La valentía cambió las tornas

Hace unos días, en la meta de Luz Ardiden donde Samuel Sánchez triunfó y los grandes favoritos distanciaron a un Alberto Contador cuando menos poco inspirado, Andy Schleck citó a Ivan Basso y Cadel Evans como los rivales a batir en este Tour de Francia. Obvió a Contador, forjando un exabrupto que, repetido días después en Plateau de Beille, constituía una machada calculada dentro de la guerra psicológica planteada por los hermanos Schleck al madrileño. Sabían que sus piernas estaban bien y trataron de derrotarle a través de la cabeza: emparedarle durante las subidas, picarle en la prensa… En una palabra, provocar su desquicio para sacarle de la carrera
Con un Contador mentalmente frágil, sólo tendrían que derrotar a rivales en teoría asequibles en las montañas. Una vez «conseguido» lo primero, dispusieron de tres jornadas pirenaicas para lo segundo. Luz Ardiden supuso un buen prólogo; Lourdes, una tregua; Plateau de Beille, una ocasión marrada. En total, ascendidos tres puertos de primera y cuatro de categoría especial, Frank Schleck se acercó al amarillo de Voeckler tan solo cuarenta segundos; Andy, veintidós. Esa fue la renta conseguida con la carrera a su merced en todos los aspectos…
Hoy, la valentía cambió las tornas. Con un ataque en un Segunda poco sugerente (el Col de Manse) y su estremecedor descenso, Cadel Evans y Alberto Contador consiguieron veintiuno y dieciocho segundos de ventaja respectivamente sobre Voeckler y Frank. Menos de un minuto sobre Basso. Y más de un minuto sobre Andy.
El menor de los Schleck confesaba en meta: “no me esperaba este ataque”. Ciertamente, el libro de ruta no lo anunciaba. Considerando el devenir de la carrera, sin embargo, cabía presagiarlo. Había sido una jornada dura, de altísima velocidad (se llegó a meta con veinticinco minutos de adelanto sobre el horario previsto), y la subida tendida que se iba a coronar a once kilómetros de meta alumbraba después una bajada vertiginosa. El terreno y las circunstancias eran propicias. BMC lo supo ver y aumentó el ritmo de un pelotón que ya había dejado la victoria de etapa en manos de la fuga.
La escuadra de Evans lanzó el guante y éste lo recogió un Contador reforzado moralmente tras el día de descanso, aliviado también de una rodilla que según confesó su hermano y mánager Fran hoy en Eurosport estuvo a punto de llevarle al abandono en la primera semana de carrera. Su demarraje inicial sirvió para avisar al resto de favoritos. Una vez consumado el reagrupamiento, fue continuado por su coequipier Dani Navarro en lo que constituye la primera ayuda efectiva y decisiva de Saxo Bank al superclase madrileño.
La segunda tentativa rompió la baraja. Probablemente fue la primera ofensiva sostenida de todo el Tour, el primer ataque de más de veinte segundos de duración. Halló eco en Cadel Evans y Samuel Sánchez y la terna, una vez en cabeza, no dudó que debía persistir en su apuesta. El descenso, estrecho y húmedo, coincidente en su parte final con el del Col de la Rochette que tan mal recuerdo trae al aficionado español, fue una exhibición de un Evans encendido para acallar a los críticos que aún le acusan de cobarde.
Mientras el noruego Hushovd se llevaba la etapa por delante de Boasson Hagen (otro noruego) y su coequipier Hesjedal (cuya ascendencia y apellido son también noruegos), Voeckler y Frank Schleck descendían a cuchillo para minimizar la pérdida. Mal le fue a un Basso romo que a partir de ahora tiene la obligación de atacar para soñar con el podio de París. Peor aún estuvo Andy, asustado por la caída de Jeanesson (apenas un derrape mal hecho) según contaba en meta. Perdió más de un minuto y enterró sus opciones de ganar este Tour de Francia.
La clasificación general aún sitúa al luxemburgués por delante de Contador, pero lo cierto es que el español le ha ganado la posición por una cuestión de valentía. Su movimiento de hoy, el beneficio que ha generado para un Evans lanzado hacia la victoria final, le ha encumbrado como juez de la carrera. De su consistencia en jornadas posteriores, el ‘momentum’ del australiano y la reacción del resto de favoritos dependerá que Contador consume una remontada encomiable y quién sabe si histórica.
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Sublime Garmin

En un inicio de Tour de Francia donde el ojo de la polémica ha estado situado sobre los hombros de Alberto Contador y el 1’38” cedido por éste ante un Andy Schleck frío y camuflado en su Leopard Trek, el plano deportivo está teniendo varios protagonistas meritorios. Philippe Gilbert estuvo espléndido en la etapa inaugural y espera ávido el final en el Mur de Bretagne que tendrá lugar mañana. Cadel Evans se ha mostrado excelentemente impulsivo ante lo que desde su entorno se percibe como “una gran ocasión de ganar el Tour”; ayer tiró de sus coequipiers de BMC hasta un excelente segundo puesto en la CRE. José Joaquín Rojas, por su parte, está haciendo acopio de sus variadísimas virtudes y enfocándolas en imponerse en la clasificación de la regularidad, cuyo maillot verde ya relega a su deseado entorchado de campeón de España…
Pero el gran nombre es, sin duda, Garmin. La victoria en la crono por escuadras de Les Essarts y el esprint ganador de Tyler Farrar en Redon suponen un culmen para la labor del mánager Jonathan Vaughters y su pléyade de técnicos y ciclistas. Dos grandes éxitos que recompensan a la perfección su filosofía de trabajo, de conjunto y detalle, por llegar en el inigualable escenario del Tour de Francia y, sobre todo, por su naturaleza colectiva y solidaria.
En los 23 km del domingo se vio un Garmin conjuntado, capaz de optimizar al máximo sus recursos y llegar al final del recorrido con los seis ciclistas aconsejables: cinco para marcar el tiempo y uno de reserva. La CRE es una disciplina especial donde para triunfar es necesario tener una técnica depurada y una táctica calculada que permitan quemar las naves en el momento adecuado a la par que se mantiene un ritmo máximo. Garmin la domina gracias a un trabajo concienzudo y continuo que, sin embargo, llevaba desde febrero de 2009 (crono inaugural de la Vuelta a Qatar) sin resultar en una victoria para el conjunto conocido como ‘argyle’ por los rombos escoceses que luce en el maillot desde su creación.
Entre los tres corredores descolgados en la crono por equipos figuraban dos de los vagones claves del triunfo de hoy, Tyler Farrar y Julian Dean. Guardaron energía, su CRE duró unos kilómetros menos, y eso lo han notado en la ‘volata’ de hoy. En ella emergieron a rueda de un superlativo David Millar a menos de un kilómetro de meta, aprovechando el descontrol generado por los acelerones de Danilo Hondo y Geraint Thomas, la caída de Samuel Dumoulin y el exceso de confianza de un HTC desarbolado. Una vez en cabeza, Thor Hushovd arrancó y les ofreció su preciada rueda de campeón del mundo y vigente líder del Tour de Francia, humildad y compañerismo ante todo…
A pesar del duelo planteado por Rojas y el golpe de riñón final de Feillu, la victoria de Farrar fue clara. Para hacer aún más sublime la actuación de Garmin, el esprinter americano entró en meta formando una W con las manos en recuerdo de su fallecido amigo Wouter Weylandt. Entre la adrenalina y el trabajo duro, fue la dosis de emoción necesaria para encumbrar al excelso conjunto de Jonathan Vaughters.

El día más feliz de la vida de Johan Van Summeren

Ninguno de los titanes de las piedras llegó a la París-Roubaix con las cuentas saldadas. El único en terminar satisfecho el pasado Tour de Flandes fue el ganador Nick Nuyens, quien se borró de Roubaix con el pretexto de preparar la disputar de la Amstel Gold Race de la semana que viene y se clasificó hoy tercero en la Klasika Primavera de Amorebieta. El resto, desde Boonen hasta Cancellara, desde Ballan hasta Flecha, tenían retos por completar y malos humores que enjugar.
Garmin – Cervélo no era una excepción de todo esto. La escuadra dirigida por Jonathan Vaughters, de hecho, era la gran decepción de la temporada de piedras. Su teórico equipazo, formado por una clase media envidiable, unos ‘outsiders’ reseñables y todo un campeón del mundo como Thor Hushovd ejerciendo de puntal, no había refrendado en la carretera las prestaciones prometidas sobre el papel. Los pinganillos abiertos en televisión, además, habían hecho un flaco favor a la dirección técnica del equipo mostrando como instaban a sus ciclistas a correr de forma conservadora.

En definitiva, la estructura estadounidense llegaba a la línea de salida de Compiègne con mucho por demostrar. Y las circunstancias se alinearon para que lo hiciera, eliminando a varios de los principales favoritos (Boonen, Chavanel, Pozzato) y con ello a sus escuadras. También generando una fuga compuesta de muchos secundarios donde supieron encontrar su hueco Gabriel Rasch y Johan Van Summeren. E incluso dando fuerza a ciclistas como Vanmarcke y Hushovd cuyas cualidades fueron importantísimas a la hora de controlar la prueba y permitir la victoria del citado Van Summeren.
Fue una Roubaix tensa, emocionante y emotiva; pero lo cierto es que no fue una buena carrera. Garmin, en efecto, tuvo buena culpa de ello. Sin embargo, no es menos cierto que la mayoría de equipos acusaron una falta de ambición manifiesta, corriendo a expensas de un Cancellara tan superior como abandonado por sus coequipiers. Leopard Trek no es una escuadra de clásicas, ya se vio en Flandes y ha vuelto a notarse hoy en el Infierno del Norte: desde el tramo de Mons-en-Pévele, situado a medio centenar de kilómetros de meta, ‘Espartaco’ estuvo solo.
Tuvo que sacar el cuchillo y ponérselo entre los dientes desde ese mismo instante para no ver escaparse a la victoria que llevaba en sus piernas. Primero dio un tirón para reavivar la marcha del grupo de favoritos; después se fue junto a Ballan y Hushovd y los remolcó hasta encontrarse a prácticamente doscientos metros de los fugados. Pidió el relevo a italiano y noruego y ninguno se lo concedió, pensando que los coequipiers que marchaban delante les eximían de cualquier responsabilidad. El suizo se hartó, se sentó, habló directamente con los directores de sus compañeros de fuga lanzando un órdago: “no pienso hacer la caza entera yo solo”. No la hagas, le dijeron. Y ‘Espartaco’ perdió todo el trabajo realizado.
En esa sucesión de acontecimientos residió la clave de la carrera, que pasó a decidirse delante. Restando apenas una veintena de kilómetros para el final la fuga se seleccionó, quedando Tjalingii (Rabobank), Bak (HTC), Rast (RadioShack) y Van Summeren por delante. Para dar una idea del calibre de la escapada basta observar que sólo Van Summeren había cruzado alguna vez entre los diez primeros la línea de meta del velódromo de Roubaix, mientras ni Bak ni Tjalingii se habían clasificado jamás por encima del vigésimo puesto.

Yasmin, la futura esposa de Van Summeren

La lógica indicada por el palmarés se cumplió en el Carrefour de l’Arbre. El corredor de Garmin rompió la baraja y nadie discutió su triunfo, ni aun viéndose obligado el belga a recorrer los cinco kilómetros finales pinchado. En el mismo tramo donde decidió Van Summeren intentó Cancellara realizar una aceleración; fue frustrado por la inoportuna moto de la televisión y el obstáculo representado por un Roelandts desfondado. Luego realizó ‘Espartaco’ un último ataque de pura rabia que le sirvió para clasificarse en segunda posición. Mientras el suizo conseguía su premio estéril, Van Summeren sacaba un momento de lucidez entre la emoción de la victoria y pedía matrimonio a su novia Yasmin, paciente espectadora en la línea de meta. Ella dijo sí y completó el que sin duda alguna es el día más feliz de la vida del modesto corredor belga.

Imágenes: Cyclingnews y @wielerman

La Quiniela de Flandes

Este domingo se disputa el Tour de Flandes, segundo Monumento de la temporada de clásicas y primero en el cual aparece el temible pavé, elemento durísimo para las piernas de los corredores cuya sublimación llegará el domingo 10 en la terrible París-Roubaix. Pero antes podremos disfrutar de 254 kilómetros, unas siete horas, de auténtica devoción por las carreteras y caminos flamencos, jalonadas como siempre de pequeñas cotas y adoquines, cuyo clímax arriba en el mítico Kappelmuur, con menos de una veintena de kilómetros por recorrer hasta la meta de Meerbeke… Quienes salgan de allí por delante tendrán gran parte de la carrera resuelta a su favor.
Leed y disfrutad esta “quiniela” con los principales nombres que se implicaran en la lucha por el Tour de Flandes e imaginad cuál podría ser el desarrollo de una carrera cuyos prolegómenos valen casi tanto como su disputa en sí.
Primera línea
Fabian Cancellara Indiscutible favorito número uno, el suizo llega a Flandes en su más absoluto pico de forma. En el Gran Premio E3 Harelbeke demostró que su ‘modus operandi’ sigue siendo el mismo, brutal y sencillo: demarrar en un momento de aparente calma, pillar al resto de favoritos desprevenidos y encender la moto hasta meta. Nadie pudo con él el pasado sábado, ni tampoco el año anterior en Flandes y Roubaix. Su punto débil es un Leopard Trek con ciertas carencias para las clásicas adoquinadas.
Tom Boonen El ‘flandrien’ por excelencia busca imponerse por tercera vez en De Ronde. Para ello cuenta con un recorrido que conoce a la perfección y un estado de forma casi óptimo que le llevó a ganar el pasado fin de semana la prestigiosa Gante-Wegelvem. Otro punto a su favor es su punta de velocidad que, si bien se ha visto limada con los años, sigue siendo superior a la de casi todos sus rivales.
Philippe Gilbert Aspira a ser el segundo valón de la historia en ganar el Tour de Flandes tras Criquelion después de varios años disparando al palo. Su estado de forma es envidiable, como demostró en Tirreno-Adriático y Milán-San Remo, y su adaptación al pavé más que aceptable. La introducción de más subidas en el trazado de la prueba jugaría a su favor.
Segunda línea
Allesandro Ballan El italiano parece haber dejado ya atrás la maldición del ‘arco iris’ y vuelve a pedalear con fuerza y esa característica falta de clase. Para ganar está obligado a ser valiente, dado que su punta de velocidad no es extraordinaria y en esfuerzos largos probablemente esté por debajo de otros favoritos. A su favor está contar con un equipo, BMC, repleto de buenos elementos capaces de mover la carrera desde lejos e incluso trabajar para él con efectividad como son Van Avermaet, Burghardt, Hincapie, Kroon, Quinziato… Los auténticos ‘dark horses’ de los adoquines
Sylvain Chavanel El segundo espada de Quick Step (tras Boonen) ha sido señalado por el tres veces ganador en Flandes Johan Musseuw como favorito para repetir las prestaciones de Devolder en 2008 y 2009, aprovechando la vigilancia entre los favoritos para dar la sorpresa con un ataque lejano. Lo cierto es que la leyenda belga no anda muy descaminada. Sylvain lo tiene todo para emular las proezas de Stijn: experiencia, calidad, valentía y un estado de forma excepcional, demostrado con un cuarto puesto en los durísimos Tres Días de la Panne.
Stijn Devolder El campeón belga aún no ha hallado el golpe de pedal esta campaña. Todas sus prestaciones han sido mediocres para el palmarés ostentado, auténtico baremo para valorar las actuaciones de un corredor cuyos mayores triunfos han sido tan espectaculares como inesperados… Motivo por el cual es mejor no descartarle para el domingo. A su lado, en el combativo Vacansoleil, estarán Bjorn Leukemans (cuarto el año pasado) y Lieuwe Westra, potentísimo rodador que viene de marcarse una gran actuación en la Panne.
Thor Hushovd El actual campeón del mundo no ha tenido una aproximación demasiado rutilante al Tour de Flandes, lo cual no deja de ser una mala señal. Sin embargo, cuenta con la calidad y la experiencia necesarias para rayar a buen nivel el domingo. Además, tiene un valioso consejero en Peter Van Petegem (asistente de su escuadra estas semanas) y un buen equipo para apoyarle, Garmin – Cervélo, con compañeros como…
Heinrich Haussler El australiano tiene buenas piernas y gusto por esta carrera. Ya fue segundo en 2009 tras Devolder y aspira a mejorar su actuación. Su cualidad diferencial respecto al resto de integrantes de la segunda línea es su polivalencia. En caso de que su compañero Farrar (a quien dediqué un artículo ayer) anduviera bien, la táctica de Garmin le impulsaría a realizar un ataque lejano; si el americano no se encontrara en su mejor día, Haussler tendría permiso para reservarse pensando en un posible esprint.
Daniel Oss El italiano lleva toda la campaña deslumbrando en el calendario italiano, lo cual ha favorecido que no se generen muchas expectativas sobre él. De hecho, la mayoría de focos dirigidos hacia el equipo Liquigas se centran en el jovencísimo Peter Sagan, debutante en De Ronde y candidato a brillar en el futuro… Pero, sin duda, el número uno del potente equipo verde para esta edición del Tour de Flandes es el prodigioso Oss, que el año pasado condujo el esprint de Milán – San Remo con sólo 23 años y es un auténtico enfermo de las piedras.
Filippo Pozzato El corredor de Katusha llega precedido de cierta polémica que en los últimos días ha desembocado en su “enemigo” Gilbert instándole a “marcar a Cancellara para hacerle perder Flandes”. Será el puntal conservador de un Katusha muy guerrero, con Hoste, Ivanov ó Gusev dispuestos a forzar al máximo el ritmo de la carrera.
Juan Antonio Flecha Como siempre, el ‘Arquero’ tiene ganas de rayar al máximo nivel en las pruebas de las cuales está enamorado. Sin embargo, el golpe moral recibido en la Omloop Het Nieuwsblad (donde fue derrotado por Langeveld a pesar de ser claramente más fuerte que el holandés) podría pesarle en las piernas. De hecho, el catalán ya ha rebajado sus ambiciones y dice conformarse “con un podio”. A su lado tendrá tres jóvenes que constituyen deliciosas incógnitas como son Edvald Boasson Hagen, Geraint Thomas e Ian Stannard.
Nick Nuyens Parecía enterrado tras sus decepcionantes temporadas en Cofidis y Rabobank (en las cuales consiguió, eso sí, un podio en Flandes 2008) y el reto encomendado por Bjarne Riis de sustituir a Cancellara como líder de Saxo Bank en las clásicas se antojaba excesivo para él. Pero la realidad se empeña en llevar la contraria a los teóricos, y Nuyens dejó caer una excelente actuación con victoria incluida en A Través de Flandes para revindicar un lugar en la élite. Asaltar la victoria en Flandes parece demasiado, pero es probable que esté en la pomada.
Las sorpresas
Hay un montón de corredores capaces de dar la sorpresa y aparecer en el grupo de los mejores en determinados momentos de la carrera. Para empezar, tres equipos potentes como Rabobank, HTC y RadioShack cuentan con buenos ‘outsiders’ en las figuras de Lars Boom y Sebastian Langeveld en el caso de los holandeses, Jan Ghysellinck en el de los americanos y el potente Sebastian Rosseler en el de la escuadra de Bruyneel.
Respecto a los conjuntos profesionales invitados, siempre hay algún integrante de estos que se codea con los gallos. Landbouwkrediet tiene dos expertos sólidos como Fréderic Amorison y Bobbie Traksel, Totsport cuenta con el combativo y talentoso Steven Van Vooren y Skil-Shimano, por su parte, lleva a un Bert De Backer cuya lenta y silenciosa progresión oculta un corredorazo para el pavé. Punto y aparte es un FDJ cuyo principal líder, Yoann Offredo, cayó lesionado en los pasados Tres Días de la Panne merced a un fotógrafo imprudente. Sin embargo, Madiot tiene en sus filas a otros dos corredores que han lucido al máximo en citas previas como son Steve Chainel y Dominique Rollin… y cuya combatividad está asegurada.

Goss triunfa en una San Remo de las largas

Milán – San Remo siempre está rodeada de un halo especial. Es el primer plato ciclista de la temporada: lo anterior, enero, febrero, medio marzo, son meros entremeses a la espera del suculento Poggio, una subida que junto a su bajada culminada en el Lungomare Italo Calvino configura cada año quince minutos a guardar en la videoteca del buen aficionado al ciclismo.
Los quince minutos en los cuales suelen decidirse las ocho horas de Milán – San Remo fueron, por una vez, insuficientes para resumir todos los momentos para la historia que nos brindó esta 102ª edición de Milán – San Remo, probablemente la mejor de lo que llevamos de siglo. Se ha dejado sentir que el ciclismo actual no es tan unidireccional como en la pasada década; está lleno de alternativas por cuanto la máxima de “los mejores equipos en las mejores carreras” ya no es lo excepcional sino lo habitual. Buena muestra de ello es esta San Remo donde cada uno de los ocho corredores que se jugaron el triunfo pertencen a una escuadra distinta.
Contrariamente a lo acostumbrado en la Classiccisma, la carrera de verdad inició a casi cien kilómetros de meta; la fuga lejana no murió al pie de la Cipressa, sino recién terminado el descenso de Le Manié, la segunda subida de mayor entidad de la carrera tras el Turchino. Y no fue tanto por la dureza intrínseca del repecho, sino por las circunstancias que lo rodearon: una montonera en su inicio detuvo a medio pelotón, incluyendo al favorito Thor Hushovd, y un asfalto húmedo en el descenso eliminó a Freire y el equipo Rabobank al completo, que como ya conté en la previa está pagando ciertos problemas con las cubiertas de sus ruedas.
La carrera estaba ya servida: esta Milán – San Remo iba a ser de las largas. La cincuentena de hombres que había quedado por delante distanció al resto propulsada por el colmillo Leopard Trek de Cancellara y Bennati. Tomaron el relevo Omega Pharma (Gilbert, Greipel), Katusha (Pozzatto) y BMC (Ballan) para desesperación del conglomerado de escuadras que buscaba la fusión del pelotón.
La distancia entre ambos grupos se mantuvo entre uno y dos minutos hasta el pie de la Cipressa, momento en el cual el pelotón trasero fue dinamitado por un Scarponi superlativo, probablemente el hombre más fuerte del día. Impresionó el momento en el cual el corredor de Lampre encendía la mecha y sacaba de punto progresivamente a quienes viajaban a su rueda, impotentes ante una ‘grinta’ que llevaba al blu-fucsia a trazar las curvas de la subida como si de un descenso se tratara. Finalmente, Scarponi culminó su exhibición el llano previo al Poggio, reintegrándose en un grupo delantero cuyos componentes saludaron su machada con admiración.
El segundo ataque para el recuerdo del día llegó en pleno Poggio. Cuatro corredores se habían marchado por delante y tomado medio minuto de ventaja ante el pasmo general de unos favoritos indecisos: Van Avermaet (BMC), O’Grady (Leopard), Chainel y Offredo (FDJ). Vincenzo Nibali decidió tomar cartas en el asunto, en principio buscando ayudar a su coequipier Peter Sagan; dio un primer tirón y cesó al no encontrar a su rueda al eslovaco. Después vino un segundo demarraje; éste no se interrumpió hasta coronada la subida. Nibali, en una demostración de clase, rebasó a todos los fugados excepto a un Van Avermaet crecido que encaró la bajada hacia San Remo con quince segundos sobre ‘lo Squalo’ y un grupo de favoritos en el cual Cancellara, encendido, tomó la responsabilidad.
En apenas un par de kilómetros, el belga vio finalizada su aventura. Apenas restaban tres mil metros, de inclinación favorable, y ocho superclases cuyas escuadras habían trabajado todo el día en espera de este momento histórico. Ballan, Cancellara, Gilbert, Goss, Nibali, el valiente Offredo, Pozzatto y el inconmensurable Scarponi. Los estacazos se sucedieron: cada ataque fue neutralizado y respondido en tres minutos de ciclismo ofensivo, sin horizonte más allá del Lungomare.
A 300 metros de meta Scarponi probó buscando la sorpresa, pero halló rápidamente la respuesta de un Gilbert cuya táctica era similar, Goss y Cancellara. En un esprint de pura fuerza, con todos abiertos cara al aire a falta de casi 150 metros, el australiano de HTC se llevó el gato al agua. Esta mañana había tuiteado su desayuno: “Pasta, cereales y un poco de café… ¡Espero que me lleven a la meta!”. En realidad, lo han llevado directamente a la historia y le han asegurado un puesto como líder del futuro GreenEdge. Es la justa recompensa por ganar una San Remo de las largas, que va a durar lo que duran las leyendas.

Italia incendió, Gilbert mereció y Hushovd emergió

El ciclismo nunca morirá. Al menos mientras se sigan viendo espectáculos tan legendarios como el de esta madrugada. Hoy la irresistible combatividad de Italia, la fuerza de Gilbert, el portentoso esprint de Hushovd e incluso el bochornoso papel de España han hecho olvidar la tristísima semana vivida por el ciclismo mundial y especialmente por el patrio y nos han recordado una de las condiciones insobornables de nuestro deporte: que nunca morirá.
El circuito de Geelong fue criticado a priori por ser considerado demasiado blando y ha acabado constituyendo el ejemplo más fehaciente e impepinable de que el factor que hace una carrera dura no es el recorrido, sino la actitud de los ciclistas. Al principio, en el camino desde Melbourne hasta Geelong, se dejó ir una fuga de corredores pertenecientes a selecciones modestas como es tradición en los Mundiales. Esta vez fueron Rodríguez (Venezuela), Tamayo (Colombia), Brammeier (Irlanda), Elammoury (Marruecos) y Kvachuk (Ucrania) los anecdóticos protagonistas que cogieron una veintena de minutos de ventaja a disolver paulatinamente con el transcurso de la carrera. El serbio Esad Hasanovic también quiso entrar en el combo, pero no pudo y navegó entre dos aguas un centenar de kilómetros. Tampoco tuvo mayor trascendencia; para cuando cazaron al último fugado en resistir, Kvachuk, su presencia allí delante o en las catacumbas no importaba.
Se dice que los equipos son reflejos directos del carácter de sus directores, y la verdad es que hoy la selección italiana difícilmente ha podido ofrecer un mejor retrato de la manera de ser de su ‘Commisario Tecnico’, Paolo Bettini. El ‘Grillo’ planteó la táctica de su equipo con el objetivo de que la carrera deviniera una prueba de resistencia, consciente de que contaba con un fortísimo colectivo de ciclistas al que beneficiaba la eliminación de los hombres más rápidos, vulnerables en esfuerzos sostenidos por definición. Andrea Tonti y Matteo Tosatto tensaron en cada paso por los dos repechos que se atravesaban en el circuito hasta provocar un corte de una treintena de ciclistas donde se introdujeron la mayoría de hombres fuertes. Iban los dos máximos favoritos, el italiano Pozzato y el belga Gilbert, con gregarios que poner a su servicio; también Evans, Greipel o Boasson Hagen, algo menos acompañados.
Pero faltaban hombres representativos de dos selecciones fuertes. Rusia y España no habían introducido a Kolobnev, Gusev, Luis León, Samuel o Freire. La selección española, que había quemado ya a dos gregarios y llevaba a tres hombres por delante que no se descolgaron seguramente por no tener pinganillos que les dieran la orden, puso a trabajar a sus dos ‘outsiders’ apellidados Sánchez y al ‘capitano’ Gárate con objeto de controlar la fuga y proteger las opciones de Freire; los rusos jugaron a ser listos y les dejaron la tostada. Al final, tuvieron que trabajar a la desesperada para empalmar con la cabeza de carrera. Les salió bien la jugada porque su arreón coincidió con el momento en que escasearon las fuerzas de los escapados y los más fuertes pararon al comprender que esa no era la fuga buena.
Una escaramuza de Mooerenhout, Serpa, Chris Sörensen, Visconti y Nibali después, quedaba una vuelta al circuito y la carrera empezaba de nuevo con un pelotón de una cuarentena de ciclistas donde brillaban las debilidades de dos selecciones que habían quemado sus naves prematuramente. Una, Italia, por un ímpetu excesivo; otra, España, por una abulia quizá emanente de un Freire que no tuvo su mejor día y a lo mejor arrastró a un desagradecido sacrificio a sus compañeros. Estos, por otra parte, pecaron de no haber estado atentos cuando la imponente claridad de la táctica italiana hacía necesario estarlo.
La carrera navegó en la indefinición hasta que se llegó al primer repecho, el duro, y Philippe Gilbert soltó el mejor demarraje de toda la carrera saliendo la estela de su inspirado compatriota Bjorn Leukemans. En lo que constituyó la mayor exhibición de toda la semana mundialista, el valón puso veinte segundos entre él y sus perseguidores tras subir las dos cuestas reseñables del circuito encendido de coraje y ansia de triunfo. Todo ello viniendo de la fuga, donde también había estado muy activo.
Da la sensación de que a Gilbert lo que le gusta no es ganar, sino ganar a lo campeón; y eso lo paga en ocasiones como hoy donde hay que correr con algo más de cabeza y menos de víscera. En cualquier otro circuito mundialista el valón hoy hubiera campeonado, pero el de Geelong no era apto para solistas; se necesitaba una banda, y ésta la tuvo Eslovenia. El sorprendente país balcánico tiró con Janez Brajkovic y Simon Spilak para brindar una oportunidad a Grega Bole, que finalmente no la pudo aprovechar y acabó undéicmo en el esprint que sus compañeros propiciaron anulando el ataque de un genial Gilbert.
Se llegó al último kilómetro entre un caos de escaramuzas tras el cual los velocistas preparaban su último ‘do’ de pecho. Niki Terpstra ensayó un demarraje que fue neutralizado por un impresionante Ander Lund, infravalorado gregario de campanillas que lanzaba el esprint para su compañero de equipo y selección Matti Breschel. El futuro ciclista de Rabobank se abrió hacia el centro de la carretera, triunfante, sacudiéndose de su rueda a Greg Van Avermaet y forzando a Allan Davis a la remontada. No advirtió que por su izquierda emergía imperial Thor Hushovd, noruego superlativo que desplegó toda su potencia avanzando de manera irresistible hacia la meta.
Ganó. Breschel acabó segundo y golpeó con rabia su manillar (segundo podio mundialista de su carrera); Davis consiguió un tercer lugar que no le gustó, sabedor de que era el gran tapado y había perdido una buena oportunidad; Pozzato casi rapiña el bronce en un esprint portentoso pero insuficiente por su mala colocación; Freire, la otra cara de la moneda, acabó sexto, falto de fuerzas y compañeros toda vez que sólo un notable Zubeldia le acompañó hasta los compases finales de la prueba. Toda su carrera ha echado de menos el cántabro tener alguien más a su lado en los metros finales…
La imagen final que nos dejó la carrera fue un podio agradable, pero copado por ciclistas que no dieron la cara hasta los metros finales mientras otros hacían la carrera por ellos. Davis era el rostro de la decepción; Breschel, el del sinsabor; Hushovd, el de la felicidad. El noruego ha puesto hoy el colofón a su carrera deportiva, que iniciara siendo un esprinter de cierto caché en Crédit Agricole y ha acabado convertido en un excelente clasicómano más consistente pero menos veloz. El año que viene afrontará en las filas del Garmin – Cervélo su duodécima temporada como profesional, y a sus 33 primaveras honrará el precioso maillot arcoiris en los adoquines de Roubaix como lo ha hecho en 2010 Evans en las montañas de Giro y Tour. Será una campaña inolvidable para un ciclista cuya ausencia lamentaremos esta década que inicia una vez se retire.
El ciclismo nunca morirá. Es imposible que lo haga mientras queden aficionados tan abnegados como los europeos que hoy nos hemos pasado la noche en vela, mientras queden ciclistas tan dignos como los que hoy se han dejado hasta el último gramo de sus fuerzas rompiendo sus bielas con pura potencia y ansia de victoria, mientras queden carreras tan emocionantes como esta… No. Quizá los escándalos arrebaten ídolos; sin embargo, como dice la máxima, quitarán las flores pero no la primavera. El ciclismo nunca morirá.

Las claves del nuevo Garmin – Cervélo

El ciclismo es el deporte endémico por excelencia. Lo que pasa en su alto nivel sin ser visto como algo extraordinario ocurre muy raramente en el resto del deporte profesional, llámese fútbol, baloncesto o motociclismo. Es lo que sucede, por ejemplo, con las fusiones de equipos.
Cada año hay rumores de posibles fusiones dentro del pelotón. Estructuras que andan cortas de dinero pueden unir fuerzas, siempre que sus condiciones económicas y administrativas se lo permitan, para continuar en las carreteras una temporada más o incluso formar un proyecto estable a corto plazo. Fue el caso este abril del modesto Heraklion – Kastro – Murcia, que juntó a la estructura de Contentpolis (con Francisco Mancebo en sus filas) con el modesto Heraklion griego, formado por pistards del país heleno. El experimento, exitoso, parece llamado a tener continuidad en el futuro.
Históricamente, a un nivel muy superior, son paradigmáticas las fusiones que acabaron construyendo el gigantesco Mapei de finales de los 90 (primero con CLAS, luego con GB-MG), un equipo que aún hoy sobrevive como Quick Step. Hace relativamente poco, el conjunto Saeco juntó su estructura con la de Lampre para dar lugar al conjunto homónimo liderado esta temporada por Damiano Cunego. También Domo, formación belga de nivel medio-alto, unió sus destinos con el histórico Lotto en 2002 para sentar las bases del actual Omega Pharma-Lotto.

La marcha de la supuesta fusión
Es por ello que, cuando los rumores sobre una posible fusión entre Garmin y Cervélo arreciaron, basándose en la falta de liquidez del equipo sustentado por la marca de bicicletas suiza, nadie se sorprendió. Todo pareció encaminarse cuando se anunció que el conjunto Garmin cerraba una “exitosa relación” de cuatro años con su suministradora de máquinas Felt para pasar a usar las fabricadas por Gerard Vroomen y Phil White.
“Se ha presentado una ocasión de dar un salto más rápido de lo previsto. Todo encajaba, no teníamos mucha gente bajo contrato para el año que viene, y era posible realizar la fusión”, respondía sonriendo el director de Garmin-Transitions Johnny Weltz a preguntas de Arueda durante las primeras etapas de la Vuelta a España. La fusión parecía un hecho. Como parte de ella llegaban en principio Roger Hammond, Heinrich Haussler, Thor Hushovd y Andreas Klier; más adelante se confirmarían las llegadas de Daniel Lloyd, Gabriel Rasch (amigo íntimo de Hushovd) y Brett Lancaster, iniciador del rumor de fusión al anunciar en su twitter que iba a empezar a “buscar casa en Girona”, centro de operaciones del equipo Garmin.

Una maniobra para no asumir las obligaciones de Cervélo
Las principales fuentes de información del mundillo ciclista hablaban de fusión, medios afines a la escuadra de Jonathan Vaughters también lo hacían. Incluso Johnny Weltz admitía hablar de fusión. Sin embargo, no se podía hablar de fusión propiamente dicha. Una fuente cercana a la negociación nos lo aclaraba: no había fusión mercantil, la empresa Cycling United Racing AG (razón social del conjunto Cervélo) cesaba su existencia y Slipstream Sports (Garmin) tomaba el patrocinio de la marca Cervélo y, si tenía interés por ello, intentaría fichar a corredores del próximamente difunto equipo suizo.
El por qué de este proceder, en lugar de juntar ambas sociedades en una sola creada ‘ad hoc’ o de que una absorbiera a otra, responde a motivos económicos. Hubiera supuesto a Garmin asumir los contratos de un total de doce ciclistas de Cervélo, cuya relación con Cycling United se extendía hasta diciembre de 2011; de esta manera, Slipstream Sports (y en definitiva el futuro Garmin – Cervélo) se lava las manos con respecto de esos doce corredores. A estos solo les queda esperar que les hagan un hueco en el nuevo bloque o denunciar a la estructura ante la UCI por incumplimiento de contrato, lo que daría lugar a la ejecución de los avales depositados ante la UCI por el equipo al inicio de temporada y a que el ciclista cobrara tres meses del año que no correrá en Cervélo, quedando eso sí libre para comprometerse con otra formación para 2011. En definitiva, se lleva a cabo una triquiñuela legal para evitar doce contratos económicamente indeseables.
¿Cuál es el futuro para todos los corredores que quedan libres de Cervélo? Aparte de los ya mencionados incorporados al futuro Garmin, el esprinter Theo Bos se ha comprometido con Rabobank. El potente Ignatas Konovalovas y el escalador Xavi Tondo, actual tercer clasificado de la Vuelta a España, han firmado con Movistar, equipo con el que se relaciona al vallisoletano Oscar Pujol. Por su parte Carlos Sastre, uno de los alma máter de Cervélo, fue el primero en cerrar su futuro uniendo sus destinos con Geox; siguió sus pasos el joven suizo Marcel Wyss y podrían hacer lo propio el director Álex Sans y el veterano Iñigo Cuesta, corredor que el director de Geox Joxean Fernández ‘Matxin’ ya reconoció en Arueda estar dispuesto a contratar. El resto de corredores aún libres son igualmente interesantes para cualquier escuadra ProTour; Cervélo era uno de los conjuntos de mayor nivel medio, como ejemplifican el catalán Xavi Florencio, Philip Deignan (relacionado con AG2R) o Stefan Denifl. En cuanto al staff, se da por hecho que parte de él podría incorporarse al Garmin – Cervélo femenino o quedarse en el masculino, que al ver aumentada su plantilla necesitará refuerzos en la parte técnica.

El gran potencial del Garmin – Cervélo
Y es que Garmin – Cervélo aumentará considerablemente su plantilla en cantidad y calidad con este movimiento. A los siete ciclistas ya citados procedentes de Cervélo se unirán en el plano de incorporaciones Christophe Le Mével de la Française des Jeux y el prometedor vueltómano yanqui Andrew Talansky. Pero es que la lista de fichajes de Cervélo podría ampliarse; Jonathan Vaughters aseguró en declaraciones a VeloNation que “llegaremos al máximo, a los treinta ciclistas en plantilla”, mientras que hay rumores de que el propio Vaughters está intentando liquidar contratos de algunos corredores de la base americana de la escuadra que no han acabado de colmar las expectativas para hacer hueco.
Todo para mejorar el nivel medio de un bloque que, en ese aspecto, ha dejado mucho que desear. Muestra de ello son las alineaciones de Garmin en las grandes vueltas de 2010: cuatro corredores (Julian Dean, Christian Vandevelde, Tyler Farrar y David Millar) han tomado la salida en las tres. “La base del equipo”, asiente Johnny Weltz, que sin embargo puntualiza: “Querían repetir en las cuatro grandes vueltas. Tenemos otros corredores más apropiados para las clásicas, mientras estos cuatro no llegan cascados y les viene bien correr las grandes”. Unos argumentos algo débiles para excusar lo que parece una impepinable demostración de falta de talento en la plantilla de Garmin para esta temporada.
El próximo año, en cambio, las cosas cambiarán. El propio Weltz lo deja claro: “Llega un paquete de corredores de clase mundial. El resultado será un bloque muy sólido”. Quizá en las grandes vueltas la vida siga igual, puesto que aparte de Le Mével ninguna incorporación se hará sentir inmediatamente en este tipo de pruebas. Sin embargo, en clásicas el potencial de la formación sí ganará enteros. “Ya no tendremos que poner todos los huevos en la misma cesta. Como sucede con Quick Step, tendremos muchas bazas que jugar”. Realmente, en las clásicas de pavés, el bloque formado por los recién llegados Hushovd, Haussler, Klier y Hammond sumados a hombres como Van Summeren, Maaskant, Millar o Farrar que ya este año se encontraban en las fials de Garmin será de respetar o incluso de temer. Un auténtico rival para el Quick Step que refería Weltz.
Todas estas son las claves del refuerzo realizado por Cervélo al conjunto Garmin, que dará lugar a una nueva super estructura que se suma a la de Sky, Katusha, Movistar o HTC – Columbia en el panorama del ciclismo mundial. La escuadra capitaneada por Jonathan Vaughters está destinada a ser protagonista en las clásicas y estar muy presente en las grandes vueltas, lo cual es sin duda una gran noticia e incluso un aliciente de cara al año que viene. El pero, sin embargo, viene por cómo para posibilitar esto se ha liquidado a un equipo que parecía tener un gran recorrido, que ha costado muchos desvelos… y que podría dejar a una docena de ciclistas con el futuro aparentemente resuelto hace menos de un mes en la calle, sin derecho siquiera a cobrar íntegros sus contratos gracias a una triquiñuela legal. Eso no fue lo que se filtró en los medios de comunicación al principio de las negociaciones.

Huelgas y sindicalismo ciclistas

No esperemos encontrar jamás consenso en los grupos humanos. Al revés: si éste existe, será señal de que la masa se ha aborregado. Y eso va, inevitablemente, en perjuicio de la sociedad.
En efecto, cuando los sindicatos españoles convocaron una huelga general para el 29 de Septiembre de este año con motivo de la reforma laboral propuesta por el presidente Zapatero, muchos ciudadanos se echaron las manos a la cabeza. Militantes, periodistas, políticos, incluso sindicalistas de segunda fila, pensaban que la huelga estaba mal convocada. Consideraban que iba a destiempo por posponerse hasta después de verano. Que tendría dudoso alcance por cuanto se perdería la tensión social. Que la legitimidad era discutible toda vez que las protestas se centraban en detalles, árboles que ocultaban ver el bosque de los verdaderos problemas de los trabajadores. Todos, sin embargo, acabarán por ir a la huelga el 29-S. El aborregamiento no habrá sido de palabra, pero sí se consumará en hechos. Y, si no, ahí estarán los siniestros “piquetes informativos” para corregir conductas. Y adoctrinar.
La etapa de hoy del Tour de Francia estaba señalada como uno de esos días clave, tópicos, donde nadie gana la carrera pero alguno puede perderla. Ese posible perdedor fue hoy Andy Schleck, el principal perjudicado de entre los favoritos por la serie de caídas provocadas por lo angosto de las calzadas belgas, siempre traicioneras y sembradas de obstáculos, sumadas a lluvia fina y al aceite derramado por una moto de televisión que se derribó a si misma en el descenso del Col de Stockeau intentando no colisionar con Francesco Gavazzi (Lampre), que se había ido al suelo delante de ella y cuyos movimientos seguía. Sin embargo, el luxemburgués acabó por no sufrir las consecuencias de estas circunstancias; ni él ni ninguno de los Quince que formaban nuestra pléyade de favoritos antes del Tour. Se ocupó de ello el sindicalismo al frente del cual se situó Fabian Cancellara.
“Queríamos expresar nuestra solidaridad con todos los ciclistas caídos”, afirmaba Gerdemann. Se amparaba el sindicalismo ciclista en que las circunstancias habían sido propiciadas por los organizadores del Tour de Francia. La ruta era peligrosa, las carreteras del Benelux lo son por lo general; eso es cierto. Robert Hunter iba más lejos, demasiado lejos: “Ninguna GV debe ir a los países del norte, ¡que jodan al que diga lo contrario!”. El aceite desparramado por la carretera y el agua del cielo habían hecho el resto. Johan Bruyneel, director de RadioShack, definía el descenso de Stockeau como “una pista de patinaje”. Pueden atestiguarlo los casi setenta corredores que cayeron al suelo (algunos como George Hincapie o el propio Andy Schleck en dos ocasiones) y el mecánico que resbaló cuando se dirigía a atender a un ciclista de su equipo caído en el suelo.
Tras este tramo de locura y constantes caídas quedó como primer grupo del pelotón un colectivo de treinta ciclistas con los líderes de Rabobank (Menchov, un Gesink al que luego se ha descubierto una fisura en su codo), Cervélo (Sastre, Hushovd), BMC (Evans) y Caisse d’Épargne (Luis León Sánchez). Y Cancellara, el maillot amarillo y principal poder fáctico del día. El suizo se erigió en portavoz y protagonista: había que esperar a los afectados por los incidentes. Al ‘paquete’ principal donde viajaban Wiggins, Armstrong, Basso y Contador, solo en los momentos decisivos tal y como se venía temiendo y especulando. Y al grupo más retrasado donde viajaba su coequipier Andy Schleck junto a su hermano Frank y varios gregarios de Saxo Bank. Mientras tanto Sylvain Chavanel, que iba escapado antes de que se desatara la locura, pedaleaba ajeno, recorriendo la ruta hacia la victoria de etapa y el maillot amarillo.
En el grupo de Cancellara surgió el desconcierto, y después la indignación. Casi todos, sin embargo, hicieron caso al suizo; sólo Cervélo puso a tirar con brío al esprinter Jeremy Hunt, buscando el beneficio de sus jefes de filas. Este conato de rebeldía se zanjó con una mentira. “Cancellara le ha dicho a Thor [Hushovd] que la carrera había sido neutralizada y a nosotros no nos llegaba ningún tipo de información por radio…”, decía un Carlos Sastre que, de ser ciertas sus declaraciones, habría caído en la trampa de Bjarne Riis para evitar que sus líderes perdieran opciones de cara a la general. BMC y Rabobank hicieron mutis por el foro. Iván Gutiérrez también cayó, pero contrariado: “No sabes qué hacer exactamente en ese tipo de situaciones porque se habían producido muchas caídas que implicaban a hombres importantes. Por un lado, no era ético tirar pero por otro, la carrera es la carrera”. El cántabro hizo gestos ostensibles al hoy maillot amarillo para expresar su desacuerdo pero no llegó a tomar determinaciones concretas, tenía miedo de ser el esquirol que acaba siendo señalado por los huelguistas. Y, como reconocía en meta, “son momentos muy difíciles en los que necesitas indicaciones de tu director para saber qué hacer exactamente y en ese momento no las teníamos”.
La pregunta es por qué Iván no recibió indicaciones para tirar. Esa hubiera sido la lógica deportiva. Peor no piensa así su director en Caisse d’Épargne Eusebio Unzué: “Considero correcta la decisión de haber ralentizado la marcha por las circunstancias excepcionales. […] [Pero] se han beneficiado algunos ciclistas que no acostumbran a actuar con ese respeto que se les ha tenido”. El resto de directores, sin embargo, no han ido en la línea de Unzué. Joxean Fernández ‘Matxin’, de Footon-Servetto, se refería a una presunta “falta de personalidad” de los corredores. Gerry van Gerwen, de Milram, hablaba de que era necesiario guardar un “respeto a los patrocinadores, a los aficionados y a los organizadores”. Dave Brailsford, mánager de Sky, resumía el hecho con un explícito “absolutamente patético”.
La imagen del día, sin embargo, no ha sido tanto la fusión de todos los grupos en uno solo que, además, ha viajado durante casi veinte kilómetros extendido a todo lo ancho de la calzada en una actitud manifiesta de no-competición. Lo ha sido más bien el esprint, que Fabian Cancellara ordenó se convirtiera en un no-esprint con gestos inequívocos; cómo Maxime Bouet, de AG2R, daba una pedalada de más para entrar segundo en meta y el suizo se ofuscaba. Porque para algo había bajado el corredor de Saxo Bank unos kilómetros antes al coche del director de carrera para pactar que no hubiera ‘volata’ ni se repartieran puntos para el maillot de la regularidad en la llegada, cual líder sindical a la interlocución con políticos o empresarios…
En el Tour de Francia ha sucedido hoy algo parecido a lo que sucederá el 29-S en España. El proletariado, los ciclistas que viven constantemente ablentados por sus directores, los organizadores de carreras y los federativos (estamentos dominantes), se ha revelado con un paro liderado por cabezas visibles surgidas de él mismo por una causa nimia comparada con otras mucho más importantes. Que, como en la huelga general, esta protesta pueda no ser legítima, ir a destiempo, carecer de alcance o emanar del aborregamiento de la masa… es algo interpretable por el espectador, en mi opinión estafado hoy con una hora de ciclismo infame.

Caballos negros

Buen reportaje y entrevista el que dedican en Cyclingnews a Carlos Sastre: «The dark horse rider«. El título, acertadísimo, hace referencia mediante un juego de palabras a dos circunstancias del ciclista abulense. Por un lado, con la expresión inglesa «being a dark horse» (que viene a significar ser una persona que aún habiendo alcanzado el éxito sigue siendo un tanto desconocido para el público), el artículo deja entrever su condición de ganador de Tour de Francia tan digno como poco glamuroso, algo que por otra parte no deja de ser injusto. Y, por otra parte, ese título de dark horse se refiere al color de su nuevo equipo, Cervélo.

Un equipo que, como está demostrando estos días en Qatar, esta auténticamente hecho de caballos negros. Sólo hay que mirar su ‘ocho’ de esta carrera para comprobarlo: rodadores expertos como Andreas Klier ó Roger Hammond, noveles prometedores como Martin Reimer, irregulares con potencial de bestia como Heinrich Haussler, más un polivalente valioso como Xavi Florencio. Con esta alineación, Cervélo ha tenido la capacidad de monopolizar, o casi, la atención en la ronda asiática: es el promotor de los abanicos que tanto castigan al pelotón y su principal beneficiario.

Y el resultado no podría ser mejor: una victoria de etapa, cinco hombres entre los ocho primeros de la general. Bueno, realmente sí podría ser mejor; falta en la alineación un rematador, un velocista ganador, alguien con olfato capaz de rentabilizar el grandísimo potencial del resto de caballos negros. Pero sólo hay un ciclista de estas características en la plantilla: es noruego, se llama Thor Hushovd y seguramente es uno de los tres corredores más potentes del mundo. Por debajo de él, sólo un Haussler centrado puede funcionar como surtidor de triunfos para a escuadra. O él, o un ciclista joven que de un rendimiento inusitado.

Los ocho del Tour de Qatar son el reflejo de la totalidad del Cervélo TestTeam. La estructura capitaneada por Carlos Sastre, en mi opinión, ha sido capaz de reunir una buena plantilla con caballos negros que pueden tirar con total efectividad de una cuádriga cuyo auriga sea digno de su fortaleza. El problema es que sólo existen dos aurigas que reunan esa condición, Sastre y Hushvod, lo cual se antoja bastante poco. Y es que, no nos engañemos, ni Haussler ni Gómez Marchante (casos paralelos de buenos ciclistas perjudicados por las circunstancias) reúnen las condiciones para liderar al equipo en momentos importantes de la temporada. Y qué decir de los jóvenes emergentes contratados, como Konovalovas, Pauwels, Fleeman, Deignan ó Pujol, que crecerán en la sombra en espera de reunir una mayor madurez.

¿Deberes para el año que viene? Es demasiado pronto para establecerlos, aunque parece meridianamente claro que es necesario fichar algún líder más para afrontar con garantías un calendario que incluye la gran mayoría de grandes clásicas y vueltas. No parece suficiente tener a Hushovd y Sastre como jefes únicos, como aurigas de una cuádriga tirada por potentísimos caballos negros.

Cervélo revoluciona el mercado

Arueda.com
La creación de un nuevo equipo es siempre una buena noticia. Pero cuando éste es una estructura de primer nivel, un soplo de aire fresco, la noticia es mejor. Y más aún cuando se forma de una manera relativamente novedosa, con la participación de un conglomerado de empresas involucradas en la tecnología aplicada al ciclismo que busca tener en el equipo un banco de pruebas del máximo nivel. Las marcas son Cervélo (bicicletas), Zipp (ruedas), Vittoria (llantas), 3T (grupos y componentes) y Speedplay (pedales y bielas). El nombre del equipo, Cervélo Test Team.


El mánager general de esta estructura es el suizo Thomas Campana, a través de Cycling United Racing, sociedad afincada en Suiza y de origen canadiense que también gestiona al equipo femenino Cervélo-Lifeforce. De hecho, ambos equipos estarán muy relacionados: los directores auxiliares Jean-Paul Van Poppel y Jens Zemke llevarán a cabo sus funciones alternamente en el equipo masculino y en el femenino. El mánager administrativo será un viejo conocido de la estructura técnica de Gerolsteiner como Theo Maucher, mientras que el director deportivo será el australiano Scott Sunderland, ex CSC. Lo realmente interesante, sin embargo, viene en el plano de los ciclistas con que contará el equipo. ..

Resaltan por encima de todos dos corredores de primer nivel mundial, expertos, como Carlos Sastre y Thor Hushovd. Sastre, de 33 años, llega al equipo cerca del ocaso de su carrera tras el inesperado cénit que supuso su inesperada victoria en el Tour de Francia. Su misión durante los dos años de contrato que ha firmado como ciclista será precisamente dar presencia al equipo en las grandes vueltas. Sin embargo, lo interesante viene cuando acabe dicho contrato: el abulense seguirá integrado en la estructura técnica del equipo. Siempre se ha mostrado como un buen estratega en carrera, es un auténtico director sobre la bici: ha tenido lunares como el que permitió a Landis dar un vuelco al Tour 2006, pero se compensan con tácticas brillantes como la que apuntaló en los Juegos Olímpicos. Su destino será ejercer de director, pero desde el coche. Junto a él se llevará a un gregario que le acompañó en CSC, el experto burgalés Íñigo Cuesta (39 años). No se descarta que incorpore algún otro ciclista de su confianza.

Por su parte, el noruego Thor Hushovd llega en su plenitud como ciclista, con 30 años recién cumplidos y al menos tres al máximo nivel. La desaparición de Crédit Agricole como equipo profesional le dejó sin contrato para 2009; tras un mes de subasta a varias bandas, Hushovd se decidió por Cervélo debido al interesante enfoque que supone la prueba en competición de los prototipos de primeras marcas ciclistas. Además del hecho de que iba a ser líder único e indiscutible de cara a las clásicas y los sprints, algo que ya sucedía con Crédit Agricole y, sin embargo, no ocurriría en un equipo de mayor nivel. Hushovd incorpora también a un gregario de poco nombre pero con el cual comparte relación y equipos, su compatriota Gabriel Rasch: rodador experto de 32 años y sin apenas resultados individuales. Llegarán además otros dos hombres del equipo Crédit Agricole: completos y relativamente jóvenes, con predilección por las contrarrelojes y la media montaña. Por un lado, el lituano Ignatas Konovalovas (23); por otro, el australiano Simon Gerrans (28), quien le robara en el pasado Tour de Francia una etapa al inocente Egoi Martínez.

De cara a las clásicas del norte se ha contratado a varios ciclistas. Desde Columbia arriban dos veteranos de garantías como Andreas Klier (32) y Roger Hammond (34). Entre ambos garantizan una buena campaña, presencia en las carreras que sean su objetivo; pero, sobre todo, serán los guías del aprendizaje de tres corredores con mucho margen de progresión en esta especialidad del ciclismo: el semi sprinter alemán Heinrich Haussler (24 – Gerolsteiner), el belga Serge Pawels (25 – Totsport Vlaanderen) y el inglés Daniel Lloyd (28 – Sean Kelly Team). También del equipo de Sean Kelly llega un vueltómano de futuro como Daniel Fleeman (26). Otro nombre confirmado es el de Philipe Deignan (25), irlandés de AG2R.

Se han relacionado, además, muchos otros nombres con el Cervélo Test Team. El artista del dramatismo por excelencia, el francés Thomas Voeckler (29 – Bouygues Telecom), ha parecido muy cercano al equipo suizo; Clement L’Hotellerie, revelación de principios de temporada con Skil – Shimano, parece estar entre Caisse d’Épargne y Cervélo. Ha sonado Benny de Schrooder, belga perteneciente al equipo de Sean Kelly. Pero si hablamos de sonar…

… Lo más sonado ha sido Samuel Sánchez. Ayer saltaba la noticia de que el asturiano iba a romper su contrato con Euskaltel mediante el pago de su cláusula de rescisión para unirse al proyecto suizo. Se hablaba incluso de cifras que, aunque lejanas de lo que cobran futbolistas y otros deportistas de alto nivel, sí son muy altas para un ciclista profesional. Miguel Madariaga, mánager de Euskaltel y actual jefe de Samuel, montó en cólera cuando conoció la noticia; Igor Galdeano parecía esperarla. Sin embargo, en declaraciones a Biciclismo, el campeón olímpico frenó la psicosis que parecía instalarse en el equipo vasco afirmando que “su tren es el Euskaltel”. Aunque, por qué no decirlo, cuando el río suena… agua lleva. Y la salida de Samuel lleva sonando mucho tiempo.