y Japón están obligados a guardarse el respeto, por mucho que les duelan los siete kilómetros cuadrados, porque sus relaciones comerciales bilaterales mueven 262.000 millones de euros cada año

Son muchos factores que llegan al pueblo chino resumidos en eslóganes simples para desencadenar una campaña xenófoba antijaponesa, destinada a generar tensión y presión en los vecinos y espoleada por la coincidencia en fechas con el aniversario de aquella invasión de Manchuria durante el siglo pasado. El resultado son postales esquizofrénicas, como las latas de oferta de un supermercado colocadas en forma de tanque; manifestaciones planeadas ante la embajada japonesa y el acoso a cualquier vestigio nipón, incluidos restaurantes, fábricas… o equipos ciclistas.

Taiji Nishitani (Aisan), ganador de una etapa de la Vuelta a China I. Foto: Sonoko Tanaka

Taiji Nishitani (Aisan), ganador de una etapa de la Vuelta a China I. Foto: Sonoko Tanaka

Y llegamos al ciclismo

En septiembre se han disputado en China dos carreras ciclistas: la Vuelta a China I y la Vuelta a China II. Nombres poco imaginativos para dos rondas por etapas llanas y nacidas benditas con la categoría .1 por obra y gracia de su organizador Global Cycling Promotions, la empresa creada por la UCI y sufragada con los fondos reservados del World Tour para organizar carreras en «nuevos mercados» y producir beneficios. La general de ambas pruebas se las llevaron Renegados del Christina Watches: la Vuelta a China I, disputada del 7 al 13 de septiembre, fue para Martin Pedersen; la Vuelta a China II, del 16 al 23, para Stefan Schumacher.

En la Vuelta a China I hubo presencia japonesa, con el Aisan Racing Team, que incluso triunfó en una etapa con Taiji Nishitani; pero en la Vuelta a China II… No. La escuadra nipona fue invitada a abandonar el ‘circo’ en el intermedio entre una ronda y otra para evitar posibles incidentes relacionados con la xenofobia rampante en aquellos días, a pesar de que según corredores presentes en la carrera ésta no afectó ni enreareció en ningún momento la competición. También una fotógrafa (Sonoko Tanaka, sus fotos ilustran este artículo) y un comisario de la UCI fueron enviados a su país.

El Tour de Pekín, la próxima polémica

Si bien lo acaecido en las rondas chinas .1 ha sido prácticamente inane, más allá del perjuicio directo al Aisan y el resto de expulsados de carrera, las consecuencias del racismo chino pueden ser muy trascendentes en la próxima prueba internacional que se disputará en su territorio. Ésta es el Tour de Pekín, programado del 9 al 13 de octubre como acto conclusivo del UCI World Tour. Allá donde se repartirán los últimos puntos de la temporada, que pueden inclinar la balanza y meter en primera división a uno u otro de los aspirantes a integrarla en 2013.

Global Cycling Promotions, también organizadora de esta competición, ya ha tomado su primera medida con respecto a «las circunstancias«, convenciendo a Argos-Shimano para que renuncie a participar en una carrera crucial a la cual le invitaron hace un mes. El motivo es la naturaleza de su coespónsor Shimano, radicado en Japón. La duda que suscita esta acción: ¿Qué sucederá con dos formaciones WorldTour con patrocinador nipón, Garmin-Sharp y RadioShack-Nissan? Si participan, quizá estén en riesgo y agraviarán a Argos-Shimano; si no, desvirtuarán completamente la carrera, pues estarán ausentes dos escuadras que deben presentarse por normativa.

Ya sabemos lo que ha pasado y está pasando en China, pero… ¿Qué pasará ahora?

Fotos: Sonoko Tanaka

La Vuelta obedece las dulces relaciones de ASO

Hace una semana razonábamos en Revolutio.es sobre qué equipos recibirían las cuatro invitaciones para la Vuelta a España, que en teoría deberían conocerse este próximo lunes. Todo indicaba a la presencia de Caja Rural, Andalucía y Cofidis en la línea de salida de Pamplona el próximo sábado 18 de agosto. Quedaba la duda de qué formación recibiría la cuarta prebenda restante… Y ésta fue disipada por Juan Gutiérrez la tarde del sábado en la web de As, diario oficial de la carrera.

Argos – Shimano ha sido el cuarto beneficiado por Unipublic, que desechó de esta manera las candidaturas de Europcar, Saur-Sojasun o Colombia-Coldeportes, que por diversas razones parecían sus rivales directos. La estructura regida por Iwan Spekenbrink confirma así su condición de conjunto World Tour de facto, que espera convertir en teórica como «consecuencia» la próxima temporada.

Más allá de su próxima presencia en Tour y Vuelta, la escuadra neerlandesa ha estado presente en nueve de las doce mangas del World Tour disputadas hasta ahora: sólo faltó en Tour Down Under, Tirreno-Adriático y Vuelta al País Vasco. Pero sus actuaciones en la máxima categoría no han sido brillantes. Su comportamiento en carrera no ha sido particularmente lustroso, mientras que las cifras tampoco le avalan al señalar que únicamente tres de sus corredores (Degenkolb, De Kort y Geschke) han sido capaces de clasificarse entre los diez primeros en una prueba World Tour.

Precisamente John Degenkolb ha sido la mejor baza de Argos-Shimano en la primera división del ciclismo, anotando en su hoja de servicios dos terceros puestos en etapas de París-Niza, la quinta posición en Milán-San Remo y la sexta en el GP E3 Harelbeke. La otra gran estrella del equipo, el prodigioso velocista Marcel Kittel, ha conseguido la nada desdeñable cantidad de cinco triunfos en carreras de categoría profesional como la Vuelta a Omán o Scheldeprijs, pero estuvo anónimo en París-Niza, su única competición en World Tour.

A pesar de que el lapso de temporada disputado hasta ahora ponga en duda el valor deportivo real de Argos-Shimano, Unipublic (organizadora de la Vuelta a España) ha priorizado las dulces relaciones de su práctica propietaria ASO con la estructura 1t4i a la hora de otorgarle la invitación. La empresa dirigida por Javier Guillén ha desdeñando también el hecho de que la actuación de Skil-Shimano en la edición 2011 de la gran ronda española fue un tanto decepcionante a pesar de la victoria de Kittel en Talavera.

Respecto del resto de invitaciones, responden al guión esperado. Andalucía es fijo desde 2007; Cofidis realiza una apuesta decidida por la carrera, económica y deportivamente; Caja Rural, por último, ha hecho un esfuerzo por satisfacer todas las condiciones solicitadas por Unipublic para estar presentes en una Vuelta que, al fin y al cabo, sale desde su casa. Para conocer las reacciones y parabienes de los distintos grupos deportivos habrá que esperar hasta el lunes, día en que se repartirán oficialmente las prebendas de Unipublic.

Argos pondrá el combustible para 1t4i

El mundo del ciclismo llevaba varios meses esperando esta rueda de prensa. La habladuría y el comentario destinados a dilucidar esta intriga se afinaron hasta devenir certeza, hasta tal punto que el acto de hoy ha tenido más aire de confirmación que de anuncio. Project 1t4i, estructura novísima y abanderada del nuevo ciclismo surgida del antiguo Skil-Shimano, pasará a ser conocida como Team Argos – Shimano, portando el nombre  y la imagen de una importante empresa energética y uno de sus más fieles patrocinadores.

Más allá de las chanzas, de Simon Geschke declarándose «inquieto por saber quién ha pagado mi salario estos tres meses» o Marcel Kittel confirmando que el espónsor no era «Hugh Hefner, con sus conejitas de Playboy«, la esponsorización de Argos North Sea Group [empresa resultante de la fusión entre las petroleras Argos Oil y North Sea Group, acaecida en los últimos meses] es una gran noticia para el ciclismo. No sólo por su duración (tres años) ni por su cuantía (que la directora comercial de la compañía, Jan Dirks, se negó a especificar), sino por su naturaleza.

Argos no invierte su dinero por altruismo o amor al ciclismo, sino porque considera que este deporte será rentable. En palabras de Peter Goedvolk, fundador de Argos y consejero delegado de Argos North Sea Group: «Estoy convencido de que patrocinar este talentoso y ambicioso equipo ciclista es la mejor forma para llamar la atención de los consumidores europeos sobre la marca Argos y, a partir de ahí, encauzar nuestras ambiciones de crecimiento mejor y más rápido«. Según se explica en la nota de prensa de la compañía, la multinacional busca diversificar sus servicios, no ser sólo petrolera sino también eléctrica y gasera. Y ha hallado en la bicicleta un buen vehículo para hacer llegar su imagen y valores a los consumidores europeos, hollando un camino que tal vez podría ser recorrido por otras empresas de similar calado y volumen de negocio.

En la parte deportiva, Argos – Shimano seguirá la senda de Project 1t4i, un verdadero conjunto World Tour en la sombra a semejanza del Cervélo Test Team de 2009 y 2010. La estructura de Iwan Spekenbrink tiene garantizada la entrada a la mayoría del calendario de máxima categoría por invitación; su imagen es intachable y sus relaciones también, como demostraba la presencia de Christian Prudhomme (gran jefe de ASO – Tour de Francia) en el acto de hoy. Y probablemente la próxima campaña tenga licencia World Tour por méritos propios. El rendimiento de sus mejores corredores, como Marcel Kittel o John Degenkolb, así lo presagia.

Foto vía @inrng