¿Será humo? Sobre Pegasus Sports

El misterio tiene visos de acabar en tragedia. Pegasus Sport, el megalómano proyecto anunciado por el joven emprendedor australiano Chris White, podría resultar un cadáver antes incluso de ser una realidad. Meses de incertidumbre componen hasta ahora la historia de una súper estructura nacida sobre la base del modesto Fly V Australia y observada con escepticismo en todo momento por quienes más saben de las tramoyas del ciclismo. La inexistencia de un anuncio oficial en torno al capital del equipo suscitaba dudas; la negación sistemática de la UCI a conceder a la formación australiana una licencia para competir, primero ProTour y luego profesional, empieza a generar certezas.

En principio, la jugada de crear prácticamente de cero una escuadra de primerísimo nivel parecía complicada pero posible dado el precedente sentado por Sky el pasado invierno, un soplo de aire optimista para que Pegasus comenzara a batir sus alas. Las diferencias, sin embargo, eran y son sustanciales. No era comparable la solvencia de un técnico como Dave Brailsford con la de Chris White. Brailsford es un técnico de reconocido prestigio, extravagante pero respetado por los enormes resultados conseguidos en los velódromos con la selección británica bajo su tutela. White, en cambio, sólo era un economista metido a mánager gracias a su vasta formación y sus contactos en diversos estamentos del ciclismo australiano: contactos no muy positivos en algunos casos, ya que su relación con los altos estamentos del deporte de las dos ruedas en Australia es tan mala que Pegasus, de salir a las carreteras, no contaría a priori con una invitación para tomar parte en el Tour Down Under… Aparte de esto, White no tiene apenas experiencia en la élite aparte de su trabajo en la auditoria suiza Ernst & Young, socia de la UCI para escrutar los papeles presentados por los equipos ciclistas para aspirar a licencias para competir en el alto nivel.
Eso en el plano administrativo. Estructuralmente, Pegasus Sports era aún más imponente que Sky: aspiraba a repartir su presupuesto entre hasta cuatro escuadras: la de élite mundial, una continental en Estados Unidos y otra sub 23 en Australia eran seguras, mientras existían rumores que apuntaban a la formación de un equipo femenino. A todas luces demasiado para un proyecto totalmente nuevo.
El plano económico era el gran problema y, también, la diferencia clave. Mientras Sky tenía detrás un gigante de las telecomunicaciones que garantizaba sus aproximadamente nueve millones de euros de presupuesto, Pegasus decía contar con catorce ‘kilos’ pero no especificaba (ni ha especificado hasta ahora) de dónde saldrían. De hecho, a Pegasus hasta ahora sólo se le conocen dos espónsor: Scott para bicicletas y cascos, Vittoria para ruedas. En teoría, el gran interrogante económico hallaría solución durante el pasado Mundial de Geelong, pero pasó la cita y siguió habiendo silencio respecto al patrocinador de la estructura. Los rumores apuntaban a Gilette como factótum y mecenas de Chris White y los suyos; ahora toma cuerpo la hipótesis de que dicha marca se arrepintió de su inversión cuando estalló el caso Contador…
Sabido esto, sólo queda hablar del plano deportivo, del personal, de los posibles damnificados de un Pegasus nonato. Veintidós corredores de cierto nivel, ninguno de la calidad del Fabian Cancellara por quien suspiraba públicamente Chris White, quizá insuficientes para un calendario ProTour pero sí adecuados para carreras de segundo nivel y apariciones esporádicas en pruebas como Gante-Wegelvem ó Tirreno-Adriático como las que transmitía, optimista, el ciclista americano Phil Zajicek en VeloNews. Como líder, el veterano esprinter Robbie McEwen; a su vera, hombres rápidos como Daril Impey, Robert Hunter o Luke Roberts, sumados a vueltómanos como Jacek Morajko o Thomas Rohregger y rodadores de la categoría de Bobbie Traksel o Svein Tuft. Ciclistas, en definitiva, de caché medio pero con capacidad de rayar a buen nivel en la élite… que ahora están tocando a la puerta de otros equipos una vez Pegasus Sports no parece en disposición de superar el último examen de la Comisión de Licencias pasado mañana, miércoles 15 de Diciembre, para adquirir una plaza en la categoría profesional. El aire limpio y transparente que debería ayudar a volar a Pegasus empieza a tomar el tono sucio y oscuro del humo…
Foto: Road Magazine

Actualización [13:40] Esta madrugada, el equipo Pegasus Sports ha confirmado en un comunicado que su espónsor dio la espantada, poniendo en riesgo la supervivencia de la estructura. Sin embargo, no todo está perdido. Chris White y compañía siguen buscando a marchas forzadas un espónsor que les permita salir a las carreteras en 2011, ya sea como profesionales o como continentales.
Por otra parte, hay una pequeña confusión en el artículo. Se apunta, tomando como fuente el Meta2Mil número 1168, a la marca Gilette como posible patrocinadora de la escuadra. Pero, según VeloNation, no es Gilette sino el magnate de las telecomunicaciones George N. Gillet Jr (antiguo dueño del Liverpool F.C.) quien podría haber estado detrás del equipo. ¡Disculpas!
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Ride the line, Walk the line

En el deporte, hay veces que el deseo de éxito acaba por opacar el resto de aspectos de la competición. No hablamos sólo de dopaje; de hecho, este artículo no pretende referirse a esto lo más mínimo. Nos referimos más bien a otras partes, o conductas. Todas aquellas que están haciendo que el equipo Sky pase de ser sensacional por lo positivo a sensacional por lo negativo…

‘I walk the line’ (‘Camino la línea’) es uno de los éxitos míticos de Johnny Cash y el título de una película autobiográfica del conocido cantautor. La canción supuso su consolidación en el olimpo de la música country en 1956, tras su salto a la fama con ‘Folsom Prison Blues’ un invierno antes. Y es, también, el perfecto resumen de la fulgurante carrera de Cash. Su letra habla de ojos bien abiertos, de la vista puesta en un objetivo, de mantenerlo entre ceja y ceja día a día…
El equipo Sky ha sido el gran tema de conversación, tanto deportiva como extradeportiva, en el ciclismo mundial. Su parafernalia no tiene igual en el mundo de la bicicleta; yo, al menos, nunca había visto un autobús de equipo que recibiera encerados cada día para mantener su brillo intacto. Y eso es un ejemplo nimio para ilustrar hasta que punto cultivan los británicos el gusto por el detalle. Su alto presupuesto (30 millones de libras según un rumor desmentido, sexto mayor del mundo según su alma máter Dave Brailsford) se gasta en conceptos sin precedentes en el mundo del ciclismo, como la colaboración con el equipo McLaren de Fórmula 1 para usar su túnel aerodinámico o modificar el tradicional pinganillo con una serie de características que lo hacen más cómodo para el corredor e imposible de «piratear» para los directores de otros equipos.
‘Ride the line’ es el emblema de Dave Brailsford, mánager del equipo Sky. Los maillots del equipo británico lo llevan bordado en el interior, según relata Alain Laiseka en Deia. El significado de la frase, siempre según Laiseka, es ‘cruza la línea’. Brailsford va, pues, un paso más allá que Johnny Cash: no se conforma con caminar sobre la línea sino que se exige rebasarla. Y, si tenemos en cuenta la vida y canción de Cash, el tema toma otro cariz. Johnny Cash desarrolló una drogadicción a la par que su notoriedad; probó «todo lo probable». Y, en ‘I walk the line’, hace una referencia que ya se podría aplicar al equipo Sky: «me encuentro solo / cuando pasa cada día».
Más allá de fanfarrias, espectacularidades y vanguardismos, los británicos han cometido un error al ignorar los principios fundamentales del ciclismo, aquellos que no están escritos. Su revolución no entiende de conceptos tácitos. Comenzaron arrebatando a dos ciclistas con contrato de sus respectivos equipos: Ben Swift (Katusha) y Bradley Wiggins (Garmin). En el caso de Wiggins, aunque no existen cifras oficiales, se habla de que la estructura de Jonathan Vaughters recibió cuatro millones de libras de compensación por la rescisión del compromiso que les unía al corredor inglés. Esto no es óbice para considerar estos hechos como atentados contra las bases del mercado de fichajes ciclista, en los cuales un contrato es inviolable.
Por otra parte, la conducta en carrera de Sky ha sido motivo de polémica en más de una ocasión. La más sonada fue la cacareada cuarta etapa del Tour de Omán, donde se negaron a tirar en solitario para defender el liderato de Boasson Hagen, como les correspondería según las reglas no escritas del ciclismo, para acabar acelerando en la zona de avituallamiento, saltándose otra de esas reglas no escritas. Ello les valió la represalia del resto del pelotón, que encabezado por Cervélo descolgó al líder Boasson Hagen aprovechando que paró a orinar. En definitiva, sus malos gestos provocaron la ‘vendetta’, que a su vez les hizo perder la general de la carrera asiática.
Son las cosas del vanguardismo. El cambio, lo único que nunca cambia según Schopenhauer, siempre suscita recelo; más en un gremio tan inmovilista como el ciclista. Y más aún cuando va acompañado de éxito. Eso añade al recelo por el cambio un sentimiento aún más pueril como la envidia, algo que sin duda condiciona las valoraciones que, desde otros equipos, se hacen de Sky.
Si miramos a Cash, el hombre que caminaba la línea, vemos que fue capaz de recitar un brillante epitafio, ‘Hurt’, que acaba afirmando «si pudiera volver a empezar / me mantendría / hubiera encontrado la manera». Mejor para Brailsford no pensar en rectificar, en desistir de revolucionar al ciclismo. Johnny Cash murió viejo, tras una vida intensa y con una prole extensa que incluye varios artistas que continúan con su legado. La desaparición de Sky se antoja lejana. Y la herencia que dejará en muchos términos para nuestro deporte no tendrá precio.
PD Os adjunto el vídeo de ‘Hurt’, originalmente de los Nine Inch Nails y versionada como obra postrera por  Johnny Cash… a mí al menos me pone los pelos como escarpias