Esprinters 2011: todos contra el rey Cavendish

Después de una época de estancamiento, las ‘volatas’ han vuelto a ser lo que eran. Habían pasado unos años donde el esprint, una de las especialidades “reinas” del ciclismo junto a la montaña y la contrarreloj, adolecía de referencias claras y expectación. La generación de esprinters surgida tras Mario Cipollini y Erik Zabel, con los Petacchi, McEwen, Hushovd, Freire… se eternizaba en su estatus dominante. No llegaba una nueva capaz de derrocarla o, al menos, discutirle su supremacía: apenas un Boonen cuyo principal interés no era el esprint y puntuales apariciones de Bennati, Furlan o Förster ponían una nota de juventud y cambio en el panorama de la velocidad.
Entonces, en julio de 2008, apareció Mark Cavendish. Cuatro victorias de etapa en el Tour de Francia, cada una más incontestable que la anterior, le hicieron poseedor de la calidad de nuevo rey de la velocidad y abrieron las puertas a una nueva generación de esprinters destinados a luchar para derrocarle. La superioridad y el instinto ganador de Manx Express son prácticamente incontestables: cuando toma parte en una ‘volata’ con plenitud de condiciones suele ganar. Cuenta además con el equipo adecuado para ello, con lanzadores de gran nivel como Bernhard Eisel, Mark Renshaw o Matthew Goss, quien por cierto se adjudicó el domingo el Down Under Classic, primera prueba ciclista profesional de la temporada. Su único problema es su comentado carácter, que le lleva a protagonizar en muchas ocasiones actos lamentables más propios de un impresentable que de un rey.
Por debajo de Cavendish, aspirando a arrebatarle su puesto, figuran dos prácticos coetáneos con un trabajo, unos coequipiers y un talento similares a los del británico pero sin esa chispa de genialidad que distingue a aquellos concebidos para pasar a la historia. André Greipel, ex compañero de Cavendish y objeto de ira de éste en muchas ocasiones, ha generado grandes expectativas cambiando el blanco de HTC por el gris de Omega Pharma. Deja de estar a la sombra del superclase británico en busca de competir contra él y derrotarle. Se ha llevado consigo a la escuadra belga a valiosos gregarios como Vicente Reynés, Marcel Sieberg o Adam Hansen y encuentra un lanzador ideal como Jurgen Roelandts para completar el puzzle que, espera, le llevará a la supremacía. Sus ‘volatas’ son más largas que las de Cavenidsh, siendo el alemán amante de batirse en rectas donde la habilidad y la colocación queden relegadas a un segundo plano y es la potencia el factor decisivo.
El otro candidato al trono de Cavendish es Tyler Farrar. El estadounidense es un caso atípico de esprinter y, en general, de ciclista: durante la temporada, su físico no sólo no se desgasta sino que va in crescendo. Ése es el motivo de su falta de resultados en las primeras carreras del año y las excelentes sensaciones que deja en los compases finales. Su fortaleza radica en una inteligencia superior a la media y el gusto por los finales donde la colocación y el manejo de la bicicleta es capital. Muchas de sus victorias vienen de labores individuales; a pesar de ello, cuenta con un gregario de confianza como Julian Dean y en 2011 tendrá en su Garmin – Cervélo a dos grandes corredores que, según Vaughters, podrían plegarse a sus exigencias en ciertos momentos de la temporada: Heinrich Haussler y el campeón del mundo Thor Hushovd. En el debe de Farrar está una falta de punta de velocidad que le obliga en muchas ocasiones a conformarse con posiciones de honor.
Tras estos tres grandes dominadores del esprint mundial se sitúan varios velocistas que afrontan un año crucial para saber hasta dónde podrán llegar. El argentino Juan José Haedo, de Saxo Bank, tendrá esta temporada vía libre para disputar Milán-San Remo y Tour de Francia con las mayores aspiraciones posibles; su largo esprint provoca que no le vayan bien las llegadas excesivamente controladas. Algo similar sucede con Yauheni Hutarovich, ganador de etapa en la Vuelta a quien la no inclusión de su FDJ en el World Tour podría perjudicar. Quick Step, por su parte, presenta junto al ya casi ex esprinter Tom Boonen a tres buenas balas: dos cuyo potencial real en la élite está por ver tras unos años grises (Gerald Ciolek y Geert Steegmans) y una cuya madurez debe confirmarse esta campaña, Francesco Chicchi. Por su parte, Sky presenta una nómina completa de esprinters poco ganadores que bien podría encabezarse con Greg Henderson; mientras, el Leopard de los hermanos Schleck confiará en que Daniele Bennati y Wouter Weylandt se acomoden por fin en el alto nivel.
2011 será, probablemente, el último año en la primera plana de un buen puñado de velocistas veteranos como Robbie McEwen, quien encontró acomodo en RadioShack tras el fiasco de Pegasus; Alessandro Petacchi, cuyo maillot verde en el pasado Tour podría ser su “canto del cisne”; y Óscar Freire, que esta temporada compartirá galones como velocista de Rabobank con Matti Breschel, Theo Bos y Michael Matthews.
Como Matthews, hay muchos otros elementos interesantes en el capítulo de esprinters de futuro. En Katusha, por ejemplo, han dejado ir a McEwen y Napolitano (ahora en Acqua e Sapone) y apostado fuerte este año por el jovencísimo Denis Galimzyanov, ex pistard cuya tremenda punta de velocidad se ve desmerecida con una falta de consistencia apreciable. Para corregir sus defectos tendrá un profesor de lujo como Mario Cipollini, que estará junto a él como Erik Zabel está en HTC para instruir a John Degenkolb (plata en el pasado Mundial sub23) y Leigh Howard. Otras dos escuadras presentan una nómina de esprinters jóvenes de impresión: Sky, con Davide Apollonio y Ben Swift en plena progresión, y Liquigas con Fabio Sabatini, Jacopo Guranieri y dos rapidísimos pistard: Elia Viviani y Davide Cimolai. Tres máquinas de ganar en categorías inferiores, Marko Kump (Geox), Adam Blythe (Omega Pharma) y Giacomo Nizzolo (Leopard), bien podría dar esta campaña sus primeros destellos en la élite.
Para el final quedan los velocistas españoles. En Movistar relucen Fran Ventoso, quien vuelve a la élite y promete buenos resultados gracias a sus inmensas condiciones físicas, y un José Joaquín Rojas de quien ya hablamos largo y tendido hace unos días. Koldo Fernández de Larrea, por su parte, llega este año a la treintena y deberá confirmar de una vez las buenas sensaciones que desprendía su potente esprint en el pasado; al final de la pasada campaña, de hecho, parecía encontrarse en el buen camino cuando una brutal caída en la París-Bourges cortó de cuajo su tendencia ascendente. Un joven que podría hacer saltar la banca es Juan José Lobato, el nuevo Óscar Freire que da el salto a profesionales con Andalucía – Caja Granada. Caso aparte son Diego Milán y Joaquín Sobrino, que afrontarán este año con Caja Rural su regreso al profesionalismo tras un año donde apenas tomaron la salida en carreras sueltas.
El panorama de la velocidad se presenta este año repleto de alicientes. El duelo entre tres esprinters de estilos diferentes como son Cavendish, Greipel y Farrar pondrá salsa a las ‘volatas’ ProTour esta temporada, con multitud de aspirantes a su alrededor dispuestos a superar a esta terna de superclases. El primer duelo, la primera cita donde comenzaremos a ver la puesta en práctica de toda esta teoría, tendrá lugar esta madrugada con el inicio del Tour Down Under. ¡El curso ciclista 2011 abre el telón!
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Cuando la noticia no es quién gana sino quién se pelea

Sexta entrega de este Tour de Francia, tercera consecutiva resuelta al esprint masivo. Tercera muestra del ciclismo anodino con el que tradicionalmente se ha dejado definir la primera semana del Tour de Francia, de lo que ahora se ha dado en llamar ‘ciclismo youtube’. A saber: carreras cuya historia cabe perfectamente en un clip de un par de minutos donde se contengan un corte del grupo de fugados de turno y la secuencia completa del esprint.
Para apuntillar la inercia, el desenlace de esta tercera entrega ha sido prácticamente idéntico al de la segunda. Garmin se ha hecho cargo del esprint haciendo uso de su magnífico treno (Van Summeren, Millar, Maaskant, Dean, Hunter), pero echando en falta el ‘rush’ final de su jefe de filas Tyler Farrar, mermado por una caída y hoy relegado a la rueda del ganador Mark Cavendish. Y es que el hombre de HTC – Columbia ha sido el gran triunfador de estos dos días, consiguiendo la victoria en ambos, beneficiándose del denodado trabajo de Garmin y, sobre todo, de la superlativa labor de su coequipier Mark Renshaw, que ha conseguido desequilibrar las ‘volatas’ a su favor lanzándolas en el momento justo para sorprender a los rivales y dejar a ‘Manx Express’ con las victorias al alcance de sus pedales. Victorias, por otra parte, merecidas y sufridas por el británico, que de hecho rompió a llorar en el podio cuando recibía honores por la primera. Llorando de alegría, para aliviar un poco el peso de liderar uno de los equipos más potentes del mundo; peso quizá excesivo para sus jóvenes espaldas y, sobre todo, para su inmadura cabeza.
Sin embargo, la noticia que más atención acaparó en el día de hoy no fue la victoria de Cavendish, aunque sí compartió tiempo y casi espacio con ella y con la tremenda caída que provocó un motorista a Robbie McEwen, que posiblemente lleve al australiano a la retirada en un Tour donde la suerte no ha estado en ningún momento de su parte. El gran foco de atención de las postrimerías de la etapa fue la tremenda pelea entre Carlos Barredo y Rui Costa, de Quick Step y Caisse d’Épargne.
Aunque el vídeo parezca explícito, retratando al asturiano como un auténtico energúmeno salido de quicio y al portugués como un inocente a quien el suceso pillara de improviso, la realidad es que hay bastante historia detrás. Ni uno es tan bueno ni el otro tan malo. Alguna pertenece ya al pasado y resulta algo difusa. La de hoy es bastante concreta. A una veintena de kilómetros de meta, en plena lucha por la posición dentro del pelotón, Costa y Barredo han iniciado un pique que se ha resuelto con un codazo del portugués en el estómago del asturiano, que se quedó sin aire como consecuencia. Un lance quizá algo subido de tono, pero al fin y al cabo normal en circunstancias de máxima presión como las que tienen lugar en el inicio del Tour.
El problema vino cuando al codazo siguieron algunas mentadas de madre y una actitud de Rui Costa que fue interpretada como chulesca por Barredo, que fuera de sí agarró la rueda delantera de su bicicleta para consumar los hechos que se pueden ver en el vídeo. La rápida intervención de los periodistas y auxiliares que se encontraban cerca de ambos impidió que el bochorno fuera a mayores, y si bien hay fuentes que indican que Rui Costa fue en segundas a por el asturiano este extremo no ha sido confirmado y debe ser, por tanto, desechado.
Las consecuencias de este incidente van a ser menores de lo esperado para ambos corredores. La organización del Tour de Francia ha sido benevolente, dejando la factura únicamente en 200 francos suizos (unos 150 euros) para cada uno, y en escenificar delante de todos un perdón que ya se han pedido en privado. Un castigo, quizá, demasiado leve. Tirando jurisprudencia, la pelea entre Leonardo Sierra y Ramontxu González Arrieta en la Vuelta 1995 acabó con venezolano y vasco fuera de la carrera. Pero tampoco se puede obviar que un incidente similar sucedió en la tercera etapa de esta misma edición de la ronda francesa, con Robert Hunter (Garmin) y Jakob Fuglsang (Saxo Bank) golpeándose repetidas veces sobre la bicicleta, y quedó impune. Y que, hablando de incidentes similares…
Las luchas de codos y peleas dialécticas varias son una constante dentro del pelotón. La gran diferencia de la protagonizada por Barredo y Costa con respecto al resto no es ni más ni menos que un final voluptuoso y televisado. La gran suerte es que mañana no será otro día de ‘ciclismo youtube’, sino que se romperá la inercia con la final en la Estación de Rousses. Se distraerá con ello la atención del gran público, pero también del avezado, y del periodista, y del organizador, y del propio ciclista. Porque mañana, seguro, habrá noticia en quién gana, y no en quién se pelea.

Las Bielas del inicio de año

1. Al fin ha iniciado la temporada «de verdad». Llevamos unos días con carreras de poca categoría, siendo la más destacada la Tropicale Amissa Bongo Ondimba. La carrera, gabonesa, ha sido seguida con relativo interés por los franceses debido a la participación de Française des Jeux y Bouygues Telecom. Los equipos no han decepcionado: dos etapas y general para FdJeux, dos etapas para Bouygues (Sokolov y Tschopp); los dos parciales que han sobrado han sido para el sudafricano Ball y el portugués Cardoso (Liberty).

No nombro a los ganadores de FdJeux por merecerme comentario aparte. El chaval bielorruso Hutarovich pinta para sprinter de clase mundial; le puede faltar experiencia, pero la punta de velocidad ya la tiene tal y como demostró en la Vuelta a Burgos del año pasado. Por su parte, Mathieu Ladagnous (que se llevó etapa y general) ha demostrado ser un rodador de categoría, con cierta punta de velocidad, visión de carrera… Me recuerda muchísimo a Fréderic Guesdon. Ahora mismo tiene 25 años, tres temporadas completas de profesional… la cuarta puede ser el año de su explosión. Habrá que verle.

2. En el Down Under (expresión en lengua inglesa que podemos traducir como «ahí abajo»), victoria para Mc Ewen y focos para Lance Armstrong. Durante el resumen de la carrera emitido por Teledeporte ha habido más tiempo para una entrevista con el heptacampeón que para el bonito sprint disputado en un también bonito circuito.

No cabe duda, el cowboy es el prototipo de crack mediático de los que levanta un deporte. Tiene ese carisma, ese punto de descaro y esa calidad deportiva ideal para que el aficionado se sienta seducido desde el principio. Astaná, y con él el ciclismo en general, lo hemos recibido con los brazos abiertos. Puede que su leyenda se derruya un poco, que la primera generación de ciclistas post-Armstrong le supere debido a las lógicas limitaciones de la edad. Pero a cambio ha metido una inyección de mediatización y, por qué no decirlo, optimismo, al deporte de la bicicleta. Eso no tiene precio.

3. El sprint de la otrora conocida como Down Under Classic (ahora patrocinada por Cancer Council, una fundación auspiciada por el gobierno australiano contra el cáncer) dio como ganador al canguro Robbie McEwen, que hace dos años iniciara su declive y ha estrenado temporada con un resultado positivo. Positivo para él, que empieza con incercia positiva para ver si alarga un par de años más su carrera dignamente. Y positiva para Katusha, que emprende su andadura como macroestructura con una victoria moralizante.

Detrás de Mc Ewen ha llegado un pistard, el holandés de Milram Wim Stroetinga, al que habrá que ver en carreras de mayor kilometraje. Greipel, para quien trabajó el treno de Columbia, acabó cuarto; Brown mostró que una vez más llega en buena forma al inicio de año siendo tercero. Nuestro José Joaquín Rojas comienza a coleccionar puestos de honor y tablas para adquirir madurez. Y el ‘cowboy’ (¿cómo no acabar con él?), el 64º y sonriendo. No me cae bien, pero es un crack en todos los sentidos.