Cinco Nombres del Inicio de Temporada (y II)

13 de Marzo, Arueda.com

Hace algo más de una semana comenzamos en Arueda.com un repaso de lo que llevamos de curso ciclista 2009, que empezó voraginoso y continúa en la misma línea, prometiendo una segunda parte con cinco nombres internacionales. Cinco nombres que resumieran todo lo vivido hasta ahora en el panorama mundial, las noticias más destacadas y las competiciones más relevantes.

Aquí están esos nombres. No se trata de ciclistas individuales, sino más bien de grupos cuya representatividad de lo que está pasando esta temporada resulta máxima. Nos encontramos a tres equipos cuya labor conjunta ha sido excelente, bien a través de la suma de resultados individuales o bien a través de un bloque superlativo. También tenemos a una generación de corredores que puede llevar a un país de gran tradición a recuperar gran parte de su peso perdido en el ciclismo de alto nivel; y a varios hombres que se han puesto de nuevo en el ojo del huracán mediático con su regreso a la primera línea, sazonando aún más una temporada que ya de por sí se presenta picante.


Katusha La estructura rusa, heredera del Tinkoff que el año pasado rindiera a tan buen nivel en el Giro de Italia, generó dudas entre muchos aficionados al ciclismo antes incluso de salir a las carreteras. No era fácil pasar de ser una escuadra familiar que prácticamente representaba a un país, Rusia, a ser una multinacional deportiva. Y más aún si en esa multinacional se estaban sumando sin aparente coherencia nombres de gran calidad pero que no dejaban vislumbrar una posible labor de equipo cuando la competición invitara a ello. Sin embargo, el mánager Omar Piscina ha conseguido hacer funcionar lo que parecía afuncional; Katusha es el segundo equipo con más victorias del ProTour, siendo que con McEwen, Napolitano y Steegmans ha mostrado una superioridad incontestable en las llegadas masivas. Al menos, mientras los hombres de Columbia no han entrado en juego.

Diquigiovanni Aunque si hablamos de grandes cantidades de victorias, este equipo italiano registrado en Venezuela se lleva la palma. Su mánager Gianni Savio ha buscado dar un salto de calidad a la formación, apostando para ello por incorporar a grandes ciclistas que apuran sus últimas pedaladas como Davide Rebellin o Gilberto Simoni y mantener a corredores en plena explosión como Francesco Ginanni, un proyecto de clasicómano que aspira a marcar una época a partir de la próxima temporada. Por no hablar de la recuperación para el ciclismo de Mattia Gavazzi, hijo del mítico Pierino y ex cocainómano, que demostró grandísimas cualidades como velocista con cinco victorias entre enero y febrero. Así, de momento, Diquigiovanni acumula ya un total de quince triunfos, cinco más que el segundo equipo con más victorias (Columbia). Sensacional.

Cervélo Aunque si está habiendo un equipo sensación esta temporada éste es, sin duda, el novedoso Cervélo Test Team. El original concepto de una estructura dedicada a servir de banco de pruebas en competición a una serie de marcas del sector de la bicicleta se ha puesto en práctica con una plantilla donde sólo Carlos Sastre y Thor Hushovd destacan por encima de la media y nadie destaca por debajo. Una plantilla donde predominan los rodadores, ciclistas potentes capaces de destrozar un pelotón en cualquier momento, tal y como se demostró en una Vuelta a Qatar donde dominaron de principio a fin… y no consiguieron la victoria debido a un Tom Boonen impresionante. La agradable sorpresa en que se ha constituido Heinrich Haussler gracias a su salto de calidad refrenda las buenas sensaciones que transmite a un equipo al que, sin embargo, aún falta ver en las citas más importantes.

Sylvain Chavanel El francés se aupó el martes al liderato en París-Niza aprovechando el trabajo de Rabobank en el llano, si bien su mayor exhibición de la temporada ha sido la de Kuurne-Bruselas-Kuurne, donde dejó en bandeja la victoria al anteriormente mencionado Tom Boonen. Es el principal exponente de una poderosa generación de ciclistas franceses que vuelven a merecer el título de esforzados de la ruta, alejándose de esa imagen de aburguesamiento que han dado algunos de ellos en los últimos tiempos. Junto a él, llamados a devolver a Francia a su lugar histórico dentro de la competición, están David Moncoutié, que comienza una segunda juventud que puede ser muy fructífera; Thomas Voeckler, cuya teatralidad le resta el reconocimiento que realmente merece; Romain Feillu, aspirante a la primera fila mundial en poco tiempo que ya fuera líder del Tour el año pasado; y Mathieu Ladagnous, un rodador excepcional que se encuentra cercano a la explosión que le llevará a formar parte del grupo de ‘flandriens’ de élite donde ahora mismo hay mayoría de belgas.

Los Regresos Durante unas semanas no se habló de otra cosa: Lance, Lance, Lance. Había vuelto Lance Armstrong, había que celebrarlo. Y se celebró con una cobertura como no se recordaba para el ciclismo. El Tour Down Under adquirió una mediatización inesperada y superlativa gracias a la presencia del campeón tejano; y con el Down Under, todo el mundo de la bicicleta. Deportivamente ha sido significativo, pero no tanto; Lance sigue siendo muy fuerte, pero aún le falta ‘punch’ y se dedica más a juguetear atacando desde el inicio de las etapas que a intentar ganar de verdad. Casi igual que el italiano Ivan Basso, el otro gran regreso del año, que enfundado en el maillot de Liquigas sólo ha mostrado tensión competitiva real en la argentina Vuelta a San Luis. Sin embargo, no hay que olvidar que el punto de mira, tanto de Armstrong como de Basso, está puesto en mayo. Concretamente, en ese Giro del Centenario que cada vez pinta mejor y más emocionante. Al menos, a priori.

Las Bielas de la Semana 4

Llevaba tiempo sin leer una mejor descripción para un ciclista que la aparecida en Ciclismo 2005 hace cosa de una semana: Luis León Sánchez, de profesión sus labores. Ignoro si la frase pertenece al autor del blog o a uno de sus comentaristas, pero es sin duda la manera perfecta de definir la sensación que destila el pedalear enérgico y anárquico de Luis León cada vez que se encuentra en forma. Como una Mula desbocada, y nótese el juego de palabras con su pueblo de nacimiento.

1. Reconozco que tengo cierta debilidad por los ciclistas potentes, y es por ello que los murcianos de Caisse d’Épargne me encantan. Ambos han dado casi un recital en el Tour Down Under sin necesidad de vencer. Mientras Luis León atacaba en cada momento, se metía en los sprints, tomaba la determinación mas alocada… José Joaquín Rojas aguantaba, cerebral, a los sprints. En ellos ha sido el más regular, siempre por detrás del Rabobank Brown y del dominador Allan Davis. Sin embargo, no ha llegado a ganar.

¿Dónde está el problema de Rojillas, que le impide la victoria? Yo lo localizo a falta de 200 metros de la meta. Antes realiza un trabajo más que aceptable buscando la rueda buena, llega siempre alrededor del quinto puesto de la fila de candidtos al triunfo. Después, demuestra una punta de velocidad más que aceptable que debería servirle para que cayera al menos una victoria en cada ronda por etapas donde participe. Sin embargo, a 200 metros de meta… nunca toma la mejor decisión, se abre demasiado pronto y a 60 km/h el viento frena muchísimo. Es importantísimo saber manejar el ‘rush’ final, sólo superdotados como Cavendish, Koldo Fernández de Larrea ó el Petacchi de hace tres años pueden ponerse de cara al aire tan pronto como lo hace Rojas.

2. Alegre, alegrísimo, triunfo el de Allan Davis en el Down Under. Tres etapas y general, revindicación de sus grandísimas cualidades (me atrevería a decir que de superclase), evidencia de que en la Operación Puerto cayeron muy buenos ciclistas que quizá no eran tan culpables. Davis es un canguro puro, rápido, dúctil y capaz de pasar puertos en cabeza de carrera a poco que se lo proponga; un olé para Discovery y Mitshubishi, que lo reintrodujeron en el ciclismo de competición.

Pero vamos, que en el Down Under la noticia siguieron siendo Armstrong y sus renovadas energías para acongojar a todo el mundillo ciclista. Lance ha atacado en todo momento, gran parte del espectáculo de la carrera ha estado en sus piernas y su cabeza. Con Sweet Baby Jesus (Jesús Hernández) como mejor coequipier, por cierto; dudaba que el ciclista de Ávila pudiera responder a las exigencias del equipo Astaná después de un año parado, pero me equivocaba. Un error de esos que te apetece reconocer.

3. Paralelamente al Down Under, con un seguimiento casi paralelo al de la prueba australiana en tierras italianas, se ha corrido el Tour de San Luis en Argentina. Estrenaba temporada Iván Basso (¿no la estrenaría en Octubre, con la Copa Japón?) y lo hacía con buenas condiciones, siendo sexto en la etapa reina que ganó Xavier Tondo. Basso es el penúltimo superclase que se ha consagrado a las grandes vueltas (el último es Contador), el dopaje truncó su carrera pero ha vuelto con ganas de verse y nosotros tenemos ganas de verlo. Volverá a demostrar calidad, se enfrentará a Armstrong en el Giro y en septiembre lo tendremos corriendo la Vuelta a España. Como dirían los italianos, Non vedo l’ora

Rebobinamos: siendo sexto en la etapa reina que ganó Xavier Tondo. Efectivamente, primera victoria de la temporada para el ciclismo español, brindada por el catalán de Andalucía – Cajasur en un vistoso final en alto argentino. El año pasado el honor de ser el primer nacional en mojar fue para Rojas en Mallorca, el anterior para Gálvez también en Mallorca si mal no recuerdo. Rompe Tondo la racha de sprinters, y espero que estrene un palmarés más o menos fructífero para su equipo. Un equipo que ha vivido cuatro temporada casi de espaldas a la victoria, teniendo a un solo ganador nato (Ventoso) en plantilla durante todo ese tiempo.

Las Bielas del inicio de año

1. Al fin ha iniciado la temporada «de verdad». Llevamos unos días con carreras de poca categoría, siendo la más destacada la Tropicale Amissa Bongo Ondimba. La carrera, gabonesa, ha sido seguida con relativo interés por los franceses debido a la participación de Française des Jeux y Bouygues Telecom. Los equipos no han decepcionado: dos etapas y general para FdJeux, dos etapas para Bouygues (Sokolov y Tschopp); los dos parciales que han sobrado han sido para el sudafricano Ball y el portugués Cardoso (Liberty).

No nombro a los ganadores de FdJeux por merecerme comentario aparte. El chaval bielorruso Hutarovich pinta para sprinter de clase mundial; le puede faltar experiencia, pero la punta de velocidad ya la tiene tal y como demostró en la Vuelta a Burgos del año pasado. Por su parte, Mathieu Ladagnous (que se llevó etapa y general) ha demostrado ser un rodador de categoría, con cierta punta de velocidad, visión de carrera… Me recuerda muchísimo a Fréderic Guesdon. Ahora mismo tiene 25 años, tres temporadas completas de profesional… la cuarta puede ser el año de su explosión. Habrá que verle.

2. En el Down Under (expresión en lengua inglesa que podemos traducir como «ahí abajo»), victoria para Mc Ewen y focos para Lance Armstrong. Durante el resumen de la carrera emitido por Teledeporte ha habido más tiempo para una entrevista con el heptacampeón que para el bonito sprint disputado en un también bonito circuito.

No cabe duda, el cowboy es el prototipo de crack mediático de los que levanta un deporte. Tiene ese carisma, ese punto de descaro y esa calidad deportiva ideal para que el aficionado se sienta seducido desde el principio. Astaná, y con él el ciclismo en general, lo hemos recibido con los brazos abiertos. Puede que su leyenda se derruya un poco, que la primera generación de ciclistas post-Armstrong le supere debido a las lógicas limitaciones de la edad. Pero a cambio ha metido una inyección de mediatización y, por qué no decirlo, optimismo, al deporte de la bicicleta. Eso no tiene precio.

3. El sprint de la otrora conocida como Down Under Classic (ahora patrocinada por Cancer Council, una fundación auspiciada por el gobierno australiano contra el cáncer) dio como ganador al canguro Robbie McEwen, que hace dos años iniciara su declive y ha estrenado temporada con un resultado positivo. Positivo para él, que empieza con incercia positiva para ver si alarga un par de años más su carrera dignamente. Y positiva para Katusha, que emprende su andadura como macroestructura con una victoria moralizante.

Detrás de Mc Ewen ha llegado un pistard, el holandés de Milram Wim Stroetinga, al que habrá que ver en carreras de mayor kilometraje. Greipel, para quien trabajó el treno de Columbia, acabó cuarto; Brown mostró que una vez más llega en buena forma al inicio de año siendo tercero. Nuestro José Joaquín Rojas comienza a coleccionar puestos de honor y tablas para adquirir madurez. Y el ‘cowboy’ (¿cómo no acabar con él?), el 64º y sonriendo. No me cae bien, pero es un crack en todos los sentidos.

En Hautacam subió a los cielos

Recordando la hazaña de Javier Otxoa
12 de Julio, Arueda.com
Se llama Javier Otxoa y ahora tiene casi 34 años. Corre en el llamado ‘ciclismo adaptado’, patrocinado por la firma Saunier Duval. Sigue en la bicicleta, en aquel deporte que le dio todo, que le llevó a las portadas de los periódicos un 10 de Julio de 2000 y le arrebató todo su ser el 15 de Febrero del año siguiente.


Aquel día, ése 10 de Julio, se llegaba a Hautacam. Un puerto de pendientes constantes y elevadas. Un puerto de diecisiete kilómetros, situado muy cerca del famoso Santuario de Lourdes. El templo de los milagros.

El Tour había llegado dos veces más a Hautacam. La primera, en 1994, fue una victoria de Luc Leblanc consentida por el gran jefe Indurain. La segunda, en 1996, fue lo inverso: Bjarne Riis ganó todo lo ganable aquel día, afianzó su maillot amarillo y ridiculizó a Miguel Indurain, al que aún le quedaba por sufrir la terrible etapa de Pamplona. Terrible porque fue su funeral deportivo.

Pero este Tour era el de 2000. Era el segundo Tour de la era Armstrong, un Tour movido debido a la falta de un dominador: ni en las llegadas masivas dominaba nadie de manera manifiesta, ni el equipo del líder era realmente fuerte como para controlar completamente la etapa. Jan Ullrich (Telekom), Marco Pantani (Mercatone Uno) y el propio Lance Armstrong (US Postal) eran los grandes aspirantes a la victoria final. En la sexta etapa, una fuga bidón llevaba al italiano de Telekom Alberto Elli a vivir uno de sus momentos de máxima gloria deportiva: se hizo con el maillot amarillo. Su escuadra no puso mucho ahínco en defenderlo: dos fugas llegaron a buen puerto durante las tres etapas que Elli portó el liderato a sus espaldas con esperanzas reales de mantenerlo. A la cuarta llegó Hautacam; y no hubo nadie que lo defendiera, la carrera quedó sumida en el descontrol…

205 kilómetros entre Dax y Hautacam. Los primeros cien, relativamente llanos; los otros incluían, de un tirón, Marie-Blanque, Aubisque, Soulor… y la gran llegada a Hautacam. La tónica de la etapa fue el movimiento: sin nadie que mantuviera el orden, todos atacaron. En el kilómetro 50 se fueron por delante el inefable, hipercombativo, Jacky Durand (Lotto), el belga Nico Mattan (Cofidis) y el enorme Javier Otxoa (Kelme).

Por aquel entonces se llamaba Javier Otxoa, tenía 25 años y casi cuatro de experiencia profesional. Competía en el añorado Kelme – Costa Blanca, equipo de escaladores. Vizcaíno, gregario, sólo iba al Tour para trabajar; de hecho, sólo atacó para «preparar el terreno» a Escartín y Heras, sus jefes en la segunda experiencia que vivía en la ‘Grande Boucle’.

Hizo, hicieron, camino por los difíciles ‘cols’ pirenaicos mientras por detrás se formaban mil y un grupos. Santi Botero, Jon Odriozola, Pascal Hervé… nombres de nostalgia que atacaron, infatigables, para intercalarse en caso de que uno de sus líderes decidiera arrancar desde lejos en algún punto de la travesía. Mientras, por delante, Otxoa y Mattan dejaban atrás a Durand. La montaña no era el terreno de aquel entrañable francés que alcanzara a ganar Tour de Flandes y París – Tours.


Hasta 17 minutos de ventaja llegaron a acumular, aunque en el Aubisque apenas eran 10. Por detrás, un grupo de favoritos se organizó para llegar hasta ellos. ‘Chaba’ Jiménez (Banesto), Roberto Heras, Fernando Escartín (Kelme), Joseba Beloki (Festina), Mario Aerts (Lotto), Richard Virenque y Pascal Hervé (Polti). Unos minutos delante suya, intercalados, dos imberbes llamados Santi Botero (Kelme) y Paco Mancebo (Banesto) iban lanzados a por todas. Después pararon a esperar a sus respectivos líderes y tirar de ellos en el breve tramo llano que había entre el descenso del Soulor y el comienzo de Hautacam.

¿Y Armstrong? ¿Y Ullrich? ¿Dónde estaba el pirata Pantani? No habían sido tan intrépidos, se habían quedado sin gregarios y esperaban que la situación la arreglara Guerini (compañero de Ullrich en Telekom), que trabajó solo durante kilómetros. Por aquel entonces, Lance no tenía un equipo sólido tras de sí: era la época de los ‘exploradores’ Hamilton y Livingston, apenas nimiedades comparados con los grandes ciclistas que más adelante tuvo Lance a su disposición.

Se llegó a la subida final. El grupo intercalado, ese de los favoritos de segunda fila, se había quedado sin gas. El grupo delantero, la escapada, se había quedado conformado por un solo hombre que movía plato pequeño y el piñón más grande: Otxoa. El grupo de los gallos era un corral que se revolucionaba.

Y de ese corral echó un gallo a volar, inverosímil, a solamente siete kilómetros de la llegada. Lance Armstrong. Reventó a Pantani, que osó intentar seguirle y lo pagó con cinco minutos de desventaja en meta. Un kilómetro después estaba en el grupo intermedio. Al siguiente, con solo cinco por delante, tenía por única compañía al genial ‘Chaba’ Jiménez; y, como único factor en contra, los seis minutos de ventaja que atesoraba el extenuado Javier Otxoa.

Pasó otro kilómetro, Lance volaba y dejó al Chaba. Otxoa seguía dando pedales y, según el mismo, “no llegaban las pancartas”. Cada mil metros equivalían a un minuto limado, a más castigo para el cuerpo de ambos ciclistas, aunque especialmente para el vizcaíno. Aunque no pudo ser para Armstrong, que no pudo ganar el día de una de sus grandes exhibiciones. Tras seis horas y diez minutos de pedaleo…

… Javier Otxoa culminó su odisea, ganó la etapa y se ganó el recuerdo de muchos aficionados al ciclismo, de muchos españoles que aquel día sufrimos y vibramos con una persecución intensa y exasperante. Emotiva; épica y milagrosa, precisamente cerca de Lourdes.

Después, su carrera profesional se convirtió en tragedia cuando un coche le atropelló en Málaga junto a su mellizo y compañero de equipo Ricardo, que perdió la vida. Javier se quedó paralítico cerebral, se temió que vegetal. Pero siguen estando juntos, cada pedalada que sigue dando Javier lleva el recuerdo de su hermano Ricardo. De alguna manera, la bicicleta ha conseguido que Javier y Ricardo Otxoa sigan estando juntos, aunque por vías meridianamente distintas. Porque, gracias a la bicicleta, ambos subieron a los cielos.