La Volta a Catalunya no está saliendo bien. En sus dos primeras etapas fue objeto de multitud de comentarios desfavorables por su retransmisión televisiva, gran novedad de esta edición 2012 y unánimemente criticada por su mala factura. Críticas por algo, al fin y al cabo, accesorio. Hoy el problema ha estado en lo esencial: la competición no se ha podido desarrollar con normalidad debido a las pésimas condiciones meteorológicas y la organización no ha reaccionado con rapidez ni, quizá, acierto. El resultado: descontento, malestar. Mala imagen.
La jornada se mascaba dantesca. El tiempo, según anunció la propia organización el día anterior, iba a ser malísimo. Esta circunstancia se uniría al durísimo recorrido, de 210 kilométros en los cuales se ascenderían dos puertos de Primera y dos de Especial de 10, 25, 25 y 19 kilómetros de longitud. Las previsiones optimistas hablaban de épica y las pesimistas de tragedia…
De inicio se formó una fuga de doce intrépidos entre los cuales se encontraban nombres importantes como Mikaël Chérel, Matteo Carrara, Steven Kruijswijk o Janez Brajkovic. Durante la disputa de la carrera se difundieron decenas de imágenes de diversos puntos del recorrido nevados, de carreteras heladas y quitanieves trabajando. También llegaba información constante sobre ciclistas retirados, a punto de congelarse, algunos magullados por una montonera a los cinco kilómetros de carrera que, según lamenta José Azevedo (director de RadioShack), no han merecido deferencia por parte de los sanos.
No se podía competir en estas condiciones y la organización de la Volta decidió en el kilómetro 145 de carrera improvisar una línea de meta con cinta aislante en el 155. Por ella pasó en primer lugar Brajkovic; a partir de él, un sálvese quien pueda en el cual todos los corredores debieron refugiarse en los coches como bien pudieron.
Así concluyó la disputa de una etapa cuyos tiempos fueron anulados una hora después por el jurado técnico, haciendo con ello estériles los esfuerzos de todos los corredores que lograron concluirla. Cierto es que las reglas del juego cambiaron a media partida y, por ello, tomar en cuenta los resultados de ésta para la general hubiera sido arbitrario. Pero no es menos relevante el desasosiego que deben sentir los que sufrieron para nada durante cuatro horas y media, sobre un terreno hostil y bajo un temporal dantesco.
La Volta a Catalunya no está pasándolo bien, en absoluto. Su organización lleva años cubriendo el presupuesto a trancas y barrancas, haciendo malabarismos para salir adelante. Este año, por ejemplo, ha sido necesaria una inyección económica de la UCI. Por ello, porque su empeño en pos del ciclismo es indudable y el resultado desalentador, sabe mal criticar a los organizadores de la Volta por episodios como el televisivo, o el competitivo acaecido en el día de hoy.
A la organización de la Volta le ha faltado cintura para driblar a los problemas meteorológicos. Estando previstas unas condiciones tan adversas como para impedir la disputa normal de la prueba, lo lógico hubiera sido planificar de antemano una alternativa como la puesta en práctica. Haber decidido antes de la salida si se iba a recurrir a ella, o al menos haber avisado de la posibilidad de que se recurriera mediada la prueba. Sin embargo, no ha sucedido así: los corredores han tenido que afrontar la competición en unas condiciones deplorables, y ésta ha concluido en un ex abrupto difícilmente defendible cuya posterior traducción en nada lo ha hecho incomprensible.
Hoy en Catalunya ha nevado en la casa del pobre.
Foto ©: Volta a Catalunya
Vídeo ©: PedalierPro