Basso y Liquigas ordenan las fuerzas del Giro

El único hecho que parecía consumado de antemano en la salida de este Giro de Italia era que Liquigas iba a ser el equipo más fuerte de la carrera. Parecía una verdad incontestable y el devenir de los acontecimientos en esta ‘corsa rosa’ no hace sino dar la razón a esa sensación inicial. La escuadra verde ejerce una tiranía incontestable, se saben dueños y señores del transcurso de la prueba. Eso, un lujo, se convierte a veces en un hándicap tal y como sucediera camino de L’Aquila, cuando el resto de formaciones (incluyendo el Astaná del entonces líder Vinokourov) les cedieron la tostada para cazar a la inmensa fuga de sesenta corredores que casi cambia la carrera. Fue un día de perros para los hombres de Roberto Amadio, que terminaron por claudicar y tomar el mando del pelotón con cierto oprobio. Tuvieron que renunciar a su táctica porque la actitud del resto de equipos hacía que ellos mismo fueran los máximos perjudicados por ella.
A pesar del tropezón del día de L’Aquila, Liquigas siguió siendo el líder de facto de la carrera. No sólo le ha sido adjudicado el papel, sino que prácticamente lo ha reclamado en cada ocasión, en cada metro de recorrido. Parecía disgustarles ver a Caisse d’Épargne llevando el control, a pesar de que esa suerte fuera la natural para los pupilos de Neil Stephens toda vez que uno de sus hombres, David Arroyo, portaba la ‘maglia rosa’. En la etapa de hoy, apenas han llegado las primeras pendientes de la jornada, los Liquigas han arrebatado el testigo a los bancarios. Les liberaban de responsabilidad sin sacar ninguna contraprestación, toda vez que el ritmo del pelotón apenas ha aumentado en los primeros compases de dominio ‘verde’. Los efectos del trabajo del conjunto italiano se han visto en el Passo Duron, segundo puerto de la jornada, cuyas estrechas rampas han generado la primera selección de la carrera gracias al arreón de Agnoli, Vanotti y Kiserlovski, hoy gregarios magistrales incluso por encima de Sylvester Szmyd.
Si bien la superioridad de Liquigas era un hecho, la fortaleza de sus líderes ofrecía algo más de dudas. La preparación de Vincenzo Nibali no ofrecía demasiadas garantías de que fuera un candidato sólido a aguantar las tres semanas en punta; la opacidad de Ivan Basso hacía que tampoco fuera un caballo ganador de inicio. Es por ello que las decisiones tácticas de Roberto Amadio parecían cuestionables. Llevar controlada la carrera hasta sus últimos compases y una vez ahí dejar a sus jefes de filas batirse el cobre en igualdad de condiciones con el resto de favoritos en lugar de aprovechar la indudable fortaleza individual de sus elementos para levantar el zafarrancho de inicio era, por así decirlo, despreciar una ventaja muy significativa. En este punto hay que remitirse de nuevo a L’Aquila, donde filtraron en la escapada a su tercera baza, Robert Kiserlovski. El croata no mostró buenos detalles; al contrario, cedió algo de tiempo respecto a los mejores de la escapada. ¿Dónde estaba la fiabilidad en apostar por el movimiento de ciclistas de segunda fila en detrimento de Basso y Nibali?
El tiempo ha dado la razón a Amadio. O, mejor dicho, se la ha dado el Zoncolan. La subida alpina, rebosante de público para la ocasión, ejerció de navaja de Occam y desmenuzó las fortalezas y debilidades de todos y cada uno de los participantes de este Giro. Para muestra, un dato: el primer grupo de más de dos componentes en llegar a meta lo hizo a nueve minutos y medio del ganador, compuesto del destronado Stefano Garzelli, su gregario Vladimir Miholjevic y el antes nombrado Kiserlovski. Los 34 corredores que entraron por delante de ellos fueron de uno en uno, o como máximo en dueto.
Así las cosas, gracias a la catarsis organizada a partes iguales por Ivan Basso, su equipo Liquigas y un recorrido durísimo, la clasificación de hoy establece prácticamente el orden de fuerzas de este Giro. A saber: Basso, Evans, Scarponi, Cunego, Vinokourov, Sastre, Nibali; tres sorpresas como Pinotti, Martin y Gadret; y, undécimo, David Arroyo. Desaparecen de la zona noble algunos afortunados de L’Aquila como el desconcertante Wiggins o el fulgurante Xavi Tondo, a la par que ceden paulatinamente otros como Gerdemann o el omnipresente Kiserlovski. El austrliano Richie Porte y el líder David Arroyo aguantan dignamente, sabedores de que no subirán a lo más alto del podio de Verona pero sí pueden mantener una reconfortante posición entre los cinco primeros.
Y, como caso aparte, Carlos Sastre. El abulense fue la gran decepción del inicio de la gran ronda italiana, una decepción anunciada por su pésima preparación. Ocho días no son suficientes para aspirar a llegar bien a ninguna parte. El infortunio además le maltrató, colocando múltiples trampas en su camino a base de pinchazos y caídas. Y, en L’Aquila, la fortuna le sonrió colocándole en una fuga que le permitió limar todo el tiempo perdido. Ese equilibrio de designios universales le ha permitido situarse donde debería haber estado con una preparación adecuada: en la pomada, a menos de un minuto del líder fáctico Basso y por delante del resto de candidatos a la victoria final. El momento de Carlos llega ahora: en la tercera semana, después de haberse puesto a punto durante catorce etapas y con terreno de sobra para marcar diferencias.
Para llegar a su deseado ‘rosa’, el abulense deberá burlar la superioridad de Liquigas apoyado por Cervélo, un conjunto que no es ningún escándalo. En las mismas circunstancias, o peores, se encuentran el resto de favoritos, llámense Evans, Vinokourov, Scarponi o incluso Cunego. Da la sensación de que la posibilidad de que un ciclista que no sea de Liquigas gane esta edición del Giro depende en gran medida del grado de anarquía táctica que sean capaces de generar los 148 corredores que toman parte en la gran ronda italiana y no visten de verde.

Foto: CyclingNews
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La "ruleta holandesa" del Giro de Italia

Rara vez los tres primeros días de una gran vuelta marcan tantas diferencias. La incursión del Giro de Italia en carreteras holandesas va a ser recordada durante muchos años, como sucediera con la Vuelta a España de la pasada temporada, por dos factores. El primero, la ingente cantidad de un público, el neerlandés, ávido de ver a los mejores ciclistas del mundo compitiendo en su país algunos días más aparte de los de la Amstel Gold Race y el ENECO Tour. El segundo, las constantes caídas provocadas por lo ratonero de las carreteras elegidas por la organización. Este último hecho ha sumido al pelotón entre el caos y la indignación. No cesan de levantarse voces críticas en su seno, como las de Pablo Lastras («Estas carreteras holandesas no son las adecuadas para disputar carreras») o Bradley Wiggins («Hay demasiadas señales e isletas en la calzada»).
Pero en el tema de las caídas hay, además, un segundo punto al cual quizá no se da el relieve pertinente; es una cuestión de orden interno, casi imperceptible para el aficionado. La señala Lastras: «con la globalización del ciclismo, han llegado muchos ciclistas al pelotón sin el oficio ni el respeto necesario». El abulense viene a poner de manifiesto cómo la mundialización ha traído consigo a corredores que no llegan a foguearse adecuadamente en el calendario europeo, el de las emboscadas y las rutas traicioneras, antes de enfrentarse a las carreras de alto nivel, aquellas donde a la dificultad del trazado se le suman una gran cantidad de rivales para ganar la posición en el pelotón y una velocidad endiablada.
No es cuestión de eurocentrismo, de «racismo» ciclista. También se queja de ello un ‘aussie’ como Cadel Evans, perjudicado por las caídas hasta el punto de perder el liderato en la segunda etapa: «cuando ves a ciclistas que se estrellan en carreteras completamente rectas, te preguntas si es que no saben montar en bicicleta, si no saben concentrarse o qué». O el americano Cristian Vandevelde, que se fracturó la clavícula en el mismo parcial y comenta con resignación: «un tipo frenó delante de mí y me encontré con su rueda delantera». Espectáculos como las decenas de caídas que tuvieron lugar en la segunda etapa [aquí enlace: http://www.youtube.com/watch?v=SM2VmLZKuaY ] podrían reducirse de contar los recién llegados al calendario europeo con algo más de experiencia en las, por lo general, complicadas rutas de las carreras del Viejo Continente.
En el terreno eminentemente deportivo, estos tres días de competición del Giro de Italia en los Países Bajos han venido a confirmar la mayoría de pronósticos y generar algunas sorpresas. En la contrarreloj inaugural, la victoria de Bradley Wiggins (Sky) hizo pensar que tal vez el británico decidiera tomarse en serio la lucha por la ‘maglia rosa’, sensación disipada de inmediato con los 37 segundos y 4 minutos cedidos en las dos siguientes jornadas.
Por otra parte, Brent Bookwalter (BMC) sorprendía a propios y extraños con un segundo puesto en el prólogo que ponía en duda el pronóstico general de que Cadel Evans apenas contaría con ayuda de su equipo en esta ‘corsa rosa’. De nuevo, la realidad vino a desmentir la sensación: en la segunda etapa en línea, el australiano se vio solo durante los kilómetros decisivos, cediendo casi un minuto debido a una caída y la ausencia total de sus coequipiers. A tenor de la gran condición física exhibida por Evans en el prólogo y en su lucha contra el viento y el pelotón de esos agónicos últimos metros camino de Middelburg, quizá sea el más fuerte de los aspirantes a la victoria final… pero también el más desprotegido.
No está tan fuerte Carlos Sastre. El hombre de Cervélo no tiene golpe de pedal, apenas lleva (¡contando el Giro!) una decena de días de competición y eso se nota. El Giro es largo, sí; pero el tiempo perdido en estos primeros compases de la prueba se echará de menos (o de más) conforme avance la carrera. Ya ha cedido en total 1’40» respecto del líder Alexandre Vinokourov, una barbaridad para quien busca una buena actuación en la general.
Los más sólidos entre los candidatos a la ‘maglia rosa’ son el actual portador Alexandre Vinokourov y los Liquigas Ivan Basso y Vincenzo Nibali. Respecto del primero, se le percibe atento, siempre en cabeza del pelotón y bien acompañado por los Tiralongo, Jufré o Grivko. En su contra juega su prematuro pico de forma, alcanzado en la Lieja – Bastogne – Lieja y que previsiblemente se disipará antes de la decisiva tercera semana del Giro. En cuanto a los segundos, Basso y Nibali, las vibraciones transmitidas por ambos son inmejorables. El varesino, sólido, sólo se ha dejado los 18 segundos del prólogo. Lo ‘Squalo’, por su parte, está situado en la general a apenas 5″ del liderato, lo que habida cuenta de la fortaleza de Liquigas podría vestirlo de rosa tras la CRE de mañana miércoles. Y a partir de ahí, quién sabe. Ya ganó Contador el Giro de 2008 viniendo de la playa…
Por último, cabe reseñar las pocas conclusiones que se pueden extraer de las ‘volatas’ que han resuelto los dos parciales en línea de este Giro que no ha hecho sino empezar. Tyler Farrar se mostró imperial en la primera etapa, mientras Wouter Weylandt supo nadar y guardar la ropa de la mejor manera posible en la segunda, ejerciendo adecuadamente su condición de punta de lanza del por lo demás flojo ‘nueve’ de Quick Step para esta edición de la gran ronda italiana. La decepción ha sido, sin duda, André Greipel. ‘Hulk’ tiene sobre sus espaldas la presión de demostrar a Mark Cavendish que es igual o mejor que él, después de los desaires lanzados públicamente por el velocista británico. Ha contado con dos ocasiones en las cuales su equipo, HTC – Columbia, ha trabajado impecablemente a su favor. En ambas su lanzador Matthew Goss ha sido más fuerte que él, quedando Greipel lejos de la victoria y transmitiendo una debilidad, cuanto menos, sorprendente.

Un clásico Giro para fondistas (y II)

7 de Mayo, Arueda.com

La nómina de aspirantes al triunfo en este Giro d’Italia tiene, en general, un poco menos de caché que en años pretéritos. Esta temporada, la mayor parte de líderes del pelotón mundial han apostado por preparar a conciencia un Tour de Francia que se presiente espectacular y con una veintena de candidatos a un puesto entre los cinco primeros. En el Giro el plantel no será tan extenso, pero seguramente deparará una competencia fenomenal toda vez que la mayoría de candidatos están cortados por el mismo patrón: son escaladores y fondistas que han enfocado su planificación sobre un Giro en el cual esperan salir victoriosos de la lucha en las cimas alpinas.
De entre todos los favoritos en la lucha por la ‘maglia rosa’, el número uno es Cadel Evans. El australiano, actual campeón del mundo, deberá actuar con audacia para imponerse en un Giro en el cual seguramente será el hombre más fuerte. No sólo tendrá que superar a sus rivales en los mano a mano, sino que lidiará con el hándicap que supone la debilidad de su equipo, un BMC que seguramente quedará retratado en la CRE. A estos contras se suma la escasez de kilómetros contrarreloj; no se antoja que una crono quebrada, una cronoescalada y un prólogo sean suficientes para conseguir una ventaja que permita a Evans ceder tiempo en montaña. El australiano también deberá rendir cuando la carretera pique hacia arriba. Y, sobre todo, estar atento a las ofensivas lejanas que le plantearan los bloques más fuertes en caso de que tome la ‘maglia rosa’ que ya vistiera en su única participación en el Giro, en 2002.
Precisamente a uno de los bloques más fuertes pertenece el segundo máximo contendiente de esta edición de la ‘corsa rosa’, el redimido Ivan Basso. El varesino encabeza a un Liquigas que en este Giro intentará no repetir la tónica de su presencia en carreras grandes esta temporada, presentando la alineación de mayor nivel medio para bloquear la carrera… y no siendo capaz de rematar con un hombre de calidad diferencial. Para ello contará con Basso, que contará con gregarios de lujo como Szmyd ó un Nibali que entra en el ‘nueve’ a última hora por la baja de Franco Pellizotti, relacionado con el dopaje por el polémico pasaporte biológico de la UCI. Ojo también entre los ‘verdes’ con Robert Kiserlovski, potente escalador que llega en buen momento tras imponerse en el Giro dell’Apenino y es, según una frase lapidaria de su ex director Giuseppe Martinelli, el «futuro ganador del Giro 2011».
La gran opción española la constituye uno de los ciclistas más sólidos del pelotón mundial, Carlos Sastre. El abulense de Cervélo llega a la ‘corsa rosa’ con el aval de veinte grandes vueltas completadas a lo largo de su carrera, el triunfo en el Tour de Francia 2008… y sólo ocho días de competición en su haber, un descanso necesario tras su cargado 2009 que sin embargo le hace llegar «con dudas sobre mi estado físico» a la salida de Rotterdam. Son, sin embargo, muchos años sobre la bicicleta y mucha calidad como para descartar de inicio al abulense de Cervélo, que de inicio se conformaría con una «plaza de podio». Quizá un objetivo por debajo de sus posibilidades, toda vez que el recorrido le viene como anillo al dedo.
Mucho más polémicos que Sastre son los dos hombres que cierran el repóker de grandes aspirantes a la ‘maglia rosa’. Alexandre Vinokourov, de cuyas cavilaciones hablamos la semana pasada [aquí enlace al artículo: http://www.arueda.com/competicion/reportajes/vinokourov-contra-la-memoria-del-ciclismo.html ], llega en un gran estado de forma al Giro tras imponerse en la Lieja – Bastogne – Lieja y cuenta con un equipo decente para la ocasión, con dos buenos gregarios como Josep Jufré y Paolo Tiralongo dispuestos a dejarse la piel por su causa. Las dudas vienen suscitadas por cómo afrontará tres semanas consecutivas de competición después de casi tres años parado. Por otro lado está Bradley Wiggins, controvertido fichaje de Sky este verano, que en este Giro puede certificar que su llegada al Olimpo ciclista en el pasado Tour de Francia no fue fruto de la casualidad. La incógnita es si viene a la ‘corsa rosa’ para disputar el triunfo o sólo para sumar kilómetros de preparación de cara a la gran ronda francesa.
El recuento de contendientes por la general del Giro no se acaba aquí. Y es que, al lado de estos colosos, habrá otros hombres de proporciones más comunes pero igualmente prestos para dar batalla. Michele Scarponi lidera al siempre combativo bloque de Androni-Diquigiovanni, con un ojo puesto en el top10 y otro en aprovechar sus condiciones de ‘passista’ para echar al zurrón victorias de etapa. Otro tanto hará Stefano Garzelli defendiendo los colores de Acqua e Sapone, en su caso buscando repetir entorchado con la ‘maglia verde’ que distingue al mejor escalador. En su equipo está uno de los máximos aspirantes a dar la campanada en la general, el jovencísmo Francesco Masciarelli, que llega algo corto de forma a pesar de su victoria en febrero en el emblemático Mont Faron del Tour del Mediterráneo. Otro joven ‘outsider’ es Domenico Pozzovivo, que llega en una condición inmejorable tras ganar en otra cima emblemática como Alpe di Pampeago en el Giro del Trentino. Pozzovivo lidera a Colnago-CSF, tercera escuadra italiana invitada por RCS y coja tras la baja por problemas con la cocaína de su esprinter Mattia Gavazzi.
Punto y aparte es el equipo Lampre. Giuseppe Saroni suele acudir siempre a la ‘corsa rosa’ con un líder de garantías que le permita aspirar a las primeras posiciones de la general. En esta ocasión no será así. Su baza más sólida son las ‘volatas’ de Allesandro Petacchi, que a buen seguro conseguirá más de una victoria en llegadas masivas; sus escaladores, Damiano Cunego y Gilberto Simoni, no parecen capaces de asaltar el podio final, sito esta vez en Verona. Mientras Cunego, ganador del Giro 2004, renuncia de plano a esta posibilidad porque cree aprovechar mejor sus posibilidades luchando por triunfos parciales, ‘Gibo’ está ya bastante lejos de sus mejores días e incluso vacilaba en su determinación de correr esta edición del Giro, la última de su carrera, por considerar su estado físico insuficiente. Demasiadas dudas para asegurar que los ‘blu-fucsia’ puedan hacer algo bueno…
En cuanto a la participación española, hay más opciones para los primeros puestos en la general aparte del ya mencionado Sastre. Liderando a Omega Pharma – Lotto estará el madrileño Dani Moreno, que afronta por primera vez desde sus tiempos en Relax una gran vuelta como jefe de filas. A pesar de ser un gran corredor y decente fondista, caben dudas de si asimilará bien los largos puertos de montaña italianos. Por otra parte, el talaverano David Arroyo ya ha figurado alguna vez en el top10 de la ‘corsa rosa’ y llega a Rotterdam dispuesto a repetir. Juega en su contra el potente ‘nueve’ de su equipo, Caisse d’Épargne, con una baza casi infalible en Marzio Brusheghin (3º del Giro 2008) y una posible sorpresa positiva en el colombiano Rigoberto Urán. Si uno de estos hombres consigue rendir a gran nivel, posiblemente Arroyo se vea obligado a aparcar el liderazgo y ejercer de gregario. También tomará parte en el Giro el equipo de Matxin, Footon-Servetto, con Eros Capecchi como mejor opción de lucimiento.
Llega un año más el Giro d’Italia, que se plantea igual de espectacular e intenso como siempre, con el habitual espíritu combativo de sus participantes italianos y la presencia de grandes estrellas del pelotón mundial. El espectáculo, clásico espectáculo, está servido.

¿Por qué Evans no levanta los brazos cuando gana?

Cuando una persona tiene miedo a algo, normalmente no es capaz de dominarlo. Suele ser al revés. Es el miedo quien domina a quien lo sufre, conduciéndole a actuar como no desearía. La única manera que tiene la persona de superar ese terror que le atenaza es afrontarlo, encararlo y demostrarse a sí mismo que no tiene por qué depender a él.
Cadel Evans ha padecido miedo a perder desde su paso por el traumático T-Mobile de 2004, aquel que teniendo en plantilla a Botero, Ullrich, Klöden, Vinokourov, Savoldelli y él mismo se vio afectado por una plaga de lesiones increíble. Ese equipo no sólo fue el de los contratiempos físicos, sino también el de los complejos. Aún con las magníficas balas de que disponía en la recámara, el conjunto rosa fue incapaz de inquietar a Lance Armstrong en su camino hacia el sexto Tour consecutivo. De inicio no pudo contar con tres de sus puntales por las lesiones; su líder, Jan Ullrich, estaba acomplejado después de su derrota ante el superclase tejano en la Grande Boucle del año anterior; el segundo espada, Andreas Klöden, tenía complejo de eterna promesa; un baluarte sólido como Botero tenía complejo de inferioridad por sentirse cola de león entre tanta estrella; incluso el hasta entonces infalible Erik Zabel se veía superado por otros esprinters como McEwen ó Boonen.
T-Mobile era un equipo repleto de traumas, todos distintos y repartidos entre los distintos componentes del equipo. A Cadel Evans le tocó el miedo a perder, el miedo al ridículo en los escenarios grandes. Miedo a no dar la talla en las citas importantes, en mostrarse demasiado ansioso y caer por sus propios errores. Su estrategia para evitar todo esto fue la inacción, la mejor manera de no cometer ningún error ni ningún acierto. Siempre que pudo, Evans se mantuvo a rueda, sin intentar ofensivas que no pidiera estrictamente el guión de la carrera y consiguiendo sus victorias de relieve en las contrarrelojes, donde no le quedaba más remedio que salir de su parapeto y enfrentarse al resto de competidores uno contra uno.
La temporada pasada, después de casi tres años de rondar victorias de cierto calado sin conseguir ninguna, algo hizo ‘clic’ en el ciclista australiano. Hasta 2009, su escasa combatividad había pasado casi inadvertida en el marco de la era de ciclismo sin carisma que ahora toca a su fin y entonces acababa de rebasar su apogeo. Pero una serie de actuaciones que rozaron lo patético le convirtieron en objeto de cierto escarnio dentro de un sector del ambiente ciclista. Un Dauphiné donde se dejó arrebatar la victoria a manos de Valverde, un Tour decepcionante; hasta llegar a la Vuelta, donde no consiguió ventaja cuando pudo y un pinchazo en Sierra Nevada dio al traste con sus aspiraciones de ganar sin levantarse del sillín.
Aquel día, en la montaña granadina, a Evans le cambiaron los esquemas. Era necesario ser más valiente, como lo había sido en los días desesperados de Julio donde intentó compensar su mala actuación con fugas de salida. Si con su actitud pasiva era bueno, con una actitud más atrevida podría ser grande. El día que Evans constató esto en los Campeonatos del Mundo. Allí, en Mendrisio, saltó a un movimiento de ‘Purito’ Rodríguez y Kolobnev y después realizó un ataque sagaz, a contrapié para sus rivales, en un falso llano. Ninguno de sus rivales fue capaz de seguirle, y el ciclista australiano pudo entrar en meta relajado, celebrando y sin levantar los brazos…
Ése es el único tic que le queda a Cadel Evans de su trauma adquirido en T-Mobile. Por alguna razón, entra en meta sin levantar los brazos, en un gesto que puede llegar a ser tan característico como el ‘pistolero’ de Contador, el botellín de Purito o las fanfarronadas de Cavendish. No se deja llevar por el júbilo, ya sea en el incomparable marco de Mendrisio o en un apretado esprint de la Semana Coppi-Bartali; no se yergue sobre la bicicleta. Hay que retrotraerse a la etapa de la Semana Internacional que se llevó en 2008 para verle alzarse en meta. Tal vez tiene miedo de pecar de confiado y que alguien le supere en el último golpe de riñón, de que le suceda lo mismo que a su entonces compañero Zabel con Freire en la Milán – San Remo de 2004
La evolución de Evans, de un año a otro, queda patente si comparamos las Flecha Valona de 2009 y 2010. La campaña pasada, su impericia para los cambios de ritmo le hacía convertir cada ataque en un acto desesperado que precedía a la derrota más frustrante; hoy, el australiano se ha manejado sin ansiedad, aguantado el ritmo de Contador e Igor Antón (cuyos respectivos ‘rushes’ finales fueron excelentes e insuficientes, en sintonía con el trabajo de sus equipos) para después remachar cuando era necesario.
El día de hoy parece haber sido la confirmación de un necesario cambio de tendencia para el australiano. Aún es preceptivo esperar un par de grandes citas más para dilucidar si definitivamente el actual portador del maillot arcoiris se ha convertido en el campeón que su talento prometía y su actitud negaba. Por lo pronto, parece que lo ha conseguido; ahora, con el peso de un equipo hecho a su medida -BMC- sobre las espaldas, Cadel Evans ha dado el último paso hacia su madurez como ciclista. Ha perdido el miedo a perder.

Los invitados a la fiesta del Tour de Francia

El diario deportivo L’Equipe ha anunciado en su edición de hoy los nombres de los 22 equipos que tomarán parte en el Tour de Francia 2010, que se disputará entre el 3 y el 25 de Julio. En principio, la lista no contiene grandes sorpresas: a las dieciséis escuadras cuya presencia estaba garantizada por el acuerdo que en su día sellaron las formaciones ProTour de 2008 y los organizadores de las grandes vueltas se han unido los seis equipos de nuevo cuño de mayor nivel deportivo: Cervélo, Garmin, BMC, Katusha, Sky y Radioshack.
La controversia nace, por un lado, del hecho de que se queda fuera un equipo profesional francés de gran progresión como Saur – Sojasun, que cuenta en plantilla con grandes exponentes del ciclismo galo como Jimmy Casper o Jonathan Hivert. Y por otro de que la salida de la gran ronda francesa se situará en Rotterdam (Países Bajos), lo cual hacía casi preceptivo la presencia de algún equipo neerlandés que se añadiera a Rabobank, como Skil ó Vacansoleil. Ambas estructuras, de hecho, llevan años haciendo méritos para recibir la invitación de la empresa ASO para la gran fiesta anual del ciclismo en este 2010.
Decepción para Vacansoleil…
Para Vacansoleil, la noticia ha sido un auténtico jarro de agua fría, habida cuenta de los precedentes que hacían probable su participación en el próximo Tour: sus actuaciones en carreras relacionadas con ASO como la Vuelta a España (donde fueron uno de los equipos más combativos) ó el Tour de Qatar disputado en Febrero (donde se llevó la general con Wouter Mol) eran, junto al fichaje de dos de los estandartes del ciclismo francés como son los hermanos Brice y Romain Feillu, un gran aval deportivo. Además, el patrocinio que la marca Vacansoleil aportó a la pasada París-Niza suponía un enorme guiño económico e institucional.
La reacción del mánager Hilaire Van der Schueren en Sporza ha ido en la línea del desencanto: «obviamente, estoy muy decepcionado». Y apunta denodadamente contra la presencia de ciertos equipos cuya plaza estaba garantizada por pacto: «ASO comparte opinión conmigo, sin la norma de que los 16 ProTour que sobreviven de 2008 tengan plaza en la carrera automáticamente habría espacio para nosotros. Hay equipos cuyo nivel es menor que el nuestro, como Footon, que está lleno de jóvenes». En este caso, el director neerlandés dispara donde más duele: la presencia en el Tour de una escuadra deportivamente débil que, para más inri, fue vetada de la carrera en el pasado por los problemas de dopaje de sus antiguos ciclistas estrella Riccardo Ricco’ y Leonardo Piepoli. «Al menos somos el primer equipo reserva», se resigna Van Der Schueren.
… y para Skil – Shimano
En el caso de Skil, la estructura dirigida por Iwan Spekenbrink llegó incluso a participar en el Tour de Francia del año pasado, donde tuvo una suerte desigual: su combatividad, en especial durante las primeras etapas, no llegó a refrendarse con resultados en la línea de meta. A pesar de todo, el sabor de boca dejado por la escuadra antiguamente radicada en Japón fue bueno. Este invierno, con objeto de ganarse los favores de ASO, se consolidó una colonia francesa relativamente extensa en el equipo, con cinco corredores galos en plantilla. Sin embargo, no ha sido suficiente para convencer a los organizadores del Tour de Francia.
Al contrario de las reacciones del seno de Vacansoleil, que iban por la senda de la indignación, las de los hombres de Skil se acercaban más a la resignación. «En secreto esperas buenas noticias», declaró el mánager Iwan Spekenbrink a De Telegraaf, «pero sabíamos que había buenísimos candidatos como Radioshack, Sky ó BMC. Ciertamente no puedo decir que no entienda la elección de equipos hecha por ASO». El corredor Koen De Kort se expresa en su blog en la misma línea: «se veía venir, pero no deja de ser una decepción», comienza. «Sin embargo, comprendo la decisión de ASO de dar las wild-card a quienes las han recibido».
Los seis invitados
No es demasiado aventurado afirmar que dejar fuera a cualquiera de los seis equipos a los que se han otorgado a las invitaciones hubiera constituido un pequeño sacrilegio deportivo. La presencia del recién nacido Team Sky resulta indiscutible toda vez que cuenta con la mayor estructura de entre todos los equipos profesionales, además de con la gran promesa del ciclismo mundial (Edvald Boasson Hagen) y la gran sorpresa del Tour del año pasado (Bradley Wiggins). Radioshack posee un gran nivel medio y, por encima de todo, al heptacampeón Lance Armstrong. Garmin ha demostrado en sus dos participaciones en la gran ronda francesa una solidez sobrada que, seguramente, tendrá continuidad este año.
Ofrecían algo más de dudas Cervélo, Katusha y BMC. En los canadienses, la intención de Carlos Sastre (ganador del Tour 2008) de centrarse en disputar el Giro de Italia parecía una suerte de anticipación a la no inclusión del equipo entre los elegidos por ASO; sin embargo, han pesado otros nombres como Thor Hushvod y Heinrich Haussler, ambos ganadores de etapa en la edición del año pasado e incluso maillot verde de la regularidad en el caso del noruego. Para Katusha, su pobre nivel en el Tour de 2009, sin presencia en la general y con una única victoria de etapa a cargo de Serguei Ivanov, parecía un hándicap importante. Parece haberles redimido ante ASO su notable principio de año, con Joaquim Rodríguez, Robbie Mc Ewen y Filippo Pozzato a muy buen nivel.
Por último está BMC. La escuadra de base suiza recibe su invitación con alegría, seguramente porque se sabían en el alero toda vez que sus grandes estrellas, Cadel Evans y Alessandro Ballan, parecían convencidas de que no iban a estar en el Tour y dispuestas a darlo todo en el Giro de Italia. Han pesado para la decisión de ASO, por encima de todos, dos hechos: sus excelentes relaciones con el staff del equipo (Jim Ochowicz, mánager de BMC, ejercía el mismo cargo en 7-Eleven, primer equipo americano en correr el Tour; John Lelangue, director deportivo, trabajó durante años para ASO) y la presencia en la formación de Cadel Evans, podio en dos ocasiones en la gran ronda francesa y actual campeón del mundo de fondo en carretera. La duda, como en el caso de Sastre, es si el australiano dará el ancho en la ‘Grande Boucle’ después de darlo todo en la ‘corsa rosa’.
En definitiva, la lista de invitados a la fiesta del Tour de Francia ha sido la que dictaba la lógica. Se echa de menos únicamente la presencia de algún equipo holandés acompañando a Rabobank en la salida de Rotterdam. Para ello, tal vez, hubiera hecho falta un poco más de valentía en el seno de ASO: atreverse a dejar fuera a escuadras cuyo nivel esté en duda, como BMC o Katusha, para poner en liza a otras cuyo rendimiento será con toda seguridad bueno aunque no se traduzca en buenos resultados en la meta, como hubiera sido el caso de Vacansoleil, Skil o Saur. De cualquier manera, el espectáculo en las carreteras francesas este mes de Julio está servido… y garantizado.

Pocos trajes y muchos trapos

En una decisión ciertamente sorprendente por inusual, los organizadores de la clásica A Través de Flandes han retirado su invitación al equipo BMC para otorgársela a Xacobeo. El motivo: BMC iba a «faltar el respeto» alineando su «tercera formación» en la prueba belga. Dejando aparte que este no es ni más ni menos que el tira y afloja normal entre organizadores y escuadras (sólo que hecho público) y que la solución es cuanto menos llamativa y no parece resolver nada (Xacobeo no está hecho para esta clase de carreras, y mediáticamente es nulo Mosquera aparte), esta anécdota deja al descubierto una situación que hasta ahora había pasado inadvertida: BMC carece casi totalmente de fondo de armario y no puede lucir buenas galas cada día.
Nacido en 2007 con una base americana, la llegada al cargo de mánager de John Lelangue en 2008, merced a las relaciones que mantenía con la marca de bicicletas patrocinadora desde la época de Phonak, dio un tono distinto al equipo BMC. Su estatus ascendió en todos los sentidos. Administrativamente pasaron de la categoría continental a la profesional; a los ojos del ciclismo, abandonaron la calificación de equipo formado para los critériums, típico en Estados Unidos, para adquirir la de estructura seria y en crecimiento. En base a eso actuaron: ayudados por los contactos de Lelangue en ASO, empresa organizadora del Tour de Francia donde el suizo trabajó antes de embarcarse en el proyecto de Phonak, no sólo actuaron como una formación modesta sino que además dispusieron de carreras al máximo nivel (Vuelta a Suiza, Tour de Romandía, París-Roubaix) donde demostrar y demostrarse que aún les quedaba mucho camino por recorrer para llegar a la élite.
Sin embargo, este invierno los rectores de la escuadra suiza optaron por hacer ese camino no ya a pasos agigantados, sino a grandes zancadas. Corriendo. La comunión de intereses con George Hincapie, el año pasado corredor de Columbia y enfrascado en la promoción de su marca de ropa Hincapie Sports, precipitaron el crecimiento de BMC. Con la aspiración de alcanzar la posición de Pro Tour fáctico que posee Cervélo, se realizaron fichajes de campanillas como los del propio Hincapie, Karsten Kroon, Marcus Burghardt, el campeón del mundo saliente Alesandro Ballan y el vigente arcoiris Cadel Evans. Una cuarteta de miedo para las clásicas y un líder sólido para las grandes vueltas.
Sin embargo, no hubo nada más. Lelangue e Hincapie hicieron una preciosa fachada pero dejaron la casa hueca. A la pobre base del año anterior (el veterano Moos, el joven croner Brent Bookwalter, el polivalente Jeff Louder y los prometedores suizos Wyss, Frei y Kohler) apenas se le añadieron unos cuantos bisoños como los sprinters John Murphy, Simon Zahner y Alexander Kristoff, los indefinidos Michael Schar y Steve Morabito y un ‘passista’ consagrado con gran margen de progresión como Mauro Santambrogio, que dejó Lampre enfrentado con las vacas sagradas de la escuadra ‘blufucsia’. Muy poca base para una torre que se presumía muy alta.
En estos días en que se especula con la lista de invitados del Tour de Francia, cabe preguntarse hasta qué punto hay que contar con BMC como posible participante en la ‘grande boucle’. Toda vez que parece confirmado que estará presente en todas las grandes clásicas y en el Giro de Italia, carrera en la que ha prometido centrarse su líder Cadel Evans, ¿qué puede ofrecer el joven equipo suizo? Hay por delante dieciséis conjuntos con la presencia garantizada de antemano gracias a un contrato que seguramente ASO desearía no haber firmado, súper estructuras de reciente creación e imprescindibles como RadioShack, Sky, Garmin, Katusha y Cervélo… más algunos ‘outsiders’ vistos con buenos ojos por la familia Amaury y beneficiados por su nacionalidad como Saur-Sojasun (francés), Vacansoleil y Skil (holandeses, punto a favor saliendo la ‘grande boucle’ desde el país de los tulipanes)… No parece haber sitio en el Tour de Francia para una escuadra que se asemeja a un armario con unos pocos trajes elegantes colgados y varios, demasiados, cajones llenos de trapos.

Evans culmina la temporada en Mendrisio

27 de Septiembre, Arueda.com

La situación en la que Cadel Evans tomaba hoy la salida en el Mundial de Mendrisio era de desesperanza. Su gran objetivo de la temporada, el Tour de Francia, fue un chasco: después de un inicio poco prometedor, acabó por hundirse para finalizar en la anónima posición número 30. La Vuelta donde podía desterrar aquellos fantasmas la terminó tercero, buena actuación que generó una duda que incluso podía resultar resquemor: ¿qué habría pasado si no hubiera pinchado en Monachil, perdiendo un minuto en la cima de Sierra Nevada? De nuevo un fracaso, aunque menor que el anterior. Llevaba un año de decepciones e incluso de lágrimas. Hoy las ha enjugado todas con un trapo arcoiris.

Conseguir la victoria ha sido un pequeño galimatías para Evans, como por otra parte también lo era para la quincena de corredores que llegaban con opciones de victoria a la última vuelta. No sólo se trataba de fuerza, que también, sino de una adecuada lectura táctica de una carrera que había quedado oscura e imprevisible, bajo el dominio de la superioridad numérica española (representada con cuatro corredores) y el inenarrable vigor de un Fabian Cancellara que inspiraba auténtico terror a los grandes favoritos como Damiano Cunego, Alejandro Valverde ó Philippe Gilbert. El mejor marcaje sobre Espartaco, sin embargo, lo realizó el asturiano Samuel Sánchez, el único capaz de mantenerle el pulso en los descensos.

Hasta este punto, el Mundial había seguido el guión típico de un Mundial. De inicio, una fuga de diez corredores que formaban parte de equipos menores, tales como Mehels (Letonia), Kvasina (Croacia) ó un Stangelj (Eslovenia) que fue capaz de mantenerse en cabeza hasta la penúltima vuelta. Sólo un ciclista se saltaba esta norma, el poderoso sprinter alemán André Greipel, que decidió quemar sus naves desde lejos ante la imposibilidad de lucir en la parte final por la dureza del recorrido.

A mitad de carrera se formó un corte peligroso que anunció el inicio de la batalla. Una veintena de corredores se situaban entre el pelotón, con Tom Boonen (Bélgica), Kim Kirchen (Luxemburgo) y el campeón del mundo saliente Alessandro Ballan (Italia) como hombres más destacadas. España iba bien representada, con Joaquín Rodríguez, Juanjo Cobo y Carlos Barredo aguardando dándole al equipo la presencia pertinente. Fue la Italia de Ballan quien más apostó por el corte, sacrificando a valiosos gregarios como Paolini, Scarponi y Visconti para la quimérica causa de que esa fuga fuera la buena. El seleccionador transalpino, Franco Ballerini, no jugó bien sus cartas en ningún momento a pesar de la ayuda prestada por Paolo Bettini en calidad de asesor.

Llegados a la penúltima vuelta, el corte de Ballan seguía caminando entre demarrajes varios. Italia había quemado ya sus naves, no había acuerdo y la fuga iba al pairo. Dos hombres destacaban entre los de cabeza: el esloveno Stangelj por su combatividad y el español Purito Rodríguez por su inmensa fuerza. Por detrás, el trabajo incomprensible de Bielorrusia era continuado por Juanma Gárate y Dani Moreno. Pero el remate llegaba en el paso por el primer repecho de los dos que componían el circuito, cuando el tremendo Cancellara dinamitaba la carrera demarrando sentado; a su rueda, todos los favoritos. Se neutralizaba así a los fugados, quedando un grupo de unas veinte unidades en cabeza.

El galimatías estaba planteado. Italia no lo supo aclarar y volvió entonces a jugar torpemente sus bazas. Ballerini contaba con cuatro hombres en cabeza además de su líder Cunego, y optó por hacerlos trabajar en cabeza. El resultado no pudo ser más desalentador: al final del segundo repecho Cunego ya se había quedado solo. Rodeado de enemigos que atacaban en falso, sin convicción, siempre con un corredor español a rueda y mirando a Cancellara para ver cuándo decidía acelerar. El suizo tomó la iniciativa en el descenso, pero Samuel Sánchez le siguió, secándolo y provocando que el intento quedara en agua de borrajas.

El siguiente ataque corrió a cargo de Vinokourov y sí tuvo éxito. El kazajo abrió hueco, llegó en cabeza al último paso por meta y por un momento pareció tener alguna opción de victoria. Pero todo se abortó cuando el ruso Alexandr Kolobnev, un corredor que se crece en las citas que se disputan por selecciones, demarró y le rebasó; Vinokourov claudicó, terminando 26º en meta. Un contraataque de Cancellara, verdadero juez de la carrera, capturaba a Kolobnev y seleccionaba el grupo de favoritos. Quedaban en cabeza nueve hombres: los mencionados Cancellara y Kolobnev, Cunego, Gilbert, Breschel, Evans y los españoles Sánchez, Valverde y Rodríguez.

El galimatías se complicaba para todos, España partía con ventaja para resolverlo. Sólo hacía falta clarividencia, conseguir un corte donde entraran uno de los dos hombres rápidos del combinado español, Valverde ó Sánchez. Pero no hubo lugar, porque el primer corte que se formó fue el bueno. En la bajada del primer repecho atacó una vez más Kolobnev, que se llevó a rueda a Joaquín Rodríguez y a Cadel Evans. El australiano, una vez llegados al segundo repecho, aprovechó un momento de dudas para marcharse. Hacia la victoria. Recorrió siete kilómetros triunfales hasta hacer su entrada en meta, mientras Kolobnev y Rodríguez perseguían. Mientras los favoritos esperaban que un nuevo arreón de Cancellara les llevara hasta la cabeza. Cuando este tuvo lugar, en el descenso y una vez más con la única compañía de Samuel Sánchez, era demasiado tarde.

Evans entró en meta sentado. Tranquilamente incrédulo, saludó un poco con el brazo derecho al público. Después besó su anillo de boda, que siempre lleva colgado al cuello cuando compite. Veintiocho segundos después, arribaban Kolobnev y Rodríguez, batiendo el primero al segundo y subiendo su cotización ambos gracias a sendas medallas de plata y bronce. A su estela, Samuel Sánchez llegaba cuarto tras remachar a un Cancellara que fue el más fuerte pero pagó ser la rueda más vigilada. El gran favorito, Alejandro Valverde, se clasificaba noveno, seguramente lamentando haber desperdiciado una ocasión casi irrepetible de llevarse el maillot arcoiris. Sólo hubiera hecho falta una mejor lectura táctica de la carrera…

Una vez más, España se marcha del Campeonato del Mundo lamentándose. A pesar de haber sido el combinado más fuerte, la toma de decisiones alejó el oro de las vitrinas nacionales. Para el aficionado al ciclismo, sin embargo, nada más lejano del lamento. El espectáculo vivido hoy ha sido excepcional, el colofón de una temporada ciclista bastante mejor que las anteriores. Para Evans, el Mundial de hoy ha sido la manera de resarcirse de las dudas y las críticas y conseguir el premio que su cambio de actitud en carrera merece.

Extranjeros al asalto de la ronda nacional

28 de Agosto, Arueda.com

Decíamos el otro día que, este año, la Vuelta estaba ante su gran oportunidad de instalarse de nuevo en el cariño del público. Aducíamos motivos mediáticos. También el recorrido acompañaba. Nos quedamos sin hablar de un tercer factor, muchas veces el decisivo, que esta vez también ayuda: la participación.

Pocas veces podrá presumir la Vuelta de un plantel de favoritos como el de este año. Aunque a priori la ausencia de Alberto Contador, Carlos Sastre ó Lance Armstrong pueda deslucirla, la participación es casi inmejorable. De cara a la clasificación general, los seis equipos españoles acuden con líderes de garantías que han centrado la temporada en esta carrera por uno u otro motivo, tales como Alejandro Valverde, Samuel Sánchez, Juanjo Cobo, Xavi Tondo ó Ezequiel Mosquera. Y los extranjeros, lejos de desentenderse, entrarán al trapo: desde antiguos dominadores redimidos como Ivan Basso ó Vinokourov, hasta decepcionados en busca de esa redención como Evans ó Gesink.


Saxo Bank, el bloque más temible

Sin embargo, si hay un nombre entre los foráneos que buscan el maillot oro que brille con luz propia, ése es el de Andy Schleck. El gran rival de Alberto Contador, un hombre que desde su salto a profesionales a finales de 2004 no ha dejado de progresar. Que desde su irrupción en el primer nivel, con sólo 21 años siendo segundo en el Giro de 2007, no ha dejado de asombrar. Su talento para la escalada, combinado con un motor aceptable (aún por pulir) para la contrarreloj, le convierten en favorito para cualquier vuelta donde tome la salida. Según ha anunciado, no viene a ganar; sólo a preparar el Mundial. Pero claro, también Contador fue al Giro’08 directamente desde la playa…

De cualquier manera, Andy no estará sólo. Aunque anunciando las mismas intenciones, su hermano Frank también formará parte del ‘nueve’ de Saxo Bank. A su lado estará la locomotora suiza Fabian Cancellara, también camino del Mundial y con las tres cronos de la Vuelta entre ceja y ceja… sin descartar alguna exhibición en el llano. Precisamente en el llano tendrá que lucir un sprinter en estado de gracia como Matti Breschel. Como «gregarios», cuatro auténticos pura sangre capaces de brillar individualmente: el medallista mundial Kolobnev, los pragmáticos Kroon y Arvesen y el experimentado O’Grady. Como joya de la corona, un joven que sí va a probar el asalto a la general en su primera gran vuelta: el danés Jakob Fulgsang, un proyecto de superclase que ya asombró en Dauphiné Liberé y parece destinado a grandes cosas en el futuro.

Gesink y Basso, alternativas sólidas

Un pasito por delante de Fulgsang en el escalafón de jóvenes llamados a hacer grandes cosas está el holandés Robert Gesink. El corredor de Rabobank, frustrado por tener que abandonar prematuramente el Tour debido a una caída, acude a la Vuelta dispuesto a mejorar su actuación del año pasado, cuando fue séptimo mostrando una solidez impropia de un chaval de 22 años. Ahora, con un año más, busca revindicar su talento para la escalada flanqueado por el hombre que cumplió su sueño en el Mont Ventoux [[aquí enlace a la crónica del Mont Ventoux]], Juanma Gárate, y por otra joven promesa que llega entero después de una temporada de lesiones y buscará su lucimiento en las contrarrelojes y el llano: Lars Boom.

Bien flanqueado por su equipo, Liquigas, llega también Ivan Basso. El italiano, enfant terrible con madera de dominador mundial hasta que tropezó con el dopaje, ha centrado la segunda parte de su año de regreso a la competición en esta Vuelta. Escalador sublime, su rendimiento en crono era también excelente antes de su sanción aunque haya bajado tras su regreso. Seguramente sea, por cualidades, mentalización, preparación y equipo, el candidato más sólido a la victoria entre los corredores extranjeros. A su lado tendrá a una de las sensaciones del pasado Tour, el checo Roman Kreuziger, de quien no se sabe si disputará la general; amén de un bloque sólido donde destacan los gregarios Szmyd, Zaugg y Quinziato. Y un sprinter de primera categoría como Daniele Bennati.

Las dudas: Evans y Vinokourov

Menos sólidos parecen a priori los otros dos grandes candidatos foráneos, Alexandre Vinokourov y Cadel Evans. Evans llega a la Vuelta a contrapié, después de una temporada demasiado larga que quizá acuse. Y no se sabe si acude a las carreteras españolas pensando en el maillot oro o en el arcoiris. En cualquier caso, su equipo vuelve a ser extremadamente débil: sólo Lloyd y Wegelius dan algo de garantías como gregarios, mientras Philippe Gilbert formará parte del nueve… para competir a libre albedrío, preparando la cita del Mundial de Mendrisio.

Aunque si de incógnitas hablamos, la número uno es la de Alexandre Vinokourov. El kazajo corre, enrolado en el Astaná que él mismo ayudó a crear, apoyado más por asuntos políticos que por criterios deportivos. En los mentideros se habla de que el director de Astaná Johan Bruyneel ha aceptado que forme parte del equipo porque, a cambio, se le rescindirá el contrato para poder irse al Team RadioShack de su amigo Lance Armstrong. Centrándonos en lo deportivo, Vinokourov ha estado casi dos años alejado de la bicicleta tras su exhibición y posterior positivo del Tour 2007. Volvió a la competición en el Tour de l’Ain, compitiendo con los colores de la selección kazaja y llevándose una contrarreloj, bagaje nada despreciable para quien vuelve a las carreras después de un parón. Después, campeón de Asia, también contra el crono, y plata en la prueba de ruta de esos mismos campeonatos. La duda es si aguantará las tres semanas de competición con ese mismo nivel. Para ello, tendrá junto a él a Chechu Rubiera, Dani Navarro, Haimar Zubeldia y Christopher Horner, cabiendo la posibilidad de que estos dos últimos disputen la general por su cuenta.

Posibles outsiders

Completando la nómina de favoritos a destacar en la general, es obligatorio empezar por AG2R, un equipo acostumbrado a llevar a cabo buenas actuaciones en la Vuelta. Este año viene liderado por Tadej Valjavec, que ha declarado sentirse preparado para quedar entre los cinco primeros y estará secundado por Vladimir Efimkin y el italiano Rinaldo Nocentini, líder del Tour durante varias etapas este mismo año. También de un equipo francés, Cofidis, viene un candidato a joven sorpresa: el estonio Rein Taaramae. Lampre trae a Damiano Cunego, que seguramente y al igual que su compañero Alessandro Ballan, vendrá con la mente puesta en Mendrisio. Milram alinea a su mejor dúo posible para las general, el alemán Linus Gerdemann y el austríaco Thomas Rohregger. Y Cervélo acude con el contrarrelojista Konovalovas y un bloque de españoles interesante, encabezado por Gómez Marchante.

Por último, los americanos. El Team Columbia llega con su tradicional bloque de rodadores y sprinters, siendo su líder para la general el luxemburgués Kim Kirchen y sus opciones de victoria en cronos el prologuista Frantisek Rabon y el vigente campeón del mundo CRI Bert Grabsch. Por otro lado, Garmin trae una bicefalia que se antoja productiva para la general: el renacido por enésima vez Tom Danielson (el mayor oponente de Valverde en la reciente Vuelta a Burgos) y el prometedorcísimo irlandés Daniel Martin, un escalador de tronío que también aspira a dar la sorpresa. Y, junto a ellos, dos contrarrelojistas de postín como Svein Tuft y David Millar.


Farrar, Greipel y Boonen, los mejores sprinters

No sólo de general vive la Vuelta, también habrá lucha por los triunfos parciales y ahí llega el turno de los sprinters. En principio, son tres los máximos favoritos: Tyler Farrar, de Garmin y reciente vencedor de la Vatenfall Cyclassics; André Greipel, de Columbia y ganador de 16 de los 25 sprints que ha disputado este año; y Tom Boonen, de Quick Step y gran figura del ciclismo belga. En una segunda fila están los citados Daniele Bennati y Matti Breschel, el tricampeón mundial en horas bajas Óscar Freire (Rabobank), los compañeros de Boonen Weylandt y Davis… y otro compañero, este de Greipel: Greg Henderson. Completan la nómina de sprinters el prometedor croata Borut Bozic (Vacansoleil), el clásico Sébastien Chavanel (FdJeux), el italiano Davide Vigano’ (Fuji) y el trío de velocistas de Contentpolis-AMPO: Mikel Gaztañaga, Francisco José Pacheco y Javier Benítez.

¿Por qué han sido estos últimos los únicos corredores de equipos españoles mencionados con algo de consistencia en el artículo? Porque el análisis de las formaciones nacionales toca mañana, en la que será tercera y última parte de nuestra previa de la Vuelta.

Luis León revindica a los equipos españoles

Arueda.com

Al principio del Tour nos preguntábamos cuál iba a ser el papel de los equipos españoles. ¿Comparsas? Hoy nos han respondido Caisse d’Épargne y Euskaltel metiendo a tres de sus hombres entre los cinco primeros en una de las etapas más duras y espectaculares del Tour de Francia. El ciclismo español ha brillado con luz propia a pesar de la triste retirada de Óscar Pereiro y no ha sido con Sastre y Contador, sino con un Luis León Sánchez ganador en estado de gracia y un pundonoroso Astarloza.

Sin embargo, no todo ha sido hoy lucha por la etapa. Contra todo pronóstico, la batalla por la clasificación general se ha librado hoy también, en un perfil no demasiado propicio para ello. Hay muchos corredores con aspiraciones y ganas de revindicarse; unos porque ven que se acaban sus mejores años, como Evans, y otros porque están deseando que esos años maravillosos lleguen cuando antes y ponen ambiciosamente las tinajas antes que los olivos, como Andy Schleck. Eso, claro está, favorece el movimiento.

Los favoritos atacaron desde el inicio

Precisamente estos dos hombres han sido los dos grandes protagonistas del inicio de la etapa. Se subía el Port d’Envalira de salida, un coloso andorrano cuyas pronunciadas pendientes se suavizan con un asfalto excelente. Ahí se planteó una gran batalla, superlativa, con ataques y contraataques de muy diverso género en los cuales se mostró muy activo el equipo Euskaltel con elementos como Txurruka, Verdugo ó el ayer escapado Egoi Martínez.

La cosa tomó otra cariz cuando, transcurridos diez kilómetros de subida, el grupo de fugados empezó a engordar peligrosamente ante la incapacidad del AG2R del líder Nocentini para controlar la carrera. Casi cuarenta ciclistas por delante y, filtrados entre ellos, tres de los favoritos al podio e incluso a la victoria final: Andreas Klöden (Astaná), Andy Schleck (Saxo Bank) y Cadel Evans (Silence). La presencia de estos dos últimos puso nervioso al Astaná de Armstrong y Contador, que a pesar de haber filtrado al citado Klöden tomó el mando y acabó formando una escabechina en el pelotón para neutralizar a gran parte de los fugados…

La cabalgada de Cadel Evans

… Pero no a todos. El aussie Cadel Evans quedó por delante, acompañado de Egoi Martínez, Christophe Kern (Cofidis), David Zabriskie (Garmin), el compañero del líder Vladimir Efimkin y un Sandy Casar (Française des Jeux) que se mantuvo con unos metros de ventaja respecto del grupo durante la ascensión para asegurarse los puntos para la clasificación de la montaña. Estos fugados coronaron Envalira con alrededor de un minuto respecto del gran grupo tirado por Astaná y, durante el descenso, recibieron a otros cuatro integrantes: el hasta ayer maillot amarillo Fabian Cancellara (Saxo Bank), Thor Hushovd (Cervélo), Juan Antonio Flecha (Rabobank) y George Hincapie (Columbia).

Este nuevo grupo de diez hombres sí era muy peligroso, y Astaná lo comprendió de inmediato. Puso una marcha más e, instantes después de acabar la bajada, consiguió neutralizar a Egoi, Kern, Zabriskie y, sobre todo, Evans, que se dejaba ir en vista de que su presencia resultaba incómoda para los grandes favoritos y su batalla, sin más ayudas, estaba perdida de antemano.

La fuga ganadora se fraguó antes de Porte

Así las cosas, quedaba en cabeza de carrera un grupo de seis buenísimos ciclistas, poderosos rodadores capaces de hacer camino en el llano… pero algo limitados en la montaña. Para solventar esto último, desde atrás llegaron cuatro nuevos elementos para la fuga: Luis León Sánchez (Caisse d’Épargne), Mikel Astarloza (Euskaltel), Sebastian Rosseler (Quick Step) y Mikkhail Ignatiev (Katusha). Este último, muy nervioso, fue incluso un problema para el grupo de escapados: demarraba constantemente, rompiendo el ritmo, si bien hay que decir en su favor que era el primero a la hora de dar relevos duros.

Cuando se enfrentó a las rampas del Col de Porte, el grupo de diez se empezó a desmembrar. La respetable pendiente, los cambios de ritmo forzados por Ignatiev, los tirones buscando la selección de Luis León; todo en conjunto resultó en una situación demasiado dura para Hincapie y Cancellara, que cedieron a las primeras de cambio. Algo parecido sucedió en el siguiente puerto, el difícil Agnés, donde ya sólo quedaron Luis León, Astarloza y Efimkin en cabeza, con Sandy Casar coronando a unos pocos segundos que limaría en el descenso para reintegrarse al grupo.

Andy Schleck, batallador en el grupo

En el pelotón, mientras tanto, el paso lo marcaba AG2R. Cómodos, los hombres de Vincent Lavenu se metieron en el papel de gregarios para un Rinaldo Nocentini cuyo liderato se antoja efímero y rentable para el conjunto de la marca de seguros. Hasta alrededor de cuatro minutos de ventaja dejaron a la cabeza de carrera, mientras notaban como el pelotón se iba haciendo más y más grande hasta llegar casi al centenar de unidades. Parecía que la carrera ya había acabado para los favoritos, que habría que esperar hasta el paso de mañana por el Tourmalet para ver de nuevo a los grandes pelear por la general…

Pero no. Saxo Bank planteó de nuevo batalla. Arrebató la cabeza del grupo a AG2R e impuso un ritmo altísimo con Arvesen y Sörensen entre otros, para terminar con un ataque del campeón de Luxemburgo Andy Schleck. Ataque estéril. Rápidamente saltaron a su rueda cuatro Astaná para certificar el dominio incontestable que el equipo de Bruyneel ejerce sobre la carrera. Tras ellos, el resto de favoritos con mayor o menor dificultad. Sólo había sufrido de verdad con este ataque el líder Nocentini, que guiado por Goubert intentaba regular para volver con los mejores antes de acabar el puerto. Lo consiguió, toda vez que los de Riis cejaron en su intento de dinamitar la carrera. Quizá mañana, piensan, sea otro día.

La resolución de la etapa, vibrante

A las puertas de Saint-Girons llegó el grupo de cuatro escapados con una ventaja oscilante entre los dos minutos y el minuto y medio. Era lo de menos: ya sólo interesaba el triunfo. Ninguno de los cuatro tiene un interés real por la general. Sin embargo, lejos de especular, el grupo prosiguió su marcha hacia meta a un ritmo elevado. Rompió las hostilidades Mikel Astarloza con un ataque tartamudo que claudicó pronto y fue respondido por Vladimir Efimkin, más fresco que sus compañeros de escapada al estar exento de pasar a los relevos por estar su equipo tirando por detrás.

El ataque de Efimkin, a tres kilómetros de meta, estuvo cerca de ser el decisivo. El ruso mantuvo el paso y desafió a Casar, Luis León y Astarloza a atraparlo. Si podían. Parecía que no, Luis León incluso hacía gestos con la cabeza: “no, no, no”. Era demasiado, parecía demasiado. Efimkin iba raudo, tenía tres segundos de ventaja que parecían insalvables para los otros tres; hacía falta un tirón de verdad que los enjugaran. Lo tuvo que dar Luis León, que quizá sacrificaba con él sus últimas fuerzas. Parecía que sí.

A 300 metros de la meta, Luis León rebasaba a Efimkin con Casar a rueda y Astarloza algo más retrasado. El francés se apresuró a remacharle entonces, no cayó en que cometía un error al dar por muerto a Luisle, que cogió su rebufo y esperó cincuenta metros, lo justo, para lanzar el sprint y birlarle el triunfo de etapa, que a la postre pasó a ser el segundo del murciano en un Tour de Francia. Astarloza llegó tercero. El grupo entró en meta a 1’54”, encabezado por un Rojas que ganó el sprint y alzó los brazos para señalar al marcador electrónico que reflejaba la victoria de su compañero de equipo y paisano. La primera victoria de un español en este Tour, la primera de los equipos españoles que hoy han dejado bien a las claras que, aunque sin candidatos al maillot amarillo, no han venido a la gran ronda francesa a ser comparsas.

Astaná y los demás

Repaso a la participación del Tour de Francia
2 de Julio, Arueda.com

Ayer hablábamos del recorrido, del escenario donde se iba a desarrollar el Tour de Francia, y concluíamos dos aseveraciones. La primera, que estaba ensombrecido por la penúltima etapa en el Mont Ventoux. La segunda, que su éxito dependía en gran medida de la actitud de los participantes, de los actores. Y en ellos nos centramos en esta segunda parte de la previa de la gran ronda francesa…

Si el escenario se opacaba con el Mont Ventoux, podríamos decir algo parecido de los actores con Astaná. Todas las miradas están en el equipo kazajo, que aglutina hasta seis ciclistas que son y han sido capaces de liderar a un bloque con garantías de puesto entre los diez primeros e incluso de podio. El vasco Haimar Zubeldia (5º en 2003), el ucraniano Yaroslav Popovych (8º en 2007), el americano Levi Leipheimer (3º en 2007) y el alemán Andreas Klöden (2º en 2004) conforman una potentísima y temible escuadra de gregarios de lujo al servicio de dos líderes de aún mayor postín de cuya cohabitación puede surgir una polémica casi histórica.


El debate de Astaná: ¿Armstrong ó Contador?

Lance Armstrong y Alberto Contador. El americano ha vuelto para ser el mejor, lo fue durante siete años consecutivos y, tras tres temporadas de parón, no parece dispuesto a renunciar a ese estatus de capo absoluto del pelotón. No parece dispuesto a abdicar en un pinteño que, durante su ausencia, no hizo sino crecer a pasos agigantados hasta el punto de conquistar en apenas catorce meses las tres grandes vueltas.

De hecho, el tejano ha sido explícito en sus declaraciones: él aboga porque el líder se decida en la carretera, en la contrarreloj de Mónaco, el único terreno donde teóricamente Armstrong puede ser superior. Un duelo donde sólo hay una pequeña esperanza de salir victorioso para Contador. El título de campeón de España contrarreloj que se adjudicó el pasado fin de semana apunta una gran evolución en esa especialidad que incluso podría servir para derrotar al heptacampeón, que por otra parte no ha pasado del décimo puesto en ninguna de las cronos donde ha tomado parte este año.

El resto de factores inclinan inexorablemente la balanza en favor de Contador. El ritmo de competición que el madrileño ha mostrado en todas y cada una de sus apariciones esta temporada ha sido impepinablemente mayor que el del tejano; las sensaciones también ha sido mejores. Incluso los resultados: ganador en País Vasco y Algarve, segundo en Castilla y León, tercero en Dauphiné, cuarto en París-Niza; ésa es la hoja de servicios de Alberto. La de Lance se reduce al 12º lugar en la general final del Giro de Italia. Las voces que, desde dentro del pelotón, apuntan a un Armstrong realmente fuerte capaz de aspirar al maillot amarillo no se pueden sustentar en ningún factor más o menos objetivo.

Sastre, Evans y Menchov: el resto de la primera fila de favoritos

Tras Armstrong y Contador, el siguiente gran candidato a ganar el Tour de Francia de este año es el vigente campeón Carlos Sastre. El abulense, enrolado este año en el equipo Cervélo, llega a la carrera francesa después de firmar un buen Giro (4º en la general y dos etapas fue su bagaje) y pasar casi un mes y medio descansando, sin dejarse ver por las competiciones. Su principal aval es la experiencia; su recelo es la falta de dinamita en las piernas, el no tener un terreno donde marcar diferencias concretas de no mediar circunstancias tácticas. La suerte es que estas últimas las domina a la perfección.

El australiano Cadel Evans, por su parte, llega con la esperanza de desligarse de la etiqueta de ‘Poulidor del Siglo XXI’ que se le empieza a aplicar después de años mostrando su impericia para hacerse con el triunfo en carreras grandes. A favor del ciclista del Silence-Lotto están su innegable calidad para subir y rodar y el cambio de actitud mostrado en la Dauphiné Liberé, que al dotarle de ambición puede marcar un antes y un después en la carrera del que parece destinado a ser un eterno segundón. En su contra está, además de la condición antes nombrada, la debilidad de su equipo, que le imposibilita defender un hipotético liderato con garantías.

De eso, de defender un liderato con unos coequipiers flojos, sabe bastante Denis Menchov. El ruso de Rabobank, ganador del Giro’09 con una escuadra ínfima, llega a la salida de Mónaco con los deberes hechos y más fuerte que nunca; la ‘maglia rosa’ es un punto de inflexión para el navarruso. Es cierto que antes había ganado la Vuelta en dos ocasiones, pero ante rivales menores o en una condición menor. Pero hacerse con el triunfo del Giro del Centenario mostrando una fortaleza tan apabullante tanto en montaña como en contrarreloj puede haberle dotado de otro tipo de fortaleza, la mental, que tanto había echado de menos en otras circunstancias. Junto a él estará uno de los favoritos al maillot blanco, el holandés Robert Gesink.


Dos bloques potentes: Saxo Bank y Liquigas

Si empezábamos hablando del bloque de Astaná y su disyuntiva del liderato, en la salida de Mónaco habrá otra formación capaz de poner en jaque la carrera si se lo propone. Una escuadra cuya fortaleza radica en la suma de outsiders, corredores capaces de aspirar a un puesto entre los diez primeros que coordinándose podrían auparse al podio. Se trata de Saxo Bank. Los chicos de Bjarne Riis acuden al Tour capitaneados por los hermanos Frank y Andy Schleck, 6º y 12º de la gran ronda francesa el año pasado, y poseen en la retaguardia a un ciclista que es garantía de espectáculo y resultados cuando está en forma… y de hecho lo está. Es suizo, se llama Fabian Cancellara y se presenta a este Tour como un tapado capaz de todo después de ganar la ronda de su país.

Desde Italia llega también otro equipo capaz de asustar y reventar la carrera si las cosas le funcionan: Liquigas. Los de Roberto Amadio han reservado a dos jóvenes casi prodigiosos para este Tour, llamados a batirse el cobre con los más grandes: el checo Roman Kreuziger y el italiano Vincenzo Nibali. Ambos, notables escaladores y contrarrelojistas, aspiran a un puesto entre los diez primeros pero no renuncian a nada, incluso a moverse en escaramuzas desde el inicio de la etapa. Estarán reforzados por todo un podio del Giro del Centenario, Franco Pellizotti, que acudirá en busca de etapas.

Algunos deberán confirmarse… y justificarse

Otro candidato de segunda fila a la general del Tour es el americano de Garmin Christian Vandevelde, que deberá confirmar el quinto puesto del año pasado. Tres puestos tras él el año pasado, el luxemburgués de Columbia Kim Kirchen se encuentra en una situación parecida y deberá ratificar sus buenas prestaciones de 2008, más aún en un 2009 que está siendo aciago para él. De reojo habrá que mirar a Marzio Brusheghin, que liderará al equipo Lampre y buscará completar una participación digna.

En los equipos franceses, por otra parte, hay cierta ansiedad por justificar temporadas cuyo eje es por completo el Tour de Francia. En este sentido, AG2R presenta a un candidato serio al top ten que se quedó a las puertas de figurar en él en 2008, el ruso Vladimir Efimkin, y a una posible sorpresa mayúscula como el irlandés Nicolas Roche. Agritubel llevará al eterno y decadente Christophe Moreau, mientras Cofidis pone sus esperanzas en el irregular escalador David Moncoutié y Française des Jeux en un Christophe Le Mével que parece dispuesto a jugar la carta de la general.

La pléyade de sprinters

No sólo de general vive el Tour, y como cada año se vivirá la lucha por el maillot verde y los triunfos obtenidos en los últimos metros merced a emocionantes volatas. Estará presente el indiscutible mejor velocista del momento Mark Cavendish (Columbia), con un equipo de buenos rodadores a su disposición. Frente a él, clásicos como el noruego Thor Hushovd (Cervélo) o el tricampeón mundial español Óscar Freire (Rabobank). También se encontrarán en las carreteras francesas tres corredores dispuestos a lavar la cara de su temporada como los accidentados Daniele Benatti (Liquigas) y Alessandro Ballan (Lampre), y Tom Boonen (Quick Step), cuyo segundo positivo por cocaína está siendo un calvario difícil de soportar.

El resto de opciones en el sprint pasan por posibles sorpresas como Ciolek (Milram), Haussler (Cervélo), Van Hummel (Skil-Shimano), Feillu (Agritubel), Dean (Garmin) ó el medallista en el Mundial de Madrid’05 Geslin (Française des Jeux). También por dos jóvenes españoles en plena progresión como Koldo Fernandez de Larrea y José Joaquín Rojas, cuyo posible rendimiento analizaremos mañana en la tercera parte de la previa del Tour de Francia junto al del resto de sus coequipiers en Euskaltel ó Caisse d’Épargne. ¿O creíais que habíamos olvidado a los equipos españoles?