La voluntad en el Mont Ventoux

La primera interpretación del encabezado es maliciosa. Valverde le dio la voluntad, la limosna, a Sylvester Szmyd, en el Mont Ventoux. Pero nada más lejos. El murciano hoy ha hecho un nuevo amigo, un amigo de calidad que puede venir muy bien en cualquier envite al cual tenga que hacer frente en los próximos tiempos. Regalarle la victoria al polaco Szmyd no sólo es estrenar el palmarés de un corredor de nivel, también es ganarse el favor de un equipo muy poderoso llamado Liquigas. Si corre el Tour de Francia (ojalá), tal vez Valverde se vea en la necesidad de recordarle esta quinta etapa de Dauphiné Liberé al ‘capitano’ de la escuadra verde. Y puede que le sirva para algo.

Hoy, Alejandro Valverde tomó la salida con voluntad de hacerse con el maillot amarillo. No podía hacerlo de cualquier manera, los casi dos minutos que le separaban del hasta ahora líder Cadel Evans hacían preciso un ataque lejano. Dado que la etapa era unipuerto, los quince kilómetros de Mont Ventoux se tenían que aprovechar de la mejor manera posible. Para ello, el murciano contó con un aliado inestimable: la debilidad del contrincante. El equipo Silence – Lotto, tanto en la montaña como en cualquier terreno que no sean las clásicas, es un gigante con pies de barro: un barco con patrón y sin marineros. Hay líderes, pero no gregarios.

Hoy Evans estaba prácticamente solo desde los compases iniciales de la subida. Eso, la soledad del defensor del liderato, se puede sobrellevar toda una carrera si tú estás fuerte y tienes cierta distancia respecto del resto (nos lo enseñó Menchov en el reciente Giro). Cuando tú no estás en tu mejor condición y el abanico de favoritos está más abierto, sólo puedes mantener tu posición durante unos kilómetros. Después, tienes dos opciones: esperar que te salve impericia máxima de tus rivales, o hacer un movimiento táctico arriesgado y seleccionar tú mismo el grupo para asustar. Evans optó por lo primero y la cosa salió mal: había demasiados rivales como para que todos fueran tontos.

El más listo fue Alejandro Valverde. El más listo y el más fuerte; de los otros candidatos de la general, Contador estaba visiblemente ralentizado, Gesink demasiado nervioso, Millar hacía suficiente con afianzar unas prestaciones desconocidas y llegar con el resto. El único que estuvo a su altura fue el polaco Sylvester Szmyd (1978, Bydgoszcz), uno de los mejores motores para la subida del mundo convertido en gregario por circunstancias psicológicas. No es ya que tal vez le falte esa gota de instinto para la victoria, el problema va un poco más allá: nervios. Voluntad que se convierte en ansiedad. Hoy ha declarado que estaba «a punto de vomitar» en el momento de llegar a meta por la posibilidad tan inmediata de conseguir la victoria. Cosas que pasan, quizá a partir de ahora el ciclista de Liquigas comience a atesorar un cierto palmarés individual.

Mientras Valverde y Szmyd avanzaban con paso firme hacia la cima del «monte pelado», por detrás hubo un número de entremés. Un carrusel de ataques de corredores de segunda fila mientras Evans tiraba y aflojaba, algo desquiciado a juzgar por la expresión de su cara, con Contador a su rueda. Gesink fue el que más seriamente atacó; no sería justo olvidar a Vincenzo Nibali. Tampoco a tantos otros que hacían un tanto mayor el ridículo táctico del australiano: Iván Basso, Jesús Hernández, Vladimir Efimkin…

Sin embargo, me gustaría quedarme con dos nombres de la etapa de hoy. El primero es el denostado Haimar Zubeldia, prototipo de corredor frío y con poco ‘feeling’ para el aficionado. Hoy ha atacado desde los primeros escarceos, se le ha visto con relativa fuerza pero no ha podido seguir a Valverde y Szmyd. Está cómodo como segundo espada de Astaná y eso se nota en actuaciones como las de Catalunya y la de hoy. Voluntad de hacerlo bien.

El otro nombre es el de Igor Antón. Ha sufrido toda la subida intentando coger la rueda de los mejores, nunca lo ha llegado a conseguir aunque sí ha tenido la suficiente voluntad como para lanzar un ataque que, a pesar de haber sido pírrico, le sirve para destacar aunque sea un poco. ‘Fuji’ se ha dejado ver. Este julio va al Tour, y seguramente no va a conseguir entrar entre los diez primeros (una plaza allí va a estar mucho más cara que, por ejemplo, el año pasado); pero, a buen seguro, entenderá pronto que debe atacar sin reservas para destacar. Eso será un premio para el aficionado y, a la larga, para él mismo.

En otro orden de cosas, me ha llamado particularmente la atención el último fichaje de Fuji – Servetto. Exótico, de nuevo, pero más lógico que el de, por ejemplo, Cameron Wurf. Se trata de un ciclista cuyo nombre me comenzó a sonar el año pasado, que esta temporada corría en el suspendido Amica Chips – Knauf: el croata Robert Kiserlovski. Escalador fino que no anda mal en el resto de terrenos, muy joven (23 años) y con muchísimo margen de progresión: su ex director le situaba en el podio del Giro del año que viene. No sé hasta dónde puede llegar, pero promete…

Cinco nombres-bielas mientras el Giro gira

Nos empeñamos en decepcionarnos con algo que es, tristemente, el pan de cada día. El ciclista no corre por sensaciones, no corre por espectáculo, no corre por gloria; corre por números. Es lo malo y lo bueno de un ciclismo tecnificado que nunca llegará a ser como la Fórmula 1 (¡Dios nos libre!), pero por otra parte sí va tendiendo a la linealidad. Cosas también de una generación casi perdida, de líderes de paja que pierden la perspectiva del potencial que puedan llevar en sus piernas por el mero hecho de que jamás han experimentado hasta dónde llega realmente. Lo he dicho un par de veces. Creo que es uno de los principales male de los males del ciclismo actual

Sin embargo, mientras todo esto sucede en el Giro, alrededor se suceden competiciones de menor calado. Algunas porque nunca han tenido esa relevancia (Lorena, Japón). Otras porque, triste realité, han caído en un saco de relativa mediocridad gracias a que su alrededor (y no hablo de políticos) no le prestan la menor atención y la ningunean sistemáticamente. El banquete del F.C. Barcelona está suponiendo el hambre de todos los que cohabitan con el club del crit valent, pregúntenle a los deportes de motor por citar un ejemplo. La Volta a Catalunya sufre este problema, epidémico, pero lo peor es que no es capaz de poner antivirales, de venderle a algún periódico la posibilidad de ser ‘diario oficial’. Tampoco son capaces de tener una web moderna. Ni de garantizarse retransmisiones. Como con la crisis, una circunstancia global está excusando la incapacidad de unos poderes locales.


Alejandro Valverde Ha sido el gran protagonista de la Volta a Catalunya. La figura mediática que a cualquier carrera le gustaría tener. El murciano es, tras Alberto Contador, el corredor español más popular del momento. Es un ‘killer’ que gusta, espectacular por su manera de ganar cuando se encuentra en forma y los últimos metros pican hacia arriba. En Catalunya ha mostrado (según las crónicas, que de las etapas prácticamente no hay ni fotos) un estado de forma excepcional: ganó al sprint en la Pobla de Lillet, podría haberse impuesto también en Pal si no hubiese tardado tanto en atacar. De cualquier manera, ha sumado una etapa y una general valiosas para engordar su palmarés y revindicarse ante las cazas de brujas que tanto le hostigan últimamente.

Sergio Pardilla El de Ciudad Real, seguramente, debería estar luchando en el Giro con los grandes y no donde ha estado. En la Vuelta a Japón, defendiendo sus colores de Carmiooro – A Style y haciéndose con la victoria con una superioridad incontestable a pesar de lo movidísima que ha sido la carrera. Hablamos de un ciclismo sin evolucionar que se encuentra ahora mismo en la época pre Merckx: etapas leoninas, diferencias de calidad y preparación abismales entre los mejores y los peores que se traducen en distancias salvajes del primero al último. Allí han ido A-Style y Knauf. Y se han encontrado con el australiano AIS, que se ha llevado cinco de los siete parciales con Leigh Howard y Jack Bobridge, y con los ciclistas orientales dispuestos a reventar la carrera en cada instante. Un verdadero espectáculo, un río revuelto donde ha pescado Sergio Pardilla otro triunfo que debería hacer reflexionar a todos los equipos profesionales españoles que le han dejado escapar.

Rubén Plaza Saltamos a Francia. Allí ha competido el valenciano de Liberty, que se llevó una etapa, la tercera, por delante del a la postre vencedor absoluto Matteo Carrara. Como Pardilla, cada triunfo suyo es un golpe en la frente, pong, para todos aquellos directores españoles que le han dejado escapar y obligado a batirse el cobre vestido del Liberty portugués en el calendario de los países vecinos. Es uno de los tres mejores rodadores del pelotón español, potente y decidido a la hora de demarrar. Se defiende aceptablemente en montaña. Dos victorias este año. Todo eso pesa menos que el estigma de la Operación Puerto, motivo suficiente para dejarle en la estacada. Como a Manuel Lloret. ¡País!

Romain Sicard Cambiamos de nacionalidad del corredor, aunque no del escenario. El vasco-francés de Orbea es la gran sorpresa de la temporada dentro del pelotón nacional. Sus resultados, a los 21 años, son propios de un gran ciclista; la manera de conseguirlos son propios de un superclase. La Subida al Naranco fue asombrosa, llevábamos años sin ver a un corredor ganar escapado desde el primer kilómetro en un grupo pequeño para rematar luego en solitario [Esta semana podemos leer en las crónicas que Julián Sánchez Pimienta (Conténtpolis) hizo algo parecido en la Volta a Catalunya]. Este sábado, en la Ronde de l’Isard, el triunfo llegó con un ataque desde la base en un puerto-Tour como Plateau de Beille. Sencillamente asombroso. Que tenga cuidado Euskaltel, porque quizá se lo quiera llevar algún equipo francés…

Jonathan Castroviejo …Pero aún les quedaría este. Vizcaíno, más rodador que Sicard pero menos escalador; el paso al Pro Tour asegurado para el año que viene. O quién sabe si a mitad de este año. Tiene proyección de auténtico referente desde juveniles, promete grandes cosas para el futuro. En el último mes está luciendo más que nunca, siempre en .2 francesas. En el Tour de Haut Anjou triunfó en una etapa y casi hace lo propio en la contrarreloj. En la Ronde de l’Isard se hizo con el prólogo y rayó a gran nivel en Plateau de Beille mientras su compañero Sicard se exhibía, lo cual le valió el segundo puesto de la general. Pinta para relevo de ‘Bing Gordon‘ Samuel Sánchez («cuando ganas los Juegos Olímpicos, no te dejan olvidarlo») como buque insignia de Euskaltel. Sin embargo, aún le quedan años de camino por andar y años de camino para que le pongan presión encima. Dejémoslo evolucionar tranquilo…

Las Bielas de Lieja

A lo innoble se le gana con nobleza. No hay mejor manera de dejar en evidencia a quienes les falta coraje que con un corajudo pasándoles la mano por la cara. Hoy Andy Schleck y todo el equipo Saxo Bank ha dejado en evidencia a todos los tuertos que se pretenden reyes, desnudos, en el país de los ciegos. Cuando realmente no son más que pequeñoburgueses sin un ápice de coraje y, lo que es peor, con una capacidad de aprendizaje nula

1. Ya les pasó en la Amstel Gold Race. Eso es lo peor. En los ‘berg’ holandeses, una terna de segundo nivel llegó con ventaja a meta y ocupó el podio, apartando a los grandes (¿grandes?) de la gloria que no se merecían. Porque tenían un kilómetro por delante y a los fugados a tiro de piedra, sólo había que acelerar con decisión y confiar en las propias fuerzas. Pero se especuló, se especuló y se fue el caballo. Victoria para una medianía de clase baja rusa llamada Serguei Ivanov, segundo puesto para una medianía de clase alta como Kastern Kroon, tercer puesto para un futuro ‘top’ llamado Robert Gesink. El resto, con perdón, a chuparla.
Hoy han vuelto a hacer prácticamente lo mismo, pero con el agravante de que había más de un favorito con coequipiers que podían trabajar para él. Alejandro Valverde llevaba a ‘Purito’, Davide Rebellin llevaba a Scarponi. Por citar dos ejemplos. Los dos gregarios tiraron a la risa tonta, sin convicción ninguna y conscientes de que, tal vez, quienes debían agarrar el toro por los cuernos y contrarrestar el ataque ganador de Andy Schleck eran sus propios líderes, o bien ellos como segundas espadas pero sin arrastrar de nadie. Se prefirió, en cambio, esperar a que de repente Schleck estallara en llamas y entonces hubiera oportunidad para la hueste pequeñoburguesa.
2. Sin embargo, la combustión espontánea es un misterio tan insondable… esta vez no vino en ayuda de los reyes desnudos. Cuánto les queda por aprender, no ya del propio Schleck y de un Saxo Bank que ha funcionado tácticamente a las mil maravillas, sino del valón Philippe Gilbert. El de Silence – Lotto jugó a ganador aunque no tenía piernas para ello, quizá sólo por venganza respecto de un Cadel Evans a quien ha criticado públicamente estos días; el ambiente en el equipo parece no ser bueno. Luego de su ataque, Gilbert sufrió y fue rebasado por Andy Schleck, que le desfondó en apenas cien metros. Aguantó después a rueda de los ¿grandes? y les metió el dedo en el ojo ya en Ans: casi consigue el tercer puesto, justísimo premio para su arrojo.
¿De quién más pueden aprender? Tal vez vendrá bien tener ejemplos negativos a mano. Uno: Damiano Cunego, superclase reconocido casi unánimemente. Yo, al menos, tengo debilidad por él a pesar de haber tenido un roce personal en una Clásica de Almería. Ha hecho una campaña de clásicas infame que no se refleja en unos puestos, 5-3-7, inmerecidos a todas luces. No ha aparecido, y su caso es más sangrante que el de otros por cuanto las Ardenas, se supone, eran su objetivo de la temporada. Otro ejemplo: Alejandro Valverde, uno de esos ‘otros’ para los cuales la mira del revólver se sitúa en otro lugar diferente a las Ardenas. Aunque eso no le salva de la quema: es indigno que uno de los tres mejores ciclistas del mundo tenga por bagaje un 21-7-19. Esprinta al menos por las migajas, por favor, aunque no sea fácil con la gente del CONI molestando cada dos por tres.
3. La verdad, estoy un poco desencantado. Dejando aparte que mi vida personal no sea en estos momentos la ideal, que las ideas no me vengan y que me sea imposible escribir buenos textos por una suerte de bloqueo un poco triste, la verdad es que estas demostraciones de falta de nobleza en el deporte más noble de siempre me enervan. El verdadero problema del ciclismo no es tanto el dopaje como la falta de coraje y espectáculo; pregunten a un aficionado a la NBA si le decepcionaría saber que los gladiadores a los cuales aplaude en pabellones y sigue por televisión están rellenos de sustancias exógenas para incrementar su rendimiento. No le importaría porque seguiría viendo a unos hombres batirse el cobre con entrega, llevar a cabo movimientos tácticos en algunos casos intrincados, dejarse la piel por su contrato.
Nosotros, en cambio… nos encontramos con un panorama triste, donde el dopaje y la evolución ha dejado tras de sí una cuadra de pedalistas que no saben tomar decisiones y, lo más importante, no conocen sus cualidades. No saben dónde está su límite, no lo prueban siquiera porque están siempre a rueda. Les falta ambición, les sobra teledirección, les falta también el punto de orgullo que hoy han tenido Andy Schleck y Philippe Gilbert.

Cinco nombres del Inicio de temporada (I)

Empezó el curso ciclista 2009, y empezó esperanzador. Los corredores parecen renovados, mucho más combativos los pequeños y con más ganas de lucir los grandes. Cada año se empieza a competir de verdad antes; el Tour Down Under y la Vuelta a Qatar eran hasta ahora las citas importantes de enero, pero en 2009 se unió al grupo la argentina Vuelta a San Luis y la gabonesa Tropicale Amissa Bongo va camino de ello. En febrero hicieron acto de presencia el tradicional Tour del Mediterráneo, ‘nuestras’ Challenge de Mallorca y Vuelta a Andalucía (este año Valencia se ha suspendido), los Etruscos italianos… Todas estas carreras han dado el pistoletazo de salida, aunque la temporada no habrá empezado por completo hasta que se unan al festival esta semana las clásicas con la Omloop Het Nieuwsblad belga, antigua Het Volk, primera prueba de pavés de la temporada.

Empezó el curso ciclista 2009, empezó esperanzador y también voraginoso. Voy a intentar repasar lo sucedido a través de diez nombres, cinco españoles y cinco internacionales. En esta primera entrega veremos la parte española, cinco representantes nacionales que han sido noticia por sus grandes actuaciones deportivas, por desgraciadas lesiones… o por tristes asuntos extradeportivos.

Alberto Contador El año pasado completó la triple corona, acumulando en su palmarés Giro, Tour y Vuelta, pero a pesar de ello parece no haber saciado su sed de triunfo. Sólo así se explica que haya iniciado la temporada de esta manera, ganando en su cuarto día de competición la contrarreloj de la Vuelta al Algarve para así hacerse al día siguiente con la general de la carrera portuguesa. El madrileño está arrollador, seguramente motivado por la presencia de Lance Armstrong en su equipo Astaná para discutirle el liderato. Por lo pronto, ya va marcando territorio y engrosando el balance de una temporada que promete ser histórica…

Toni Colom Si arrollador está siendo Contador, lo de Colom no es para menos. Su fichaje por Katusha le ha servido para encontrar un lugar donde asumir el liderato, y su excelente momento de forma para conseguir varios triunfos de prestigio: empezó con el Trofeo Bunyola y la general de la Challenge de Mallorca, ha continuado birlándole al propio Contador la etapa reina de Algarve (no pudo con la general por equivocarse de ruta durante la crono) y ahora tiene en su punto de mira Paris-Niza, donde ya destacara en 2006. Una prueba que puede catapultarle al primer nivel internacional.

Xavier Tondo Otro de los grandes protagonistas del inicio de temporada español, el catalán de Andalucía – Cajasur está revindicándose como un corredor polivalente. Capaz de imponerse en un final en alto (como hiciera en la Vuelta a San Luis, primera victoria española de la temporada) y en una contrarreloj (como en el prólogo de la Vuelta a Andalucía), sus directores han apostado fuerte por él e incluso le sitúan entre los diez primeros de la Vuelta. Y, ciertamente, no resultaría una sorpresa.

Alejandro Valverde Si lo dicho hasta ahora constituye la parte buena de lo sucedido en esta temporada, ahora toca hablar de lo malo. Valverde, seguramente uno de los tres mejores ciclistas del mundo, ha vivido y vive con un estigma sobre él: su presunta implicación en la Operación Puerto. Por ella, el intrépido fiscal del CONI Ettore Torri le llamó a declarar, después de según él demostrar que la bolsa de sangre número 18 de la OP pertenecía al murciano. Feo asunto ante el cual Valverde sólo puede seguir demostrando que es un gran campeón.

Lesionados No hay cosa más indeseable para un deportista que los problemas físicos; nunca vienen bien, lleguen en tu mejor momento de forma o en plena preparación para el mismo. A lo primero se ha tenido que enfrentar José Joaquín Rojas, a quien una caída cuando iba líder de la Challenge de Mallorca le ha interrumpido justo cuando más estaba brillando. Lo segundo le ha sobrevenido al cántabro Óscar Freire, cuyo accidente en la Vuelta a California le provocó la fractura de varias costillas, echando con ello por alto la primera parte de su temporada. Toca reorganizar su calendario, no podrá competir en sus predilectas Tirreno-Adriático y Milán-San Remo pero sí tomar la salida en carreras donde nunca ha estado, como el Giro de Italia.

Una Vuelta diferente (II)

29 de Agosto, Arueda.com
Hace unos días ya comentábamos que esta edición de la Vuelta a España iba a ser diferente con respecto a las demás. El recorrido iba a ser diferente, el entorno también. Y la participación, donde las ausencias y las presencias están sujetas al de propietario de la carrera, no iba a ser menos dada la entrada en el accionariado (en la práctica, un cambio de propietario) de ASO, sociedad gestora del Tour de Francia y otros grandes eventos deportivos.

Un total de 19 equipos y 171 ciclistas tomarán la salida hoy en Granada, con la pírrica cifra de sólo cuatro españoles de los siete posibles. ¿El motivo de estas ausencias? Diverso. El caso más obvio es el de Scott, antiguo Saunier Duval, que sufrió un verdadero escándalo precisamente en el Tour de Francia que les dio la puntilla. Su imagen estaba deteriorada ante los mandatarios de ASO (posiciones cercanas a la UCI en la Guerra del Ciclismo y otros asuntos provocaban esta circunstancia), y el positivo de Riccardo Ricco’ no hizo más que dar a ASO la coartada perfecta para apartarles de la competición.


Una decisión, discutible, a la cual dio pie Saunier Duval cuando renunció a su invitación a la carrera. Fue una manera de intentar salir airosos, de no ser tachados de la lista sino autodescartarse. En el momento en que la empresa americana Scott decidió respaldar a la estructura en esta difícil situación se intentó dar marcha atrás, pero los organizadores de la Vuelta no quisieron deshacer lo que, satisfactoriamente para ellos, se había hecho. Se ha conocido esta tarde que Joxean Fernández Matxin y Mauro Gianetti (la cara del equipo para el público y la cara del equipo para lo privado, respectivamente) anduvieron pleiteando buscando su readmisión en la gran ronda española, basándose en el derecho a participar implícito en pertenecer al UCI Pro Tour y en haber ostentado una plaza para participar. Finalmente, han acabado condenados a pagar los costes que generaron a ambas partes (equipo y organización) el proceso.

La falta de los otros dos equipos españoles parece algo más lógica. Ambos han padecido problemas económicos diversos a la hora de poner a funcionar la maquinaria del equipo. Mientras Conténtoplis-Murcia (inicialmente Grupo Nicolás Mateos-Murcia) echó mano del dinero público a través de la ciudad digital financiada por el gobierno autónomo Conténtpolis, Extremadura tuvo que solventar la falta de un patrocinador secundario (a priori Grupo Alfonso Gallardo) a través de una “cooperativa ciclista”; o, lo que es lo mismo, la renuncia de una parte del sueldo por parte de los corredores para poder sostener la estructura con un único patrocinador.

Sin embargo, si bien en el caso de Extremadura la no invitación parece algo más justificada tanto a nivel deportivo (ni una sola victoria en todo el año) como a nivel de organización (el modelo de gestión económico es un tanto desquiciado), el caso del Conténtpolis es un poco menos comprensible. Su presupuesto está más que justificado, aunque lo haya estado tarde, y su nivel deportivo es más que digno: no en vano es el primero de los equipos de segunda división españoles según el ránking UCI.

Sí estarán en la Vuelta los otros dos equipos Profesionales, de segunda división, españoles. Xacobeo – Galicia (nuevo nombre del Karpin – Galicia tras la “huida” a Rusia del antiguo patrocinador principal) presenta un nueve de buen nivel, con varios ciclistas que aportarán clase y otros que traerán arrojo. Así, por un lado Gustavo César, Carlos Castaño, Eduard Vorganov y David Herrero intentarán dar destellos que se recompensen mediante triunfos. Y, por el otro, Serafín Martínez (protagonista en las primeras etapas del año pasado), Gustavo Domínguez, David García Dapena e Iban Mayoz mostrarán su pundonor en fugas y poniéndose al servicio de los ‘clase’ cuando sea necesario. Caso aparte es el de Ezequiel Mosquera, mezcla de actitud y aptitud y quinto en la general el año pasado, y que tendrá la misión de dejarse ver en la montaña haciendo valer su regularidad.

Del otro profesional español, Andalucía – Cajasur, no se puede hablar tan bien. Se quedan fuera del ‘nueve’ sus dos teóricos líderes, Fran Ventoso y José Antonio Redondo, y queda así el equipo algo huérfano de calidad. Solamente Javier Moreno parece tener esa magia de hacer parecer fácil la tremenda dificultad de dar pedales; los otros ocho corredores no la tienen, pero sin embargo presentan una fiereza digna de elogio. José Antonio y José Luis Carrasco, Juan José Estrada, José Antonio López Gil, Francisco José Martínez, Manuel Ortega, Jesús Rosendo y José Ruiz tratarán de no dejar que ninguna fuga quede sin representación del conjunto dirigido por Paco Cabello y Juan Martínez Oliver.

Con respecto a los dos Pro Tour nacionales participantes, la calidad de sus equipos está fuera de dudas. Caisse d’Épargne trae al ciclista más completo del panorama nacional, Alejandro Valverde, con el teórico objetivo de ganar etapas y preparar al Mundial. Tras él, a su sombra y luchando por su trono de líder para la general, habrá tres escaladores de postín: David Arroyo (reciente ganador de la Subida a Urkiola), Dani Moreno y Joaquim Rodríguez. Junto a ellos, tres solventes gregarios para el terreno escarpado como Xabi Zandio, Luis Pasamontes y Alberto Losada; y dos para el llano, el tafallés Txente García Acosta y su heredero, Imanol Erviti.

Por su parte, Euskaltel-Euskadi competirá con un equipo articulado en torno a un líder que ilusiona y no siembra dudas como es Igor Antón; el escalador de Galdakao está ante su gran ocasión, ante la encrucijada de dilucidad si está hecho para las generales o para los triunfos parciales. A su servicio, tres brillantes y valientes escaladores como Amets Txurruka, Mikel Astarloza y Egoi Martínez. No menos valientes y curtidos en fugas son Alan Pérez, Rubén Pérez e Iñigo Landaluze, los tres capaces de dar la sorpresa en cualquier etapa con ciertas dificultades y una fuga larga. Mención aparte merecen el escalador Iván Velasco, muy regular y capacitado para ser brillante en cuanto se plantee pasar al ataque; y el sprinter Koldo Fernández de Larrea, autor de cuatro de las siete victorias del equipo y al que una victoria en la gran ronda española puede consagrar definitivamente.

Las Bielas de los Juegos Olímpicos

La carrera de hoy ha sido de las que valen un año entero. Igual que algunos futboleros piensan que se puede resumir la temporada en sólo un partido, lo que se ha vivido en Pekín ha resultado ser el paisanaje completo del ciclismo mundial. Empezando por el dominio de Italia y España, que plantearon una carrera por parejas.

Sánchez, Bettini y, detrás, un sputnik

1. Ya lo admitía Paolo Bettini en sus declaraciones tras cruzar la línea de meta: «la táctica era yo con Valverde, y Rebellin con Samuel». Yo añadiría: Brusheghin con Sastre, Pellizotti con Contador y, por defecto, Nibali con Freire. Cada uno, también como en el fútbol, marcó a su par con relativa fiereza y realizó una labor prácticamente paralela, en parte porque tenían unas circunstancias paralelas. Así, Pellizotti y Contador llegaron muy justos de forma porque su preparación, casi exenta de competición, no fue la adecuada; Sastre y Brusheghin, mermados por haber corrido el Tour de Francia; Rebellin y Samuel, preparados silenciosa y adecuadamente, más el primero que el segundo; Bettini y Valverde, los grandes favoritos por cualidades y por estado de forma como ya demostraron batiéndose el cobre en San Sebastián.

Todo paralelo; España e Italia se alternaron a la hora de controlar una carrera que sabían suya hasta que llegaran los últimos treinta kilómetros. Ahí empieza la carrera, lo de antes ha sido simple castigo; podría compararse con el último tercio taurino y los dos primeros, dedicados casi únicamente a mermar al toro pero trascendentales a la hora de repartir los trofeos.

2. Finalmente, el marcaje dio sus frutos y acabaron en cabeza los mejores segundos espadas o ‘tapados’: Rebellin (Bettini), Sánchez (Valverde), Andy Schleck (Fränk Schleck), Michael Rogers (Evans) y Alexander Kolobnev (Menchov). Merece la pena centrarse un momento en el papel de los líderes de estos ciclistas…

Y es que los únicos que estuvieron de sobresaliente fueron Menchov y Evans. Ambos, sabedores de que su momento de forma no era el mejor tras la paliza para las piernas que supone todo un Tour de Francia, trabajaron con nobleza para sus dos teóricos lugartenientes. Valverde y Bettini, repletos de fuerza y moral, se concentraron en mirarse mutuamente como Narciso miraba al espejo y se quedaron embobados viendo su propio reflejo. Después atacaron en comandita para arribar, en un demarraje muy efectista y rebosante de clase, al segundo grupo. Fränk Schleck no tuvo tanta fuerza (ni tanta clase…) y se tuvo que conformar con quedarse en el grupo de detrás pensando que no debería haber venido. No debe ser fácil su situación: hace un mes era maillot amarillo y ahora se ve en la realidad de su condición, la de un gran ciclista (no un superclase ni un ganador) que tiene la mala suerte de tener un hermano aún mejor. Un hermano superclase que le puede coartar, opacar…

3. Ése mismo hermano fue el que dinamitó la carrera para, a la vez, mostrar sus carencias. Andy Schleck dejó a entrever que, como su hermano, adolece de punta de velocidad y de una cierta inteligencia táctica (esto último lo irá ganando con el tiempo, que Roma no se contruyó en un día). Se llevó consigo a Rebellin y Samuel, que se daban cuenta del chollo que era tener a un superclase dispuesto a todo por hacerse con una medalla. Sin embargo, Andy no acabó de darlo todo; los otros dos fueron demasiado listos y tampoco terminaron de adaptarse a la situación.

Rogers y Kolobnev, experto contrarrelojista el primero y todoterreno circunstancial el segundo, apretaron y estaban ya cerca de cazar cuando apareció el mejor ciclista del momento. Apareció Fabian Cancellara, que no es ni más ni menos que la versión ciclista (seguimos con el fútbol) del Ronaldinho de hace unos pocos años: sin límites, capaz de echarse un equipo a la espalda, trabajador cuando era realmente necesario, y con una clase sin fin. Ése es Cancellara, el que llevó a Rogers y Kolobnev hasta los tres grandes y les pidió, al menos, un último relevo simbólico antes del sprint.

4. Sprint atípico donde primero nadie quiso hacer el pardillo y llevar en carroza al resto. Por ello, en segunda instancia todos eran pardillos menos los dos que se sabían perdedores, Andy Schleck y Mick Rogers: el resto, cara al aire. Y, en tercera instancia, el pardillo fue un Kolobnev que se sintió demasiado fuerte y lanzó el sprint desde lejos, un auténtico suicidio en subida si no eres un superclase de talla mundial. Samuel ganó porque supo cogerle la rueda y rematarle antes que el resto.

Después llegaron el resto de ciclistas de la escapada buena, desperdigados. Botero sorprendía a propios y a extraños con un arreón junto a Aerts para conseguir un diploma olímpico a título revindicativo por su marginación; Valverde esprintaba por un inocuo 12º puesto que le birló un corredor de gran nivel (aunque un tanto oculto) como Chris Anker Sörensen; Bettini se dejaba ir. Y después, el pelotón…

5. Donde se puede disfrutar de uno de los «placeres» que dan los Mundiales a los enfermos del ciclismo: ver a esforzados de la ruta de nacionalidades insólitas que se cuelan entre los primeros de su grupo, con ilusión, ante la desidia del resto de ‘europeos’, demasiado buenos para esprintar por minuncias. Así, en el grupo que llegó a 2:28 fue tercero (22º de la carrera) un clásico como el namibio Erik Hoffman, que a sus 27 años ha corrido ya varios mundiales merced a las desquiciadas políticas de selecciones nacionales de la UCI; tras correr dos años en el alemán Lamonta, con quien fue líder del Circuito Montañés en 2007, esta temporada está en el Giant Asia, donde está haciendo su particular agosto ante una competencia de nivel menor. Sin embargo, aún no ha estrenado su palmarés…

Más. En ese grupo también llegó Nuno Ribeiro, positivo durante su estancia en el Liberty tras ganar la Volta a Portugal’04 (y llegar en pack con Sergio Paulinho), que ha renunciado a la Grandísima para firmar una actuación decente en Pekín. Junto a Carlos Sastre llegó Sergey Lagutin, uzbeko que pasó joven a profesional con Landbouwkrediet tras ser campeón del mundo sub 23 y que se va haciendo un hueco en el pelotón gracias a unas prestaciones completas, a ser apto para cualquier terreno.

El cuarto por la cola fue un auténtico clásico de los Mundiales y pruebas por selecciones: Rafaâ Chitioui. Se está formando en el Centro de Ciclismo de la UCI de Aigle, tiene ya 22 años y ha llegado su hora para pasar a profesional en un equipo europeo; este año corre en el Doha Team. El último fue un hombre acostumbrado a ser el último en todo aquello que no sea sprint en llano o ligero descenso, el brasileño de Sauni… Scott Luciano Pagliarini, que tuvo la gran honra de acabar sólo, hundido a 44 minutos, la carrera. Pero la acabó.

El ciclismo español y el sueño olímpico

Pelotón olímpico
Como cada cuatro años por estas fechas, llega el gran acontecimiento del deporte universal. La gran cita, los Juegos Olímpicos. Millares de deportistas se reúnen para participar en la mayor competición del mundo, viviendo durante unos días hermanados en la Villa Olímpica… pero siempre con un ojo puesto en el oro, en poder hacer suya la frase latina “citius, altius, fortius” (“más rápido, más alto, más fuerte”). La gloria del espíritu olímpico.

Aunque la prueba reina de las Olimpiadas es, sin duda, el atletismo, también hay muchas otras disciplinas donde el ganador se puede considerar el rey de su deporte. Esto no sucede en el fútbol (donde los límites de edad y demás triquiñuelas para que los Juegos no sean competencia para el Mundial convierten el torneo en una charlotada), y tampoco sucedía hasta hace poco en el ciclismo. El motivo era bien sencillo: aún quedaba virgen una parte del olimpismo. Concretamente, la parte que obligaba a que los deportistas participantes no fueran profesionales.

Sin embargo, el camino de prostitución del espíritu olímpico que inició Juan Antonio Samaranch con la aparición de publicidad explícita en los estadios se extendió hasta la profesionalización de los participantes, pasando a considerarse los Juegos como el acontecimiento de alto nivel que son hoy. Atlanta 1996 fueron los primeros Juegos Olímpicos con presencia de profesionales en el ciclismo, después de aquella generación de jóvenes torturados por el preparador ruso Guronov en pos de un éxito (que no llegó) en Barcelona’92.

España llegó a la salida de la ciudad americana con un equipo de campanillas: en la ruta el rodador Marino Alonso y el sacrificado Manuel Fernández Ginés escoltaban a tres grandes vueltómanos como eran Melchor Mauri, Abraham Olano y Miguel Indurain, siendo estos dos últimos los representantes para la contrarreloj, que hasta entonces se había disputado por equipos y ahora pasaba a ser individual.

La prueba en ruta fue, gracias a la total ausencia de control al tener sólo cinco ciclistas cada equipo, un auténtico zafarrancho. Cientos de ataques que se resumieron en uno que dejó por delante al suizo Pascal Richard, el danés Rölf Sörensen y el británico de origen italiano Max Sciandri; y por detrás a un quinteto donde viajaba, entre otros, Melchor Mauri. Finalmente, Richard se llevó el gato al agua birlándole el oro al sprint a Sörensen, plata, y a un Sciandri, bronce, que no llegó a disputar la victoria. Por parte española, Mauri fue sexto llegando en el segundo grupo, mientras el resto llegaba en el seno del pelotón.

Agrio sabor de boca que duró hasta la contrarreloj. Y es que en la otra parte del ciclismo de carretera España apabulló. Indurain y Olano, oro y plata, lograron el primer doblete olímpico español de la historia ante los Boardman (bronce), Riis, Berzin, Armstrong… y en un circuito, urbano, que no se adaptaba a sus características de rodadores fuertes que desarrollan una gran potencia en largas rectas.

Cuatro años después llegó Sidney 2000. España acudió con un cinco que giraba en torno a Freire, dado que el recorrido parecía propenso para una llegada al sprint; a su alrededor, un hombre rápido como Miguel Ángel Martín Perdiguero y tres buenos rodadores como eran Juan Carlos Domínguez, Santos González y Abraham Olano. Estos dos último compitieron también en la crono, donde fueron cuarto y octavo respectivamente, doblando la rodilla ante Viatcheslav Ekimov, oro, y los dos grandes ciclistas de la época: Jan Ullrich (plata) y Lance Armstrong (bronce). Sinsabor por la medalla de chocolate de Olano, que no hacía sino acrecentar el desencanto tras la prueba en ruta…

… Que se disputó tres días antes y fue, sencillamente, mala. De infausto recuerdo. Confeccionar la convocatoria había sido una auténtica aventura: España no era un país con demasiados rodadores para un circuito que sólo presentaba un repecho, rácano, de poco más de un kilómetro al seis por ciento. La cosa se agravaba más cuando se advertía que, tras una temporada cargada y muy movida, los pocos ciclistas aptos para el llano iban a llegar muy castigados a la cita olímpica. El balance de la carrera no pudo ser más desolador: Santos González, retirado por problemas en la rodilla a las primeras de cambio; Abraham Olano, en un estado de forma bajo tras correr Tour y Vuelta, se fundió y quedó en una discreta 60ª posición; y Juan Carlos Domínguez, trabajador aunque más limitado que los otros dos, no pudo siquiera terminar la carrera tras echar abajo una peligrosísima fuga prácticamente en solitario.

A las dos opciones de medalla no les fue mejor. Perdiguero, exento de trabajo durante la carrera en pos de ser el “tapado” de la selección para los momentos decisivos, acabó por los suelos gracias a una inoportuna caída. Y Freire… pobre Freire. Sin compañeros, algo básico para un sprinter, tuvo que quedarse a rueda de otros velocistas que sí llevaban un vestigio de equipo para controlar. Tuvo la oportunidad de marcharse fugado, pero renunció a ello porque la meta estaba demasiado lejos. Cuando oyó sonar la campana que anunciaba que ése era la última vuelta que habían de dar al circuito, se le cayó el mundo encima: su cuentakilómetros estaba roto, él se creía diez kilómetros más lejos de meta. Mala suerte y despiste, los dos grandes enemigos de Freire…

…Que le atacarían en la siguiente Olimpiada, Atenas 2004. En un circuito duro, con un repecho de dificultad media y otro muy duro de nombre Likavitos. Sin embargo, la circunstancia que definiría la carrera no sería el recorrido, sino la canícula reinante; para los españoles también fue determinante la estrechez y las complicaciones técnicas del circuito. Corrieron en aquella ocasión los tres mejores clasicómanos españoles, los tres medallistas en los últimos Mundiales: el vasco Igor Astarloa, el cántabro Óscar Freire y el murciano Alejandro Valverde. Junto a ellos, dos contrarrelojistas polivalentes destinados al trabajo de equipo, Igor González de Galdeano y José Iván Gutiérrez.

Apenas en el tercer kilómetro llegó la caída que marcaría el sino de los españoles en aquellos Juegos: Igor Astarloa se tuvo que retirar, José Iván Gutiérrez continuó mermado y se retiró unas vueltas después. Varias vueltas después, cae también Freire, que sigue sobre la bici y abandona al poco tiempo. Sólo quedaban sobre la bici un Alejandro Valverde descompuesto por la presión de ser el único líder en pie del combinado nacional e Igor González de Galdeano, dedicado por completo a trabajar para el murciano. Finalmente, Bettini se exhibió y se bañó en el oro olímpico por delante de un sorprendente Paulinho, plata, y de un Axel Merckx que atacó con coraje en pos del bronce en los hectómetros de pavé que se encontraban cerca de meta. Valverde terminaba 47º, hundido en el pelotón; Galdeano no acababa, pensando en la contrarreloj…

… Que tampoco fue mejor. Galdeano, cansado, sólo pudo ser noveno; Gutiérrez, seriamente mermado por la caída en la prueba de fondo, acabó decimosexto. Las medallas fueron para Hamilton, Ekimov y Julich; por otro lado, el gran favorito Ullrich sólo era sexto y asomaba un jovencísimo Fabian Cancellara, que con apenas 23 años acabó en un meritorio décimo puesto.

¿Y este año? Este año parece que sí. Este año España puede ser campeona olímpica de fondo en carretera. El recorrido es duro, con tres repechos dignos de consideración y un final picando hacia arriba que beneficia a nuestros ciclistas. Los escaladores Alberto Contador y Carlos Sastre, el bajador Samuel Sánchez, el mejor sprinter y clasicómano español de la época moderna Óscar Freire y el… superclase… Alejandro Valverde conforman el combinado nacional que se enfrentará en Pekín a las circunstancias y a los rivales. Paolo Bettini, Davide Rebellin, Stefan Schumacher, los hermanos Schleck, Kim Kirchen…

Pero, sobre todo, hay que luchar contra las circunstancias. Los cinco hombres por país que hacen casi impensable una táctica de control, la cacareada contaminación de la capital china (difícil que afecte, el paraje donde se disputa la prueba es prácticamente verde según se vio en la Good Luck Beijing, carrera de ensayo disputada el año pasado en el circuito olímpico)… y la suerte. La misma que trucó el cuentakilómetros de Freire o tiró al suelo a Igor Astarloa cuando no había recorrido más que tres kilómetros… Puede que, en esta ocasión, nos sonría y bañe en oro una temporada de 24 kilates para el ciclismo español.

Valverde acepta el reto del Tour

Caisse d’Épargne, uno de los bloques más potentes del Tour 2008
5 de Julio, Arueda.com
Desde que comenzó su historia como equipo ciclista, el bloque dirigido por José Miguel Echavarrí y Eusebio Unzué se ha caracterizado por preparar con mimo el Tour de Francia. Desde sus albores como Reynolds, tal y como leemos en esta misma web, hasta sus últimos tiempos como Illes Balears y Caisse d’Épargne. Pasando, como no, por su histórica época como Banesto. Tres de los cuatro últimos españoles que subieron a lo más alto del podio en los Campos Elíseos pertenecieron a este equipo: el escalador Perico Delgado, el extraterrestre Miguel Indurain y el combativo Óscar Pereiro.

Esta edición, Caisse d’Épargne presenta un líder sólido para la general. No ha sido fácil dar con un relevo para Indurain, ya que Pereiro no es capaz de ganar el Tour sin necesidad de aliarse con la fortuna, Ángel Casero se quedó en el camino, Francisco Mancebo no ha estado en el equipo con la madurez suficiente como para aspirar a la victoria, Alex Zulle se topó con el incomparable Lance Armstrong… y qué decir de Santi Blanco, al que se encumbró demasiado pronto como futuro maillot amarillo y después fue maltratado por las circunstancias. Ahora llega el turno de un hombre destinado a la victoria (si no aquí, en cualquier lugar) como es Alejandro Valverde.


Y es que tras entrar por la puerta grande en 2005 con su victoria en Courchevel ante Armstrong, tras su desafortunada caída de 2006, tras su gris actuación de 2007 siendo sexto y desanimándose a media carrera… Ahora, en 2008, es la hora de que el tremendo Alejandro Valverde comience a dar realmente el do de pecho en la carrera ciclista por excelencia. Ha realizado una aproximación muy positiva, repitiendo victoria en su monumento predilecto, Lieja-Bastogne-Lieja; y, posteriormente, adjudicándose avasalladoramente la Dauphiné Liberé frente a los que seguramente serán sus rivales en la ‘grande boucle’. Después fue Campeón de España, por lo cual llevará un maillot especial donde la bandera, tristemente, no será la nota predominante.

Cualidades no le faltan; hay quien pone en duda su rendimiento en la tercera semana de las grandes vueltas, hay quien habla de su capacidad real en la alta montaña. Algunas voces, menos numerosas, mencionan un problema de mentalización. Sin embargo, hay motivos para el optimismo. Su gran mejora en contrarreloj es uno de ellos, y queda sobradamente demostrada con una cifra de victorias contra el crono difícil de encontrar, incluso en especialistas: cinco en dos años. Por otro lado está su arrancada brutal cuando la carretera pica hacia arriba, lo cual le puede otorgar victorias en algunos finales con trampa de la primera semana…

A su lado estará Óscar Pereiro, el gran ciclista estigmatizado por su victoria walkowiakana del Tour. Cuando se retire y pase a la historia, no se le recordará por la combatividad mostrada hasta 2005, por haber comenzado su carrera desde cero en Portugal y llegar a lo más alto… Se le recordará porque ganó el Tour 2006, aquel en que una fuga le colocó el maillot amarillo en las espaldas y en el que un positivo le dio la victoria final. Ni siquiera su capacidad de sacrificio por otros compañeros, por sus poco explotadas habilidades como prologuista o por su regularidad en montaña. Será recordado por aquel Tour, triste Tour. Este año, tras la fallida tentativa de podio del año pasado, Pereiro ha despertado del sueño del podio de París y se dedicará en cuerpo y alma a trabajar para Valverde, a ser su gregario de lujo y llegar lo más lejos posible. Será cabo a las órdenes del sargento, y tendrá a su mano a un bloque de gregarios que podemos definir de poderoso.

A su sombra estarán, en la montaña, dos gregarios de calidad y contrastados como el talaverano David Arroyo y el vizcaíno David López. Arroyo llega tras la frustración del Giro de Italia, donde no llegó a tomar la salida tras caerse en los entrenamientos previos; David López, por su parte, llega atesorando actuaciones positivas allá donde se ha presentado.

Acompañarán a este bloque de la montaña tres hombres destacados por su fortaleza, por sus cualidades para el llano que muchas veces transmutan en cualidades para la escalada y las fugas. Se trata del reciente campeón de España contrarreloj Luis León Sánchez, del completo José Iván Gutiérrez y del ilustrísimo veterano Chente García Acosta, que cierra este año su ciclo en el Tour de Francia y en el ciclismo en general.

Completan el equipo dos franceses muy aptos para el trabajo de llano y las fugas, los galos Nicolas Portal y Arnaud Coyot. A pesar de que su sino en el equipo es solventar la cuota étnica procedente de la financiación realizada por el banco francés Caisse d’Épargne, ciertamente su rol puede resultar importante cuando llegue la hora de tirar para un hipotético Valverde vestido de amarillo. Si Sánchez, Gutiérrez y Chente son conocidos por su fortaleza, estos no andan demasiado lejos en ese aspecto.

Aunque se echa en falta algún hombre rápido que entre en los sprints (quizá los franceses pueda responder a esa necesidad en algún momento puntual), no cabe duda de que el Caisse d’Épargne es un bloque fuerte. Un bloque articulado en torno a un líder, Valverde, y a la ambición de cumplir su sueño amarillo.

Cinco nombres que destacaron este fin de semana

Sergio Pardilla Al ciclista de Burgos Monumental ya se le ha quedado pequeña la categoría continental. Es un escalador magnífico al cual solo le ha faltado un poquito de actitud para lucha por las generales. Posiblemente la delegación de las funciones de director de Julio Andrés Izquierdo en José Luis de Santos ha ayudado a su consolidación como ciclista. Si el año que viene no ficha por un profesional, el ciclismo habrá sido injusto con él.

Manuel Calvente Sorprendió a propios y extraños su fichaje a última hora por Contentpolis – Murcia; sus dos últimos años en Agritubel habían sido un tanto desilusionantes, no hizo prácticamente nada. Sin embargo, el buen hacer que demostró en la Vuelta a España 2005 (22º) pesó más que esas dos malas temporadas. Y el tiempo dio la razón al mánager de Contentpolis – Murcia, Ginés García: victoria en la Vuelta a La Rioja para Calvente, y el viento sigue soplando a favor de la maltratada estructura murciana.

Diego Milán Casi se queda sin equipo para esta temporada. No lo hizo, y finalmente fichó por Acqua e Sapone, avalado por su calidad y su experiencia internacional. Ha rayado a buen nivel en todas las carreras que ha disputado (incluyendo los exigentes Tres Días de la Panne) y en la segunda etapa de la Vuelta a La Rioja aportó al equipo una victoria que confirma su valía. Su enorme valía.

Francisco José Pacheco Hace ya dos años corría en el Garcamps-CV. Tenía 24 primaveras, y pocas opciones de dar un merecido salto a profesionales. Finalmente, hizo el camino de las montañas hasta el mar, desde Valdepeñas hasta Portugal, y firmó con Barbot-Siper. El año pasado consiguió una victoria trascendental en la Volta a Portugal, y esta semana se ha adjudicado dos etapas de la Vuelta a Extremadura. Junto a Ventoso, Sobrino y Benítez conforma la generación de sprinters españoles surgida entre dos superclases: Óscar Freire y José Joaquín Rojas.

Manuel Lloret Recalificado este año, inexplicablemente recalificado. No se me ocurre ningún equipo español en el cual no tenga hueco, ya que posiblemente es uno de los cinco mejores rodadores de España. Incluso puede que algún día sea el mejor, pero para que esto suceda no se puede permitir un año sin progresión como este 2008. En Extremadura, con el maillot del Comunitat Valenciana aficionado, se revindicó con una victoria en solitario. No debería ni siquiera hacerle falta.

He dicho cinco nombres. Para terminar, una imagen: