Las respuestas a las diez preguntas de Eduardo Inda sobre el caso Contador

Ha habido durante las últimas horas una corriente de indignación general dentro del tuiterío ciclista por la execrable entrega del videoblog ‘El punto sobre la I’ que el director de Marca Eduardo Inda ha dedicado a lo que él denomina ‘Caso Contador’. El título de la misma es “Las diez preguntas que áun no se han contestado del ‘caso Contador’«; el contenido, lamentable, consiste en el inenarrable Inda enumerando lo que él considera las principales incógnitas no desveladas en este ‘affaire’ de dopaje.
Más allá de la opinión que me merece el personaje (quiero pensar que no es así la persona) de Eduardo Inda, que volqué en mi Twitter y prefiero no repetir, lo cierto es que el periodista pamplonés demuestra en primer lugar una arrogante irrespetuosidad y, en segundo, una notoria falta de conocimiento del tema en cuestión, del ciclismo en general y del ‘caso Contador’ en particular. Como veremos a continuación, la mayoría de lo que para él son incógnitas tienen en realidad una fácil respuesta.
Las “preguntas sin respuesta” de Inda
1. ¿Por qué aún no nos han dicho cuál es la carnicería en la que supuestamente se compró el solomillo maldito? Si no tienen nada que esconder, ¿por qué ocultan el nombre?
El problema no es la carnicería. El nombre de la misma probablemente se sepa desde el minuto uno gracias a la factura que emitió el comercio en cuestión pero… ¿qué se ganaría denostando públicamente a un negocio local por vender una carne que sencillamente les ha llegado contaminada? En todo caso, lo interesante sería saber el nombre del ganadero que en teoría ha engordado con clembuterol a sus reses…
Poniéndonos mordaces, habría que decirle a Inda que quien se sienta agraviado por la información que aparece en su periódico no debería denunciar al kioskero, sino a… en fin.
2. ¿Padece López Cerrón demencia senil? Lo digo porque de momento no recuerda dónde adquirió la carne
Hace un mes, estuve en la Vuelta a España. La noche de la crono de Sevilla, tras hacer mi trabajo, salí con mi compañero de fatigas a tomar unas copas. Me resulta imposible recordar cómo se llamaba el local donde estuvimos, y no tengo demencia senil ni acabé borracho aquella noche. Comprendo que López Cerrón, que jamás había estado en Irún y tuvo que buscar la carnicería vía GPS, tampoco fuera capaz de decir el nombre del comercio en cuestión a bote pronto. Es complicado rememorar el lugar en el cual entraste una vez en tu vida en una localidad donde no habías pasado demasiado tiempo antes.
Parece mentira que esta pregunta se formule así, de una manera tan chabacana y directamente irrespetuosa.
3. ¿Qué pinta en todo este invento un López Cerrón que no es nada ni nadie en el Astaná?
El ciclismo es una familia, y Eduardo Inda no pertenece a ella. Por ello se entiende que no conozca a José Luis López Cerrón, un señor respetadísimo en el mundillo por su condición de ex ciclista y organizador de la Vuelta a Castilla y León. José Luis mantiene también una relación cercana con muchos medios y corredores como Alberto Contador. Además es un enamorado del deporte que aquel día se acercó a ver pasar el Tour de Francia y aprovechó para hacer un favor personal a una persona a quien le vincula una amistad.
4. ¿Por qué sólo parte del equipo, los españoles cercanos a Contador, sí ingierieron el solomillo, y sus íntimos enemigos de Astaná, Vinokourov y compañía, no lo hicieron?
Esta “pregunta sin responder” la resolvió el propio Contador durante la rueda de prensa. Vinokourov, Grivko, Ilgynskyi y Jesús Hernández cenaron antes; el resto del equipo lo hizo más tarde. Los ciclistas citados tomaron lo que les sirvió el hotel; los otros, lo que trajo López Cerrón, que llegó en esos momentos.
5. ¿Por qué Paco Olalla, cocinero del súper equipo kazajo, jura y perjura que el siempre selecciona las viandas personalmente y ahora resulta que un extraño, López Cerrón, es el que dedica a hacer la cesta de la compra?
En primer lugar, jurar y perjurar son antónimos. Vale que es una frase hecha, pero también es una patada al diccionario impropia de quien se presume un ‘top gun’ del periodismo.
López Cerrón no es un extraño; cuando Alberto Contador recibió el ofrecimiento de llevarle a Francia “lo que necesitara”, consultó a Olalla y le pidió la carne que finalmente trajo.
6. ¿Por qué el crack español se alimentó de proteínas, es decir carne, y no de hidratos de carbono, o sea pasta, en la víspera de la subida al Tourmalet?
También lo explicó Contador en la rueda de prensa. No es algo habitual, pero López Cerrón se tomó la molestia de traer la carne y lo de menos que podía hacer el madrileño era comerla. Además, en los días de descanso se suelen dar más libertad a los ciclistas a la hora de alimentarse con objeto de aliviarles un poco la tensión psicológica. Quedaban dos días para el Tourmalet y quizá prefirieran evitar el hastío de los ciclistas antes que preservar el orden alimentario.
7. ¿Por qué la UCI tapó el positivo? ¿Para no matar definitivamente a un ciclismo cuya credibilidad se encuentra bajo cero?
Estos “positivos” que se antojan no intencionados, por puntuales o nimios, suelen pasarse por alto. La UCI se comunica con el ciclista, llegan a un acuerdo como de hecho iba a hacerse en este ‘caso Contador’ antes de que apareciera la filtración, y aquí paz y después gloria. Es un pequeño chanchullo, quizá ilegal desde un punto de vista estricto, pero habitual y bien visto por la mayoría de estamentos del ciclismo.
8. ¿Es normal contar en la sangre con ocho veces más de plástico de lo que verdaderamente se considera dopaje?
No hay aún ninguna directiva mundial antidopaje en torno a la cantidad de plástico en sangre que es dopaje. Lo que se encontró en la sangre de Contador según las filtraciones fue una cantidad de plástico ocho veces superior a lo normal. Si esto constituye o no dopaje se decidirá apenas se homologue el método de detección, aún en pruebas. Lo innegable es que este dato sí que pone en duda la credibilidad de Contador.
9. ¿Por qué de repente a nuestro súper deportista parece como si se lo hubiera tragado la tierra?
Contador ha pasado una semana de gira por todos los medios de comunicación españoles para explicar su “positivo”. Es lógico que ahora pase un par de días más escondido, a pesar de que esta misma mañana ha actualizado su Twitter con un mensaje de “decepción”. Eso sí, salir al paso de rumores y filtraciones no es algo que se estile demasiado en el deporte y esto del plástico es de momento sólo eso: un rumor, una filtración.
10. ¿Por qué las autoridades sanitarias vascas y españolas no han iniciado una cacería tras las gravísimas acusaciones del pinteño? Si hay clembuterol circulando por ahí en la carne tenemos un problema muy serio, esta sustancia provoca dolencias cardíacas.
A esta pregunta no tengo respuesta, no sé si se han tomado medidas o no y la verdad es que sería interesante saberlo. Por otro lado, discrepo con el alarmismo de Inda; hay que consumir mucho clembuterol para resultar intoxicado…
Nota final
En mi opinión, Eduardo Inda se ha equivocado de medio a medio en su videoblog de hoy. Ha pretendido sentar cátedra en un tema que no conoce y su credibilidad ha salido muy mal parada, aún peor que la del ciclismo. No se puede estar tan desinformado siendo director del diario más vendido de España.
Por otro lado, sí es cierto que hay muchas preguntas sin responder en el ‘caso Contador’. Muchas de ellas las podéis encontrar en este artículo de la web de Bicycling

Italia incendió, Gilbert mereció y Hushovd emergió

El ciclismo nunca morirá. Al menos mientras se sigan viendo espectáculos tan legendarios como el de esta madrugada. Hoy la irresistible combatividad de Italia, la fuerza de Gilbert, el portentoso esprint de Hushovd e incluso el bochornoso papel de España han hecho olvidar la tristísima semana vivida por el ciclismo mundial y especialmente por el patrio y nos han recordado una de las condiciones insobornables de nuestro deporte: que nunca morirá.
El circuito de Geelong fue criticado a priori por ser considerado demasiado blando y ha acabado constituyendo el ejemplo más fehaciente e impepinable de que el factor que hace una carrera dura no es el recorrido, sino la actitud de los ciclistas. Al principio, en el camino desde Melbourne hasta Geelong, se dejó ir una fuga de corredores pertenecientes a selecciones modestas como es tradición en los Mundiales. Esta vez fueron Rodríguez (Venezuela), Tamayo (Colombia), Brammeier (Irlanda), Elammoury (Marruecos) y Kvachuk (Ucrania) los anecdóticos protagonistas que cogieron una veintena de minutos de ventaja a disolver paulatinamente con el transcurso de la carrera. El serbio Esad Hasanovic también quiso entrar en el combo, pero no pudo y navegó entre dos aguas un centenar de kilómetros. Tampoco tuvo mayor trascendencia; para cuando cazaron al último fugado en resistir, Kvachuk, su presencia allí delante o en las catacumbas no importaba.
Se dice que los equipos son reflejos directos del carácter de sus directores, y la verdad es que hoy la selección italiana difícilmente ha podido ofrecer un mejor retrato de la manera de ser de su ‘Commisario Tecnico’, Paolo Bettini. El ‘Grillo’ planteó la táctica de su equipo con el objetivo de que la carrera deviniera una prueba de resistencia, consciente de que contaba con un fortísimo colectivo de ciclistas al que beneficiaba la eliminación de los hombres más rápidos, vulnerables en esfuerzos sostenidos por definición. Andrea Tonti y Matteo Tosatto tensaron en cada paso por los dos repechos que se atravesaban en el circuito hasta provocar un corte de una treintena de ciclistas donde se introdujeron la mayoría de hombres fuertes. Iban los dos máximos favoritos, el italiano Pozzato y el belga Gilbert, con gregarios que poner a su servicio; también Evans, Greipel o Boasson Hagen, algo menos acompañados.
Pero faltaban hombres representativos de dos selecciones fuertes. Rusia y España no habían introducido a Kolobnev, Gusev, Luis León, Samuel o Freire. La selección española, que había quemado ya a dos gregarios y llevaba a tres hombres por delante que no se descolgaron seguramente por no tener pinganillos que les dieran la orden, puso a trabajar a sus dos ‘outsiders’ apellidados Sánchez y al ‘capitano’ Gárate con objeto de controlar la fuga y proteger las opciones de Freire; los rusos jugaron a ser listos y les dejaron la tostada. Al final, tuvieron que trabajar a la desesperada para empalmar con la cabeza de carrera. Les salió bien la jugada porque su arreón coincidió con el momento en que escasearon las fuerzas de los escapados y los más fuertes pararon al comprender que esa no era la fuga buena.
Una escaramuza de Mooerenhout, Serpa, Chris Sörensen, Visconti y Nibali después, quedaba una vuelta al circuito y la carrera empezaba de nuevo con un pelotón de una cuarentena de ciclistas donde brillaban las debilidades de dos selecciones que habían quemado sus naves prematuramente. Una, Italia, por un ímpetu excesivo; otra, España, por una abulia quizá emanente de un Freire que no tuvo su mejor día y a lo mejor arrastró a un desagradecido sacrificio a sus compañeros. Estos, por otra parte, pecaron de no haber estado atentos cuando la imponente claridad de la táctica italiana hacía necesario estarlo.
La carrera navegó en la indefinición hasta que se llegó al primer repecho, el duro, y Philippe Gilbert soltó el mejor demarraje de toda la carrera saliendo la estela de su inspirado compatriota Bjorn Leukemans. En lo que constituyó la mayor exhibición de toda la semana mundialista, el valón puso veinte segundos entre él y sus perseguidores tras subir las dos cuestas reseñables del circuito encendido de coraje y ansia de triunfo. Todo ello viniendo de la fuga, donde también había estado muy activo.
Da la sensación de que a Gilbert lo que le gusta no es ganar, sino ganar a lo campeón; y eso lo paga en ocasiones como hoy donde hay que correr con algo más de cabeza y menos de víscera. En cualquier otro circuito mundialista el valón hoy hubiera campeonado, pero el de Geelong no era apto para solistas; se necesitaba una banda, y ésta la tuvo Eslovenia. El sorprendente país balcánico tiró con Janez Brajkovic y Simon Spilak para brindar una oportunidad a Grega Bole, que finalmente no la pudo aprovechar y acabó undéicmo en el esprint que sus compañeros propiciaron anulando el ataque de un genial Gilbert.
Se llegó al último kilómetro entre un caos de escaramuzas tras el cual los velocistas preparaban su último ‘do’ de pecho. Niki Terpstra ensayó un demarraje que fue neutralizado por un impresionante Ander Lund, infravalorado gregario de campanillas que lanzaba el esprint para su compañero de equipo y selección Matti Breschel. El futuro ciclista de Rabobank se abrió hacia el centro de la carretera, triunfante, sacudiéndose de su rueda a Greg Van Avermaet y forzando a Allan Davis a la remontada. No advirtió que por su izquierda emergía imperial Thor Hushovd, noruego superlativo que desplegó toda su potencia avanzando de manera irresistible hacia la meta.
Ganó. Breschel acabó segundo y golpeó con rabia su manillar (segundo podio mundialista de su carrera); Davis consiguió un tercer lugar que no le gustó, sabedor de que era el gran tapado y había perdido una buena oportunidad; Pozzato casi rapiña el bronce en un esprint portentoso pero insuficiente por su mala colocación; Freire, la otra cara de la moneda, acabó sexto, falto de fuerzas y compañeros toda vez que sólo un notable Zubeldia le acompañó hasta los compases finales de la prueba. Toda su carrera ha echado de menos el cántabro tener alguien más a su lado en los metros finales…
La imagen final que nos dejó la carrera fue un podio agradable, pero copado por ciclistas que no dieron la cara hasta los metros finales mientras otros hacían la carrera por ellos. Davis era el rostro de la decepción; Breschel, el del sinsabor; Hushovd, el de la felicidad. El noruego ha puesto hoy el colofón a su carrera deportiva, que iniciara siendo un esprinter de cierto caché en Crédit Agricole y ha acabado convertido en un excelente clasicómano más consistente pero menos veloz. El año que viene afrontará en las filas del Garmin – Cervélo su duodécima temporada como profesional, y a sus 33 primaveras honrará el precioso maillot arcoiris en los adoquines de Roubaix como lo ha hecho en 2010 Evans en las montañas de Giro y Tour. Será una campaña inolvidable para un ciclista cuya ausencia lamentaremos esta década que inicia una vez se retire.
El ciclismo nunca morirá. Es imposible que lo haga mientras queden aficionados tan abnegados como los europeos que hoy nos hemos pasado la noche en vela, mientras queden ciclistas tan dignos como los que hoy se han dejado hasta el último gramo de sus fuerzas rompiendo sus bielas con pura potencia y ansia de victoria, mientras queden carreras tan emocionantes como esta… No. Quizá los escándalos arrebaten ídolos; sin embargo, como dice la máxima, quitarán las flores pero no la primavera. El ciclismo nunca morirá.

Huelgas y sindicalismo ciclistas

No esperemos encontrar jamás consenso en los grupos humanos. Al revés: si éste existe, será señal de que la masa se ha aborregado. Y eso va, inevitablemente, en perjuicio de la sociedad.
En efecto, cuando los sindicatos españoles convocaron una huelga general para el 29 de Septiembre de este año con motivo de la reforma laboral propuesta por el presidente Zapatero, muchos ciudadanos se echaron las manos a la cabeza. Militantes, periodistas, políticos, incluso sindicalistas de segunda fila, pensaban que la huelga estaba mal convocada. Consideraban que iba a destiempo por posponerse hasta después de verano. Que tendría dudoso alcance por cuanto se perdería la tensión social. Que la legitimidad era discutible toda vez que las protestas se centraban en detalles, árboles que ocultaban ver el bosque de los verdaderos problemas de los trabajadores. Todos, sin embargo, acabarán por ir a la huelga el 29-S. El aborregamiento no habrá sido de palabra, pero sí se consumará en hechos. Y, si no, ahí estarán los siniestros “piquetes informativos” para corregir conductas. Y adoctrinar.
La etapa de hoy del Tour de Francia estaba señalada como uno de esos días clave, tópicos, donde nadie gana la carrera pero alguno puede perderla. Ese posible perdedor fue hoy Andy Schleck, el principal perjudicado de entre los favoritos por la serie de caídas provocadas por lo angosto de las calzadas belgas, siempre traicioneras y sembradas de obstáculos, sumadas a lluvia fina y al aceite derramado por una moto de televisión que se derribó a si misma en el descenso del Col de Stockeau intentando no colisionar con Francesco Gavazzi (Lampre), que se había ido al suelo delante de ella y cuyos movimientos seguía. Sin embargo, el luxemburgués acabó por no sufrir las consecuencias de estas circunstancias; ni él ni ninguno de los Quince que formaban nuestra pléyade de favoritos antes del Tour. Se ocupó de ello el sindicalismo al frente del cual se situó Fabian Cancellara.
“Queríamos expresar nuestra solidaridad con todos los ciclistas caídos”, afirmaba Gerdemann. Se amparaba el sindicalismo ciclista en que las circunstancias habían sido propiciadas por los organizadores del Tour de Francia. La ruta era peligrosa, las carreteras del Benelux lo son por lo general; eso es cierto. Robert Hunter iba más lejos, demasiado lejos: “Ninguna GV debe ir a los países del norte, ¡que jodan al que diga lo contrario!”. El aceite desparramado por la carretera y el agua del cielo habían hecho el resto. Johan Bruyneel, director de RadioShack, definía el descenso de Stockeau como “una pista de patinaje”. Pueden atestiguarlo los casi setenta corredores que cayeron al suelo (algunos como George Hincapie o el propio Andy Schleck en dos ocasiones) y el mecánico que resbaló cuando se dirigía a atender a un ciclista de su equipo caído en el suelo.
Tras este tramo de locura y constantes caídas quedó como primer grupo del pelotón un colectivo de treinta ciclistas con los líderes de Rabobank (Menchov, un Gesink al que luego se ha descubierto una fisura en su codo), Cervélo (Sastre, Hushovd), BMC (Evans) y Caisse d’Épargne (Luis León Sánchez). Y Cancellara, el maillot amarillo y principal poder fáctico del día. El suizo se erigió en portavoz y protagonista: había que esperar a los afectados por los incidentes. Al ‘paquete’ principal donde viajaban Wiggins, Armstrong, Basso y Contador, solo en los momentos decisivos tal y como se venía temiendo y especulando. Y al grupo más retrasado donde viajaba su coequipier Andy Schleck junto a su hermano Frank y varios gregarios de Saxo Bank. Mientras tanto Sylvain Chavanel, que iba escapado antes de que se desatara la locura, pedaleaba ajeno, recorriendo la ruta hacia la victoria de etapa y el maillot amarillo.
En el grupo de Cancellara surgió el desconcierto, y después la indignación. Casi todos, sin embargo, hicieron caso al suizo; sólo Cervélo puso a tirar con brío al esprinter Jeremy Hunt, buscando el beneficio de sus jefes de filas. Este conato de rebeldía se zanjó con una mentira. “Cancellara le ha dicho a Thor [Hushovd] que la carrera había sido neutralizada y a nosotros no nos llegaba ningún tipo de información por radio…”, decía un Carlos Sastre que, de ser ciertas sus declaraciones, habría caído en la trampa de Bjarne Riis para evitar que sus líderes perdieran opciones de cara a la general. BMC y Rabobank hicieron mutis por el foro. Iván Gutiérrez también cayó, pero contrariado: “No sabes qué hacer exactamente en ese tipo de situaciones porque se habían producido muchas caídas que implicaban a hombres importantes. Por un lado, no era ético tirar pero por otro, la carrera es la carrera”. El cántabro hizo gestos ostensibles al hoy maillot amarillo para expresar su desacuerdo pero no llegó a tomar determinaciones concretas, tenía miedo de ser el esquirol que acaba siendo señalado por los huelguistas. Y, como reconocía en meta, “son momentos muy difíciles en los que necesitas indicaciones de tu director para saber qué hacer exactamente y en ese momento no las teníamos”.
La pregunta es por qué Iván no recibió indicaciones para tirar. Esa hubiera sido la lógica deportiva. Peor no piensa así su director en Caisse d’Épargne Eusebio Unzué: “Considero correcta la decisión de haber ralentizado la marcha por las circunstancias excepcionales. […] [Pero] se han beneficiado algunos ciclistas que no acostumbran a actuar con ese respeto que se les ha tenido”. El resto de directores, sin embargo, no han ido en la línea de Unzué. Joxean Fernández ‘Matxin’, de Footon-Servetto, se refería a una presunta “falta de personalidad” de los corredores. Gerry van Gerwen, de Milram, hablaba de que era necesiario guardar un “respeto a los patrocinadores, a los aficionados y a los organizadores”. Dave Brailsford, mánager de Sky, resumía el hecho con un explícito “absolutamente patético”.
La imagen del día, sin embargo, no ha sido tanto la fusión de todos los grupos en uno solo que, además, ha viajado durante casi veinte kilómetros extendido a todo lo ancho de la calzada en una actitud manifiesta de no-competición. Lo ha sido más bien el esprint, que Fabian Cancellara ordenó se convirtiera en un no-esprint con gestos inequívocos; cómo Maxime Bouet, de AG2R, daba una pedalada de más para entrar segundo en meta y el suizo se ofuscaba. Porque para algo había bajado el corredor de Saxo Bank unos kilómetros antes al coche del director de carrera para pactar que no hubiera ‘volata’ ni se repartieran puntos para el maillot de la regularidad en la llegada, cual líder sindical a la interlocución con políticos o empresarios…
En el Tour de Francia ha sucedido hoy algo parecido a lo que sucederá el 29-S en España. El proletariado, los ciclistas que viven constantemente ablentados por sus directores, los organizadores de carreras y los federativos (estamentos dominantes), se ha revelado con un paro liderado por cabezas visibles surgidas de él mismo por una causa nimia comparada con otras mucho más importantes. Que, como en la huelga general, esta protesta pueda no ser legítima, ir a destiempo, carecer de alcance o emanar del aborregamiento de la masa… es algo interpretable por el espectador, en mi opinión estafado hoy con una hora de ciclismo infame.

La Vuelta deja fuera a RadioShack

A mediodía de ayer, la organización de la Vuelta a España remitía una nota de prensa con veintidós equipos y una nota al pie informando de su decisión respecto de la lista de invitados a la gran ronda española. Y con ello se desataba la guerra dialéctica.
Las escuadras que tomarán parte en la Vuelta serán, según los deseos de Unipublic, las dieciséis que firmaron el llamado ‘Acuerdo de Londres’ hace dos años (básicamente, los ProTour de 2008 que siguen en las carreteras) y seis que son directamente invitadas por la organización: los ProTour Sky, Katusha y Garmin y los profesionales Cervélo, Andalucía – Cajasur y Xacobeo – Galicia. Una selección, según declara Javier Guillén [máximo ejecutivo de la Vuelta a España] en As llevada a cabo en base a «criterios estrictamente deportivos», que deja fuera de la carrera a la gran sensación de su pasada edición de la gran ronda española, Vacansoleil, al BMC de Cadel Evans y a uno de los indiscutibles mejores equipos del mundo, RadioShack.
Es en el seno de esta última estructura donde se ha hecho notar más el descontento y la indignación con Unipublic. La primera reacción fue de Johan Bruyneel, que en su Twitter anunció recién conocida la noticia que haría comentarios «interesantes y picantes». Más tarde, emitió un comunicado donde se mostró «no sólo sorprendido, sino perplejo. Pensé que se trataba de un error y llamé a Javier Guillén para que me diera explicaciones. Me dijo que no ofrecíamos un equipo suficientemente bueno y no me lo podía creer. Sólo con Leipheimer, Klöden, Horner y Brajkovic llevábamos a cuatro potenciales ganadores de la Vuelta. Era nuestro otro objetivo del año junto al Tour, por eso (y porque debíamos correr la Vuelta a California) no corrimos el Giro de Italia».
Si tomamos lo que dice Bruyneel como cierto, realmente la razón no está con Unipublic. Leipheimer, Klöden, Horner y Brajkovic parecen corredores de entidad suficiente como para garantizar la invitación del que, por otra parte, es el octavo equipo del mundo según el Ránking UCI y el quinto según CQ Ránking. Ahora bien, no parece que esa fuera efectivamente la alineación que RadioShack planeaba disponer en la gran ronda española.
Según algunas fuentes y declaraciones de Chechu Rubiera a Biciciclismo, ésta incluía a Janez Brajkovic, Chris Horner, Geert Steegmans y el bloque ibérico del equipo conformado por el propio Rubiera (que con la decisión de Unipublic no estará en el estreno en competición de la cima que lleva su nombre, también conocida como Coto Bello), Zubeldia, Irízar, Machado y Paulinho. Pero no por Leipheimer y Klöden, que de cumplir un calendario formado por Tour y Vuelta acabarían la temporada con 80 días de competición, una cifra a todas luces excesiva para ciclistas de 37 y 35 años respectivamente.
Así, no parece que Bruyneel las tenga todas consigo; pero lo mismo se puede decir de Javier Guillén. El valor deportivo del ‘nueve’ preseleccionado por RadioShack es enorme más allá de las ausencias de sus cabezas de cartel, empezando por el heptacampeón del Tour Lance Armstrong. No puede ser que sea el factor decisivo para esta no invitación a la Vuelta. Más bien puede que lo sea la nota al pie a la cual hacíamos referencia al principio, que establece que «Unipublic se reserva la posibilidad de modificar esta lista si circunstancias importantes así lo aconsejaran, teniendo siempre muy presentes las responsabilidades éticas de los participantes y su calidad deportiva», y la intención sea presionar a RadioShack para que mejor aún más su propuesta.
O quizá, como señala en algunos mentideros, sea un castigo al equipo americano por lo que pueda haber de cierto en las declaraciones de Landis. O por las posturas contrarias a las sostenidas por las grandes autoridades que Bruyneel y Armstrong han adoptado en asuntos de trascendencia para el futuro del ciclismo. Un ciclismo que Bruyneel afirma «estar dispuesto a hacer todo lo posible para profesionalizar» en un pequeño ataque de megalomanía.
En Vacansoleil, en cambio, la decisión de Unipublic de dejarles fuera de la Vuelta en favor de equipos de menor calidad como Garmin o cuyo desprecio por el calendario español ha sido manifiesto como Sky ha sido acogida con resignación. Su mánager Dan Luijkx ha declarado que «es lamentable que no podamos hacer ninguna gran vuelta en 2010 después de lo bien y rápido que anduvo todo en 2009… Esperamos que estas peleas entre organizadores y equipos se acaben cuando llegue el nuevo sistema en 2011. Estamos tristes, pero tenemos que centrarnos en las muchas citas grandes que nos quedan en estos meses». Evita así las polémicas el gerente del conjunto holandés, que revolucionó varias veces la gran ronda española el año pasado con su actitud combativa, y se pone en manos del sistema de invitaciones previsto para la próxima campaña, basado en méritos deportivos y no en económicos o, directamente, subjetivos.
El tercer agraviado significativo por la no invitación a la Vuelta a España, BMC, se lo toma con aún mayor filosofía y, sobre todo, con realismo. Y es que no posee plantilla ni estructura suficiente para afrontar las tres grandes rondas esta temporada, hecho que se hubiera consumado de haber estado presentes en la salida de Sevilla. «Nuestros planes pasaban por competir en un ‘grande’, el Giro de Italia», explica ufano el mánager Jim Ochowicz, «y eventualmente una segunda, el Tour de Francia. Pero hacer la Vuelta, en 2010, no era posible».
Por lo que respecta a los equipos a los que se ha otorgado una invitación, las reacciones de alegría han sido mucho más tibias. Andalucía, cuya viablidad depende en gran medida de estar presente en la gran ronda española, expresaba su agradecimiento a través de su jefe de filas José Ángel Gómez Marchante. Xacobeo, por su parte, afirmaba que su objetivo será mejorar en la Vuelta de 2010 lo hecho en la de 2009, para lo cual contará con el liderazgo de Ezequiel Mosquera y el respaldo de buenos elementos como David García Dapena, Gustavo César o Rodrigo García. Dave Brailsford, mánager de Sky, hablaba de un «voto de confianza de Unipublic», mientras Katusha, Garmin y Cervélo aún no han realizado ninguna declaración al respecto. Los primeros están dentro por la predilección de Javier Guillén por su líder Joaquín Rodríguez; los segundos, por Tyler Farrar; los terceros, por Carlos Sastre. Ahora bien, no se sabe si por su presencia en el ‘nueve’ de la Vuelta o por su poder fáctico…

* Agradecimiento a Daniel Sánchez por su traducción de las declaraciones de Dan Luijkx

Valverde, el pecado original y la marca de Caín

Hubo un tiempo en que en el ciclismo, como en el cristianismo, existía un pecado original. Una trampa presupuesta, una mala acción que se consideraba prácticamente inherente al corredor que llegaba al profesionalismo y penalizaba su imagen desde el mismo momento en que aparecía en el primer plano mediático subido en la bicicleta. «Ese», decía el televidente, «es un dopado». Y ante eso sólo unos pocos ‘rara avis’ podían desafiar a la opinión (¿quizá el saber?) general y decir con la frente alta: «Yo no. Yo estoy limpio». Al resto no les quedaba sino agachar la cabeza y seguir pedaleando.
La Operación Puerto vino a poner esto de manifiesto. Supuso una purga, la penúltima en la serie de escándalos que inauguró del ‘caso Festina’ y parece haberse clausurado con el pasaporte biológico que, se supone, ha limpiado el ciclismo de cualquier atisbo de dopaje. Aquel 22 de Mayo de 2006 en el cual se destapó la mayor red de «preparación deportiva» (mezquino eufemismo) fue una inmensa catarsis, en especial, para el ciclismo español; se dice que pudo haberlo sido para todo el deporte, pero las autoridades prefirieron no salir de las dos ruedas.
Decenas de corredores cayeron en desgracia gracias a esta operación de la Guardia Civil. Cayeron, sobre todo, dos de los equipos que peor fama arrastraban dentro del panorama nacional y, quizá, mundial: Kelme y ONCE. Dos escuadras históricas, ahora añoradas y en aquel tiempo poco defendidas por el grueso del colectivo ciclista: ni quienes se sentaban en los despacho ni aquellos que aplaudían en las cunetas alzaron la voz. No clamaron. Y quienes sí se atrevieron a moverse, los corredores que se plantaron en el Campeonato de España, fueron comparados por algunos medios con «trileros que se manifestaban porque les han descubierto el truco». En resumidas cuentas, a decenas de esforzados de la ruta se les destensó la cuerda sobre la cual danzaban en el vacío. Se consideraba que, de alguna manera, habían pagado por su pecado original.
Hubo sin embargo quien siguió teniendo la cuerda tensa. Personas que fueron protegidas de su pecado original con otro artefacto bíblico, la marca de Caín. Ésa que señalaba al hijo de Eva como asesino de su hermano Abel pero, a la vez, le hacía inmune ante cualquier ataque. Los nombres de estos corredores difícilmente saldrán algún día a la luz, sólo hay suspicacias en torno a ellos. Sólo uno vio reflejado su sambenito más allá del rumor: Alejandro Valverde. Posiblemente uno de los tres mayores talentos de lo que llevamos de siglo, el murciano estaba presente de manera prácticamente inequívoca en los papeles de la Operación Puerto. Bolsa 18 de sangre: Valv.(Piti). Del año 2003. Su penúltima temporada en Kelme.
Se dice que, por mucho que corra el hombre, su pasado será más rápido que él y acabará por alcanzarlo. En el caso de Alejandro, el pasado le ha dado caza a lomos del empeño de un jurista italiano, el fiscal del CONI Ettore Torri, deseando cortar la cabeza del superclase español para equiparar su condición de implicado en la Operación Puerto a la de sus compatriotas Michele Scarponi e Ivan Basso, a quienes tuvo que sancionar tras hallarles culpables de relacionarse con Eufemiano Fuentes, uno de los mayores gurús del dopaje de la historia.
Le costó cuatro años y cientos de procedimientos torticeros, pero lo consiguió. Torri abrió procesos disciplinarios insulsos ‘per se’, convocó audiencias que no parecían ir a ninguna parte; movió Roma con Santiago casi sin resultado. Hasta que, en invierno de 2008, el juez que instruía en España la Operación Puerto se fue de vacaciones y su sustituta, que no estaba aleccionada de cómo llevar adelante la marca de Caín que protegía a Alejandro Valverde, le cedió parte de la bolsa de sangre número 18 de las incautadas en los dominios de Eufemiano. A partir de ahí, a través de una serie de maniobras muy lógicas en el bricolage casero pero dudosísimas en el terreno jurídico, Ettore Torri demostró que esa sangre, que contenía EPO, pertenecía a Valverde.
La connivencia de AMA y UCI, cuya manifiesta antipatía hacia el murciano se hizo patente en numerosas ocasiones, hizo el resto. El enroque de la RFEC, la justicia española y el propio Valverde no resistieron más el acoso proveniente de Italia y Suiza. El TAS decidió el pasado lunes en favor de los extranjeros, que construyeron una versión totalmente verosímil de los hechos mientras la defensa del español se centraba en tumbarla mediante defectos de forma, un tibio argumento ante un tribunal más humano que tecnócrata como es el de Arbitraje Deportivo. Alejandro Valverde no volverá a correr más hasta el 1 de Enero de 2012 y perderá todos sus resultados de 2010 con efecto retroactivo.
La astronómica cantidad de dinero gastada por el corredor de Caisse d’Épargne en abogados (los rumores no coinciden en las cifras, pero ninguno baja del millón de euros) sólo ha dilatado el proceso; no habrá servido de nada si no prosperan los deseperados recursos que los abogados interpondrán en los tribunales suizos en las próximas fechas. Tampoco habrán servido su condición de paladín del ciclismo español, ni sus múltiples victorias, ni los centenares de controles antidopaje con resultado negativo que ha pasado estos años. La marca de Caín ha caído y todos estaban dispuestos a vengar a un imaginario Abel. Dispuestos a que Alejandro Valverde pagara por su pecado original, bruma de otro tiempo.

Traducción del e-mail de Floyd Landis sobre el dopaje de Lance Armstrong

Al igual que los terremotos tienen réplicas que resultan más terribles si cabe que el seísmo original, los casos de dopaje en el ciclismo suelen dar vueltas de tuerca que convierten su esclarecimiento en un reto tortuoso. Salen a la luz nuevos métodos desconocidos, a veces una confesión confundidora; pero, casi siempre, son nuevos nombres los que se suman al galimatías existente.

El nuevo giro tomado por el ‘caso Landis’ fue ayer la gran noticia del mundo del ciclismo. La magnífica jornada vivida en un Giro d’Italia donde cada día depara una sorpresa y la impresionante victoria de Peter Sagan en la Vuelta a California se vieron opacadas por las sórdidas revelaciones de Floyd Landis, el menonita que protagonizó uno de los casos de dopaje más sonados de la historia del ciclismo.

En el Tour de Francia de 2006, el americano perteneciente por aquel entonces al equipo Phonak perdió el sólido liderato que acababa de recuperar del gallego Óscar Pereiro en el final en alto de la Toissure debido a una pájara. Al día siguiente, ni corto ni perezoso, Landis se lanzaba a conquistar la media montaña alpina, el Joux Plane y la mítica llegada a Morzine; en solitario, desde prácticamente el inicio de la etapa. Realizó una de las mayores exhibiciones del ciclismo moderno, derrotando por más de seis minutos a sus rivales. Pero aquella magnífica exhibición tenía truco.

Ahora Landis, tras cumplir dos años de sanción y volver a la competición en los modestos equipos norteamericanos OUCH y Bahati Foundation, ha decidido redimirse. Y, para hacerlo, ha disparado con bala contra el equipo donde aprendió todo lo que sabe, tanto de bicicleta como de (proclama él) dopaje. Mediante un correo electrónico dirigido al director general de USA Cycling, la federación estadounidense de ciclismo, Floyd Landis acusa a Lance Armstrong y Johan Bruyneel de estructurar un dopaje organizado en el seno del conjunto US Postal (más tarde Discovery Channel y actualmente RadioShack) en connivencia con las altas esferas del ciclismo.

Las reacciones a estas declaraciones no se han hecho esperar por parte de todos los estamentos, competentes y afectados. Por lo pronto, AMA (Agencia Mundial Antidopaje) y UCI (Unión Ciclista Internacional) han prometido investigarlo; de manera mucho más vehemente, eso sí, la primera que la segunda. Porque, si bien la AMA puede y debe llegar hasta las últimas consecuencias, esta investigación podría manchar hasta límites insospechados la imagen de la UCI y, sobre todo, de su ex presidente Hein Verbruggen.

Lance Armstrong, por su parte, se ha defendido acusando de falta de credibilidad a Landis y echando balones fuera al afirmar que existen «errores en la secuencia de eventos», que por ejemplo nunca corrió (ni ganó) la Vuelta a Suiza tras la cual supuestamente dio positivo; eso sucedió en 2001, y no en el año 2002 en que, según el tejano, ubica el hecho Landis. Sin embargo, sucede que el tejano ha equivocado su lectura de los correos del menonita: éste habla de que los hechos acontecieron «el primer año que se usó el test de detección de EPO». O, lo que es lo mismo, en 2001.

En ARUEDA.COM hemos traducido el presunto correo electrónico de Floyd Landis filtrado en los foros anglosajones de ciclismo con objeto de poner a vuestro alcance toda la información posible sobre un tema que traerá cola. Por lo pronto, esperemos a que se realicen las pesquisas preceptivas por parte de UCI y AMA en torno a este ‘caso Landis’, y también a que los implicados se defiendan y actúen. El objetivo no debe ser tanto cortar cabezas como arrancar confesiones que restituyan el honor del ciclismo, nuestro deporte.

2002: Johan Bruyneel me enseñó a usar parches de Testosterona durante la Dauphiné Liberé en Junio, tras lo cual viajé en helicóptero son el Sr Armstrong desde la llegada, creo que Grenoble, hasta St Mauritz (Suiza), donde me dio una caja de parches de 2’5 mg frente a su esposa, que presenció el intercambio. Alrededor de una semana después, el Dr Ferrari me extrajo medio litro de sangre que debía transfusionárseme durante el Tour de Francia. El Sr Armstrong no fue testigo de la extracción, pero él y yo tuvimos largas charlas sobre ella durante nuestros entrenamientos, donde él me explicó también sobre la evolución de los tests de detección de EPO y cómo las transfusiones eran ahora necesarias debido a los inconvenientes de este nuevo test. También me explicó que, el primer año que se usó el test de detección de EPO, el Sr Ferrari, que tenía acceso a dicho test, le aconsejó no usar nunca más EPO. Pero él no creyó al Sr Farrari (sic) y continuó usándola. Después, cuando ganó la Vuelta a Suiza un mes antes del Tour de Francia, dio positivo por EPO. En este punto, el Sr Bruyneel y él viajaron hasta el cuartel general de la UCI y llegaron a un acuerdo económico con el Sr. Vrubrugen (sic) para ocultar el positivo.

2003: Después de romperme la cadera en invierno, volé a Girona donde esta vez dos unidades (cada una de media litro) me fueron extraídas en un margen de tres semanas. Esto tuvo lugar en el apartamento donde el Sr. Armstrong vivía; fui requerido para quedarme allí y vigilar la temperatura de la sangre cada día. Eso [la sangre] estaba en un pequeño frigorífico en el armario con la sangre de George Hincapie y el Sr Armstrong, que planeaba irse unas semanas a entrenar y me pidió que me quedara allí para vigilar que el frigorífico tuviera electricidad y no sucediera nada raro con él.

Durante el Tour de Francia el equipo entero, en dos ocasiones diferentes, fueron a una habitación previamente indicada donde nos encontramos con el doctor para realizar las transfusiones. Durante el Tour presencié personalmente cómo George Hincapie, Lance Armstrong, Chechu Rubiera y yo mismo recibíamos transfusiones sanguíneas. También durante el Tour el médico nos dio a mí y mi compañero de habitación George Hincapie una pequeña jeringa de aceite de oliva donde se hallaba disuelto Andriol, una forma de testosterona ingerible, para consumir en dos tomas en un plazo de tres días.

Me pidieron que corriera la Vuelta a España aquel mismo año para que ayudara a Roberto Heras y en Agosto, entre el Tour y la Vuelta, me dijeron que consumiera EPO para subir mi hematocrito con objeto de que se me pudieran practicar más transfusiones sanguíneas. Me pidieron que fuera a casa de Lance con Johan Bruyneel para que [Armstrong] me diera EPO. La primera EPO que usé me la dio en la entrada de su casa, perfectamente a la vista de su entonces esposa. Era de marca Eprex y venía en seis jeringas previamente calibradas. Las usé por vía intravenosa varias semanas antes de la siguiente extracción de sangre y no tuve problemas con los controles antidopaje durante la Vuelta. En este tiempo Johan Bruyneel me enseñó a usar la Hormona de Crecimiento, y compré lo que necesitaba a Pepe el «entrenador» del equipo, que vivía en Valencia con el médico del equipo por aquello época. Entrenando para la Vuelta pasé mucho tiempo con Matthew White y Michael Barry, con quienes compartí testosterona y EPO y charlas sobre su uso.

De nuevo, durante la Vuelta el médico del equipo nos dio Andriol y practicó transfusiones de sangre. No tuvimos ningún problema con los controles.

2004: De nuevo el equipo me practicó dos transfusiones de sangre separadas, pero en esta ocasión Bruyneel se volvió más paranoico e hicimos las extracciones en Bélgica, adonde volamos para encontrarnos en un apartamento de propietario desconocido. La sangre se la llevó «Duffy», que era en aquel tiempo algo así como su asistente. La segunda de las transfusiones fue realizada en el autobús del equipo, en el trayecto desde la llegada de una etapa hasta el hotel, durante el cual el conductor fingió tener un problema mecánico y se detuvo en una remota carretera de montaña durante más o menos una hora para que todo el equipo pudiera recibir el medio litro de sangre. Esta es la única vez que vi al equipo entero recibir transfusiones a la vez, viendo a todos a la vez y al propio conductor de autobús. Aquel equipo incluía a Lance Armstrong, George Hincapie y yo como únicos americanos.

2005: Aprendí en este punto la mayoría de técnicas necesarias para las transfusión y otras cosas por mi cuenta, así que contraté a Allen Lim como ayudante para los detalles y la logística. Nos ayudó a Levi Leihpeimer y a mí a preparar las transfusiones y se aseguraba de que [la sangre] se conservaba a la temperatura adecuada. Los dos nos hicimos dos transfusiones separadas aquel Tour. Como mi hematrocrito estaba muy bajo de salida, yo hice mi primera transfusión unos días antes del comienzo de la carrera para no empezar con desventaja.

2006: Bueno, ya entiendes la idea….. Una cosa muy significativa es que me senté con Andy Riis (sic) [probablemente quiso decir Andy Rihs] y le expliqué lo que había hecho en el pasado y cuál era el riesgo que iba a tomar. Le pedí permiso, que él me dio en forma de dinero para completar las operaciones descritas. John Lelangue fue también informado por mí y Andy Riis (sic) consultó a Jim Ochowicz antes de dar el sí.

Hay muchos más detalles que tengo en diarios que estoy en proceso de transformar en una historia inteligible. Pero si la posición de USA Cycling [federación estadounidense de ciclismo] es que no hay suficientes detalles para justificar una llamada a la USADA [Agencia Antidopaje de Estados Unidos], estoy escribiendo tanto como puedo poner razonablemente en un correo electrónico para compartirlo con vosotros y averiguar qué proceso va a abrir USA Cycling con estas alegaciones.

Recibirás mucho más detalles cuando demuestres que se puede confiar en que harás lo correcto.

Floyd Landis

Vinokourov contra la memoria del ciclismo

El pasado domingo, Alexandre Vinokourov dejó atrás a Alexandr Kolobnev en los últimos compases de la Cöté d’Ans para imponerse por segunda vez en la Lieja-Bastogne-Lieja. El kazajo entró en meta extendiendo los brazos, lanzando besos, aplaudiendo, loco de alegría por volver al primer plano del ciclismo. Su gesto de torció cuando subió al podio, recogió su trofeo… y el público le abucheó.

El ciclismo es un deporte de memoria y sentimientos. Los resultados permanecen en los papeles, pero el recuerdo de los aficionados se compone de sensaciones y no de números. La victoria de Vinokourov fue recibida por los belgas presentes en la meta de Ans como una ofensa después de que el kazajo protagonizara en 2007 uno de los positivos más sonados de la historia. Un positivo especialmente sangrante por cómo intento tomar el pelo al mundo del ciclismo antes, durante y después de que un control antidopaje delatara que había recurrido a una transfusión homóloga (de sangre ajena) para aumentar su rendimiento.
Alexandre Vinokourov (1973, Petropavlosk) no fue nunca un ángel. Al contrario, siempre resultó un ciclista controvertido, de gran calidad y mayor víscera. Ello le convertía en un corredor combativo en carrera, agradable para el aficionado pero incómodo para los compañeros, que veían como el insaciable kazajo no hacía más que reclamar más trozo del pastel competitivo, más presencia en carrera. Llegó a reclamar el liderazgo del Telekom en pleno esplendor de Jan Ullrich y a atacar a por la victoria (con éxito) en la llegada a los Campos Elíseos del Tour de Francia de 2005, en un coto habitualmente vedado para caza de los esprinters donde sus ganas de lucha le llevaron a triunfar.
Era un corredor polivalente, querido y amado, hasta que los delirios de grandeza comenzaron a pesar demasiado en su cabeza. Su inmenso poder fáctico en Kazajastán, procedente de su condición de deportista insignia del país y su amistad con los más altos mandatarios, hizo posible que las principales empresas del país le proporcionaran dinero para financiar la estructura de Manolo Sáiz en cuyas filas formaba (aquel Liberty Seguros defenestrado por la OP) y luego una escuadra propia, el Astaná con que tomó parte en el Tour de Francia 2007. En él, Vinokourov contaba con sus habituales cualidades y el respaldo de una pléyade de gregarios excepcionales como su compatriota Andrei Kasheckin, Andreas Klöden o Paolo Savoldelli. El objetivo no era otro que el maillot amarillo.
No aprovechó Vinokourov la oportunidad de ganar en buena lid. Fue perdiendo tiempo en todas las etapas decisivas hasta quedar a casi ocho minutos del líder Rasmussen antes de la importante crono de Albi, en la segunda semana de la carrera. En ella, el kazajo perpetró su primera exhibición, distanciando al siguiente (un consumado especialista como Cadel Evans) en más de un minuto. La segunda, más estratosférica si cabe, la realizó camino de Loudenville, en la mítica etapa en la cual Alberto Contador y Michael Rasmussen libraron un espectacular mano a mano en el Col de Peyresourde. Vino aventajó en un minuto al segundo en la línea de meta después de pasar todo el día fugado. Y de haber perdido media hora el día anterior en Plateau de Beille.
Las sospechas suscitadas por estas prestaciones se confirmaron al día siguiente, mientras el corredor declaraba gozoso en L’Équipe que su presencia inspiraba «respeto en el pelotón». El 24 de Julio, día de descanso, salía a la luz su positivo en la crono de Albi. Transfusión homóloga, un término con el cual los aficionados al ciclismo se familiarizaron dolorosamente durante un tiempo. Todo el Astaná tuvo que abandonar la carrera, con gesto compungido y en furgonetas; parecían más presos que ciclistas. Vinokourov, por su parte, montó su teatro y echó la culpa del positivo a las alteraciones que le pudo haber generado una caída en la quinta etapa.
Los actos que vinieron después continuaron el esperpento. Vinokourov anunció su retirada y se parapetó tras la Federación Kazaja de Ciclismo para recibir un único año de sanción y no pagar su sueldo de 2007 como multa tal y como contemplaba el Código Ético que tuvo que firmar aquella campaña para participar en las carreras ProTour. La UCI, errática, no consiguió hacer pagar a Vino, pero sí extender su sanción hasta los dos años que la normativa vigente impone como máxima para los culpables de dopaje. Ello no impidió que la sombra del kazajo permaneciera presente en el ciclismo mundial a través de declaraciones periódicas y de su imprescindible intermediación para la supervivencia del equipo Astaná.
Ahora, después de un exitoso ensayo a finales de 2009, Vinokourov ha vuelto al primer plano del ciclismo mundial. Pero lo hizo entre abucheos. La memoria de los aficionados tocó los sentimientos del kazajo, que al día siguiente mandó una carta abierta a los medios de comunicación donde afirmó no querer «ser el único y muy fácil objetivo de todos los males del ciclismo». El escepticismo volvió a reinar en los aficionados más suspicaces, que habían visto con indignación no sólo la victoria de Vinokourov, sino la compañía que tuvo en el podio de un Alejandro Valverde que sigue corriendo aun con la espada de Damocles de la sanción provocada por el CONI pendiente sobre su cabeza.
Es difícil determinar si los aficionados tienen o no razón afeando al corredor kazajo. Más allá de las filias y fobias que despierte el personaje, Vinokourov ha purgado sus penas pasando dos años sin competir. Es cierto que no cumplió la sanción completa al no ingresar su año de sueldo en las arcas de la UCI; pero sí el grueso de la misma. En teoría, tiene derecho a participar en todas las carreras que desee, derecho a ganarlas, a retirarse o a llegar fuera de control. Sin embargo el aficionado, el auténtico termómetro del ciclismo mundial a través de sus memorias y sensaciones, ha juzgado que no es digno de ello por toda la controversia que su caso, que junto al ‘affaire’ Rasmussen estuvo a punto de tumbar la carrera más grande del mundo, despertó. Aunque no tiene por qué tener razón, habrá que escuchar al público. Y Vinokourov, por su bien, deberá convencerlo.

¿Qué problema hay entre equipos y organizadores?

21 de Diciembre, Arueda.com

En el deporte, como en el teatro, los bastidores y tramoyas suelen ser más grandes que el escenario. El gran público sólo ve esa palestra donde los actores representan la obra y, de hecho, personifica al teatro a esos actores. La realidad es que quienes realmente escriben la obra y lo disponen todo para su ejecución están detrás, en la sombra. Sus movimientos en la oscuridad condicionan por completo qué sucede en la luz.

Hace unas semanas, saltaba la noticia de que las escuadras profesionales españolas no tomarían la salida en las Vueltas a Andalucía y Murcia. Las explicaciones, parcas, se limitaban a que los organizadores de las citadas carreras no iban a cumplir el Convenio AEOCC y sí el Convenio UCI; y, en esas condiciones, los equipos no estaban dispuestos a participar. Pero, todo esto… ¿qué significa?

Para resolver esta pregunta, en Arueda nos pusimos en contacto con Joaquín Cuevas, director general de Deporinter y organizador de la Vuelta a Andalucía; Alfonso Galilea, director deportivo de Caisse d’Épargne y presidente de la ECP (asociación de Equipos Ciclistas Profesionales españoles); y Julián Eraso, antiguo organizador de la ahora desaparecida Euskal Bizikleta y máximo representante de AEOCC (Asociación Española de Organizadores de Carreras Ciclistas). Los tres tuvieron a bien atendernos en distintas circunstancias, y antes de exponer el resultado de nuestras pesquisas quisiéramos reiterarles nuestro agradecimiento.

Empezando por el principio, conviene explicar que las organizaciones de las carreras pagan un determinado dinero a los equipos a cambio de su participación en las mismas. Para fijar la cantidad de dinero a percibir por los equipos se recurre a convenios, acuerdos vinculantes entre las partes implicadas, en este caso escuadras y organizadores. En el concierto internacional, la pauta la marca el Convenio UCI, que establece unas condiciones económicas mínimas a cumplir en todo el mundo. En España, tal y como sucede en casi todos los ámbitos con un mínimo aire burocrático, nos regimos por una norma propia y distinta. En este caso con cierta razón de ser, por cuanto en el momento de su creación aún no existía la norma internacional.

«En los años 70, cuando apenas había equipos profesionales en España, resultaba muy complicado completar la participación de las carreras. Con objeto de ayudar a los equipos a salir a las carreteras y de ayudarnos a nosotros mismos a reunir una participación decente, los organizadores decidimos crear un ‘forfait’ y ofrecer una cierta cantidad de dinero a todas las escuadras españolas a cambio de venir a nuestras carreras», explica Joaquín Cuevas. Julián Eraso, por su parte, apunta: «El Convenio AEOCC se ha venido renovando por tradición y por venir bien a la mayoría de los organizadores. Es complicado asegurarse la presencia de los conjuntos españoles en todas las carreras, especialmente a mitad de temporada cuando el calendario está más cargado, y esta era una buena vía para ello». «A todos nos interesaba, era más fácil para las estructuras salir a las carreteras y para nosotros reunir una buena participación», remacha Cuevas.

Sin embargo, en los últimos tiempos ese Convenio AEOCC que regía las condiciones económicas para los equipos españoles empezó a vulnerarse. Según Cuevas, «llegó un punto en que los conjuntos españoles empezaban a faltar carreras, alegando tener otros compromisos. Eso no puede ser, más cuando les estás pagando una suma superior a la que das a los extranjeros». Con este pretexto, ya el año pasado los organizadores de las Vueltas a Andalucía y Murcia decidieron abandonar el Convenio AEOCC y ceñirse a los mínimos establecidos por la UCI. Alegaban, además, que era un convenio de libre adhesión y otras carreras españolas, como las ProTour ó la Challenge de Mallorca, no se incluían en él.

«Eso es falso», dice Alfonso Galilea. «Un convenio obliga a dos partes, en este a todos los miembros de AEOCC y ECP; en el momento en que es de libre adhesión, deja de ser convenio». Aquí, Eraso puntualiza: «se planteó la posibilidad de que fuera de libre adhesión para los organizadores; pero en ese caso también lo sería para los equipos y dejaría de ser tan beneficioso». Y Cuevas contradice a ambos: «en la Asamblea de la AEOCC sí que se planteó la libre adhesión y, de hecho, nosotros [Andalucía y Murcia] no nos adherimos. Nuestros propios compañeros de AEOCC dijeron que no había ningún problema con ello. Y es que si lo hubiera, el Convenio sería canalizado, una coacción en toda regla».


Galilea continúa con su réplica: «Sí, hay carreras españolas fuera del Convenio AEOCC: son las ProTour [Vuelta al País Vasco, Volta a Catalunya, Clásica de San Sebastián y Vuelta a España], que se rigen por una normativa de la UCI que resulta mucho más gravosa para ellos. Pero la Challenge de Mallorca sí está contemplada en el Convenio; concretamente en el artículo 3, por sus condiciones geográficas especiales. En su día llegamos a una sinergia que beneficiaba a todo el ciclismo español. Si no la quieren respetar, que no lo hagan; pero que no manipulen la realidad con afirmaciones falsas».

En 2009, los equipos españoles aceptaron las condiciones UCI y tomaron la salida tanto en Andalucía como en Murcia, según ellos por falta de tiempo para encontrar un calendario alternativo. Este año, sin embargo, no será así. «No sería justo para con el resto de organizadores españoles que fuéramos a correr sus carreras con otras condiciones», declara Galilea.

Es en este punto cuando cabe preguntarse por qué esas condiciones son buenas para unos y no para otros. Es Julián Eraso quien nos da la mejor explicación. «No les favorece económicamente. Están en un punto muy ventajoso, tanto de calendario como geográfico. Todos los equipos quieren correr en Andalucía y Murcia. Están dispuestos a aceptar el Convenio UCI, que fija unas cifras para las carreras de cinco días de 2000 € y gastos pagados para cada equipo; el Convenio AEOCC marca 9000 € brutos para cada escuadra, que debe extraer de ahí todos sus gastos. Y, teniendo en cuenta que en febrero y marzo [cuando se disputan Andalucía y Murcia] los hoteles están en temporada baja, claramente les viene mejor el Convenio UCI».

La ausencia de todos los equipos profesionales españoles (excepto Andalucía, que correrá por su compromiso geográfico, político y económico) en su carrera parece preocupar poco a Joaquín Cuevas. «Desde el mismo momento en que rechazaron participar con las Condiciones UCI, nos pusimos en marcha para contratar equipos extranjeros. Tenemos la participación cerrada, y ésta incluye por ejemplo a Freire y los hermanos Schleck. Los equipos españoles irán a competir al extranjero y, para reclamar el Convenio AEOCC, competirán el extranjero cobrando el UCI y teniendo que pagar de su bolsillo los gastos de viaje. ¿No sería mejor correr Andalucía, Almería y Murcia seguidas, sin apenas desembolso en viajes?». razona. «Los conjuntos españoles han tirado un órdago y les ha salido el tiro por la culata», remacha.

«No se trata de un órdago, el ciclismo no está para órdagos. Estamos en una situación delicada y es muy triste haber llegado a este punto. No participaremos en sus carreras únicamente por coherencia y respeto al resto de componentes de AEOCC. Con todos los organizadores hemos estado reunidos y llevado a término las negociaciones plácidamente», replica Galilea. Eraso viene a corroborar esto: «El Convenio ya está negociado, de hecho el acto de firma iba a ser hoy, pero no hemos creído conveniente distraer la atención de lo que ya de por sí es un acontecimiento del ciclismo [la entrevista tuvo lugar en la Presentación de la Vuelta a España el pasado Miércoles 16]». En principio, según Galilea, «el Convenio se firmará el miércoles y acto seguido ambas asociaciones enviaremos un comunicado para aclarar los malentendidos que han habido y las declaraciones en cierta forma malintencionadas por parte de los organizadores de Andalucía y Murcia».

Por otro lado, Cuevas continúa legitimándose en su decisión de pagar únicamente el Convenio UCI: «La ausencia de los equipos españoles perjudica al aficionado, pero sólo hasta cierto punto. Él quiere ver a los mejores ciclistas españoles y, realmente, no iban a venir aunque sí estuvieran sus equipos. Y en realidad, para la publicidad, los equipos extranjeros resultan ser más rentables. El año pasado tuvimos un 43% de audiencia televisiva en la parte flamenca de Bélgica. Con estos condicionantes, me interesa traer al Quick Step que al Caisse d’Épargne sin ninguna figura».

La réplica de Galilea es contundente: «Es obvio que todos los organizadores quieren que llevemos a Valverde a su carrera, pero resulta imposible; hay una planificación deportiva que hay que respetar por encima de todo. Y, si es así y les interesa más traer a equipos extranjeros, que lo hagan. Que no inviten a ningún español. Me parece triste que se agarren a esa razón cuando, a la vez, circulan rumores de que estos organizadores ni siquiera cumplen las Condiciones UCI y traen a los equipos casi gratuitamente y como haciéndoles un favor porque en esa época del año son la mejor opción». Cuevas, por su parte, le contradice: «Nosotros cumplimos el mínimo UCI. Con los españoles desde 2009 y con los extranjeros desde siempre. ¿Cómo no vamos a hacerlo?»

Para cerrar el debate, nada mejor que dos citas que dan una lección acerca de este y cualquier conflicto. «Hasta ahora no hemos querido entrar al trapo porque no considerábamos que fuera el momento para empezar un fuego cruzado», afirma Galilea. Curiosamente, al otro lado de las trincheras donde se desarrolla ese «fuego cruzado», Cuevas declara algo parecido: «Yo no he dicho nada hasta que los equipos no han dicho algo en público». Ambas partes consideran al otro iniciador del problema. «Parece que nosotros fuéramos los malos», dice Cuevas con indignación. No es cierto, pero tampoco es verdad que sean los buenos. En realidad, aquí sólo hay dos partes con sus respectivos argumentos legítimos que intentan hacer valer ante la otra. Para lo que no debería haber lugar es para la tensión ó el desacuerdo.

Julián Eraso pretende poner colofón al asunto: «Que el Convenio AEOCC sea perjudicial para los organizadores sólo está demostrado para los casos de Andalucía y Murcia; para el resto, no es así. Yo he intentado acercar posturas entre todas las partes, pero no ha habido manera. El Convenio se firmará el próximo Miércoles y tendrá validez hasta 2010. En 2011 quizá el Convenio caiga de maduro y no quede otra que dar lugar a la negociación libre». Y, por último, lanza una pequeña reflexión: «Cuando yo organizaba la Euskal Bizikleta, sin dificultades económicas irresolubles, tuvimos problemas de participación y acabamos por echar el cierre. Ahora mismo tienen más peso negociando los equipos que las carreras, y éstas van desapareciendo año a año».

Seguramente sería preferible, para todo el ciclismo español, rescatar la «sinergia» de que hablaba Galilea. Las carreras se asegurarían la presencia de los equipos, y estos tendrían calendario para salir a las carreteras con regularidad. Pero para ello todas las partes deberían entenderse. Y eso, ahora mismo, parece difícil.

Astaná, Contador y la incertidumbre (y II)

Segunda parte de un mal artículo
Arueda.com

Finalmente, Astaná ha conseguido retener a Contador, pero sólo por un año. A su alrededor han montado el mejor equipo que un dinero volátil puede conseguir.

A los mandos de todo, aparte de Vinokourov y otros nombres oscuros, estuvo la UCI. Desde Aigle, sede de la citada Unión Ciclista Internacional, se impuso que la administración del equipo corriera a cargo de un hombre de confianza que ya había lidiado con las peores circunstancias del ciclismo en el Festina’99, el francés Yvon Sanquer. Y, como director deportivo, los gestores kazajos eligieron a otro individuo curtido en mil batallas como Giuseppe Martinelli, quien en su día dirigiera a Mercatone Uno ó Saeco y que quedó en la estacada esta temporada en el fallido proyecto Amica Chips – Knauf. Martinelli trajo bajo el brazo a todo el staff que había reunido para el citado Amica Chips, con Guido Bontempi como segundo de a bordo.

La reconstrucción de la plantilla, todo un reto

Si difícil fue retener a Contador, más aún lo ha sido reunir una plantilla de garantías en torno a él. Ha sido una misión imposible que, en efecto, no se puede definir como superada. El corredor madrileño recibió desde el principio un cheque en blanco, la posibilidad de incorporar a Astaná a cualquier corredor o técnico que él deseara. Pero, en sus cavilaciones y flirteos con otros equipos, no hizo uso de él. Por parte kazaja, la sensación de provisionalidad insuflada por la historia previa de Astaná, el oscurantismo del nuevo proyecto y los deseos de salir expresados por el supuesto baluarte del equipo hicieron un cóctel que propició un éxodo de quienes también tenían contrato (como sucedió con Zubeldia) y supuso un freno a la hora de cerrar cualquier nueva incorporación…

Y aún así, cuando se cerraban, las vacilaciones e improvisaciones aparecían de nuevo en escena, esta vez casi convertidas en ilegalidades. Óscar Pereiro las sufrió en un caso flagrante que llevó acertadamente a la prensa desde el principio. Después de todo un frustrante invierno de negociaciones para poder formar parte del equipo Xacobeo-Galicia, Pereiro tuvo que renunciar a su idea de correr los años postreros de su carrera a un nivel más modesto para aceptar alguna de las ofertas de equipos grandes de que disponía.

La mejor fue la de Astaná, tanto en el plano deportivo (sin presión, sólo debía trabajar para Contador y dejarse ver cuando la ocasión fuera propicia) como en el económico (a pesar de que rebajaba su caché en un 75%). Una vez rubricado el contrato, el mánager Yvon Sanquer se arrepintió: Pereiro iba a cobrar demasiado dinero por ser un gregario. Se intentó anular el contrato o cambiar las cifras, siempre aludiendo a «presiones»; finalmente, fue necesaria la intervención de la empresa de representación deportiva KEC Pro Sport para desatascar las negociaciones. Óscar Pereiro correrá la próxima temporada en Astaná; de hecho, está participando en la concentración inicial de Pisa. Pero es innegable que su periplo kazajo ha comenzado con mal pie.

«Un equipo más débil que otros años»

Sólo han estado dentro de la escuadra en todo momento los corredores kazajos, con el renacido Vinokourov a la cabeza. El que resultara ganador de la Vuelta en 2006 y podio del Tour en 2003 intentará dar lo máximo por el equipo del cual es factótum, aunque en principio no correrá el Tour de Francia para no perturbar a Alberto Contador. En cuanto al resto de kazajos, el sprinter Assan Bazayev y el luchador Maxim Ilgynskiy parecen dispuestos a tomar el liderato del equipo en las clásicas junto a dos refuerzos de buen nivel como el cántabro David De la Fuente (Fuji) y Enrico Gasparotto (Lampre).

Aparte, se han incorporado a corredores solventes como Fofonov ó Gourov (Carmiooro), que seguramente tomarán parte en la gran ronda francesa como «cuota étnica» para ayudar a Alberto Contador. Y, sobre todo, dentro del bloque kazajo se espera con avidez la explosión de promesas como Alexandre Dyachenko, séptimo en la Volta a Catalunya’09, ó de un Andrey Zeits que obtuvo en su año de neoprofesional una meritoria 35º plaza en el Giro. El completo Kiriyev ó el jovencísimo Nepomnyachsniy parecen también buenas bazas de futuro que continuarán evolucionando esta temporada.

Pocas garantías para dominar el Tour

Los corredores del equipo que en principio aportan más calidad y ofrecerán un mayor rendimiento son aquellos reclutados por Martinelli y Contador, los que seguramente formarán el ‘nueve’ de Astaná para la carrera más importante de su año. Los ya citados De la Fuente y Gasparotto liderarán al equipo en las clásicas y tendrán el ayudar a Contador a luchar por el maillot amarillo como un objetivo secundario; el resto parecen reclutados únicamente para la causa del madrileño. Empezando por el gallego Óscar Pereiro, y siguiendo por los tres hombres de confianza que el mejor vueltómano de la actualidad siempre quiere llevar de su mano: el gregario-aguador Benjamín Noval y los escaladores Dani Navarro y Jesús Hernández. Además se ha incorporado otro español más al equipo en las últimas fechas, el escalador catalán Josep Jufré (Fuji), que firmó por Astaná toda vez que la posibilidad de liderar un nuevo equipo profesional con base española se diluyó ante la falta de patrocinadores.

El fichaje más interesante ha sido seguramente el de una de las sensaciones de la última Vuelta a España, el veterano Paolo Tiralongo (Lampre). Tiralongo es un gregario especialista, escalador sobrio y decente rodador, que será de gran ayuda a Contador en el Tour y seguramente asuma el liderato del equipo en algunas citas puntuales tal y como venía haciendo en Lampre. También de Lampre llega el pundonoroso esloveno Gorazd Stangelj (Lampre). Y, de territorio italiano, el neoprofesional Mirko Selvaggi y un ucraniano que necesita aprovechar mejor sus cualidades, Andrei Grivko (ISD).

Algunos de estos nueve nombres, junto a Contador y un par de kazajos para contentar a los mecenas, formarán el bloque que deberá ayudar a Contador en su asalto al tercer maillot amarillo de su carrera. No parece suficiente, ni mucho menos, para bloquear la carrera; el madrileño deberá de correr con muchísima sangre fría, marcando bien los tiempos para no coger el liderato demasiado pronto y mostrándose muy fuerte una vez lo tenga a sus espaldas para asustar a sus rivales. Es el precio a pagar por un invierno de incertidumbre y vacilaciones.

Astaná, Contador y la incertidumbre (I)

13 de Diciembre, Arueda.com

Todo un invierno de dudas y vaivenes sólo puede tener consecuencias negativas. Alberto Contador es «consciente de tener un equipo más débil que otros años». Desde este mismo momento, concentrado en Pisa (Italia) con sus nuevos coequipiers, debe luchar por empezar a subsanar este defecto creado por muchos factores que empiezan en su propia indefinición.

La historia que ha envuelto al equipo Astaná este invierno es como una novela donde sólo se hubieran escrito la mitad de los párrafos: turbia, desconcertante y difícil de entender. Desde que se confirmara la salida de Armstrong, Bruyneel y su pléyade de la estructura, esta quedó completamente al pairo: sin dirección técnica ni potencial deportivo alguno, sólo se salvaba del naufragio por su estatus ProTour y por la figura de Alberto Contador, gran estrella del ciclismo mundial y por tanto una base sólida sobre la que iniciar un nuevo proyecto a largo plazo. Pero ni siquiera estos pilares fueron firmes… empezando por el corredor madrileño, que no quería ver su futuro ligado a un patrocinador tan inestable como históricamente ha sido Astaná.

Astaná, un patrocinador maldito

En cierto modo, Contador tenía [y tiene razón]. Desde su entrada en el mundo del ciclismo a finales de 2006 apoyando a la moribunda estructura de la ONCE de Manolo Sáiz, Astaná ha ido dejando un reguero de desilusiones a su paso. El marcado personalismo del patrocinio, sujeto siempre en la luz y en la sombra por la figura de Alexandre Vinokourov, propició la disolución de la citada estructura de Sáiz en el invierno de 2006 y el nacimiento y muerte de otra dirigida por el suizo Marc Biver al año siguiente debido a un affaire de dopaje que afectó directamente al propio Vinokourov.

En 2008, Astaná dio su dinero a la escuadra de Johan Bruyneel, al heredero del recordado US Postal (luego Discovery Channel) donde Lance Armstrong consiguió su legendaria racha de siete triunfos consecutivos en el Tour de Francia. Y, con ello, la sumergió en un año de travesía por el desierto: los organizadores del Tour de Francia no querían ver al dinero kazajo tomando parte de su carrera después del negativísimo espectáculo de Vinokourov un año antes, retirada del Astaná al completo incluida. Aunque ello supusiera renunciar a la presencia del vigente campeón de su carrera, al que era campeón también por su criterio, que apartó al que iba a ser ganador de la competición cuando esta se desarrollaba. Un sinsentido que dejó al equipo de Bruyneel sin participar en la prueba en la cual son especialistas, pero a la vez dio a Contador la oportunidad de erigirse en vencedor de las tres grandes vueltas con tan solo 26 años.

Todos los problemas estructurales se resolvieron aparentemente esta temporada con la llegada de Lance Armstrong y su poder fáctico a Astaná. Pero sólo aparentemente, puesto que la cruda realidad mostraba que el dinero kazajo rara vez llegaba a la caja a tiempo. Antes del Tour hubo dudas acerca de si el equipo seguiría en pie, incluso se rumoreó la posibilidad de que Trek y la fundación Livestrong se hicieran cargo del patrocinio de la escuadra para garantizar la supervivencia de ésta. Y, aunque no se llegó a tal extremo e incluso la temporada acabó sin mayor novedad y sólo algo de tensión en el plano económico, los problemas se reprodujeron en otro plano, el deportivo, con la manifiesta incompatibilidad de Armstrong y Contador en las carreteras. El rumor dice que fue un pacto entre el madrileño y el resto de corredores españoles que participaban en la carrera, seguramente tácito, el que hizo posible que Contador llegara victorioso a París.

La fallida búsqueda de equipo de Contador

Desde el mismo momento en que la legión capitaneada por Bruyneel y Armstrong anunció su salida hacia el nuevo RadioShack, las raíces aéreas que sostenían a Astaná desaparecieron. Contador quiso saltar por la borda de ese barco a la deriva al cual le unía un año más de contrato, y para ello estuvo meses luchando junto al piloto de Fórmula 1 Fernando Alonso y el mánager de éste, Luis García-Abad, por el nacimiento de una nueva estructura de capital español que pretendía incluir un equipo ProTour con lo más granado del pelotón nacional y otra continental con las mejores promesas. Sin embargo, todo quedó en agua de borrajas: había que cortar mucha tela para que ese barco saliera de puerto. Era necesario, al menos, un año para que hubiera garantías de que el proyecto saliera bien. En 2011, si todo marcha según lo deseado, sí estará en las carreteras. Una condición que marca parte de la historia posterior.

Aunque no pudiera ser para formar parte de la nueva estructura creada en torno a él con el apoyo de Alonso, Contador seguía queriendo dejar Astaná. Y para ello no dudo en desairar varias veces al equipo a través de comunicados de prensa donde mostraba abiertamente esas ambiciones. Alberto se ha mostrado abierto en todo momento a firmar por cualquier escuadra que apostase decididamente por él. Lo malo es que no hubo ninguna. Por si no hubiese suficiente inconveniente exponerse a unas duras negociaciones con los kazajos, que blandían el compromiso hasta enero de 2011 que el corredor madrileño había rubricado en su día, el propio Contador ponía la traba de que sólo estaría en el equipo de paso para, a la temporada siguiente, pasar a «su» escuadra. Además, el ‘pack’ Contador incluía a tres ciclistas de su confianza: Benjamín Noval, Jesús Hernández y Dani Navarro.

Había que supeditar la planificación de todo un año a los deseos de Contador y ceder a todas sus peticiones a cambio de sólo eso, un año. Un año de relevancia y gloria deportiva asegurada pero que, a la vez, dejaría desmantelado cualquier gran proyecto de futuro. Aún así, hubo algunos que se interesaron, como Caisse d’Épargne, Liquigas, Garmin y Quick Step; estos últimos incluso lanzaron a través de su director Patrick Lefévre un cortejo en toda regla usando las páginas de L’Equipe. Nada llegó, sin embargo, a cristalizar. La dificultad de la operación era excesiva. Favorecidos por las circunstancias, los kazajos trataron de atar a Contador con una gran oferta de un total de en torno a veinte millones de euros por cuatro temporadas de contrato que en los medios se infló por haberse filtrado cifras brutas y un cambio de divisas inapropiado. Pero el madrileño, de nuevo condicionado por su futura estructura, rechazó la propuesta.

Finalmente, Astaná ha conseguido retener a Contador, pero sólo por un año. Las mimbres del equipo para la próxima temporada las analizaremos en el próximo artículo…