La tensión de las esposas

Decíamos hace un mes que la séptima etapa del Critérium du Dauphiné se convertiría en una etapa de culto por su profusión de detalles, su intensidad, el escenario, el asombro y la relativa novedad de casi todo lo acontecido. La undécima etapa del Tour de Francia, final en la Toussuire previo paso por Madeleine, Croix de Fer (la Cruz de Hierro, quizá el puerto de nombres más impresionante y poético) y Mollard, no va a la zaga.

Ha sido prolífica y espectacular: algo menos de 150 kilómetros, los 15 primeros llanos, y 5000 metros de desnivel que franquear; alrededor de cinco horas de batalla, emoción y alteraciones en un guión cuyas líneas preestablecidas sólo han sido respetadas por un bloque, Sky, y no durante toda la etapa. ASO parece haber dado con la tecla con ésta etapa y la del pasado domingo en Porrentruy: las jornadas con más puertos no deben ser largas para propiciar que se disputen con intensidad y no como un juego de mera eliminación y desgaste.

Existe un enemigo común llamado Sky, la armada del rey nadador, fría y efectiva en su determinación predeterminada. No se pusieron nerviosos cuando treinta corredores de gran nivel se marcharon Madeleine arriba, ni cuando Sagan y Oss esbozaron una aventura táctica, ni… No temblaron. Llevaron a cabo su trabajo con precisión y abnegación, correspondiendo la labor más brillante a un Michael Rogers soberbio, capaz de domesticar al pelotón en Croix de Fer y Mollard para que Batman y Robin sólo tuvieran que batirse en la Touissure.

Catherine Wiggins, esposa del líder Bradley Wiggins, ensalzó en su Twitter la labor de Rogers y Porte y levantó las suspicacias de Michele Cound, fotógrafa de ciclismo y novia de Chris Froome. Robin había cometido el error de demostrarse más fuerte que su Batman, de obligarle a ir con el ‘batgancho‘ en la innecesariamente ardua persecución de Nibali, que había cogido medio minuto y tenía (tiene) 2:30 perdidos; fue un momento de máxima tensión, solventado con un grito en el pinganillo. Hubo algún otro dime y direte, con Cathy aprobando un tuit que acusaba a Froome de provocar los titubeos del equipo y Michelle insinuando que Batman había fingido debilidad para dejar en evidencia a Robin. Sea como fuere, el mismo Fränk Schleck atestigua que Wiggins pidió a Froome que aminorara el ritmo; incluso el británico quitó hierro al asunto en rueda de prensa, achacando el asunto a un error de comunicación.

El keniano de nacimiento no fue el único que descosió las costuras de su líder. También lo hizo Tejay Van Garderen, quien rompió a Cadel Evans cuando éste probó fortuna en la Croix de Fer; un fallo de gregario joven y falto de mesura. El australiano cedió en meta algo menos de minuto y medio, una derrota más psicológica que cuantitativa. En trance similar se vio Vincenzo Nibali, cuyos ataques fueron explícitos pero no lo suficientemente convincentes como para rendir a Sky. Peor parado salieron Denis Menchov o Rein Täaramae, eliminados por completo.

La suerte que tenemos los aficionados al ciclismo es que Nibali, Evans y otros buenos corredores sin nada que perder como Van den Broeck o Pinot no claudicarán ante la fortaleza de Sky. Menos aún cuando se han visto fisuras, vulnerabilidad y desacuerdo. Quizá Froome y Wiggins estén reviviendo sus sensaciones de la pasada Vuelta, que perdieron por no intercambiar roles a tiempo. Quizá la tensión de las esposas también exista en el equipo, o se contagie.

Foto: Team Sky

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«Un poco como Batman y Robin, ¿no?»

Pregunta un reportero a Bradley Wiggins. «Brad, Chris [Froome] y tú sois un poco como Batman y Robin, ¿no?«. Es fácil imaginar la chispa en los ojos del ‘mod’ y la sonrisa sarcástica antes de espetar una respuesta socarrona: «Sí. Yo soy Batman«.

La conversación, tuiteada por Julien Pretot (Reuters), refleja de manera irónica y aguda la situación que se vive en el seno de Sky. Wiggins y Froome son una buena pareja en cuanto a paridad de prestaciones; también en cuanto a la complementariedad de sus cualidades, siendo el nacido en Gante un contrarrelojista de naturaleza ‘pistard’ y el keniano un escalador ligero y espigado. Sin embargo, sus bazas no se van a jugar como si valieran lo mismo. La carta privilegiada será Wiggins.

Como ha indicado Shane Sutton en conferencia de prensa, el objetivo es ganar el Tour y da igual si es necesario sacrificar un puesto de podio. Brailsford se ha expresado en el mismo sentido, remarcando la necesidad de «sujetarse al plan«. Incluso el propio Froome, tras su victoria en la guerra de los treinta minutos, reconoció que aunque se viera capaz de ganar el Tour se supeditaría a Wiggins. La apuesta lógica, por situación en la general, galones devengados y probada solidez, es el ‘mod’; y con él se jugará aun a riesgo de que suceda lo de la pasada Vuelta a España, asumiendo el papel de Cobo corredores de superior enjundia como Cadel Evans o Vincenzo Nibali.

Análisis de los parciales de la CRI de Besançon

Análisis de los parciales de la CRI de Besançon

Ambos, italiano y australiano, parecen rivales respetables. Con capacidades a la altura de sus rivales británicos y con una actitud combativa, agresiva, fuera de toda duda. Incluso sus características, siendo su terreno ‘débil’ la crono y el predilecto alta montaña y descensos vertiginosos, son amenazadoras. Los Sky, por lo pronto, temen más a Evans: «Sé de lo que es capaz. Vi cómo ganó el año pasado y espero lucha en cada metro que recorramos hasta París«, dice Wiggins, nada confiado pese a que el ‘aussie’ cedió algo más de lo esperado en la CRI de Besançon, casi todo en el primer tercio como se puede ver en la tabla adjunta. Nibali, por su parte, insinúa veladamente que «Sky tendrá que trabajar mucho para conservar el amarillo» y dice no estar dispuesto a conformarse con un puesto de podio, a pesar de que éste sea su objetivo inicial. La cantidad de montaña restante hasta París, empezando por la etapa de hoy con paso por el coloso de la Grand Colombière, promete emociones fuertes.

Disfruta mientras puedas. Foto: extraída de Tumblr, quizá propiedad de Getty Images

Disfruta mientras puedas. Foto: extraída de Tumblr, quizá propiedad de Getty Images

El compromiso del resto de favoritos

«En realidad aún no hemos visto alta montaña«, dice Van den Broeck con lógica aplastante, y crecen las esperanzas de espectáculo. «Habrá una gran batalla«, afirma, y las expectativas se alzan. Más allá de Evans y Nibali, hay un grupo de corredores como el belga (necesitado de un resultado de calidad para convencerse de sus perspectivas) o Denis Menchov (en su última oportunidad de ganar el Tour, lo único que le interesa en 2012, y obligar a Holczer a ir de rodillas hasta Moscú) cuyas opciones de podio o brillo pasan por movimientos lejanos o, cuando menos, avezados. Hay también un factor nada despreciable: si Sky tiene dos hombres en el top10 (Wiggins, 1º; Froome, 3º), también BMC (Evans, 2º; Van Garderen, 8º) y RSNT (Zubeldia, 6º; Monfort, 7º) pueden decir lo mismo… Ergo las tácticas de equipo pueden jugar un rol importante a la hora de derrotar a Sky.

Zubeldia en mitad de RSNT

Hablando de bloques, toca referir a una presunta banda como RadioShack-Nissan-Trek donde, una vez descartado por lesión Samuel Sánchez y por maldición gitana Alejandro Valverde, se encuadra la principal baza española para la general: Haimar Zubeldia. El usurbildarra está, según se dice, en la forma física de su vida; lleva semanas de entrenamientos y preparación específica para construirla. También una buena hoja de resultados (ha terminado entre los diez primeros las tres rondas por etapas que ha disputado este año, incluyendo el exigente Critérium du Dauphiné) y un excelente compendio de sensaciones. En Besançon fue quizá el peor de los grandes favoritos, pero es como mínimo sintomático que fuera su mejor resultado en una CRI desde 2010. Tendríamos que remontarnos a Cap Découverte 2003 (el día que Armstrong fue doblegado por Ullrich) para encontrarle una clasificación más brillante en una prueba del género de más de 30 kilómetros. La única duda es cómo casará su excelente estado de forma con el ambiente caótico de un RSNT que también tiene en posición de privilegio a Monfort (7º), Gallopin (13º), Klöden (15º), Fränk Schleck (17º) y Chris Horner (23º). ¿Se plantearán jugar la baza del guipozcano?

Foto Principal: Team Sky / Scott Mitchell @modcyclingphoto

Majestad, miseria o frialdad

Fabian Cancellara pide relevo con el codo una, dos veces, y Peter Sagan no le rebasa. Hace un gesto con la mano, quizá no furioso pero sí ostensible, y el eslovaco no responde a su ademán. ‘Espartaco’ culebrea, el ‘Bicho’ se esconde… No le importa que llegue a rueda del dúo Edvald Boasson Hagen, prodigio nórdico al cual jibarizó hace tiempo; parecía que EBH iba a ser la sensación de la década, pero hace tiempo que la presentación de sus cualidades brutas en una Vuelta a Gran Bretaña quedó apocada por la irrupción de Sagan en una París-Niza. Hoy, como en esa odiosa comparación, el noruego de Sky pareció un peldaño por debajo del superclase de Liquigas.

500 metros a meta, Cancellara deja de cuidar el tino. Cadel Evans ha acercado al grupo de favoritos pensando en Philippe Gilbert (hoy se ha parecido al de 2011), y su magnífico ataque en el falso llano posterior al durísimo repecho que separó el grano de la paja en Seraign (¡qué daño se puede hacer en los falsos llanos tras pendientes imposibles!), realizado con esa forma tan característica de no levantarse del sillín, puede quedar en nada. No le queda sino seguir tirando, de quien empalmó a duras penas y de quien le siguió sin temblar… Y éste, Sagan, le remacha en los últimos 100 metros, majestuoso; se yergue sobre la bicicleta, brazos en jarra primero, posado de culturista después, victoria en definitiva.

Pero, ¿hasta qué punto es honrosa, y majestuosa, una victoria conseguida desde la rueda de alguien que ha demostrado ser más fuerte que tú? Pensemos en un caso recordado en estos días que ha pasado el Tour de Francia en Bélgica: Johan Bruyneel ganándole a Miguel Indurain en Lieja, salida de la etapa de hoy, emergiendo desde su rueda en los últimos 50 metros tras kilómetros y kilómetros a rebufo. ¿No es en cierto modo oprobioso que una de las dos victorias conseguidas por el belga como ciclista en el Tour de Francia viniera a partir de lo rácano? O quizá hubo mérito en aguantar el ritmo del número uno del momento, y ser inteligente para no quemarse en su ayuda…

La cuestión es que la primera de las muchas victorias que probablemente conseguirá Peter Sagan a lo largo de su carrera ha venido de esa conducta, de esconder sus fuerzas y aprovechar las ajenas. Y, si bien se le puede adjudicar el adjetivo de miserable, también es aplicable un sustantivo distinto: frialdad, la cualidad de ser inteligente y mostrar colmillo en momentos de tensión. Ya lo dice Cancellara, que ha perdido al póker

Sagan ha exhibido frialdad en dos instantes clave subiendo el repecho decisivo de Seraign. Aparte del segundo, con Cancellara, hubo un primero a poco más de kilómetro y medio de meta, cuando cesó el esfuerzo de perseguir a Chavanel y Albasini en la parte más dura de la subida, reguló y entregó la papeleta de neutralizarles a Evans, Van den Broeck y un Cancellara que progresaba desde la vigésima posición del pelotón preparando su demarraje definitorio.

Así, polémicas gestuales aparte (la celebración, sobrada, no es habitual en un deporte abnegado como el ciclismo), parece indudable que la victoria de Sagan no merece ser denostada. No llegó por los cauces más estéticos o excitantes, no se convertirá en un ejemplo a seguir en términos de nobleza, pero demostró una inteligencia apreciable. Y también cualidades físicas, claro; para ser el ganador de etapa más joven en el Tour de Francia desde Lance Armstrong en 1993 hay que tener muchas, muchísimas piernas. No fue majestuosa, pero tampoco mísera; solamente fría.

Foto: Facebook Tour de Francia – ASO

Una etapa de culto

No ha sido la más espectacular, por cuanto hemos visto carreras mucho más duras, repletas de pajarones, perladas de ataques épicos… Tampoco la más significativa, por cuanto ésta no es una prueba que marque la temporada, si bien es cierto que suele sellar antes y después en las carreras deportivas de quienes triunfan o fracasan en ella. Pero la jornada de hoy del Critérium du Dauphiné, con inicio en Saint-Alban-Leysse y final en Morzine tras 167,5 kilómetros en los cuales se superaban seis puertos, incluyendo los míticos Colombiére (1ª) y Joux Plane (HC), ha estado llena de detalles y actuaciones que acentúan sensaciones

1. Sky calentando en el rodillo

Antes de la salida, en previsión de la batalla que se desataría de inicio con la subida al Col de Plainpalais (1ª). No se equivocaron los británicos: la lucha en ese primer puerto fue importante, y generó una fuga potente y cortes en el pelotón.

2. El abandono de Andy Schleck

El luxemburgués se bajó a los 67 kilómetros tras circular descolgado desde el principio, rebasando la línea del patetismo. No es una cuestión de sufrimiento por su arrogancia ignorante, o ignorancia arrogante; va algo más lejos. Sufre las consecuencias de meses de mala planificación, falta de tensión y escasa mentalidad competitiva. En este Dauphiné ha demostrado no estar bien a ningún nivel: su estado de forma es poco esperanzador, parece frágil mentalmente. Y, por si fuera poco, sufre problemas de salud, con una rodilla renqueante por un percance en Sierra Nevada y el costado derecho dolorido tras su caída en la ‘crono’ del pasado jueves. Demasiadas malas vibraciones juntas.

3. La exhibición de Sky

Controló la etapa y echó abajo la potente fuga de Feillu, Machado y compañía, ayudado al final de dicha labor por un ambicioso Lotto. Luego, su dominio tiránico en el Joux Plane recordó al US Postal de Lance Armstrong, con Edvald Boasson Hagen ejerciendo de rodador-triturador en sus compases iniciales al estilo de Pavel Padrnos o George Hincapie y cuatro ‘galácticos’ en el grupo de nueve favoritos que llegó a coronar unido el mítico puerto. Un Michael Rogers desconocido, ofreciendo las mejores prestaciones de su vida en montaña; Richie Porte, abstracción eficaz; Chris Froome, tan fácil… Tal fue la sugestión, el revival, que incluso Haimar Zubeldia estuvo a cola  de ese grupo de privilegiados, recordando al de Euskaltel.

4. El ímpetu de Cadel Evans

El vigente campeón del Tour de Francia no se resignó ante la aplastante superioridad de Sky en el Joux Plane. Atacó en el inicio del descenso y no logró hacer hueco, perjudicado por la bondadosa pendiente inicial de éste; probó de nuevo en su parte final, y ahí sí que logró hacer hueco. Se jugó el físico en cada curva de la peligrosa travesía hacia Morzine; Sky debió ralentizar para no arriesgar el suyo. A la postre, Evans apenas sacó unos segundos de renta, migajas; pero consiguió algo más relevante, enseñando los dientes y las ganas de ser un campeón que prometen que no será un elemento pasivo en julio.

5. El desgaste de Evans y Sky

Vástago indeseable de sus respectivas actuaciones. Decía Manolo Sáiz en Twitter que este Tour huele al del 96, y explicaba que «la exigente lucha Indurain vs ONCE nos sometió a un desgaste excesivo«. Aquella campaña, la batalla en el entonces llamado Dauphiné Liberé mermó tanto a los contendientes que sólo tres de los 10 primeros clasificados del Tour de Francia habían pasado por él. 1º y 2º, Riis y Ullrich, venían de la Vuelta a Suiza. En 2012, los beneficiarios de este factor, el desgaste del individuo Evans y el colectivo de Wiggins, pueden ser Robert Gesink, Alejandro Valverde o Levi Leipheimer.

6. La presentación en sociedad de Nairo Quintana

El colombiano de Movistar Team está llamado a ser uno de los mejores vueltómanos del mundo de aquí a unos pocos años; lleva demostrándolo desde su victoria en el Tour del Porvenir de 2010 o la Volta a Catalunya del año pasado, donde brilló con el maillot de Colombia. Movistar le reclutó este invierno y en Murcia se explicó por qué, pero para meterle en el saco de los jóvenes superclases donde sólo caben tres o cuatro elegidos le faltaba una actuación de relumbrón… Y ha sido aquí, en Morzine, donde ha revindicado su cuerpo de insultante juventud (22 años) a pesar de su apariencia curtida y esas maneras de cafetero humilde y prudente. Salvo sorpresa no estará en el Tour, está fuera de la preselección, pero después de su exhibición podemos empezar a pensar en sus posibilidades de cara a la Vuelta y las grandes rondas de un futuro próximo.

En definitiva…

A la vista de todos estos detalles apuntados hoy, parece seguro que ésta es la etapa a la cual nos referiremos una y otra vez en un futuro para explicar por qué los ciclistas hacen rodillo antes de cada carrera de inicio intenso, cuál es la razón de que Andy Schleck no trascendiera a la historia del ciclismo, por qué recordamos a Cadel Evans, qué fue aquel revolucionario equipo Sky, cuál fue la clave del Tour 2012, dónde iniciaron las páginas doradas de la leyenda de Nairo Quintana. Esta séptima etapa del Critérium du Dauphiné ha sido una etapa de culto. Una de esas jornadas que explican ‘per se’ por qué el ciclismo mola tanto.

Fotos: Movistar Team, Team Sky