Cadel Evans
La "ruleta holandesa" del Giro de Italia
Un clásico Giro para fondistas (y II)
¿Por qué Evans no levanta los brazos cuando gana?
Los invitados a la fiesta del Tour de Francia
Pocos trajes y muchos trapos

Evans culmina la temporada en Mendrisio
Conseguir la victoria ha sido un pequeño galimatías para Evans, como por otra parte también lo era para la quincena de corredores que llegaban con opciones de victoria a la última vuelta. No sólo se trataba de fuerza, que también, sino de una adecuada lectura táctica de una carrera que había quedado oscura e imprevisible, bajo el dominio de la superioridad numérica española (representada con cuatro corredores) y el inenarrable vigor de un Fabian Cancellara que inspiraba auténtico terror a los grandes favoritos como Damiano Cunego, Alejandro Valverde ó Philippe Gilbert. El mejor marcaje sobre Espartaco, sin embargo, lo realizó el asturiano Samuel Sánchez, el único capaz de mantenerle el pulso en los descensos.
Hasta este punto, el Mundial había seguido el guión típico de un Mundial. De inicio, una fuga de diez corredores que formaban parte de equipos menores, tales como Mehels (Letonia), Kvasina (Croacia) ó un Stangelj (Eslovenia) que fue capaz de mantenerse en cabeza hasta la penúltima vuelta. Sólo un ciclista se saltaba esta norma, el poderoso sprinter alemán André Greipel, que decidió quemar sus naves desde lejos ante la imposibilidad de lucir en la parte final por la dureza del recorrido.
A mitad de carrera se formó un corte peligroso que anunció el inicio de la batalla. Una veintena de corredores se situaban entre el pelotón, con Tom Boonen (Bélgica), Kim Kirchen (Luxemburgo) y el campeón del mundo saliente Alessandro Ballan (Italia) como hombres más destacadas. España iba bien representada, con Joaquín Rodríguez, Juanjo Cobo y Carlos Barredo aguardando dándole al equipo la presencia pertinente. Fue la Italia de Ballan quien más apostó por el corte, sacrificando a valiosos gregarios como Paolini, Scarponi y Visconti para la quimérica causa de que esa fuga fuera la buena. El seleccionador transalpino, Franco Ballerini, no jugó bien sus cartas en ningún momento a pesar de la ayuda prestada por Paolo Bettini en calidad de asesor.
Llegados a la penúltima vuelta, el corte de Ballan seguía caminando entre demarrajes varios. Italia había quemado ya sus naves, no había acuerdo y la fuga iba al pairo. Dos hombres destacaban entre los de cabeza: el esloveno Stangelj por su combatividad y el español Purito Rodríguez por su inmensa fuerza. Por detrás, el trabajo incomprensible de Bielorrusia era continuado por Juanma Gárate y Dani Moreno. Pero el remate llegaba en el paso por el primer repecho de los dos que componían el circuito, cuando el tremendo Cancellara dinamitaba la carrera demarrando sentado; a su rueda, todos los favoritos. Se neutralizaba así a los fugados, quedando un grupo de unas veinte unidades en cabeza.
El galimatías estaba planteado. Italia no lo supo aclarar y volvió entonces a jugar torpemente sus bazas. Ballerini contaba con cuatro hombres en cabeza además de su líder Cunego, y optó por hacerlos trabajar en cabeza. El resultado no pudo ser más desalentador: al final del segundo repecho Cunego ya se había quedado solo. Rodeado de enemigos que atacaban en falso, sin convicción, siempre con un corredor español a rueda y mirando a Cancellara para ver cuándo decidía acelerar. El suizo tomó la iniciativa en el descenso, pero Samuel Sánchez le siguió, secándolo y provocando que el intento quedara en agua de borrajas.
El siguiente ataque corrió a cargo de Vinokourov y sí tuvo éxito. El kazajo abrió hueco, llegó en cabeza al último paso por meta y por un momento pareció tener alguna opción de victoria. Pero todo se abortó cuando el ruso Alexandr Kolobnev, un corredor que se crece en las citas que se disputan por selecciones, demarró y le rebasó; Vinokourov claudicó, terminando 26º en meta. Un contraataque de Cancellara, verdadero juez de la carrera, capturaba a Kolobnev y seleccionaba el grupo de favoritos. Quedaban en cabeza nueve hombres: los mencionados Cancellara y Kolobnev, Cunego, Gilbert, Breschel, Evans y los españoles Sánchez, Valverde y Rodríguez.
El galimatías se complicaba para todos, España partía con ventaja para resolverlo. Sólo hacía falta clarividencia, conseguir un corte donde entraran uno de los dos hombres rápidos del combinado español, Valverde ó Sánchez. Pero no hubo lugar, porque el primer corte que se formó fue el bueno. En la bajada del primer repecho atacó una vez más Kolobnev, que se llevó a rueda a Joaquín Rodríguez y a Cadel Evans. El australiano, una vez llegados al segundo repecho, aprovechó un momento de dudas para marcharse. Hacia la victoria. Recorrió siete kilómetros triunfales hasta hacer su entrada en meta, mientras Kolobnev y Rodríguez perseguían. Mientras los favoritos esperaban que un nuevo arreón de Cancellara les llevara hasta la cabeza. Cuando este tuvo lugar, en el descenso y una vez más con la única compañía de Samuel Sánchez, era demasiado tarde.
Evans entró en meta sentado. Tranquilamente incrédulo, saludó un poco con el brazo derecho al público. Después besó su anillo de boda, que siempre lleva colgado al cuello cuando compite. Veintiocho segundos después, arribaban Kolobnev y Rodríguez, batiendo el primero al segundo y subiendo su cotización ambos gracias a sendas medallas de plata y bronce. A su estela, Samuel Sánchez llegaba cuarto tras remachar a un Cancellara que fue el más fuerte pero pagó ser la rueda más vigilada. El gran favorito, Alejandro Valverde, se clasificaba noveno, seguramente lamentando haber desperdiciado una ocasión casi irrepetible de llevarse el maillot arcoiris. Sólo hubiera hecho falta una mejor lectura táctica de la carrera…
Una vez más, España se marcha del Campeonato del Mundo lamentándose. A pesar de haber sido el combinado más fuerte, la toma de decisiones alejó el oro de las vitrinas nacionales. Para el aficionado al ciclismo, sin embargo, nada más lejano del lamento. El espectáculo vivido hoy ha sido excepcional, el colofón de una temporada ciclista bastante mejor que las anteriores. Para Evans, el Mundial de hoy ha sido la manera de resarcirse de las dudas y las críticas y conseguir el premio que su cambio de actitud en carrera merece.
Extranjeros al asalto de la ronda nacional
Pocas veces podrá presumir la Vuelta de un plantel de favoritos como el de este año. Aunque a priori la ausencia de Alberto Contador, Carlos Sastre ó Lance Armstrong pueda deslucirla, la participación es casi inmejorable. De cara a la clasificación general, los seis equipos españoles acuden con líderes de garantías que han centrado la temporada en esta carrera por uno u otro motivo, tales como Alejandro Valverde, Samuel Sánchez, Juanjo Cobo, Xavi Tondo ó Ezequiel Mosquera. Y los extranjeros, lejos de desentenderse, entrarán al trapo: desde antiguos dominadores redimidos como Ivan Basso ó Vinokourov, hasta decepcionados en busca de esa redención como Evans ó Gesink.
Saxo Bank, el bloque más temible
Sin embargo, si hay un nombre entre los foráneos que buscan el maillot oro que brille con luz propia, ése es el de Andy Schleck. El gran rival de Alberto Contador, un hombre que desde su salto a profesionales a finales de 2004 no ha dejado de progresar. Que desde su irrupción en el primer nivel, con sólo 21 años siendo segundo en el Giro de 2007, no ha dejado de asombrar. Su talento para la escalada, combinado con un motor aceptable (aún por pulir) para la contrarreloj, le convierten en favorito para cualquier vuelta donde tome la salida. Según ha anunciado, no viene a ganar; sólo a preparar el Mundial. Pero claro, también Contador fue al Giro’08 directamente desde la playa…
De cualquier manera, Andy no estará sólo. Aunque anunciando las mismas intenciones, su hermano Frank también formará parte del ‘nueve’ de Saxo Bank. A su lado estará la locomotora suiza Fabian Cancellara, también camino del Mundial y con las tres cronos de la Vuelta entre ceja y ceja… sin descartar alguna exhibición en el llano. Precisamente en el llano tendrá que lucir un sprinter en estado de gracia como Matti Breschel. Como «gregarios», cuatro auténticos pura sangre capaces de brillar individualmente: el medallista mundial Kolobnev, los pragmáticos Kroon y Arvesen y el experimentado O’Grady. Como joya de la corona, un joven que sí va a probar el asalto a la general en su primera gran vuelta: el danés Jakob Fulgsang, un proyecto de superclase que ya asombró en Dauphiné Liberé y parece destinado a grandes cosas en el futuro.
Gesink y Basso, alternativas sólidas
Un pasito por delante de Fulgsang en el escalafón de jóvenes llamados a hacer grandes cosas está el holandés Robert Gesink. El corredor de Rabobank, frustrado por tener que abandonar prematuramente el Tour debido a una caída, acude a la Vuelta dispuesto a mejorar su actuación del año pasado, cuando fue séptimo mostrando una solidez impropia de un chaval de 22 años. Ahora, con un año más, busca revindicar su talento para la escalada flanqueado por el hombre que cumplió su sueño en el Mont Ventoux [[aquí enlace a la crónica del Mont Ventoux]], Juanma Gárate, y por otra joven promesa que llega entero después de una temporada de lesiones y buscará su lucimiento en las contrarrelojes y el llano: Lars Boom.
Bien flanqueado por su equipo, Liquigas, llega también Ivan Basso. El italiano, enfant terrible con madera de dominador mundial hasta que tropezó con el dopaje, ha centrado la segunda parte de su año de regreso a la competición en esta Vuelta. Escalador sublime, su rendimiento en crono era también excelente antes de su sanción aunque haya bajado tras su regreso. Seguramente sea, por cualidades, mentalización, preparación y equipo, el candidato más sólido a la victoria entre los corredores extranjeros. A su lado tendrá a una de las sensaciones del pasado Tour, el checo Roman Kreuziger, de quien no se sabe si disputará la general; amén de un bloque sólido donde destacan los gregarios Szmyd, Zaugg y Quinziato. Y un sprinter de primera categoría como Daniele Bennati.
Las dudas: Evans y Vinokourov
Menos sólidos parecen a priori los otros dos grandes candidatos foráneos, Alexandre Vinokourov y Cadel Evans. Evans llega a la Vuelta a contrapié, después de una temporada demasiado larga que quizá acuse. Y no se sabe si acude a las carreteras españolas pensando en el maillot oro o en el arcoiris. En cualquier caso, su equipo vuelve a ser extremadamente débil: sólo Lloyd y Wegelius dan algo de garantías como gregarios, mientras Philippe Gilbert formará parte del nueve… para competir a libre albedrío, preparando la cita del Mundial de Mendrisio.
Aunque si de incógnitas hablamos, la número uno es la de Alexandre Vinokourov. El kazajo corre, enrolado en el Astaná que él mismo ayudó a crear, apoyado más por asuntos políticos que por criterios deportivos. En los mentideros se habla de que el director de Astaná Johan Bruyneel ha aceptado que forme parte del equipo porque, a cambio, se le rescindirá el contrato para poder irse al Team RadioShack de su amigo Lance Armstrong. Centrándonos en lo deportivo, Vinokourov ha estado casi dos años alejado de la bicicleta tras su exhibición y posterior positivo del Tour 2007. Volvió a la competición en el Tour de l’Ain, compitiendo con los colores de la selección kazaja y llevándose una contrarreloj, bagaje nada despreciable para quien vuelve a las carreras después de un parón. Después, campeón de Asia, también contra el crono, y plata en la prueba de ruta de esos mismos campeonatos. La duda es si aguantará las tres semanas de competición con ese mismo nivel. Para ello, tendrá junto a él a Chechu Rubiera, Dani Navarro, Haimar Zubeldia y Christopher Horner, cabiendo la posibilidad de que estos dos últimos disputen la general por su cuenta.
Posibles outsiders
Completando la nómina de favoritos a destacar en la general, es obligatorio empezar por AG2R, un equipo acostumbrado a llevar a cabo buenas actuaciones en la Vuelta. Este año viene liderado por Tadej Valjavec, que ha declarado sentirse preparado para quedar entre los cinco primeros y estará secundado por Vladimir Efimkin y el italiano Rinaldo Nocentini, líder del Tour durante varias etapas este mismo año. También de un equipo francés, Cofidis, viene un candidato a joven sorpresa: el estonio Rein Taaramae. Lampre trae a Damiano Cunego, que seguramente y al igual que su compañero Alessandro Ballan, vendrá con la mente puesta en Mendrisio. Milram alinea a su mejor dúo posible para las general, el alemán Linus Gerdemann y el austríaco Thomas Rohregger. Y Cervélo acude con el contrarrelojista Konovalovas y un bloque de españoles interesante, encabezado por Gómez Marchante.
Por último, los americanos. El Team Columbia llega con su tradicional bloque de rodadores y sprinters, siendo su líder para la general el luxemburgués Kim Kirchen y sus opciones de victoria en cronos el prologuista Frantisek Rabon y el vigente campeón del mundo CRI Bert Grabsch. Por otro lado, Garmin trae una bicefalia que se antoja productiva para la general: el renacido por enésima vez Tom Danielson (el mayor oponente de Valverde en la reciente Vuelta a Burgos) y el prometedorcísimo irlandés Daniel Martin, un escalador de tronío que también aspira a dar la sorpresa. Y, junto a ellos, dos contrarrelojistas de postín como Svein Tuft y David Millar.
Farrar, Greipel y Boonen, los mejores sprinters
No sólo de general vive la Vuelta, también habrá lucha por los triunfos parciales y ahí llega el turno de los sprinters. En principio, son tres los máximos favoritos: Tyler Farrar, de Garmin y reciente vencedor de la Vatenfall Cyclassics; André Greipel, de Columbia y ganador de 16 de los 25 sprints que ha disputado este año; y Tom Boonen, de Quick Step y gran figura del ciclismo belga. En una segunda fila están los citados Daniele Bennati y Matti Breschel, el tricampeón mundial en horas bajas Óscar Freire (Rabobank), los compañeros de Boonen Weylandt y Davis… y otro compañero, este de Greipel: Greg Henderson. Completan la nómina de sprinters el prometedor croata Borut Bozic (Vacansoleil), el clásico Sébastien Chavanel (FdJeux), el italiano Davide Vigano’ (Fuji) y el trío de velocistas de Contentpolis-AMPO: Mikel Gaztañaga, Francisco José Pacheco y Javier Benítez.
¿Por qué han sido estos últimos los únicos corredores de equipos españoles mencionados con algo de consistencia en el artículo? Porque el análisis de las formaciones nacionales toca mañana, en la que será tercera y última parte de nuestra previa de la Vuelta.
Luis León revindica a los equipos españoles
Sin embargo, no todo ha sido hoy lucha por la etapa. Contra todo pronóstico, la batalla por la clasificación general se ha librado hoy también, en un perfil no demasiado propicio para ello. Hay muchos corredores con aspiraciones y ganas de revindicarse; unos porque ven que se acaban sus mejores años, como Evans, y otros porque están deseando que esos años maravillosos lleguen cuando antes y ponen ambiciosamente las tinajas antes que los olivos, como Andy Schleck. Eso, claro está, favorece el movimiento.
Los favoritos atacaron desde el inicio
Precisamente estos dos hombres han sido los dos grandes protagonistas del inicio de la etapa. Se subía el Port d’Envalira de salida, un coloso andorrano cuyas pronunciadas pendientes se suavizan con un asfalto excelente. Ahí se planteó una gran batalla, superlativa, con ataques y contraataques de muy diverso género en los cuales se mostró muy activo el equipo Euskaltel con elementos como Txurruka, Verdugo ó el ayer escapado Egoi Martínez.
La cosa tomó otra cariz cuando, transcurridos diez kilómetros de subida, el grupo de fugados empezó a engordar peligrosamente ante la incapacidad del AG2R del líder Nocentini para controlar la carrera. Casi cuarenta ciclistas por delante y, filtrados entre ellos, tres de los favoritos al podio e incluso a la victoria final: Andreas Klöden (Astaná), Andy Schleck (Saxo Bank) y Cadel Evans (Silence). La presencia de estos dos últimos puso nervioso al Astaná de Armstrong y Contador, que a pesar de haber filtrado al citado Klöden tomó el mando y acabó formando una escabechina en el pelotón para neutralizar a gran parte de los fugados…
La cabalgada de Cadel Evans
… Pero no a todos. El aussie Cadel Evans quedó por delante, acompañado de Egoi Martínez, Christophe Kern (Cofidis), David Zabriskie (Garmin), el compañero del líder Vladimir Efimkin y un Sandy Casar (Française des Jeux) que se mantuvo con unos metros de ventaja respecto del grupo durante la ascensión para asegurarse los puntos para la clasificación de la montaña. Estos fugados coronaron Envalira con alrededor de un minuto respecto del gran grupo tirado por Astaná y, durante el descenso, recibieron a otros cuatro integrantes: el hasta ayer maillot amarillo Fabian Cancellara (Saxo Bank), Thor Hushovd (Cervélo), Juan Antonio Flecha (Rabobank) y George Hincapie (Columbia).
Este nuevo grupo de diez hombres sí era muy peligroso, y Astaná lo comprendió de inmediato. Puso una marcha más e, instantes después de acabar la bajada, consiguió neutralizar a Egoi, Kern, Zabriskie y, sobre todo, Evans, que se dejaba ir en vista de que su presencia resultaba incómoda para los grandes favoritos y su batalla, sin más ayudas, estaba perdida de antemano.
La fuga ganadora se fraguó antes de Porte
Así las cosas, quedaba en cabeza de carrera un grupo de seis buenísimos ciclistas, poderosos rodadores capaces de hacer camino en el llano… pero algo limitados en la montaña. Para solventar esto último, desde atrás llegaron cuatro nuevos elementos para la fuga: Luis León Sánchez (Caisse d’Épargne), Mikel Astarloza (Euskaltel), Sebastian Rosseler (Quick Step) y Mikkhail Ignatiev (Katusha). Este último, muy nervioso, fue incluso un problema para el grupo de escapados: demarraba constantemente, rompiendo el ritmo, si bien hay que decir en su favor que era el primero a la hora de dar relevos duros.
Cuando se enfrentó a las rampas del Col de Porte, el grupo de diez se empezó a desmembrar. La respetable pendiente, los cambios de ritmo forzados por Ignatiev, los tirones buscando la selección de Luis León; todo en conjunto resultó en una situación demasiado dura para Hincapie y Cancellara, que cedieron a las primeras de cambio. Algo parecido sucedió en el siguiente puerto, el difícil Agnés, donde ya sólo quedaron Luis León, Astarloza y Efimkin en cabeza, con Sandy Casar coronando a unos pocos segundos que limaría en el descenso para reintegrarse al grupo.
Andy Schleck, batallador en el grupo
En el pelotón, mientras tanto, el paso lo marcaba AG2R. Cómodos, los hombres de Vincent Lavenu se metieron en el papel de gregarios para un Rinaldo Nocentini cuyo liderato se antoja efímero y rentable para el conjunto de la marca de seguros. Hasta alrededor de cuatro minutos de ventaja dejaron a la cabeza de carrera, mientras notaban como el pelotón se iba haciendo más y más grande hasta llegar casi al centenar de unidades. Parecía que la carrera ya había acabado para los favoritos, que habría que esperar hasta el paso de mañana por el Tourmalet para ver de nuevo a los grandes pelear por la general…
Pero no. Saxo Bank planteó de nuevo batalla. Arrebató la cabeza del grupo a AG2R e impuso un ritmo altísimo con Arvesen y Sörensen entre otros, para terminar con un ataque del campeón de Luxemburgo Andy Schleck. Ataque estéril. Rápidamente saltaron a su rueda cuatro Astaná para certificar el dominio incontestable que el equipo de Bruyneel ejerce sobre la carrera. Tras ellos, el resto de favoritos con mayor o menor dificultad. Sólo había sufrido de verdad con este ataque el líder Nocentini, que guiado por Goubert intentaba regular para volver con los mejores antes de acabar el puerto. Lo consiguió, toda vez que los de Riis cejaron en su intento de dinamitar la carrera. Quizá mañana, piensan, sea otro día.
La resolución de la etapa, vibrante
A las puertas de Saint-Girons llegó el grupo de cuatro escapados con una ventaja oscilante entre los dos minutos y el minuto y medio. Era lo de menos: ya sólo interesaba el triunfo. Ninguno de los cuatro tiene un interés real por la general. Sin embargo, lejos de especular, el grupo prosiguió su marcha hacia meta a un ritmo elevado. Rompió las hostilidades Mikel Astarloza con un ataque tartamudo que claudicó pronto y fue respondido por Vladimir Efimkin, más fresco que sus compañeros de escapada al estar exento de pasar a los relevos por estar su equipo tirando por detrás.
El ataque de Efimkin, a tres kilómetros de meta, estuvo cerca de ser el decisivo. El ruso mantuvo el paso y desafió a Casar, Luis León y Astarloza a atraparlo. Si podían. Parecía que no, Luis León incluso hacía gestos con la cabeza: “no, no, no”. Era demasiado, parecía demasiado. Efimkin iba raudo, tenía tres segundos de ventaja que parecían insalvables para los otros tres; hacía falta un tirón de verdad que los enjugaran. Lo tuvo que dar Luis León, que quizá sacrificaba con él sus últimas fuerzas. Parecía que sí.
A 300 metros de la meta, Luis León rebasaba a Efimkin con Casar a rueda y Astarloza algo más retrasado. El francés se apresuró a remacharle entonces, no cayó en que cometía un error al dar por muerto a Luisle, que cogió su rebufo y esperó cincuenta metros, lo justo, para lanzar el sprint y birlarle el triunfo de etapa, que a la postre pasó a ser el segundo del murciano en un Tour de Francia. Astarloza llegó tercero. El grupo entró en meta a 1’54”, encabezado por un Rojas que ganó el sprint y alzó los brazos para señalar al marcador electrónico que reflejaba la victoria de su compañero de equipo y paisano. La primera victoria de un español en este Tour, la primera de los equipos españoles que hoy han dejado bien a las claras que, aunque sin candidatos al maillot amarillo, no han venido a la gran ronda francesa a ser comparsas.
Astaná y los demás
Repaso a la participación del Tour de Francia
2 de Julio, Arueda.com
Si el escenario se opacaba con el Mont Ventoux, podríamos decir algo parecido de los actores con Astaná. Todas las miradas están en el equipo kazajo, que aglutina hasta seis ciclistas que son y han sido capaces de liderar a un bloque con garantías de puesto entre los diez primeros e incluso de podio. El vasco Haimar Zubeldia (5º en 2003), el ucraniano Yaroslav Popovych (8º en 2007), el americano Levi Leipheimer (3º en 2007) y el alemán Andreas Klöden (2º en 2004) conforman una potentísima y temible escuadra de gregarios de lujo al servicio de dos líderes de aún mayor postín de cuya cohabitación puede surgir una polémica casi histórica.
El debate de Astaná: ¿Armstrong ó Contador?
Lance Armstrong y Alberto Contador. El americano ha vuelto para ser el mejor, lo fue durante siete años consecutivos y, tras tres temporadas de parón, no parece dispuesto a renunciar a ese estatus de capo absoluto del pelotón. No parece dispuesto a abdicar en un pinteño que, durante su ausencia, no hizo sino crecer a pasos agigantados hasta el punto de conquistar en apenas catorce meses las tres grandes vueltas.
De hecho, el tejano ha sido explícito en sus declaraciones: él aboga porque el líder se decida en la carretera, en la contrarreloj de Mónaco, el único terreno donde teóricamente Armstrong puede ser superior. Un duelo donde sólo hay una pequeña esperanza de salir victorioso para Contador. El título de campeón de España contrarreloj que se adjudicó el pasado fin de semana apunta una gran evolución en esa especialidad que incluso podría servir para derrotar al heptacampeón, que por otra parte no ha pasado del décimo puesto en ninguna de las cronos donde ha tomado parte este año.
El resto de factores inclinan inexorablemente la balanza en favor de Contador. El ritmo de competición que el madrileño ha mostrado en todas y cada una de sus apariciones esta temporada ha sido impepinablemente mayor que el del tejano; las sensaciones también ha sido mejores. Incluso los resultados: ganador en País Vasco y Algarve, segundo en Castilla y León, tercero en Dauphiné, cuarto en París-Niza; ésa es la hoja de servicios de Alberto. La de Lance se reduce al 12º lugar en la general final del Giro de Italia. Las voces que, desde dentro del pelotón, apuntan a un Armstrong realmente fuerte capaz de aspirar al maillot amarillo no se pueden sustentar en ningún factor más o menos objetivo.
Sastre, Evans y Menchov: el resto de la primera fila de favoritos
Tras Armstrong y Contador, el siguiente gran candidato a ganar el Tour de Francia de este año es el vigente campeón Carlos Sastre. El abulense, enrolado este año en el equipo Cervélo, llega a la carrera francesa después de firmar un buen Giro (4º en la general y dos etapas fue su bagaje) y pasar casi un mes y medio descansando, sin dejarse ver por las competiciones. Su principal aval es la experiencia; su recelo es la falta de dinamita en las piernas, el no tener un terreno donde marcar diferencias concretas de no mediar circunstancias tácticas. La suerte es que estas últimas las domina a la perfección.
El australiano Cadel Evans, por su parte, llega con la esperanza de desligarse de la etiqueta de ‘Poulidor del Siglo XXI’ que se le empieza a aplicar después de años mostrando su impericia para hacerse con el triunfo en carreras grandes. A favor del ciclista del Silence-Lotto están su innegable calidad para subir y rodar y el cambio de actitud mostrado en la Dauphiné Liberé, que al dotarle de ambición puede marcar un antes y un después en la carrera del que parece destinado a ser un eterno segundón. En su contra está, además de la condición antes nombrada, la debilidad de su equipo, que le imposibilita defender un hipotético liderato con garantías.
De eso, de defender un liderato con unos coequipiers flojos, sabe bastante Denis Menchov. El ruso de Rabobank, ganador del Giro’09 con una escuadra ínfima, llega a la salida de Mónaco con los deberes hechos y más fuerte que nunca; la ‘maglia rosa’ es un punto de inflexión para el navarruso. Es cierto que antes había ganado la Vuelta en dos ocasiones, pero ante rivales menores o en una condición menor. Pero hacerse con el triunfo del Giro del Centenario mostrando una fortaleza tan apabullante tanto en montaña como en contrarreloj puede haberle dotado de otro tipo de fortaleza, la mental, que tanto había echado de menos en otras circunstancias. Junto a él estará uno de los favoritos al maillot blanco, el holandés Robert Gesink.
Dos bloques potentes: Saxo Bank y Liquigas
Si empezábamos hablando del bloque de Astaná y su disyuntiva del liderato, en la salida de Mónaco habrá otra formación capaz de poner en jaque la carrera si se lo propone. Una escuadra cuya fortaleza radica en la suma de outsiders, corredores capaces de aspirar a un puesto entre los diez primeros que coordinándose podrían auparse al podio. Se trata de Saxo Bank. Los chicos de Bjarne Riis acuden al Tour capitaneados por los hermanos Frank y Andy Schleck, 6º y 12º de la gran ronda francesa el año pasado, y poseen en la retaguardia a un ciclista que es garantía de espectáculo y resultados cuando está en forma… y de hecho lo está. Es suizo, se llama Fabian Cancellara y se presenta a este Tour como un tapado capaz de todo después de ganar la ronda de su país.
Desde Italia llega también otro equipo capaz de asustar y reventar la carrera si las cosas le funcionan: Liquigas. Los de Roberto Amadio han reservado a dos jóvenes casi prodigiosos para este Tour, llamados a batirse el cobre con los más grandes: el checo Roman Kreuziger y el italiano Vincenzo Nibali. Ambos, notables escaladores y contrarrelojistas, aspiran a un puesto entre los diez primeros pero no renuncian a nada, incluso a moverse en escaramuzas desde el inicio de la etapa. Estarán reforzados por todo un podio del Giro del Centenario, Franco Pellizotti, que acudirá en busca de etapas.
Algunos deberán confirmarse… y justificarse
Otro candidato de segunda fila a la general del Tour es el americano de Garmin Christian Vandevelde, que deberá confirmar el quinto puesto del año pasado. Tres puestos tras él el año pasado, el luxemburgués de Columbia Kim Kirchen se encuentra en una situación parecida y deberá ratificar sus buenas prestaciones de 2008, más aún en un 2009 que está siendo aciago para él. De reojo habrá que mirar a Marzio Brusheghin, que liderará al equipo Lampre y buscará completar una participación digna.
En los equipos franceses, por otra parte, hay cierta ansiedad por justificar temporadas cuyo eje es por completo el Tour de Francia. En este sentido, AG2R presenta a un candidato serio al top ten que se quedó a las puertas de figurar en él en 2008, el ruso Vladimir Efimkin, y a una posible sorpresa mayúscula como el irlandés Nicolas Roche. Agritubel llevará al eterno y decadente Christophe Moreau, mientras Cofidis pone sus esperanzas en el irregular escalador David Moncoutié y Française des Jeux en un Christophe Le Mével que parece dispuesto a jugar la carta de la general.
La pléyade de sprinters
No sólo de general vive el Tour, y como cada año se vivirá la lucha por el maillot verde y los triunfos obtenidos en los últimos metros merced a emocionantes volatas. Estará presente el indiscutible mejor velocista del momento Mark Cavendish (Columbia), con un equipo de buenos rodadores a su disposición. Frente a él, clásicos como el noruego Thor Hushovd (Cervélo) o el tricampeón mundial español Óscar Freire (Rabobank). También se encontrarán en las carreteras francesas tres corredores dispuestos a lavar la cara de su temporada como los accidentados Daniele Benatti (Liquigas) y Alessandro Ballan (Lampre), y Tom Boonen (Quick Step), cuyo segundo positivo por cocaína está siendo un calvario difícil de soportar.
El resto de opciones en el sprint pasan por posibles sorpresas como Ciolek (Milram), Haussler (Cervélo), Van Hummel (Skil-Shimano), Feillu (Agritubel), Dean (Garmin) ó el medallista en el Mundial de Madrid’05 Geslin (Française des Jeux). También por dos jóvenes españoles en plena progresión como Koldo Fernandez de Larrea y José Joaquín Rojas, cuyo posible rendimiento analizaremos mañana en la tercera parte de la previa del Tour de Francia junto al del resto de sus coequipiers en Euskaltel ó Caisse d’Épargne. ¿O creíais que habíamos olvidado a los equipos españoles?