Los jueces que dan y quitan a Valverde

Difícilmente podría haber sido más controvertido el triunfo que se ha llevado Alejandro Valverde en la primera etapa de la Vuelta al País Vasco. Por si no fuera suficiente con la sanción que se cierne sobre el corredor murciano a raíz de la famosa «procura» del CONI y el veredicto favorable de los jueces del TAS (hay quien sostiene que hoy no debería estar participando en la ronda vasca), hoy han sido otros jueces (los de carrera) quienes le han otorgado la victoria después de que Valverde entrara en meta, quejumbroso, tras Óscar Freire. El motivo de la queja se puede ver en el vídeo de RTVE: el velocista de Rabobank realiza una trayectoria oblicua durante su esprint, impidiendo que el de Caisse d’Épargne le supere y forzándolo a cerrarse peligrosamente contra las vallas. El cántabro se ha visto finalmente relegado en las clasificaciones, hecho ante el cual ha reaccionado protestando vehementemente según recoge Biciciclismo.
Lo cierto es que Freire tiene motivos para quejarse. Analizando la grabación de los últimos metros de la etapa, saltan a la vista dos hechos. En primer lugar, el cántabro gana la posición a Valverde incluso antes de que se lance la ‘volata’. En segundo, no realiza ningún cambio en su trayectoria, oblicua desde el inicio para compensar la dirección del viento según contó en la llegada. Desde el punto de vista del corredor murciano, sin embargo, se observa que la mencionada trayectoria del hombre de Rabobank le obliga a corregir la suya y con ello obstaculiza su posible progresión. En todo momento Valverde parece capaz de dar un punto más de sí e incluso superar Freire, pero el hueco existente entre éste y la valla resulta insuficiente para rebasarle (el cántabro defiende lo contrario).
Visto así, resulta comprensible la decisión de darle la victoria a Alejandro Valverde (yo, de hecho, la comparto). El detalle enervante es que los jueces, en un alarde absurdo de corrección política, decidieron no relegar a Freire a la última posición del grupo, como suele ser habitual cuando se descalifica a un ciclista. No; decidieron que el cántabro no merecía caer hasta el 24º lugar, y le dieron el segundo. Esta decisión, destinada a compensar las iras del tres veces ganador de Milán – San Remo, tiene un punto que puede ser interpretado como alivio de conciencia ó como socarronería. Porque, si tan seguros estaban los jueces de la Itzulia de que Freire había maniobrado ilegalmente en el esprint, ¿por qué no se han atrevido a situar al cántabro en el lugar que la ley dicta? Parece que hubieran decidido darle a Valverde una parte de lo que sus homólogos del TAS están dispuestos a quitarle. Y, además, con un proceder igual de dudoso.
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Las polémicas de Milán – San Remo

Una táctica sobria y un esprint fulgurante le dieron a Óscar Freire (Rabobank) su tercera Milán – San Remo el pasado sábado. El cántabro se adjudicó una edición, la 101, que estuvo como siempre rodeada por unos días previos llenos de expectación… y unos posteriores marcados por la alabanza al ganador y la polémica.
El triunfo de Óscar Freire resultó, en una palabra, imperial. El cántabro realizó una aproximación ideal a la clásica italiana: en principio centrado en conseguir victorias que le dieran confianza (un trofeo de la Challenge de Mallorca, dos etapas de la Vuelta a Andalucía), encontró un obstáculo en forma de gripe en la Tirreno-Adriático, antesala de San Remo. Esto provocó que en la Carrera de los Dos Mares apenas se le viera en cabeza, lo cual bajó su cotización como favorito a la victoria.
Un triunfo imperial
Eso a él no le molestó. Lo reconocía sin tapujos en una entrevista a Deia, donde también dejaba un premonitorio «mi condición física es como para ganar». Confiaba en sus posibilidades, y éstas no le defraudaron. Y es que el guión del primer Monumento de la temporada no tiene secreto alguno para el cántabro. Con la del sábado son tres las ocasiones en que se ha impuesto en la recta de meta, antes Via Roma y ahora Lungomare Italo Calvino; tres ocasiones similares en las cuales ha esprintado más que el teórico favorito para hacerse con la victoria. En 2004 batió sobre la misma línea de meta a un Zabel que ya celebraba su quinto triunfo en esta carrera; en 2007 derrotó con claridad a un Petacchi que acababa de rebasar su apogeo. Y en 2010…
En 2010 Freire consiguió un triunfo de mérito que le sitúa como el quinto con más ediciones de Milán – San Remo en su haber (el primero es Merckx con siete; Freire empata con Coppi y De Vlaemnick) gracias a tres factores clave. El primero, claro está, sus propias condiciones, tanto físicas como mentales, aderezadas con una experiencia extensa. El segundo su compañero Paul Mertens, prometedor esprinter alemán que se filtró junto a él en el grupo de cabeza y arropó a Óscar en los últimos kilómetros, evitando que los grandes favoritos cogieran su rueda con comodidad. Y la tercera fue una de las controversias del día: la táctica de Liquigas.
¿Por qué jugó Liquigas la baza de Bennati?
«Un equipo como Liquigas podía hacer cualquier cosa, desde atacar hasta esperar al esprint. Han optado por el esprint y todos nos beneficiamos de ello». Con estas palabras reconocía el propio Óscar Freire cuán beneficiosa para sus intereses fue la táctica del equipo italiano, uno de los más fuertes del mundo (si no el más), en la Milán – San Remo. Roberto Amadio contaba con un arsenal envidiable a su disposición: escaladores de relumbrón como Nibali, Kreuziger, Pellizotti y, en menor medida, el joven Valerio Agnoli; tres rodadores potentísimos como Daniel Oss, Sabatini y Quinziato; y, como joya de la corona, el esprinter Daniele Bennati, muy rápido pero algo limitado en las clásicas.
En lugar de destrozar la carrera en los ‘capos’ con sus múltiples bazas y guardar en la recámara la bala de Bennati, Amadio prefirió jugárselo todo a la carta del velocista de Arezzo. La acumulación de talento existente en su ‘ocho’, sin embargo, acabó provocando ciertas vicisitudes y malos humores en el equipo: el siciliano Vincenzo Nibali pasó al ataque en la parte final de la carrera y ello provocó el enfado de Bennati, que afirmaba en TuttoSport que «Nibali debería haber estado también en nuestro ‘tren'». El malestar crece cuando se comprueba que su demarraje provocó el salto de ‘Pippo’ Pozzatto y, con ello, el posterior gasto de energías de un Daniel Oss inconmensurable que tuvo que vaciarse para controlar el grupo en soledad durante más de dos kilómetros.
¿Por qué tiraba Garzelli?
Hablando de tácticas conservadoras, es inevitable referirse a la labor llevada a cabo por Garzelli en el Poggio, última cota de la Milán – San Remo. En él, el ganador del Giro d’Italia 2000 se puso en cabeza del grupo y controló su paso hasta que un ataque de Gilbert rompió su ritmo y le eliminó. La pregunta es por qué el corredor de Acqua e Sapone no intentó usar la fuerza que atesoraba el sábado para atacar en lugar de para frenar los demarrajes del resto de corredores. En principio, trabajaba para su coequipier Luca Paolini (décimo en el esprint); sin embargo, el asunto no parece tan claro. No en vano, el prestigioso periodista de CyclingWeekly Lionel Birnie insinuó en su Twitter la posibilidad de que su trabajo estuviera pagado por otra escuadra.
¿Por qué Columbia optó por Cavendish en lugar de Greipel?
Siguiendo con derrotados del primer Monumento de la temporada, no cabe duda que el gran fiasco de la carrera antes de empezar se localizaba en el seno del equipo Columbia. El conjunto americano, que a la postre sólo introdujo al voluntarioso australiano Michael Rogers (25º) en el grupo de los elegidos que llegó en cabeza al Lungomare Italo Calvino, tomó la salida con la certeza de que no iban a salir bien parados de la clásica italiana.
En las filas de Columbia estaba el campeón saliente, Mark Cavendish; pero su estado de forma era alarmantemente deficiente. El bagaje con que contaba el británico este 2010 era, cuando menos, pírrico: no incluía victoria alguna y sí la deshonra de haber llegado descolgado en todas las etapas de Tirreno – Adriático, en la última a consecuencia de una caída cuando iba bien colocado para disputar el sprint. De cualquier manera, los presagios eran malos y se cumplieron: Cavendish se cortó en el descenso del Turchino y, tras reintegrarse en el pelotón gracias al trabajo de sus compañeros, cedió de nuevo en la Cipressa, penúltima cota de la carrera, para acabar en una anónima 89ª posición.
Sin embargo, lo más sangrante del caso no es el mal renidimiento de Cavendish, sino cómo Columbia apostó por él en detrimento del alemán André Greipel, velocista de campanillas como el británico. La diferencia entre ambos radica únicamente en la mayor celebridad de Cavendish: el alemán consigue un número similar de victorias (23 a 20 en 2009, 17 a 14 en 2008), pero el caché del británico le impulsa por encima suya en la jerarquía del equipo Columbia. Ello provoca que Greipel, que no esconde su frustración, se vea relegado a la hora de tomar parte en las mejores carreras del mundo. Incluso aunque Cavendish demuestre no estar en forma para participar con éxito en ellas…
Sorpresas y espectáculo
En Milán – San Remo también hubo lugar para la aparición de ciclistas con los cuales no se contaba, que sólo en algunos casos dieron así una alegría a su equipo. Y es que, por increíble que parezca, hubo un joven sorprendente que no acabó de agradar a su escuadra (ni a sí mismo) con su buena actuación. Yohann Offredo, rodador de 24 años de la Française des Jeux, rodó dieciséis kilómetros escapado en la parte final de la carrera, entre la Cipressa y el Poggio, una gesta encomiable teniendo en cuenta las alta velocidad y la dureza que se acumulan a esas alturas de la prueba. Sin embargo, su conducta y la de su director en la línea de meta dan a entender que su desempeño no fue del todo valorado, ya que ambos entendían que debería haber esperado para lanzar su último ataque.
Aunque si hay que hablar de sorpresas, la más destacada fue el esprinter de Colnago-CSF Sacha Modolo. Nadie contaba con este joven italiano de 22 años, que con apenas una veintena de días de competición como profesional realizó la machada de colarse cuarto en la ‘volata’ final. Modolo, ganador el año pasado del GP Liberazione (prueba reina del calendario ‘dilettante’ italiano), supo colocarse adecuadamente y pasar con los mejores el Poggio, postulándose también como un clasicómano prometedor. Un escalón por debajo en el grado de sorpresa estuvo Francesco Ginanni (Androni Giocattoli), cuyas inmensas condiciones necesitan refrendarse cuanto antes en un calendario de mayor nivel que el italiano.
Para terminar esta contracrónica de la Milán – San Remo, que mejor que un vídeo curioso e impresionante: la grabación del descenso de la Cipressa hecha por el catalán Juan Antonio Flecha con una cámara en su casco, obviamente fuera de carrera. Ha sido publicada hoy en el blog de Michael Barry, director del equipo Sky… y quita el hipo.

PD Un agradecimiento para Cyclismag, web altamente recomendable que me ha sido de gran ayuda para recopilar gran parte de la información del texto

Cinco nombres del Inicio de temporada (I)

Empezó el curso ciclista 2009, y empezó esperanzador. Los corredores parecen renovados, mucho más combativos los pequeños y con más ganas de lucir los grandes. Cada año se empieza a competir de verdad antes; el Tour Down Under y la Vuelta a Qatar eran hasta ahora las citas importantes de enero, pero en 2009 se unió al grupo la argentina Vuelta a San Luis y la gabonesa Tropicale Amissa Bongo va camino de ello. En febrero hicieron acto de presencia el tradicional Tour del Mediterráneo, ‘nuestras’ Challenge de Mallorca y Vuelta a Andalucía (este año Valencia se ha suspendido), los Etruscos italianos… Todas estas carreras han dado el pistoletazo de salida, aunque la temporada no habrá empezado por completo hasta que se unan al festival esta semana las clásicas con la Omloop Het Nieuwsblad belga, antigua Het Volk, primera prueba de pavés de la temporada.

Empezó el curso ciclista 2009, empezó esperanzador y también voraginoso. Voy a intentar repasar lo sucedido a través de diez nombres, cinco españoles y cinco internacionales. En esta primera entrega veremos la parte española, cinco representantes nacionales que han sido noticia por sus grandes actuaciones deportivas, por desgraciadas lesiones… o por tristes asuntos extradeportivos.

Alberto Contador El año pasado completó la triple corona, acumulando en su palmarés Giro, Tour y Vuelta, pero a pesar de ello parece no haber saciado su sed de triunfo. Sólo así se explica que haya iniciado la temporada de esta manera, ganando en su cuarto día de competición la contrarreloj de la Vuelta al Algarve para así hacerse al día siguiente con la general de la carrera portuguesa. El madrileño está arrollador, seguramente motivado por la presencia de Lance Armstrong en su equipo Astaná para discutirle el liderato. Por lo pronto, ya va marcando territorio y engrosando el balance de una temporada que promete ser histórica…

Toni Colom Si arrollador está siendo Contador, lo de Colom no es para menos. Su fichaje por Katusha le ha servido para encontrar un lugar donde asumir el liderato, y su excelente momento de forma para conseguir varios triunfos de prestigio: empezó con el Trofeo Bunyola y la general de la Challenge de Mallorca, ha continuado birlándole al propio Contador la etapa reina de Algarve (no pudo con la general por equivocarse de ruta durante la crono) y ahora tiene en su punto de mira Paris-Niza, donde ya destacara en 2006. Una prueba que puede catapultarle al primer nivel internacional.

Xavier Tondo Otro de los grandes protagonistas del inicio de temporada español, el catalán de Andalucía – Cajasur está revindicándose como un corredor polivalente. Capaz de imponerse en un final en alto (como hiciera en la Vuelta a San Luis, primera victoria española de la temporada) y en una contrarreloj (como en el prólogo de la Vuelta a Andalucía), sus directores han apostado fuerte por él e incluso le sitúan entre los diez primeros de la Vuelta. Y, ciertamente, no resultaría una sorpresa.

Alejandro Valverde Si lo dicho hasta ahora constituye la parte buena de lo sucedido en esta temporada, ahora toca hablar de lo malo. Valverde, seguramente uno de los tres mejores ciclistas del mundo, ha vivido y vive con un estigma sobre él: su presunta implicación en la Operación Puerto. Por ella, el intrépido fiscal del CONI Ettore Torri le llamó a declarar, después de según él demostrar que la bolsa de sangre número 18 de la OP pertenecía al murciano. Feo asunto ante el cual Valverde sólo puede seguir demostrando que es un gran campeón.

Lesionados No hay cosa más indeseable para un deportista que los problemas físicos; nunca vienen bien, lleguen en tu mejor momento de forma o en plena preparación para el mismo. A lo primero se ha tenido que enfrentar José Joaquín Rojas, a quien una caída cuando iba líder de la Challenge de Mallorca le ha interrumpido justo cuando más estaba brillando. Lo segundo le ha sobrevenido al cántabro Óscar Freire, cuyo accidente en la Vuelta a California le provocó la fractura de varias costillas, echando con ello por alto la primera parte de su temporada. Toca reorganizar su calendario, no podrá competir en sus predilectas Tirreno-Adriático y Milán-San Remo pero sí tomar la salida en carreras donde nunca ha estado, como el Giro de Italia.

El ciclismo español y el sueño olímpico

Pelotón olímpico
Como cada cuatro años por estas fechas, llega el gran acontecimiento del deporte universal. La gran cita, los Juegos Olímpicos. Millares de deportistas se reúnen para participar en la mayor competición del mundo, viviendo durante unos días hermanados en la Villa Olímpica… pero siempre con un ojo puesto en el oro, en poder hacer suya la frase latina “citius, altius, fortius” (“más rápido, más alto, más fuerte”). La gloria del espíritu olímpico.

Aunque la prueba reina de las Olimpiadas es, sin duda, el atletismo, también hay muchas otras disciplinas donde el ganador se puede considerar el rey de su deporte. Esto no sucede en el fútbol (donde los límites de edad y demás triquiñuelas para que los Juegos no sean competencia para el Mundial convierten el torneo en una charlotada), y tampoco sucedía hasta hace poco en el ciclismo. El motivo era bien sencillo: aún quedaba virgen una parte del olimpismo. Concretamente, la parte que obligaba a que los deportistas participantes no fueran profesionales.

Sin embargo, el camino de prostitución del espíritu olímpico que inició Juan Antonio Samaranch con la aparición de publicidad explícita en los estadios se extendió hasta la profesionalización de los participantes, pasando a considerarse los Juegos como el acontecimiento de alto nivel que son hoy. Atlanta 1996 fueron los primeros Juegos Olímpicos con presencia de profesionales en el ciclismo, después de aquella generación de jóvenes torturados por el preparador ruso Guronov en pos de un éxito (que no llegó) en Barcelona’92.

España llegó a la salida de la ciudad americana con un equipo de campanillas: en la ruta el rodador Marino Alonso y el sacrificado Manuel Fernández Ginés escoltaban a tres grandes vueltómanos como eran Melchor Mauri, Abraham Olano y Miguel Indurain, siendo estos dos últimos los representantes para la contrarreloj, que hasta entonces se había disputado por equipos y ahora pasaba a ser individual.

La prueba en ruta fue, gracias a la total ausencia de control al tener sólo cinco ciclistas cada equipo, un auténtico zafarrancho. Cientos de ataques que se resumieron en uno que dejó por delante al suizo Pascal Richard, el danés Rölf Sörensen y el británico de origen italiano Max Sciandri; y por detrás a un quinteto donde viajaba, entre otros, Melchor Mauri. Finalmente, Richard se llevó el gato al agua birlándole el oro al sprint a Sörensen, plata, y a un Sciandri, bronce, que no llegó a disputar la victoria. Por parte española, Mauri fue sexto llegando en el segundo grupo, mientras el resto llegaba en el seno del pelotón.

Agrio sabor de boca que duró hasta la contrarreloj. Y es que en la otra parte del ciclismo de carretera España apabulló. Indurain y Olano, oro y plata, lograron el primer doblete olímpico español de la historia ante los Boardman (bronce), Riis, Berzin, Armstrong… y en un circuito, urbano, que no se adaptaba a sus características de rodadores fuertes que desarrollan una gran potencia en largas rectas.

Cuatro años después llegó Sidney 2000. España acudió con un cinco que giraba en torno a Freire, dado que el recorrido parecía propenso para una llegada al sprint; a su alrededor, un hombre rápido como Miguel Ángel Martín Perdiguero y tres buenos rodadores como eran Juan Carlos Domínguez, Santos González y Abraham Olano. Estos dos último compitieron también en la crono, donde fueron cuarto y octavo respectivamente, doblando la rodilla ante Viatcheslav Ekimov, oro, y los dos grandes ciclistas de la época: Jan Ullrich (plata) y Lance Armstrong (bronce). Sinsabor por la medalla de chocolate de Olano, que no hacía sino acrecentar el desencanto tras la prueba en ruta…

… Que se disputó tres días antes y fue, sencillamente, mala. De infausto recuerdo. Confeccionar la convocatoria había sido una auténtica aventura: España no era un país con demasiados rodadores para un circuito que sólo presentaba un repecho, rácano, de poco más de un kilómetro al seis por ciento. La cosa se agravaba más cuando se advertía que, tras una temporada cargada y muy movida, los pocos ciclistas aptos para el llano iban a llegar muy castigados a la cita olímpica. El balance de la carrera no pudo ser más desolador: Santos González, retirado por problemas en la rodilla a las primeras de cambio; Abraham Olano, en un estado de forma bajo tras correr Tour y Vuelta, se fundió y quedó en una discreta 60ª posición; y Juan Carlos Domínguez, trabajador aunque más limitado que los otros dos, no pudo siquiera terminar la carrera tras echar abajo una peligrosísima fuga prácticamente en solitario.

A las dos opciones de medalla no les fue mejor. Perdiguero, exento de trabajo durante la carrera en pos de ser el “tapado” de la selección para los momentos decisivos, acabó por los suelos gracias a una inoportuna caída. Y Freire… pobre Freire. Sin compañeros, algo básico para un sprinter, tuvo que quedarse a rueda de otros velocistas que sí llevaban un vestigio de equipo para controlar. Tuvo la oportunidad de marcharse fugado, pero renunció a ello porque la meta estaba demasiado lejos. Cuando oyó sonar la campana que anunciaba que ése era la última vuelta que habían de dar al circuito, se le cayó el mundo encima: su cuentakilómetros estaba roto, él se creía diez kilómetros más lejos de meta. Mala suerte y despiste, los dos grandes enemigos de Freire…

…Que le atacarían en la siguiente Olimpiada, Atenas 2004. En un circuito duro, con un repecho de dificultad media y otro muy duro de nombre Likavitos. Sin embargo, la circunstancia que definiría la carrera no sería el recorrido, sino la canícula reinante; para los españoles también fue determinante la estrechez y las complicaciones técnicas del circuito. Corrieron en aquella ocasión los tres mejores clasicómanos españoles, los tres medallistas en los últimos Mundiales: el vasco Igor Astarloa, el cántabro Óscar Freire y el murciano Alejandro Valverde. Junto a ellos, dos contrarrelojistas polivalentes destinados al trabajo de equipo, Igor González de Galdeano y José Iván Gutiérrez.

Apenas en el tercer kilómetro llegó la caída que marcaría el sino de los españoles en aquellos Juegos: Igor Astarloa se tuvo que retirar, José Iván Gutiérrez continuó mermado y se retiró unas vueltas después. Varias vueltas después, cae también Freire, que sigue sobre la bici y abandona al poco tiempo. Sólo quedaban sobre la bici un Alejandro Valverde descompuesto por la presión de ser el único líder en pie del combinado nacional e Igor González de Galdeano, dedicado por completo a trabajar para el murciano. Finalmente, Bettini se exhibió y se bañó en el oro olímpico por delante de un sorprendente Paulinho, plata, y de un Axel Merckx que atacó con coraje en pos del bronce en los hectómetros de pavé que se encontraban cerca de meta. Valverde terminaba 47º, hundido en el pelotón; Galdeano no acababa, pensando en la contrarreloj…

… Que tampoco fue mejor. Galdeano, cansado, sólo pudo ser noveno; Gutiérrez, seriamente mermado por la caída en la prueba de fondo, acabó decimosexto. Las medallas fueron para Hamilton, Ekimov y Julich; por otro lado, el gran favorito Ullrich sólo era sexto y asomaba un jovencísimo Fabian Cancellara, que con apenas 23 años acabó en un meritorio décimo puesto.

¿Y este año? Este año parece que sí. Este año España puede ser campeona olímpica de fondo en carretera. El recorrido es duro, con tres repechos dignos de consideración y un final picando hacia arriba que beneficia a nuestros ciclistas. Los escaladores Alberto Contador y Carlos Sastre, el bajador Samuel Sánchez, el mejor sprinter y clasicómano español de la época moderna Óscar Freire y el… superclase… Alejandro Valverde conforman el combinado nacional que se enfrentará en Pekín a las circunstancias y a los rivales. Paolo Bettini, Davide Rebellin, Stefan Schumacher, los hermanos Schleck, Kim Kirchen…

Pero, sobre todo, hay que luchar contra las circunstancias. Los cinco hombres por país que hacen casi impensable una táctica de control, la cacareada contaminación de la capital china (difícil que afecte, el paraje donde se disputa la prueba es prácticamente verde según se vio en la Good Luck Beijing, carrera de ensayo disputada el año pasado en el circuito olímpico)… y la suerte. La misma que trucó el cuentakilómetros de Freire o tiró al suelo a Igor Astarloa cuando no había recorrido más que tres kilómetros… Puede que, en esta ocasión, nos sonría y bañe en oro una temporada de 24 kilates para el ciclismo español.

Repaso a los favoritos de Milán – San Remo (I)

I – Los sprinters
Son los hombres destinados a disputarse la victoria en la lucha de la volata, buscando con nerviosismo referencias, ruedas buenas; evitando codazos, bandazos y entorpecimientos tácticos realizados por los lanzadores de sus homólogos en otros equipos. Kamikazes sobre ruedas, dispuestos a obtener el momento de mayor gloria del año (quién sabe si de su carrera) a costa de su salud y a más de 60 kilómetros por hora.


Óscar Freire [Rabobank]
Sin duda, el aspirante número uno a la victoria; incluso las casas de apuestas online, como Bwin ó Miapuesta, le dan ganador.
Y, en este caso, resulta difícil no darles la razón a los apostantes. El gran momento de forma que ha exhibido en Tirreno – Adriático, con dos victorias de etapa y una insultante sensación de superioridad en casi cualquier situación gracias a su inteligencia táctica, unido a su condición de vigente campeón de la carrera, le coloca como el rival a batir.

Alessandro Petacchi [Milram]
Ha disputado siete sprints esta temporada; concretamente, en el GP Costa de los Etruscos, en tres etapas de la Vuelta a Andalucía, en otra de la Vuelta a Valencia y en dos parciales de Tirreno – Adriático. De estas siete volatas, en seis se ha hecho con la victoria; solamente le ha superado Óscar Freire en uno de sus dos duelos en la “Carrera de los dos mares”.
Esta buena estadística conlleva que se le considere como aspirante al triunfo en la nueva llegada de Italo Calvino, que sustituye a la Via Roma donde el de La Spezia ya se impusiera en 2005, en este caso con los colores de Fassa Bortolo

Thor Hushovd [Credit Agricole]
Tras un año relativamente aciago, el noruego parece haber vuelto por sus fueros esta primavera, o incluso mejor. En París – Niza deslumbró con una combatividad que hasta ahora no se le había visto, provocando cortes aun siendo portador del liderato que obtuvo tras birlarle la victoria en el prólogo al vasco Markel Irízar.
Así, en esta Milán – San Remo parece destinado a mejorar su tercer puesto de 2005; ya sea con su poderoso sprint… o con un ataque en el Poggio, la Cipressa o la nueva Pomepiana

Tom Boonen [Quick Step]
No corren buenos tiempos para el otrora prodigio belga. Parece ser que la maldición del arco iris de Madrid 2005 se manifiesta ahora, en este momento. Tras adjudicarse cuatro etapas y la general en la Vuelta a Qatar, además de otro parcial de la Vuelta a California. Tras esto, su papel en las carreras donde ha competido ha sido más bien triste: cuarto en Kuurne, un paupérrimo 85º lugar en Het Volk, y totalmente desapercibido en Tirreno – Adriático.
Milán – San Remo se plantea para él como una oportunidad de reivindicación, de demostrar que lo suyo no es ni será flor de un día, que este año puede andar como lo hiciera en 2005 y 2006.

Además, en una segunda fila de velocistas se encuentran Enrico Gasparotto (Barloworld), que luchó codo con codo con el apabullante Fabian Cancellara por la general de Tirreno – Adriático; Danilo Napolitano (Lampre), ganador de etapa en Qatar y Grosseto; Robbie Mc Ewen (Predictor), que afronta la cuesta abajo de su carrera con cierta dignidad aunque sin la chispa de antaño; el triplete de High Road, formado por Gerald Ciolek, Bernhard Bisel y Vicente Reynés; y, finalmente, otros dos españoles como son José Joaquín Rojas (Caisse d’Épargne), bastante recuperado de su caída en Mallorca; y Koldo Fernández de Larrea, cuya participación con Euskaltel estaba en duda pero que sin duda se encuentra en buena forma tras su victoria de etapa en la Vuelta a Murcia.